Las cuestiones de la rebeldía, del ansia de libertad, de la transgresión de las enconsertadas normas sociales, de la evasión mediante sustancias euforizantes, ha sido, es y será el objeto de la atención de diferentes directores y guionistas en la historia del cine. Como posibles ejemplos incluiríamos aquí obras maestras y grandes películas como "Rebelde sin causa" (Nicholas Ray, 1955) - aquella cazadora roja de James Dean que todos quisimos un día tener - "Easy rider" (Dennis Hopper, 1969) - road movie, moteros, psicodelia y una excepcional banda sonora - "Quadrophenia" (Franc Roddam, 1979) - monumento mod arropado por la música de The Who - "Sid y Nancy" (Alex Cox, 1986) - amor fou homenaje al punk y a los Sex Pistols - o "Trainspotting" (Danny Boyle, 1996) - salto sin red a la fama de Ewan McGregor desde las cloacas del Edimburgo más desolador.
Pero, ¿qué tiene en común todas ellas con "Historias del Konen" (Montxo Armendáriz, 1995)?
Corría 1994 cuando José Ángel Mañas, un joven escritor madrileño de 23 años, alcanzaba la final del prestigioso Premio Nadal de novela por "Historias del Kronen".
La juventud del autor y la originalidad del relato despertaron la curiosidad del productor Elías Querejeta y del director Montxo Armendáriz, que decidieron llevar la historia a las pantallas cinematográficas. Para encarnar a los convulsos personajes, escogieron a una serie de entonces jóvenes promesas del cine español: Juan Diego Botto, Jordi Mollá, Aitor Merino, Eduardo Noriega y Cayetana Guillén Cuervo, algunos practicamente contemporáneos y de la misma edad que Mañas el escritor.
El film fue galardonado con el Premio Goya al mejor guión adaptado en 1996.
Carlos, el protagonista, es interpretado por Juan Diego Botto, cuyo trabajo mejora sustancialmente a medida que va avanzando el film. Es un joven de 21 años, depredador, irreverente, cínico, irresponsable, libertino y egoista, que se aprovecha de la bonanza económica de su familia para dilapidar sus recursos en alcohol y drogas.
A su lado, se define el personaje de Roberto (descollante y camaleónico Jordi Mollá), amigo y confidente de Carlos, por el que siente además un fuerte atractivo homosexual. Roberto reprocha a su amigo su descarnada y materialista visión de la vida, de la cual sus actos (borracheras, abuso de las drogas, sexo descontrolado) son fiel reflejo. A su vez, carente de valentía e incapaz de imitar a su ídolo, busca refugio en el alcohol, los porros, la cocaína, los ácidos y el sexo oral con travestidos.
Jordi Mollá es Roberto
Carlos y Roberto sienten una morbosa atracción por las snuff movies. Tal vez no resulte entonces una coincidencia la breve y chulesca aparición en este film del atractivo Eduardo Noriega, que protagonizaría el papel del enigmático Bosco en "Tesis" (Alejandro Amenábar, 1996).
A la sombra de Carlos y Roberto se mueven otra serie de personajes; de entre todos ellos destacaría a Pedro (Aitor Merino), diabético, con un solo riñón, frágil y endeble, figura que me trajo a la memoria a aquel inolvidable Platón de "Rebelde sin causa", infortunado protagonista de esa snuff movie accidental en que se convierte la orgía de alcohol, sexo y drogas de su último cumpleaños.
En esta película, existen varias escenas que se desarrollan en conciertos con fondo musical de grupos indie y punk cañeros. Pronto se asoció el éxito de "Historias del Kronen" al de su banda sonora, de la que despuntó el tema "Chup, chup", de Australian Blonde.
http://www.youtube.com/watch?v=V7_u5sPF6QI
CONSUMO DE COCAÍNA
Al igual que la novela "Historias del Kronen" y su película homónima, a la década de los 90 también pertenece el libro "Cocaína. Abuso. Nuevos enfoques en investigación y tratamiento", de Henry Spitz y Jeffrey Rosecan, de la Universidad de Columbia, todo un clásico hoy en día. En su prefacio, podemos leer:
"el abuso de la cocaína ha alcanzado proporciones epidémicas muy notables en los EEUU... Las muertes relacionadas con la cocaína en los servicios de urgencias han aumentado un 200% desde 1976..."
EPISTAXIS POR COCAINA
- Perforación del septum anterior, que muchas veces puede pasar inadvertida.
- Necrosis cartilaginosa, con epistaxis, ulceraciones e infecciones sinusales.
- Perforaciones palatinas.
- Accidentes cerebrovasculares hipertensivos o hemorrágicos.
- Infarto agudo de miocardio, por el vasoespasmo coronario.
- Miocardiopatía.
- Edema agudo de pulmón.
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