martes, 22 de abril de 2008

LAS ALAS DE LA VIDA




"El universo del cine y el mundo de la medicina se dan aquí la mano".
Dr. Luis Aguilera, presidente de la SEMFYC.


"En esta película no hay exhibicionismo...; hay poesía".
Dr. Bernat Soria, Ministro español de Sanidad y Consumo.

Algo tan sencillo como tratar de ponernos un traje a la medida hecho con las vivencias de los demás, de enfundarnos la piel del prójimo, del sufriente, del aislado, observando de qué manera transcurre la vida, oteando el horizonte incierto desde diversos puntos de vista... Todo ello, dejando de lado todas esas consideraciones generales sobre la empatía, siempre tan trillada y socorrida.

¿Qué ocurre en realidad cuando un médico se convierte en un enfermo? ¿Por qué tanta curiosidad ante un hecho tan común como el final de los días de un semejante? ¿Importa de veras si se es médico o no?

El Dr. Albert Jovell, eminente médico, sociólogo, escritor, comunicador sin par, presidente del Foro Español de Pacientes, acaba de publicar un libro titulado "Cáncer. Biografía de una supervivencia" (Editorial Planeta), en el que nos cuenta sus experiencias como paciente afectado por tan desesperante enfermedad. Y es que el cajón de sastre que hoy denominamos como cáncer, no se conforma con ser una sola enfermedad. En palabras del propio Albert, estos enfermos padecen tres patologías: una física, que hiere y mutila el cuerpo, una psicológica, que aflige y atormenta al espíritu, y una tercera social, a veces la más grave de todas, cuyo nombre es soledad.


Como es habitual, viajo al mundo de la ficción cinematográfica, haciendo un poco de memoria y me encuentro con "El Doctor" (Randa Haines, 1991), film donde el versátil William Hurt interpretaba el papel del Dr. Jack MacKee, un altivo y prestigioso cirujano, partícipe del éxito permanente en su carrera profesional; pero, un buen día, de manera brusca y repentina, su vida da un vuelco radical cuando le diagnostican un cáncer de laringe. Ahora, un lento peregrinar por las estancias y las salas hospitalarias formará parte de su cotidiana rutina, transformando su perspicaz mirada clínica en otra, mucho más insospechada, de enfermo y paciente.



Esta película está basada en la verdadera historia del Dr. Edward Rosenbaum, que un día decidió narrar sus vivencias como paciente en el libro "Un poco de mi propia medicina: cuando el médico se convierte en paciente".


"Las alas de la vida" (Antoni Pérez Canet, 2006) no debe confudirse con la película así también titulada en España, escrita y dirigida en el año 2002 por el director sueco Lukas Moodysson ("Lilja 4-ever"). En nuestro caso, se trata de un documental basado en la enfermedad terminal padecida por un médico de familia.


El testimonio del Dr. Carlos Cristos es muy diferente. Su padecimiento es extraordinariamente cruel. Cercena una vida dedicada plenamente al cuidado de "sus" pacientes (tal vez incluso más allá del estricto deber profesional), al altruismo, a la comprensión. Y además, una vida personal rica y satisfactoria, rebosante de música, poesía, vida familiar, amor, vuelo libre, montañismo, ingenio y fructífera comunicación.


Tras los múltiples y recientes avances en el diagnóstico y el tratamiento del cáncer y del SIDA, las enfermedades neurodegenerativas se han convertido en la mayor causa de desesperanza en la medicina actual. Una de las experiencias más duras sufridas a lo largo de mi vida profesional ha sido el ver morir a una joven paciente y amiga víctima afectada por una variante de la enfermedad de Creutzfeldt - Jakob. Y parece que, asustados por su terrible pronóstico, los médicos las nombramos mediante siglas y acrónimos: ELA (esclerosis lateral amiotrófica), PSP (parálisis supranuclear progresiva)... o ASM (atrofia sistémica múltiple), la enfermedad que padece Carlos Cristos. Actualmente, no tienen tratamiento y su pronóstico es indefectiblemente mortal a corto plazo (más o menos 5 años).




En algunas ocasiones, he asistido a conversaciones banales donde se fabula sobre cuál es la mejor manera de morir. La mayoría, si pudieran elegir, se decantarían por un final rápido, abrupto, sin dolor ni sufrimiento. Pero la prueba de fuego que nadie quiere pasar es someterse a una enfermedad que te deteriore progresivamente, manteniendo la conciencia hasta el instante final.


En su testimonio vital y humanista, Carlos también nombra a la soledad; como enfermo echa en falta a su lado a todos aquellos que no quieren (¿no pueden?) ver su desarticulación progresiva. Completamente consciente de su destino, deberá aceptar la renuncia gradual a cosas de su vida cada vez más básicas y vitales. Llegará un momento en que incluso dejará de andar, de hablar, de comer, de beber, de respirar... "Mi cuerpo está fracasando, y yo vivo dentro de él" - asume este ser humano excepcional. Él mismo siente el dolor moral, nacido del enfrentamiento con u cuerpo que se desconecta gradualmente.


Años atrás, el matrimonio Cristos Font estuvo trabajando en la castigadas aldeas de Ruanda. Carlos reflexiona con una religiosa, antigua compañera de fatigas en aquellas destrozadas tierras africanas, sobre los diferentes modos de enfermar y de morir en Occidente (cáncer, enfermedades cardiovasculares) y en el Tercer Mundo (enfermedades infecciosas).

A lo largo de su vida profesional, en diferentes centro de salud de Mallorca, Carlos Cristos se ha enfrentado a la cercanía de la muerte, situaciones idénticas a la que ahora él padece, pero en la vida de los otros. Por la ventana de su consulta penetran de vez en cuando los toques de difunto procedentes de las campanas de la cercana iglesia. "La mayoría de la gente se marcha sin hacer ruido". Para él, este trance seguramente no resultará tan sereno, pues tal es la corriente de solidaridad y afecto que ha engendrado con su franca revelación.

Especialmente emotivo me ha resultado el homenaje que Carlos hace a su can Zejelino, fiel compañero del que se despide, pues "uno por viejo, y el otro por la enfermedad seguramente partiremos en fechas cercanas".

Otra faceta que me impresiona es la capacidad de inventar que Carlos todavía mantiene viva: el teclado protector para el ordenador realizado con una simple rejilla metálica, los puntales de obra que coloca para poder disponer de mayor autonomía al moverse, el divertimento del ventilador y el globo azul con estrellitas o el descabellado telescopio basado en una sartén domética, mantienen despierta la sonrisa del enfermo, que planea sobre toda la película.

LA SOLEDAD DEL CUIDADOR: con excepcional entereza, la Dra. Carmen Font, compañera y esposa de Carlos, relata cómo la enfermedad ha cambiado radicalmente su vida, incluso en los detalles más íntimos de su relación de pareja. La fatiga del cuidador, persona de importancia capital en el cuidado de todo enfermo crónico o terminal, deberá tenerse en cuenta para que el plan de cuidados paliativos establecido en cada caso en particular se optimize al máximo. Como complemento en estas labores, Carlos y Carmen cuentan con los auxilios de Omar Karpyza.


CÉLULAS MADRE: la esperanza que muchos enfermos crónicos (y no solamente los afectados por trastornos neurodegenerativos) depositan en este tipo de terapia mantiene abiertas unas expectativas que todavía no pueden ser satisfechas en la actualidad. Carlos llega a ofrece al Dr. Carlos Simón como voluntario desinteresado para sus experimentos.

TRATAMIENTO: de momento, la ASM no tiene más que un tratamiento paliativo, una serie de medidas de soporte inespecíficas. Además de la fisioterapia, durante el documental se mencionan algunos tratamientos que Carlos ha seguido para detener su deterioro, sin éxito: dieta sin gluten, cúrcuma (fitoterapia con propiedades antioxidantes), quinacrina (un antihelmíntico que se utiliza para tratar la malaria y las infestaciones por tenias y giardias).

LA FAMILIA: a medida que evoluciona la enfermedad de Carlos, vemos cómo va creciendo su pequeña hija Carmela. Este desarrollo físico corre paralelo a sus progresos con el piano. Este constatación, junto a las imágenes de Carlos observando la lluvia caer, consiguen mantener nuestra atención pendiente del inexorable paso del tiempo. En otra escena, una retrospectiva fotográfica de Carlos desde la actualidad hasta su más tierna infancia también nos recuerda la temporalidad de nuestras vidas.

Casi al final de la película, Carlos retorna a su tierra natal. No parece preocuparle que tal vez sea ésta la última vez que vea a sus padres (Carlos, también médico) y Olvido, a sus hermanos y a sus sobrinos. El director Toni Canet aprovecha estas escenas para contraponer el sentido de la vida de Carlos con el de su madre. Los dorados atardeceres sobre la Ría de Vigo, el batir de las espumosas olas a lo largo de las escarpadas costas hasta la mansedumbre de la desembocadura del Río Miño, en el Océano Atlántico, o los caballos salvajes en Santa María de Oia, enmarcan como preciosas estampas visuales estos sentimientos de despedida. Sobre estos montes pelados y sobre esas gélidas aguas profundas, un día serán esparcidas las cenizas de nuestro protagonista.

LOS AMIGOS DE CARLOS: salvando las distancias, aunque parafraseando el título de "Los amigos de Peter" (Kenneth Branagh, 1992), Carlos aprovecha su visita a Vigo para reunir a los antiguos componentes de su grupo de música popular gallega. La aterciopelada voz de Piluca entona los dulces versos de "Alecrín".

LA METAFÍSICA: Carlos no tiene fé, pero sí esperanza. Siente curiosidad de poder ver simultáneamente los dos lados del espejo, algo que espera que ocurra en el último microsegundo de su existencia. Se irá tranquilo porque spera dejar tras de sí todo el bien que ha procurado realizar para los demás a lo largo de su vida. En la antigua Universitat de Valéncia, Carlos visita al Dr. José María López Piñero, catedrático de Historia de la Medicina, para hablar sobre el proceso de preparación para la muerte. Salen a la luz ciertas referencias a "El Séptimo Sello" (Ingman Bergman, 1957).



Carlos ha dejado todo perfectamente atado, su testamento vital y sus últimas voluntades, contrarias al encarnizamiento terapéutico. "Permitir que la naturaleza siga su curso". "Bailar mientras siga habiendo música..., todo ello, si es posible, con una sonrisa".

Un hermoso canto a la libertad para vivir y morir dignamente. Un demoledor testimonio de un ser puro que se enfrenta a la muerte tan solo armado por su formidable lucidez.

El Ministerio de Sanidad y Consumo ha adquirido los derechos de este film para su explotación didáctica. Desde aquí, aplaudimos tan acertada idea.

miércoles, 9 de abril de 2008

LA ESCAFANDRA Y LA MARIPOSA


MARIE - JOSÉE CROZE es HENRIETTE DURAND

Suena "La mer" (aunque no en la versión de Charles Aznavour) y me embarga una primera emoción: alguien ha empleado unas deslucidas radiografías como fondo luminoso para mostrar los créditos iniciales de "La escafandra y la mariposa" (Julian Schnabel, 2007). Personalmente, he conocido tres experiencias estéticas en la obra de otros tantos artistas gallegos, excelentes artesanos de cierta plástica "radiográfica":

  • Conocí a Antonio Murado (Lugo, 1964) a mediados de los 90, en Madrid. Creo recordar que él presentaba su obra en Arco, dentro de la oferta de la galería viguesa "Ad Hoc". Poco tiempo después, tuve la oportunidad de adquirir una de sus pinturas, perteneciente a la serie "Redes". Sobre un fondo negro, una irregular cuadrícula parece dibujar una malla espectral que muda de tonalidad según el punto de mira del observador. Hoy en día, Antonio ha montado su estudio en Nueva York, ni siquiera se acordará de mí, y desde allí, como artista se cotiza al alza.
  • Un buen día, mi amigo y paciente Pastor Outeiral (Ourense, 1962) me pidió unas viejas placas radiográficas que yacían abandonadas en una esquina del consultorio. Las convirtió en obras de arte. Pastor es un artista inquieto, con un afinado ojo fotográfico y pictórico.
  • De repente, el último verano, Xosé Vilamoure me prestó un CD con una muestra de su obra reciente: dibujos, autorretratos, sexo, lámparas, sofás, insectos, interiores, terminal, pinturas de los 15 segundos... Una acuosa sensibilidad capaz de desleír las más sólidas estructuras. Me imagino que, preso de un desasosiego pessoano, el único ojo de Jean - Dominique Bauby (Mathieu Amalric) sería capaz de captar imágenes como las que pinta Xosé... como el efímero reflejo de su propia silueta desplazándose sobre los cristales de las ventanas por los pasillos del hospital naval, frente a las batidas costas de Berck - Sur - Mer, en el paso norte del estrecho de Calais.

"Insecto 1" de Xosé Vilamoure

Cuán inconsistente es la vida y la felicidad... Cuán dolorosa resulta la enfermedad...Y cuanto más insoportable se hace el drama de la pérdida de la salud y del bienestar tanto más fortaleza poseemos. Schnabel elige muy bien: Jean - Dominique, Jean-Do para los amigos, el redactor jefe de la prestigiosa revista francesa "Elle", una estrella rutilante del fugaz universo de la moda, sufre un discapacitante accidente cerebrovascular que afectó a su tronco encefálico, dejándolo convertido en una mente lúcida dentro de un cuerpo inerte. Es lo que se conoce como síndrome del cautiverio. Tan sólo la velada mirada que conserva por su ojo izquierdo se convierte en una maravillosa ventana que le conecta con el mundo, con la vida.

Una completa descripción de este síndrome y de sus causas más frecuentes puede consultarse en el siguiente vínculo:

http://neurologia.rediris.es/congreso-1/posters/p-26.html


Desde "Johnny cogió su fusil" (Dalton Trumbo, 1971), nunca la cámara se había transformado en un ojo tan subjetivamente preciso. Sobrecogedora y tremendamente eficaz, así se me antoja la encarnación que de Jean-Do realiza Mathieu Amalric, merecedor por dicho trabajo del premio César al mejor actor en 2008.

Bauby siempre vivió rodeado de hermosas modelos; ahora se ve condenado a tocar, a besar, a hablar con su mirada. Como no podía ser menos, el equipo que le atiende también dispone de bellísimas mujeres: Henriette, la logopeda (interpretada por la gélida y atractiva Marie - Josée Croze) y la fisioterapeuta Marie (la sugerente Olatz López Garmendia).

Despúes de infinitas horas soñándose prisionero dentro de un traje de buzo con escafandra, pérdido en la inmensidad del océano, Jean-Do aprende a resignarse, a no quejarse, a ejercitar lo poco de sí mismo que no se encuentra irremediablemente paralizado: su vista, su oído, su memoria y su imaginación. Estas dos últimas cualidades le permitirán ser libre.

Con la ayuda de la paciente Claude (Anne Cosigny), letra a letra, palabra a palabra, Jean-Do escribirá un majestuoso alegato a favor de la vida.

Jean-Do y Claude
contemplan las olas del mar

El verdadero Jean - Dominique Bauby escribió el libro original contando sus propias experiencias. Fue llevado a las pantallas por el escritor y guionista Ronald Harwood, otrora popular por sus adaptaciones cinematográficas de famosas obras literarias, como por ejemplo las memorias de Wladyslaw Szpilman en "El pianista" (Roman Polanski, 2002), o "El amor en los tiempos del cólera" (Mike Newell, 2007), del archifamoso Gabriel García Márquez.

Mención especial para el veteranísimo Max Von Sydow que, como es habitual, borda el atormentado personaje de Papinou Bauby, el padre de Jean-Do.

ANECDOTARIO


  • En un principio, se pensó en Johnny Depp para interpretar el papel protagonista de este film. Sus aventureros (¡y millonarios!)compromisos con la trilogía de "Piratas del Caribe" se lo impidieron.
  • Marlon Brando aparece brevemente en este film, concretamente en unas simpáticas instantáneas disfrazado de gurú, procedentes de la estrambótica "Candy" (Christian Marquand, 1968).

  • Aunque la adaptación cinematográfica de la novela de Bauby se escribió en inglés, el guión fue traducido al francés para conservar una mayor fidelidad a la obra original.

  • Matheu Amalric y Marie - Joseé Croze trabajaron anteriormente juntos en "Munich" (Steven Spielberg, 2005). La actriz destacó en su interpretación de Nathalie, la yuppie heroinómana de "Las invasiones bárbaras" (Denys Arcand, 2003), también tratada en otro apartado de este mismo blog.
  • Por su parte, la actriz Olatz López Garmendía en la realidad es la actual esposa del propio Julian Schnabel.
  • El tema principal de la película pertenece a U2: "Ultraviolet" (Light my way).



domingo, 6 de abril de 2008

COFFEE AND CIGARETTES


"Un villano puede ser malo sin fumar,
lo mismo que un héroe puede ser atractivo sin un cigarrillo"
Robert A. Iger, presidente de Disney


En el número 9 de la revista especializada "Info Tabac", editada por la Unitat de Tabaquisme del Hospital de Santa María, bajo el auspicio del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya, el Dr. Rodrigo Córdoba García publica una interesante colaboración titulada "Tabaco y cine - Parte II". De su útil información he tomado la frase que subtitula este apartado.

El Dr. Córdoba nos propone una interesante visita a los irrespirables fumaderos cinematográficos de Hollywood de la segunda mitad del pasado siglo XX:

http://www.smokefreemovies.ucsf.edu/problem/bigtobacco.html

También en la página web de AVISTA (Asociación Vida sin Tabaco), podemos realizar nuestro particular paseo por la galería fotográfica de los grandes mitos fumadores en la historia del cine, desde la voluptuosa Ava Gadner hasta nuestro laureado Javier Bardem.
Belleza madura

Javier Bardem (Ramón Sampedro) y Belén Rueda fumando..., "Mar adentro"


El director norteamericano Jim Jarmusch dirigió en el año 2003 "Coffee and Cigarettes", un largometraje en blanco y negro estructurado a partir de 11 viñetas en las que relata, con su habitual estilo incisivo, otras tantas historias que pivotan sobre el consumo del café y del tabaco.

Con anterioridad, en 1986, había realizado un corto igualmente titulado, escrito en colaboración con Roberto Benigni y Steven Wright, los actores protagonistas del mismo. Más tarde, convertido en guionista en solitario, repetiría experiencias similares durante 1989 y 1993; este último film resultó premiado con la Palma de Oro en el Festival de Cannes de ese mismo año.

En 2003, Jarmusch transformó sus cortometrajes en los episodios 1º, 2º y 3º de la película. En "Qué extraño conocerte", Benigni y Wright se convierten en los personajes de Roberto y Steven, dos desconocidos que se citan en un local de desconchadas paredes. Ambos se enfrentan a una cajetilla de "Camel", un cenicero repleto de colillas y ... ¡a 5 tazas de café!; fuman compulsivamente, especialmente Benigni. El chalado Wright incluso llega a proponer la comercialización de polos de café, ¡para que los niños se vayan aficionando al mismo desde edades tempranas!.

Una extraña pareja de fumadores
En "Mellizos", el paquete de tabaco pertenece a la marca "Export", una especialidad para liar cigarrillos. Los hermanos (que no mellizos) Joie y Cinqué Lee toman café en un antro de Memphis (Tennessee). El camarero que les atiende es un delirante Steve Buscemi; él les advierte sobre lo pernicioso que resulta para la salud la mezcla de tabaco y café, mientras divaga sobre el omnipresente mito de Elvis Presley.




El episodio 3º se titula "En algún lugar de California". Ante la baqueteada gramola de un bar de carretera, un renqueante Iggy Pop aguarda la llegada de Tom Waits, dos carismáticos artistas pertenecientes al panteón de los malditos del rock. Mientras Iggy observa alucinado, Tom afirma compartir su carrera de cantante con la de... ¡cirujano de urgencias!:

- "La música y la medicina son mi rollo" - sostiene Waits, exactamente lo mismo que defendería hoy en día el televisivo y misántropo Dr. House.


En este sketch nos topamos con el argumento más manido de los fumadores: "puedo dejarlo cuando quiera; tengo fuerza de voluntad..." Herederos de los beatniks, destacados miembros de la generación del tabaco y del café, Tom e Iggy afirman haber dejado de fumar. Pero defienden la teoría que, de vez en cuando, esporádicamente ellos pueden fumarse un pitillo sin la necesidad de recaer en el hábito tabáquico. Al sempiterno paquete de "Marlboro" esta vez le acompaña la típica cafetera de cristal, repleta del brebaje cafetero americano. Ambos objetos reposan sobre una mesa, parecida a un tablero de ajedrez. Por cierto, en la gramola no hay discos de Iggy ni de Tom. ¿Incultura o mal gusto el del hostelero?.

"Esa porquería te matará" es el título de la 4ª viñeta del film de Jarmusch. En lo que pudiera ser el comedor vacío de una trattoria, idéntica a las de las películas en que siempre sirven de tapadera para la mafia, sobre el tabaco y el café disertan animosos los veteranos actores Joe Rigano y Vinnie Vella. Joe le recrimina a Vinnie su adicción a la nicotina. Ante su impasible amigo, Joe vierte terribles amenazas respecto al cáncer de pulmón y la muerte. En contrapartida, Vinnie ataca a Joe por su consumo abusivo de cafeína. Mientras tanto, entra y sale de escena Vinnie Vella Jr, un silencioso y consumado sablista.



En "Renée", otra vez un mantel a cuadros, una taza de café, una jarrita de metal con leche, un azucarero, un cenicero, un mechero y un paquete de "Marlboro Light". Y la guapa Renée French (¡no confundir ni con el genial ilustrador de libros infantiles ni con Miss América año 2000!) fumando mientras ojea un catálogo de pistolas, con su look desvaído a medio camino entre Françoise Hardy y Cindy Wilson, una de las cantantes de los B-52s. Ella tiene una manía: tomarse el café con el color exacto y la temperatura que a ella le gustan. Pero el camarero, interpretado por un contumaz E.J. Rodríguez, se mantiene todo el episodio importunándola con sus interrupciones. Como moraleja, más críticas a la perniciosa mezcla del café con los cigarrillos.


Renée French en un fotograma de Araba Films

En "Sin problemas", adquieren el protagonismo un paquete de "Camel" blando y un clásico encendedor Zippo de gasolina. Una pareja de dados baila en las manos de Alex Descas, mientras populares temas del género musical ska se escuchan de fondo. Sentado ante una mesa de tablero ajedrezado, aguarda la llegada de Isaach de Bankolé. Ambos mantendrán una conversación intrascendente y llena de mutua desconfianza, siempre bajo el aroma del café y el humo de los pitillos.


Alex e Isaach en una imagen de Araba Films


"Primas" es el título de la siguiente viñeta. La oscarizada actriz australiana Cate Blanchett realiza un doble papel, el de las primas Shelly (morena, progre, alternativa) y Cate (rubia estrella de cine, sofisticada, formal). La primera de ellas envidia la fama y la ajetreada vida de la segunda. Ambas fuman y toman café expresso. Y fuman, porque Cate está en el salón...; cuando ella abandona el local, la prohibición queda de nuevo instaurada. Cosas de la vida.


Cate, la más taciturna de las bellezas


En "Jack enseña a Megg su bobina Tesla" asistimos a unos de los sketchs más divertidos de la película. Megg y Jack White, alma mater del grupo de rock The White Strips, aunque parezcan hermanos, en realidad no lo son. Se trata del fugaz matrimonio artístico que duró entre 1996 y el año 2000, cuando se separaron como pareja.


Los White y Lee Marvin


Al lado de una máquina expendedora de tabaco, fumando, inquietos, sentados ante una mesita redonda de tablero ajedrezado, con dos tazas de café, un cenicero y un paquete de cigarrillos "Detroit", bajo un cuadro de Lee Marvin de dudoso estilo neorrealista, Jack le enseña a Megg la bobina Tesla que él mismo ha fabricado. Pero, ¿qué rayos es una bobina Tesla?.


Se trata de un transformador resonante, inventado por Nikola Tesla en 1981, el eminente inventor croata de la luz flourescente, brillante matemático, físico e ingeniero eléctrico, el padre de la teoría de la corriente alterna. A pesar de haber trabajado inicialmente juntos, tal era su enemistad con Thomas Edison (defensor de la corriente contínua), que éste último desarrolló la alimentación energética de la silla eléctrica (instumento de pena capital) empleando precisamente...corriente alterna; de este modo, pretendía acrecentar la mala fama de ésta.

Para saber más sobre este tipo de instrumentos y sobre su inventor, se recomienda visitar el vínculo siguiente:



Nikola Tesla y su famosa bobina en el laboratorio de Colorado Springs


Siguiendo en el film, Jack White refiere haber fabricado su bobina de Tesla con materiales caseros; tal vez siguió el siguiente método:



En "¿Primos?", los actores británicos Alfred Molina y Steve Coogan, charlan animadamente sobre sus proyectos profesionales mientas toman unas tazas de té (¡no podía ser menos!). Por primera vez, sobre la mesa no hay ni cigarrillos ni ceniceros. El tabaco entra en escena cuando Coogan saca una pitillera del bolsillo interior de su abrigo (por cierto, un modelo de la diseñadora británica Vivienne Westwood) y le ofrece un cigarrillo francés a Alfred, que declina la oferta. Éste, muy entusiasmado, le revela a Steve que ambos son primos, parientes muy lejanos descubiertos por casualidad en un estudio genealógico que Alfred ha realizado como hobby. Le propone trabajar juntos, intimar como familiares o amigos. Coogan se inventa excusas para no comprometerse. Hasta que escucha hablar a su "primo" con el realizador Spike Jonze. Pero, es demadiaso tarde. Alfred ha perdido todo el interés por la "frustrada" relación...


Molina y Coogan, dos distantes "primos"

En "Delirio", la penúltima viñeta de esta peculiar largometraje, GZA y RZA, los primos raperos y antiguos miembros del grupo hip hop Wu - Tang Gang, se citan en un local donde la mesas están cubiertas por manteles ajedrezados. No consumen café, sino té. RZA informa a su primo que lleva dos años estudiando medicina alternativa. El poder de la música y de las hierbas medicinales. Ambos denostan la cafeína y la nicotina. Entra en escena un camarero, que resulta ser el popular actor Bill Murray, que parece encontarse allí de incógnito. Bill fuma y bebe café compulsivamente, incluso directamente a partir de la propia cafetera. Los dos músicos tratan de disuadirle, pues se encuentra desquiciado ("la cafeína provoca delirios") y atormentado por una incómoda tos del fumador. GZA, repitiendo los mismos argumentos esgrimidos por Iggy Pop en "En algún lugar de California", comenta que solamente utiliza la cafeína para soñar más rápido, para que las imágenes oníricas fluyan en su mente a velocidades vertiginosas. Bill les cuenta a los muchachos que conoce a un tipo que fabrica polos de cafeína, con cubitos de café congelado a los que les añade un palito (¡justamente lo mismo que proponía Steve Wright en el primer scketch del film!).

Finaliza este minicapítulo con los dos raperos abandonando la cafetería: han decidido marcharse a su estudio de grabación, para jugar al ajedrez y fumarse unos canutos de marihuana... Al fondo, se escucha al delirante Murray hacer gárgaras, con agua oxigenada, o con limpiador de hornos ¡quién sabe!.


GZA, RZA y un alucinado Bill Murray



Finalmente, en "Champagne", el último sketch de "Coffee and Cigarettes", Jarmusch homenajea a unos de los iconos de la famosa Factory del polifacético Andy Warhol. Se trata del actor y poeta Taylor Mead, que comparte un aguado café con el también veterano actor Bill Rice (que lía cigarrillos) en un local del Soho neoyorkino llamado "The Armory"; recuerdo a un Taylor mucho más joven participando en aquellas escenas del happening psicodélico mostrado por John Schlesinger en 1968 en "Cowboy de medianoche", película reseñada y comentada en otro capítulo de este mismo blog. El look underground de la escena es manifiesto. Ahora, Taylor parece haberse desconectado del mundo, mientras escucha en su imaginación una pieza de Mahler. Aparecen una vez más las referencias al inventor Nikola Tesla y su teoría de la resonancia acústica (que entendía a la Tierra como un gran conductor), junto a los manidos reproches por el pernicioso hábito tabáquico y cafetero de los protagonistas.


Pero, ¿qué mensaje pretende hacernos llegar Jim Jarmusch con este film de estructura marcadamente minimalista?. Leamos entonces la afinada crítica que Jonathan Rosenbaum publicó al respecto en The Chicago Reader:

http://www.chicagoreader.com/movies/archives/2004/0504/052804_1.html

Por cierto, no debemos confundir esta película de Jarmusch con "Cigarettes & Coffee" (Paul Thomas Anderson, 1992) un cortometraje de cinco viñetas ambientado en una cafetería.

MÚSICA Y MEDICINA: dos planetas paralelos:

  • "Coffee and Cigarettes" comienza y termina con dos versiones de un mismo tema, "Louie, Louie", la primera de ella la original de 1955 interpretada por su propio autor, Richard Berry, acompañado en el intento por el grupo The Pharoahs, y la segunda, más moderna e incendiaria, interpretada por el incombustible Iggy Pop.

http://www.youtube.com/watch?v=Z5nppa3cEjM

  • "En algún lugar de California", Iggy Pop pone en la gramola unas piezas musicales hawaianas: "Serenade to Nalani", "Hanalei Moon" y "Paauau Waltz", todas ellas interpretadas por el guitarrista Jerry Byrd.
  • "Baden - Baden", la maravilla compuesta por Milt Jackson y Ray Brown, interpretada por The Modern Jazz Quartet, puede escucharse como el fondo musical de "Esa porquería te matará", mientras discuten acaloradamente Vinnie Vella y Joe Rigano.
  • El ska también tiene su parcela musical en "Sin problemas" con: "Nimblefoot ska" de The Skatalites, "Set Back (Just Cool") de Roland Alphonso y Carol McLaughlin, y "Enna Bella" de Eric Monthy Morris.
  • "Crimson and Clover", en la versión original de Tommy James and The Shondells, colorea las escenas protagonizadas por la sugerente Renée French.

http://vids.myspace.com/index.cfm?fuseaction=vids.individual&videoid=801029

  • El lieder "Ich bin der welt abhanden gekommen", de Gustav Mahler ilustra musicalmente la ensoñación de Taylor Mead en "Champagne".
  • La música de Iggy Pop tiene una fuerte presencia en este film; el tema de The Stooges titulado "Down on the Street" suena en el scketch protagonizado por Meg y Jack White.
  • "Fantasía para violas", del compositor Henry Purcell, aporta el toque clásico, relajado y sofisticado a la viñeta doblemente protagonizada por Cate Blanchett.
  • El funk original del saxofonista George Clinton Jr y Funkadelic es el fondo musical de "Delirio"; concretamente "Nappy Dugout" y "A Joyful Process".