martes, 23 de junio de 2009

PARRANDA




"La conciencia es soluble en alcohol"
Riane Eisler


Después de una pausa silenciosa atribuible a cuestiones personales, retomamos hoy esta bitácora con la que pretendemos repasar las íntimas relaciones entre el apasionante mundo del cine y el controvertido de la medicina.


Y hemos elegido "Parranda" (Gonzalo Suárez, 1977) por haberse inspirado en "A Esmorga", la novela clásica del escritor ourensano Eduardo Blanco Amor, de la que precisamente este año se celebra su cincuentenario.







Como ha ocurrido en otras ocasiones, la historia del 7º Arte está plagada de fallidos intentos de adaptación para la gran pantalla de diferentes obras literarias. En nuestra humilde opinión "Parranda" ha sido otro de ellos. 


Y todo ello a pesar de contar al frente de su dirección con Gonzalo Suárez, del que especialmente admiro "Remando al viento" (1988) y la serie televisiva "Los pazos de Ulloa", y con un reparto estelar encabezado por José Sacristán ("Cibrán"), José Luis Gómez ("Bocas"), Antonio Ferrándiz ("Mil Hombres"), Fernando Fernán Gómez ("Escribiente") y la colaboración especial de Marilina Ross ("Socorrito"), actriz argentina catapultada a la fama por su inolvidable interpretación en "La Raulito" (Lautaro Murúa, 1975).






José Luis Gómez es O Bocas


José Sacristán es Cibrán O Castizo





Marilina Ross es Socorrito





El libro, escrito en gallego no normativizado, resulta ubérrimo en términos populares de nuestra hermosa lengua de Rosalía. Relata los excesos y las desventuras de un trío formado por Xan Fariña (O Bocas), Eladio Vilarchao (Milhomes) y el desdichado Cibrán Canedo (O Castizo), durante una jornada cotidiana que con el paso de las horas deviene en una orgia de borrachera, sexo y violencia, tal que bien pudieran haber la filmado el mismísimo Quentin Tarantino o los hermanos Joel y Ethan Cohen. Me gustaría contemplar lo que hubieran hecho éstos con la novela de Blanco Amor...




Un retrato de Eduardo Blanco Amor


Disculpadas de antemano estas sucintas divagaciones, para completar estas anotaciones nos hemos documentado con la lectura de "A Esmorga" en una de sus modernas reediciones, la de Editorial Galaxia del año 2006, dentro de la colección dedicada al excelente autor ourensano.


Es de nuestro parecer el acierto, parcial, del director Gonzalo Suárez en la ambientación de esta película. Como buen asturiano, aprovechó para rendirle un cumplido homenaje a su tierra natal empleando escenarios naturales de Oviedo, Llanes y Mieres, con imágenes de los altos hornos (donde supuestamente trabajaría el personaje de Cibrán) y de las montañas y los bosques carboníferos. Sin embargo, pienso que hubiera estado más acertado si hubiera preferido las localizaciones de las viejas callejas y caserones de la vieja Auriavella...

Por cierto, a modo del "Bloomsday" dublinense que anualmente celebra la creación del genial "Ulises" (James Joyce), existe en nuestra ciudad un Roteiro da Esmorga, que sigue el itinerario de unas placas de coloreada cerámica de Costa y Torres ilustradas por el pintor Manolo Figueiras, y que conmemoran el recorrido que hicieron los tres libertinos en su trágica jornada de parranda. Desde aquí recomiendo realizar este roteiro a todos nuestros los visitantes:





La primera placa del recorrido...



DEL ALCOHOLISMO Y OTRAS ENFERMEDADES EN "A ESMORGA" / "PARRANDA"


La acción de la novela se sitúa en el Ourense que cabalga entre el final del del siglo XIX y el principio del XX. Entonces las carencias de las clases socialmente más desfavorecidas eran enormes. En demasiadas ocasiones, el consumo de bebidas alcohólicas formaba parte de la alimentación cotidiana de muchas familias pobres. El aguardiente era un sustituto de los actuales fármacos ansiolíticos y analgésicos.

Además de vicio y malsana costumbre, O Castizo, O Bocas y O Milhomes beben alcohol para combatir el frío; el ambiente gélido e inhóspito está omnipresente en el relato de Blanco Amor, compartiendo protagonismo con el viento, la niebla, la lluvia y la humedad constantes; sin embargo, se perciben casi ausentes en el film de Gonzalo Suárez.

En las primeras páginas del libro, cuando Cibrán Canedo se levanta del lecho compartido con A Raxada (brevísima aparición de Charo López en el film), la madre de su hijo Lisardiño, con la sana intención de ir a trabajar en las obras de la carretera que entonces entraba en la capital por Ervedelo, leemos que él mismo se autodefine como un "borracho"...; por si fuera poco, le da de beber a su hijo "un trago de vino con romero y azúcar que tenía calentándose en el brasero"...

Hasta hace poco tiempo, he oído contar a algunas personas mayores de mi entorno la antigua costumbre de darle a los niños las llamadas "sopas de burro cansado", aliñadas a base de vino, azúcar y pan... 

Existen en Galicia fiestas populares que todavía hoy en día celebran este singular acontecimiento gastronómico (como por ejemplo en Muiños - Ourense) con exquisitas recetas fabricadas con estos alimentos:



Es lunes por la mañana. Amaneciendo, aunque todavía oscura la invernal noche, Cibrán abandona su hogar para ir al trabajo, con los pies plagados de sabañones, lo que le provoca un dolor insufrible al caminar. Un frugal desayuno a base de sopas de ajo comienza a causarle una incómoda pirosis, que él achaca al picante del almuerzo. Busca una taberna abierta para "echarse un par de vasetes de blanco", pero especificando claramente que él no es uno de esos que desayunan a base de perritas de aguardiente del país.

Poco después, se encuentra con sus dos compinches, O Bocas y O Milhomes, los cuales llevaban encima dos días de borrachera y todavía permanecían medio ebrios. Ambos le convencen para que les acompañe a comer y a beber a una taberna.









En la taberna de la tía Esquilacha comienza la desquiciada jornada de los tres esmorgantes. Siguiendo el libro de Blanco Amor, allí comieron una tortilla de patatas con chorizo y cebolla, además de pimientos fritos, y todo ello regado con "dous o tres xerros de dous netos cada seu"

Según el Diccionario da Real Academia Galega un neto es una medida de capacidad que equivale a medio litro. De esta forma, los golfos habrían bebido aproximadamente un litro de vino nuevo cada uno. O Milhomes pidió además un cuartillo de aguardiente, "para curarse el catarro", que apuraron entre los tres... En cuanto a singulares medidas de capacidad, un neto y un cuartillo resultan equivalentes...

En esa misma taberna, la Tía Esquilacha aplica un remedio casero a los doloridos pies de Cibrán: primero, los sumerge en un barreño de agua de ajo caliente; después, prepara un mejunje a base de brotes de una hierba medicinal traída de la huerta (¿caléndula o botón de oro?), manteca de cerdo y... ¡su propia saliva!. Al parecer, los síntomas del eritema pernio de Cibrán se vieron de esta manera notablemente aliviados.

A modo de curiosidad, presentamos aquí uno de tantos vínculos con remedios caseros para tratar los sabañones:



Siguiendo con el relato de Blanco Amor, de vez en cuando observamos que Cibrán se queda embargado por un estado singular que él mismo denomina como "o pensamento", una ausencia plena de remordimientos y figuraciones, una suerte de estado crepuscular que en el film de Gonzalo Suárez es tratado como posibles crisis comiciales. El mismo Cibrán le cuenta a O Bocas que su hermana también lo viene padeciendo desde la infancia, y que la muchacha incluso llega a perder el conocimiento, echando espuma por la boca...

En el libro, Cibrán añade además que su hermana suele permanecer rígida y descolorida durante horas enteras, atribuyendo el origen de la enfermedad a una "doenza que meu pai trouxo de cando andivera de varrendeiro en Cádiz, sendo mozo..." Pudiera estarse refiriendo a un caso de sífilis congénita, con el consiguiente retraso en la maduración neurológica durante el desarrollo fetal de su desventurada hermana.

También como simple apunte, resaltamos aquí que la relación entre epilepsia y alcoholismo no es infrecuente.

Haciendo un salto de varias páginas en el relato de "A Esmorga", Blanco Amor pone en boca de Cibrán la enorme angustia que le provocaba encontrarse embargado por sus ausencias, de las cuales teme no volver a despertarse nunca, motivo por el cual "moitas veces doume ó viño para me librar diso..."; he aquí un ejemplo del supuesto empleo ansiolítico de la ingesta etílica.

Siguiendo con la jarana, y después de dormitar un rato cobijados cerca de As Burgas, las afamadas termas y fuentes de agua caliente de Ourense, los tres compinches se dirigen a la casa de los Andrada, una familia aristocrática afincada en la vieja Auriavella, donde al parecer vive cautiva una dama (Isabel Mestres en el film), prisionera de su esposo, Don Fernando de Andrada (interpretado por Fernando Hilbeck en la película), tras haber sido descubierta en flagrante adulterio en tiempos pasados. O Bocas comienza a obsesionarse con esa misteriosa mujer.

Para animarse y escalar el muro del jardín de la mansión, los tres bergantes apuran una nueva botella de aguardiente que O Milhomes había sustraído a la Tía Esquilacha.


Una imagen actual de As Burgas

Siguiendo el relato de Cibrán, nos enteramos que el señor de Andrada, tras haber vivido durante largo tiempo en el extrajero, era el único superviviente de su familia; todos sus miembros habrían fallecido a causa de una "tisiquis do peito", la terrible tuberculosis, que entonces causaba gran mortandad entre la población de Galicia y España, incluso entre las clases más adineradas.

Según O Milhomes, la señora de Andrada padecería insomnio. Y este granuja añade: "...eso pásalles moito ó que teñen o mal cansado, que tamén un meu curmau, que morreu dunha hética do peito, dáballe por non durmir..."

Esta hipotética "hética do peito" constituye una nueva referencia a la tuberculosis. La fiebre héctica, diaria, remitente, acompañada de escalofríos, sudor profuso, frecuencia y debilidad del pulso, además de cursar con adelgazamiento y diarrea, es característica de esta patología infecciosa.



El inolvidable Antonio Ferrandis interpretó al histriónico Milhomes



Llegado este momento, anotamos una breve referencia relacionada con el ámbito de la Salud Pública. En la época en la que tiene lugar la acción, el agua caliente de As Burgas era aprovechada por as lavandeiras para asear la ropa ("cheiro a bravú da roupa e do xabón"), por as tripeiras para lavar los callos, así como también para desplumar pollos y gallinas. De mi infancia todavía conservo el entrañable recuerdo de algunas leiteiras que lavaban allí los recipientes donde recogían la leche de venta ambulante, de hogar en hogar, hasta que este comercio fue finalmente prohibido por las autoridades sanitarias.



Antigua fotografía de la fuente de "As Burgas"

(cortesía de Rafa Salgado - Ourense no tempo)

Los tres desvergonzados continúan con su disparatado periplo. Llegamos a punto donde película y novela divergen:
  • En el film, la acción se sitúa en una bodega, donde Cibrán, Bocas y Milhomes se resguardan de las inclemencias del tiempo. Allí se encuentran con el personaje interpetado por Fernando Fernán Gómez, que se hace pasar por un profesor de latín. Está acompañado por el cadáver de O Cabito. Ante la desconfianza de los rufianes, les cuenta una quimérica historia de adulterios y asesinatos que al parecer Gonzalo Suárez tomó prestada de un cuento de Guy de Maupassant.
  • En el libro, los tres bergantes alcanzan el pazo de O Castelo, donde trabajaba O Pega como alquitareiro (destilador de aguardiente mediante alambique), pariente lejano de Milhomes. Éste les convida a probar el licor recién destilado. Mientras comen hasta la saciedad, Cibrán cuenta que entre todos pudieron haber bebido una media docena de canadas. Se trata de un recipiente de latón de capacidad variable según las diferentes zonas de Galicia. Por término medio equivale a unos 4 litros. Si esto fuera así, nuestros esmorgantes habrían bebido entre todos unos ¡24 litros de vino!... Y de postre, una clásica queimada, aguardiente quemado con azúcar moreno... Como ya hemos tratado anteriormente en esta bitácora ("La leyenda del indomable"), es completamente imposible dilatar el estómago humano hasta la capadidad de 6 litros sin vomitar en repetidas ocasiones... Por supuesto, tamaña melopea terminó en trifulca... y con el pazo de O Castelo ardiendo por los cuatro costados, nefasta consecuencia de la caída accidental de un quinqué sobre unas balas de leña y paja destinadas a alimentar la lumbre del alambique.

Como no, después de tanta refriega, la juerga que los tres granujas habían iniciado muy de mañana en la taberna de la Tía Esquilacha tendría su bronco final en las estancia de un burdel. 

En aquellos tiempos, la ciudad de Ourense era famosa en toda Galicia por la generosidad y calidad de los "servicios" dispensados en sus casas de citas. Por poner dos ejemplos, existen cumplidas referencias de ello en la novela "Mazurca para dos muertos", del irreverente premio Nobel Camilo José Cela, y en el ensayo "Do Posío os Remedios", de mi malogrado paisano Luis Rivas Villanueva, cuando menciona los paseos al atardecer de las discípulas de Doña Liberata ("as da Flor Da Malva") por la Alameda ourensana. Como en los lupanares de Storyville (Nueva Orleans), en los de Auriavella también se tocaba música y se bailaba al son de sus festivos compases...

En el burdel de La Nonó trabaja de encargada La Viguesa, una prostituta enamorada de O Bocas. De ella cuenta Cibrán en el libro que era aficionada al morapio, que bebía en exceso hasta perder el sentido y "que se lle esterca o estámago, e cheira coma nós os homes que andamos nise vizo...", (halitosis, olor fétido procedente del estómago, como el de los hombres rehenes de su hábito etílico), una probable alusión a la gastritis crónica provocada por el abuso etílico.

En "A Esmorga", el autor menciona dos casas de putas: la de La Monfortina y la de La Nonó. En el libro, a los tres compinches se les niega la entrada en la primera; en la película, sin embargo, son admitidos por La Monfortina (interpretada por la veterana Queta Claver). Allí apuraron dos botellas de anís escarchado y otras dos de licor café... Una nueva discusión y una reyerta termina con los tres farristas expulsados del lupanar. Las campanadas de medianoche les pillan otra vez a la intemperie.

En una churrería, O Milhomes compra dos botellas de aguardiente, que pronto son también agotadas. A continuación, los borrachos buscan refugio en el interior de la Iglesia de Santa Eufemia y terminan burlándose de los feligreses de la Adoración Nocturna.

La obsesión de O Bocas por la dama prisionera en la casa dos Andrada lleva a los tres compinches de nuevo hasta allí. Las escenas casi oníricas del film nos los muestran en el interior de la cocina, alimentando su melopea con las botellas de licor y de vino añejo que estaban dispuestas sobre las mesas. En la novela, la supuesta dama resulta ser un maniquí, una suerte de muñeca inerte de tamaño natural. En la película, la huída de la casa señorial se produce tras provocar un espantoso incendio...

El episodio final de esta historia está repleto de violencia y ferocidad. O Bocas, ofuscado por todo el alcohol consumido a lo largo del día, tratándose un individuo que quizás padeciese un trastorno antisocial de la personalidad, se encamina a la cabaña de Socorrito, una discapacitada psíquica que vivía en la indigencia rodeada de muñecos.



Allí intentará forzar a la desgraciada muchacha. Preso de los celos provocados por una homosexualidad apenas disimulada en el libro y en la película, O Milhomes le propina al Bocas varias navajazos en el abdomen, la causa de su muerte. En plena desbandada, Milhomes cruza corriendo la superficie helada de una laguna, que termina cediendo bajo su peso y muere ahogado. Sin embargo, en la película, Milhomes es abatido a tiros por la Guardia Civil mientras trataba de abandonar el escenario del crimen.

Cibrán, el tercero en discordia, el personaje que cuenta la azarosa jornada de latrocinio, se suicida en el cuartelillo clavándose una navaja entre las costillas, aunque el autor del libro deja en el aire la duda de su muerte a manos de los guardias presentes en su interrogatorio...

NOTA: no confundir la película de Gonzalo Suárez con la zarzuela "La Parranda", historia de amor ambientada en la huerta murciana. Estrenada en Madrid en 1928, su música fue compuesta por el granadino Francisco Alonso, con libreto original del madrileño Luis Fernández Ardavín.