domingo, 28 de septiembre de 2008

LA LEYENDA DEL INDOMABLE



HISTORIA DE UNA INDIGESTIÓN


"- Luke, ¿por qué has dicho 50 (huevos)?; ¿podrías haber dicho 35 ó 39...
- Me ha parecido un número más redondo..."

Fragmento del diálogo sostenido entre Luke "Cool Hand" Jackson (Paul Newman) y Dragline (George Kennedy) en "La leyenda del indomable"


Es nuestro deseo que esta modesta reseña constituya un homenaje a la vida y obra del polifacético actor Paul Newman, recientemente fallecido como consecuencia de un cáncer de pulmón (26 de septiembre de 2008). Éste es un acto más encuadrado en la necrofilia cinematográfica habitual de una cultura que casi siempre enaltece la figura del que desaparece.

Para apoyar dicho razonamiento, traemos a colación la riada de tinta anual vertida con motivo de la entrega de los Oscar, premios ciertamente rácanos cuando valoraron los méritos y la trayectoria profesional de aquellos dos grandes gigantes del cine norteamericano llamados:
  • Marlon Brando: 8 nominaciones y sendos galardones, por "La ley del silencio" (Elia Kazan, 1954) y "El padrino" (Francis Ford Coppola, 1972).
  • Paul Newman: otras 8 nominaciones y otros 2 galardones, sin contar el Premio Humanitario Jean Hersholt de 1993. Y todo ello a pesar de que una de las preciadas estatuillas fue honorífica (1985) y la otra, el premio a una interpretación "menor", aquel maduro Edward "Relámpago" Felson de "El color del dinero" (Martin Scorsese, 1986), lacónica secuela de "El buscavidas" (Robert Rossen, 1961). ¿Acaso no hubiera sido mayormente merecedor de los laureles de la Academia de Hollywood el joven rival de El Gordo de Minnesota (inolvidable Jackie Gleason) que el descolorido compañero de desventuras de Vincent Lauria (un melifluo y predecible Tom Cruise, tan alejado de sus mejores registros interpretativos)?.



Fallecido ahora el actor con la mirada más azul de las pantallas, brotarán miríadas de elogios. Cineres credis curare sepultos?...

En 1968, Paul Newman fue nominado al Oscar como mejor actor principal en 1968 por su interpretación en "La leyenda del indomable" (Stuart Rosenberg, 1967). No se llevó el premio, que sin embargo sí alcanzó el rocoso George Kennedy como mejor actor de reparto, por su excelente trabajo como Dragline.

A estas alturas, elegir el mejor trabajo profesional de Paul Newman se antoja una misión imposible. Sin embargo hoy, de entre toda su dilatada carrera como actor, elegimos la encarnación por él realizada del personaje de "Cool Hand" Luke Jackson, el desencantado héroe de guerra convertido en rebelde social, que finalmente terminará dando con sus huesos en la penitenciaría estatal de Florida para cumplir condena, después de haber destrozado los contadores de un aparcamiento en una jornada de descomunal borrachera.

La escena principal de este film, merecedora de la inmortalidad cinematográfica, hace referencia a una indigesta apuesta: ante la atónita mirada de sus compañeros de cárcel, Luke asegura ser capaz de comerse 50 huevos duros en el plazo de una hora.

A pesar de que los especialistas en nutrición se muestran conformes a la hora de valorar la digestión de este alimento, ¿realmente alguien puede ser capaz de comerse 50 huevos duros en 60 minutos?.

Hagamos números. Según su peso, los huevos de categoría A (frescos, recogidos y puestos a la venta en el mismo día) se clasifican en:
  • XL: superior a los 73 gramos.
  • L: peso entre 63 y 73 gramos.
  • M: peso entre 63 y 53 gramos.
  • S: peso menor de 53 gramos.
Los huevos de categoría B suelen ser huevos de categoría A, pero con algún defecto, como la cáscara sucia, la clara no gelatinosa o la yema en una posición incorrecta. También se incluyen en esta categoría los huevos conservados.

PRIMERA ESTIMACIÓN: Luke y sus compañeros se encuentra recluidos en un penal. Suponemos que los huevos de gallina que allí pudieran conseguir no pertenecieran a las categoría XL o L... Pongamos como media que cada huevo de los supuestamente ingeridos por nuestro protagonista pesase unos 60 gramos, y que el volumen de cada uno supusiera unos 53 cc.

SEGUNDA ESTIMACIÓN: el peso total de una unidad se reparte aproximadamente en las siguientes medidas y porcentajes:
  • Cáscara = 10%, unos 5 - 6 gramos.
  • Clara = 58%, del que el 90% es agua. Su peso representaría unos 35 gramos.
  • Yema = 32%, lo que supondría un peso de unos 20 gramos.
De los 60 gramos de peso medio por cada huevo fresco entero crudo, unos 47 gramos corresponderían al peso del agua que contiene. En el film que nos ocupa, la operación total resulta sencilla. Los 50 huevos crudos pesarían alrededor de 3000 gramos, unos 3 Kg, de los que al agua corresponderían aproximadamente unos 2450 gramos.


Podríamos afirmar, sin error exagerado, que una vez engullidos los 50 huevos cocidos el volumen del estómago del indomable Luke habría pasado de unos 75 cc en reposo a algo más de 3 litros, algo que resultaría imposible sin haber vomitado alguna vez. Pero estamos en el mágico mundo del cine, donde todo puede llegar a ocurrir...


Luke zampando los huevos que le proporciona Drag

En realidad, a medida que comienza la deglución, se provoca una relajación adaptativa del fundus gástrico y del esfínter esofágico inferior, con la finalidad de permitir la entrada del bolo alimenticio en el estómago. 

El paso siguiente es la acomodación, con la inhibición del tono y de las contracciones del estómago proximal, para aumentar consiguientemente el volumen gástrico, lo que permite la retención de los alimentos hasta su distribución en el antro del estómago. 

En líneas generales, la relajación del fundus es inducida por la distensión del antro, pero muchos son los factores que influyen en la velocidad del vaciamiento gástrico. Se ha descrito que los productos de la digestión de las grasas en el duodeno se encuentran entre los inhibidores más potentes del vaciado del estómago.

(información estractada a partir de Quigley EM: "Gastric Emptying in Functional Gastrointestinal Disorders", Alimentary Pharmacology & Therapeutics 20(Supl. 7):56-60, Nov 2004).

El consumo de un huevo aporta unas 80 Kcal, 7 gramos de proteína y unos 250 milígramos de colesterol. Según estos datos, Luke Jackson habría ingerido durante su famosa apuesta, ¡en el tiempo record de una hora!, nada más y nada menos que unas 4000 Kcal, unos 350 gramos de proteína y unos 12.5 gramos de colesterol. 

Para hacernos una idea aproximada, 1 kg de carne de vaca magra tiene un valor nutricional correspondiente a 1200 Kcal, 203 gramos de proteína y unos 590 milígramos de colesterol.

Un popular programa de la MTV intentó repetir con tres aspirantes la famosa apuesta de los 50 huevos mostrada en "La leyenda del indomable". El ganador fue capaz de ingerir 39 huevos duros en una hora, pero tomando líquidos y vomitando, algo que Luke tenía terminante prohibido durante la ficción cinematográfica. El segundo de los aspirantes consiguió comer 21 huevos antes de comenzar a vomitar. De locos...

Por si alguien tuviera el suficiente estómago y deseara comprobarlo...

viernes, 19 de septiembre de 2008

EL DIABLO Y DANIEL JOHNSTON



"Creo en Dios y en el demonio también. El demonio existe, y sabe como me llamo..."
Daniel Johnston


El eterno debate: ¿en cuál ignoto océano de la geografía mental navegan al pairo el talento artístico y la locura?. ¿Son o Han sido tocados los grandes artistas, en determinadas circunstancias, por el leve roce de las alas de la enajenación? Para contestar a estas preguntas sin respuesta, elegimos al azar un manido ejemplo: Vincent Van Gogh; ¿qué parte de la genialidad que plasmó en su obra pictórica fue debida al estímulo y a la libre inspiración de su enfermedad mental?. Junto al pintor desorejado, en esta película se llega a cuestionar nuestra fascinación por locos egregios como Lord Byron, Viriginia Woolf, Antonin Artaud o Silvia Plath. Incluso, se presenta el dilema que supone para el protagonista seguir el tratamiento médico, que lo mantiene sedado y tranquilo, o enfermarse por el incumplimiento terapéutico que impide volar libre a su imaginación.

Existe un página web de The American Institute of Medical Education (Aimed) especializada precisamente en el estudio de la psicología de los artistas y su creatividad:


http://www.aimed.com/


"El diablo y Daniel Johnston" (Jeff Feuerzeig, 2005) es un documental realizado a partir del montaje de fragmentos de entrevistas actuales y de escenas pretéritas grabadas con un tomavistas, en formato super 8, un biopic basado en la vida y figura de Daniel Johnston, dibujante de comics, compositor, músico y cantautor norteamericano, icono del movimiento underground, apenas conocido por el público en general, pero admirado y respetado por creadores de la talla de Tom Waits, David Bowie, Matt Groening (creador de Los Simpson) o el malogrado Kurt Cobain, que popularizó una camiseta estampada con los motivos de "Hi, How are You?", uno de los clásicos de Johnston. Los modernos musicólogos han llegado a equiparar su atormentada figura con la del psicodélico Syd Barret, uno de los fundadores de Pink Floyd.






LA ENFERMEDAD MENTAL DE DANIEL JOHNSTON


A pesar de que los trastornos de la personalidad no suelen diagnosticarse en la infancia, siguiendo el testimonio aportado en la película por sus progenitores, Bill y Mabel Johnston, desde niño Daniel ya presentaba ciertos rasgos peculiares, atribuidos a una especial idiosincrasia situada quizás en el límite de la normalidad (dada su inestabilidad emocional y su marcada impulsividad - "no se paraba a pensar lo que iba a hacer...; simplemente lo hacía" -), o tal vez histriónica (precisamente por esa emotividad desbordada y por la búsqueda permanente de la atención de los demás: padres, hermanos, compañeros de instituto...).

Leyendo a Beatriz Vera Poseck, en su muy recomendable libro "Imágenes de la locura - La psicopatología en el cine" (Calamar Ediciones, 2006), nos recomienda la realización del diagnóstico diferencial entre los episodios maníacos del trastorno bipolar y el trastorno límite de la personalidad, precisamente en base a la labilidad emocional que provoca los continuos y volubles cambios de humor en el paciente.

Criado en el seno de una familia conservadora, profundamente religiosa (perteneciente a la llamada Iglesia de Cristo), en algún momento de la película los padres identifican las vivencias de su hijo durante la infancia y la adolescencia como el germen de su posterior patología psiquiátrica. La madre sitúa en los tiempos del instituto la pérdida de la autoconfianza de Dan, identificando este hecho con el inicio de la enfermedad... En New Cumberland (Virginia Occidental), en las profundidades del sótano de la vivienda familiar, Daniel creó su mundo particular, pleno de desbordante creatividad, completamente al margen del resto de su familia, del resto del mundo (- "él era la chispa que desde el sótano provocaba el incendio de toda la casa"-)

Durante su primer año como universitario, en la Abilene Christian University, a Daniel le es diagnosticado un trastorno bipolar. Su padre nos cuenta que el primer síntoma fue un dolor crónico de brazos; y añade: "es un síntoma de los bipolares..." Síntomas como la sensación de irrealidad y las parestesias en las manos y en los pies, bien diferenciadas de otros posibles dolores articulares, son relatados por el propio Dan.

Siguiendo la opinión de los expertos, ciertos rasgos especiales de la personalidad no se han asociado al padecimiento de un trastorno bipolar. Sin embargo, se estima que determinados acontecimientos vitales sí influirían de manera especial en los primeros episodios de esta patología (Andrés Herrán, Maria Jesús Cuesta Núñez y José Luis Vázquez-Barquero, Trastornos del estado de ánimo, en "Psiquiatría en Atención Primaria", Grupo Aula Médica, 1998). En el film, durante la proyección de una película casera realizada por el joven Dan Johnston, éste imita despiadamente a su propia madre, mientras la voz en off de élla nos advierte de una relación materno-filial atípica.

En un nuevo intento de normalizar su situación, se matricula en la carrera de Arte, en la Universidad de Kent (Ohio). Allí conocerá a su mejor amigo, el artista David Thornberry, y al amor de su vida, una atractiva compañera llamada Laurie Allen, que inmediatamente se convierte en el centro de sus obsesiones. Ella será la musa de la mayoría de sus canciones de amor. Cuando finalmente Laurie se casa con el joven Pete Arner, gestor de un negocio de pompas fúnebres, Danny cae en una profunda depresión. De esa época son sus dibujos y composiciones musicales describiendo el agujero en su cabeza por el cual se escapan sus pensamientos ("I´ve lost my mind"). Esta música me recordó a aquellas primeras canciones de Lou Reed con la Velvet Underground. La fuga de ideas está presente en los episodios maníacos del trastorno bipolar.

Comienza entonces el penoso y conflictivo peregrinaje de Dan por las casas de sus otros hermanos. En Houston (Texas) vivirá con su hermano Dick, trabajando en un parque temático llamado Astroworld. Allí, en el garage de la casa, con un órgano portátil y una primitiva grabadora, compondrá los temas naif de su proyecto "Yip Jump Music", durante el verano de 1983. Parece ser que Dan se pasaba las noches en blanco, componiendo canciones. Los trastornos del sueño constituyen un síntoma compartido por la manía y la depresión.

Ya en casa de su hermana Margie, continúa con su comportamiento anárquico y desordenado. Se identifica con un tema musical que encuentra en un disco de Johnny Dankworth y su orquesta: "England´s Ambassador Of Jazz". Se titula "Desperate Dan - Dan desesperado". Entonces, se compra un ciclomotor y se escapa de casa, incorporándose a una feria ambulante. En 1985, recala en Austin (Texas). Tras recibir una brutal e injustificada paliza a manos de otro feriante, decide abandonar su trashumancia y se hace amigo del grupo musical "Glass Eye", liderado por Kathy McCarty, su segundo fracaso amoroso. Un inciso, pues precisamente ella y David Thornberry, el mejor amigo de Dan, terminarán siendo pareja.

Dan es un fan de John Lennon y The Beatles, con cuya música se identifica totalmente. Otros iconos pop que brillan en su firmamento particular pertenecen al mundo del comic, como El Capitán América o Casper.




Daniel Johnston, "Rubber Soul"


En 1985, Daniel tiene 24 años. Mientras trabaja limpiando mesas en McDonald´s, le llega su primera oportunidad para actuar como artista profesional, siendo telonero de los "Glass Eye". Desde el punto de vista exclusivamente musical, Dan podría parecer un pianista aceptable, pero entonces decidió abandonar los teclados en favor de la guitarra, instrumento que apenas sabía tocar. En aquellos comienzos, aparece como un guitarrista nefasto y desastroso.

Cuando su hermano Dick le visita en Austin, comienza a darse cuenta de que Daniel no está bien ("desconectaba con la realidad"). En una de las innumerables cintas de cassette que grababa a modo de diario, podemos escuchar la voz gangosa de Danny, recitando algo que a buen seguro debió leer en un tratado de psiquiatría:

"La psicosis maníaco depresiva es opuesta a la depresión; el paciente describe su estado feliz y eufórico, con aumento de irritabilidad y odio; está hiperactivo, cambia de tema con rapidez, se distrae con facilidad, habla con juegos de palabras y rimas, presentan delirios de grandeza, no viven en la realidad y es posible que beban alcohol en exceso; aumenta el deseo sexual, que junto con el poco juicio, puede hacer que contraigan enfermedades venéreas o embarazos no deseados. El paciente de comportamiento extraño puede ponerse medallas, botones, plumas...; puede gritar y hacerse daño, pero no le importa. Duermen poco y mal. No se molestan en comer. Con eso, y la hiperactividad, adelgazan. En casos de sobrexcitación, balbucean y están desorientados. Las alucinaciones sustentan los delirios de grandeza..."

Finalmente, Dan añade: "soy un maníaco - depresivo con delirios de grandeza", y entonces la grabadora se detiene, y se escucha el silencio. Un testimonio sobrecogedor.

Daniel Johnston se presenta a sí mismo en el programa "The Cutting Edge" de la cadena televisiva MTV, presentado por Peter Zaremba, líder del popular grupo The Fleshtones. Cualquiera que haya visto esas breves imágenes podrá observar a un Daniel Johnston mentalmente enfermo. Presenta delante de las cámaras, su famosa cinta "Hi, How Are You?", avisando a todo el mundo que ha sido grabada en plena crisis nerviosa.

En la grabación en directo, Dan interpreta un tema de diáfanas connotaciones autobiográficas, pleno de una elemental y desgarradora belleza:

"Hace un año que me fui de San Marcos/ seguro que me hubiesen ingresado en un psiquiátrico/ recogí todas mis pertenencias en una bolsa de basura/ y las arrojé al mundo por el que vago/ mis esperanzas se disipan, como un espejo hecho añicos/ me contemplo a mi mismo y me veo desperdigado/ pero yo vivía mi sueño roto/ El verano más loco que tuve/ se me pinchó una rueda en el camino de la memoria/ volví a los cinco meses y medio/ y ahora, intento entenderlo/ y ahora estoy aquí, y aquí me voy a quedar/ junto a un delicado ángel que me coge de la mano/ vivía mi sueño roto."

Para muchos de los que le oyeron aquel día, su actuación fue la mejor del concierto. Existe una página web elaborada por los fans de Daniel Johnston:


http://www.rejectedunknown.com/feature.htm



Los síntomas depresivos predominan, fundamentalmente, durante la etapa juvenil de Daniel Johnston; pero, a medida que va creciendo, éstos pasan a un discreto segundo plano, y su lugar es ocupado por la manía. Según la CIE 10 (Clasificación Internacional de Enfermedades) los criterios diagnósticos de un episodio maníaco son:
  • Episodio de la menos una semana de duración, con un humor predominantemente exaltado, expansivo, irritable o suspicaz, claramente anormal para el individuo.
  • Además deben presentarse tres de los siguientes síntomas (cuatro sin el humor es simplemente irritable o suspicaz) que interfieren gravemente con la actividad social y laboral:
  1. Aumento de la actividad o inquietud psicomotriz.
  2. Aumento notable de la locuacidad (logorrea).
  3. Fuga de ideas o experiencia subjetiva de pensamiento acelerado.
  4. Pérdida de las inhibiciones sociales que da lugar a comportamientos inadecuados para las circunstancias y para el caracter del individuo.
  5. Disminución de las necesidades de sueño.
  6. Aumento exagerado de la estima en sí mismo o ideas de grandeza.
  7. Facilidad para distraerse o cambios constantes de actividades y de planes.
  8. Comportamiento temerarios o imprudentes que implican riesgos no reconocidos como tales por el individuo, por ejemplo, grandes gastos de dinero, proyectos insensatos o conducción imprudente.
  9. Marcado aumento en el vigor sexual o indiscrecciones sexuales.

Volvamos a la película y, según los anteriores criterios de la CIE 10, procedamos a explorar la conducta de Daniel Johnston:

1. La agitación psicomotriz progresiva es frecuente, sobre todo en los momentos de máxima excitación artística; algo parecido ocurrió durante el concierto que Daniel dio en la tienda de discos Pier Platters de Nueva York, durante 1988. A medida que avanzaba la actuación, la angustia, el llanto y la desesperación se fueron haciendo cada vez más patentes. Los asistentes se quedaron estupefactos.

2. La logorrea es una constante en las descompensaciones maníacas de Danny. Habla sin parar del demonio, del bautismo, de los milagros, de la ciencia ficción, de lo sobrenatural...

3. Su discurso es frecuentemente inconexo, con delirios autorreferenciales y paranoides (llega incluso a denunciar un supuesto golpe militar en EEUU o la contaminación intencionada de las cholatinas y las golosinas con drogas). En otras escenas, mientras continúa recluido en un psiquiátrico, se pone en contacto con su manager para pedirle que localice a Yoko Ono, con la finalidad de que The Beatles se vuelvan a juntar y se transformen en su propia banda. También se ofrece como desquiciante imagen publicitaria de su marca de refrescos favoritos, Mountain Dew.

4. Tras el éxito cosechado en "The Cutting Edge" en Austin, Dan comenzó a consumir marihuana junto a su entonces manager, Randy Kemper. Todos se percataron de un cambio brusco en su carácter. Fue entonces cuando, asistiendo a un concierto de los Butthole Surfers, comenzó a consumir LSD y su trastorno mental empeoró. Se acepta comunmente que determinadas drogas pueden desencadenar síntomas maníacos, como por ejemplo, el alcohol, la cocaína, las anfetaminas y algunas drogas de diseño, como el éxtasis. La ingestión de drogas provoca incluso una especie de despersonalización en Danny, llegando casi a no reconocerse como individuo.

Una dramática anécdota ocurrió durante las Navidades de 1986, cuando habiendo sido invitado por sus hermanos para compartir las fiestas, la experiencia resulta un completo fracaso. Danny presenta un cuadro maníaco con síntomas psicóticos, refiriendo delirios místicos (se identifica con su homónimo, el profeta bíblico Daniel) y supuestos poderes especiales, que él relaciona con la numerología (el 7 representa a Cristo, el 6 a Satán, el 8 a la muerte eterna y el 9 al hombre). La falta de control en sus impulsos le llevó también a agredir a su manager y a su propio hermano Dick.

5. En los episodios maníacos, el insomnio está siempre presente. Dan se pasa las noches en vela, poseído por una insana fiebre productiva: letras de canciones, música, dibujos, grabaciones en cassettes. Esta falta de sueño contribuye a su agotamiento físico.

6. Respecto a la presencia de ideas de grandeza, desde 1986 Daniel comienza a creerse que es realmente un enviado de Dios. Es frecuente escucharle decir a lo largo de la película: "mi destino era hacerme famoso, y también ser un maldito..." Su extravagancia le lleva a vestirse durante una larga temporada completamente de blanco, "porque es más cristiano".

7. Mientras visita en Maryland a Jad Fair, el líder del grupo Half Japanese, tocan juntos, graban algunos temas e incluso llegan a filmar una película casera, en la que Daniel tan pronto intenta ser el director como el protagonista; a propósito de esta circunstancia, Jad Fair comenta: "se convirtió en la película de otro..." Dan se distrae con facilidad, saltanto constantemente de tema en tema.

8. En abril de 1988, Steve Shelley, entonces batería de los potentes Sonic Youth, invitó a Danny a Nueva York. Allí conoció el estudio de grabación Noise, donde coincidió con Moe Tucker (mítica batería de la Velvet Underground) y Jad Fair. Apenas unos días después de su llegada, Danny es arrestado por realizar pintadas antisatánicas en las escaleras de la Estatua de la Libertad (¡cientos de peces cristianos!). Cae entonces en una espiral maníaca convirtiéndose en un sujeto problemático del que todo el mundo quiere deshacerse.

Camino hacia su domicilio familiar, su comportamiento imprudente le llevará a bajarse del autobús antes de tiempo para entrar sin permiso en la casa de una anciana. La mujer, presa del pánico por la actitud agresiva de Dan, decide huir lanzándose por la ventana desde un segundo piso, y se fractura ambos tobillos. Dan es detenido por la policía; está plenamente convencido de su inocencia, alegando que unos demonios fueron los culpables del accidente mientras él los obligaba a abandonar el cuerpo de la anciana. Este singular exorcismo sólo existió en su imaginación enferma. Como consecuencia de todo este penoso incidente, acabará dando con sus huesos en el psiquiátrico de Weston (Virginia Occidental).

Tras un exitoso concierto, cometerá su mayor temeridad mientras vuela en una avioneta particular, con la única compañía de su propio padre. Dan está excitado; sin que nadie lo sepa, ha abandonado una vez más su medicación. En un despiste, se hace con los mandos del avión, detiene el motor del aparato, lanza la llave de contacto por la ventana y provoca un aterrizaje de emergencia, estrellándose en un bosque, Padre e hijo salen ilesos. Cuando regresan del lugar del accidente, pasan al lado de una Iglesia de Cristo, en cuyo letrero leen: "Dios promete un aterrizaje seguro, pero no un viaje tranquilo" ¿Una premonición?.

9. La educación religiosa y conservadora que Daniel recibió en el seno de su familia de origen marcó de manera definitiva su comportamiento sexual, siendo todos sus amores platónicos, disfrutando más de la admiración que del goce y la posesión del ser amado. Le ocurrió con su idolatrada Laurie Allen, y la historia volvió a repetirse con Kathy McCarty. La desinhibición sexual no es un síntoma destacado dentro de su profuso cuadro clínico.

A lo largo de su vida, Daniel Johnston sufrió varios internamientos (hospitales estatales, clínicas universitarias, instituciones psiquiátricas, etc) siempre como consecuencia de las descompensaciones de su enfermedad. Según las escenas del film, en su tratamiento se emplearon diversos fármacos, antipsicóticos (Haldol ® - Haloperidol, que en palabras de su padre "dejaba a Danny como un vegetal"...), sales de litio (eficaces como profiláxis del trastorno bipolar y como tratamiento del episodio maníaco), benzotropina (Cogentin ®, un anticolinérgico y antiespasmódico, empleado para controlar los efectos secundarios de otras medicaciones, como la rigidez y el temblor), etc.

Al igual que ocurre con otros enfermos tratados con psicofármacos, Daniel Johnston ha engordado bastante. Además, padece diabetes mellitus.

En la actualidad, continua viviendo con sus padres. La prevalencia del trastorno bipolar ronda el 1% de la población general.

Desde una estricta perspectiva médica, el documental firmado por Jeff Feuerzeig podría considerarse una magnífica historia clínica viva de un paciente afectado por un trastorno bipolar. Desde el punto de vista humanístico, es la crónica de un inconformista, de alguien diferente, de un prójimo que ha sufrido, sufre... y permanecerá sufriendo.


Una mención especial, repleta de cinefilia: en el film aparecen intercaladas imágenes de "Broadway Danny Rose" (Woody Allen, 1984). Pretenden explicar la caótica relación de Daniel Johnston con Jeff Tartakov, el que durante largos años fue su estoico manager. Pero esa es otra historia...

sábado, 13 de septiembre de 2008

LAS NOCHES SALVAJES - EL TIEMPO QUE QUEDA


En esta particular jornada trataremos de reflexionar sobre el abordaje que el cine francés contemporáneo ha venido prestando a cuestiones de especial trascendencia para el ser humano, como la enfermedad terminal y la muerte.


Para ello, intentaremos sustentar nuestro razonamiento en el paralelismo existente entre dos controvertidas obras cinematográficas: "Las noches salvajes" (Cyril Collard, 1992) y "El tiempo que queda" (François Ozon, 2005).

Admiro de Cyril Collard esa característica que los psicólogos definen como resiliencia, la capacidad para sobreponerse a las tragedias. Sabiéndose afectado de la entonces fatal enfermedad, transforma sus emociones en un testimonio para la posteridad, en una obra de arte.

Artista polifacético: músico, escritor, actor, cineasta..., malogrado por su precoz desaparición en 1993 a consecuencia del SIDA. "Las noches salvajes" ("Les nuits fauves") es el título de su novela homónima, autobiográfica, publicada en 1989, y que posteriormente serviría como armazón argumental de la película gracias a la adaptación realizada por Jacques Fieschi. Collard también colaboró en la composición de varios temas incluidos en la banda sonora original. Finalmente, para completar la individualidad y la unidad de su obra, desempeñó el papel de Jean, el protagonista que deberá afrontar su propia finitud al serle diagnosticada la infección por el VIH.

Los primeros síntomas de la enfermedad son unas manchas cutáneas, pápulas y nódulos de color pardo oscuro, probablemente signos incipientes de un sarcoma de Kaposi. También existen en el film de Collard menciones a la AZT (Retrovir - Zidovudina) que tan mala prensa hubo cosechado.

http://www.monarcasmexico.org/azt-retrovir.htm

Visionando "Las noches salvajes" observamos determinadas escenas reveladoras de lo que el SIDA significó inicialmente como epidemia en la vida de los afectados. Por ejemplo, las carencias en materia de seguridad demostradas por el personal sanitario, cuando Jean acude a un centro sanitario para realizarse una analítica de control. La enfermera que le pincha no utiliza guantes, desoyendo las recomendaciones que el propio Jean le hace. Temerariamente, desestima el riesgo de infección.

Una situación similar es puesta de manifiesto en el abordaje del trato carnal entre los personajes, relaciones ciertamente suicidas, sin protección alguna: las heterosexuales entre Jean y Laura (Romane Bohringer), ocultándole él a ella que es seropositivo, las homosexuales que Samy (interpretado por el anguloso Carlos López) desea mantener con Jean, aún siendo éste perfecto conocedor de la enfermedad que padece su amigo y amante, las sórdidas, salvajes y promíscuas en las que cada noche Jean se sumerge en la penumbra de los márgenes del Sena.

De manera parecida, en "El tiempo que queda", Romain (Melvil Poupaud), una prometedora estrella de la fotografía brillante en el firmamento del mundo de la moda, recibe una infausta noticia: padece un cáncer terminal, diseminado por todo su organismo. Una vez conocido el pronóstico de su enfermedad, Romain desiste de la quimioterapia. No desea sufrir sus devastadores efectos secundarios. Tan sólo acepta el tratamiento analgésico que el médico le prescribe para mitigar su dolor.


Pero, ¿existen todavía similitudes adicionales entre los personajes de Jean y Romain, entre sus especiales vivencias de la caducidad y de la mortalidad humana?; en otras palabras, ¿hasta donde pudieron haber infiltrado el film de Ozon las influencias de Collard? Vayamos pues por partes.

  • Jean y Romain son una pareja de ególatras, dos profesionales soberbios, narcisistas y triunfadores. Son libertinos, modernos, atrevidos, sociables, consumen cocaína con demasiada frecuencia. Jean trabaja como operador jefe de filmación, encargándose de la realización de anuncios publicitarios y de reportajes, mientras que Romain es un cotizado fotógrafo. Ambos trabajan con imágenes. Pero, además de la aportación artística inherente a su mirada real, física y unilateral, los fotógrafos tienden a deformar lo que les rodea bajo la mirada de ese ojo de cíclope especial en el que convierten el objetivo de su cámara. De esta manera, el retrato de su ámbito familiar resulta despiadado e inmisericorde. En las dos películas, la figura de la madre de cada protagonista sale especialmente malparada.
  • Ambos personajes son definidos, esencialmente, como homosexuales. Los dos son promíscuos, especialmente Jean, y abusan de las drogas. Fuera de la intimidad de sus propios domicilios, la descripción de los escenarios de intercambio carnal resulta escabrosa, ya sean exclusivos hard clubs de ambiente o inhóspitos descampados, mejor perfilados y retratados en el film de Collard, más visceral pero tremendamente poético. Sin embargo, las dos películas dejan abiertas las puertas a una incierta bisexualidad de los protagonistas, que pudiera antojarse, no sin miedo a equivocarnos, como una experiencia vital cuasi redentora. En esta circunstancia contribuye la influencia sinbólica femenina, maternal aunque no materna, capaz de engendrar una descendencia garante, en cierto modo, de esa suerte de inmortalidad establecida en la perpetuación de uno mismo a través de los genes ("El gen egoista", Richard Dawkins). En "Las noches salvajes", esta figura estaría representada por el personaje de Laura, atormentada en su desafortunada historia de amour fou por Jean, mientras que en "El tiempo que queda" sería Sophie (Louise-Anne Hippeau), la empleada de la gasolinera que, sabedora de la esterilidad de su marido, tienta a Romain proponiéndole que la deje encinta.
  • En estas dos películas desempeñan modestos papeles secundarios dos mitos del cine galo: Jeanne Moreau, la fascinante diva que cautivó a Roger Vadim, François Truffaut, Louis Malle o al iconoclasta Rainer Werner Fassbinder, interpretando a Laura, la abuela confidente de Romain en el film de Ozon que, desde su ya decadente belleza, y a modo de despedida, pudiera incitar a su nieto a un encuentro íntimo e incestuoso, y Maria Schneider, el seductor icono sexual femenino de "El último Tango en París" (Bernardo Bertolucci, 1972), encarnando al personaje de Noria, brevísima y onírica en las escenas marroquíes con las que comienza "Las noches salvajes".


Y además, en momentos culminantes de ambos films, el sol se encuentra omnipresente en todo su esplendor, protagonizando esas suaves tonalidades melocotón que tiñen, en "Las noches salvajes", el amanecer sobre los cielos de París, con la silueta de la Torre Eiffel o del Sacre Coeur recortándose ínfimas en la lejanía del horizonte, o hundiéndose progresivamente en el mar crepuscular para abandonarse en el sueño, acunado en el regazo de la noche, mientras sobre la fría arena de la playa va quedando inerme el cuerpo de Romain en el epílogo de "El tiempo que queda". Dormir, soñar, morir... Se desvanece prematuramente su existencia en una hermosa despedida (para mí, lo mejor del film), similar a la evanescencia de aquel desdichado compositor, Gustav Von Aschenbach (inconmensurable Dirk Bogarde), en ese magistral epicedio clásico titulado "Muerte en Venecia" (Luchino Visconti, 1971).

Resulta simbólico y llamativo observar cómo los protagonistas de todas estas películas, Jean, Romain, Aschenbach..., deciden resignadamente afrontar el final de su existencia ante el mar, caldo primitivo donde los más sabios dicen que se originó la vida.

"Las noches salvajes" es una película ambiciosa. Abarca amplios horizontes, escarba en lo más profundo de las heridas todavía abiertas en el seno de nuestras conciencias: las drogas, el SIDA, la homosexualidad, el sexo de riesgo, la violencia, el racismo. Ambientada en aquella Francia donde Le Pen y su Frente Nacional alcanzaron su apogeo, nos muestra a un Samy hijo de la inmigración (gitana y española) enrolado en una banda de cabezas rapadas que se encarga de hostigar a individuos de su mismo origen étnico.

Por su valentía, su baudeleriano malditismo, su rabiosa vitalidad, su potencia emotiva y su artesanal generosidad cinematográfica, yo me decanto por ella. "El tiempo que queda", dentro de su corrección, se me antoja demasiado distante, gélida, artificial, con la belleza dosificada en una racanería (basada en primeros planos del apuesto Poupaud) que empobrece grandemente la totalidad del producto.

http://thecinema.blogia.com/2007/102103-le-temps-qui-reste-2005-francois-ozon-el-tiempo-que-queda.php

He aquí otro oportuno ensayo sobre "Las noches salvajes", con el que declaro una gran consonancia:


http://melange-marichuy.blogspot.com/2007/07/las-noches-salvajes-y-los-hermosos.html