viernes, 26 de diciembre de 2014

LA LAPIDATION DE SAINT ÉTIENNE


- "Quizás solo soy un viejo inútil... pero quiero seguir viviendo"

Tal día como hoy, 26 de diciembre, el santoral católico celebra la festividad de San Esteban (Étienne en francés), uno de los protomártires cristianos que murió en Jerusalén lapidado por orden del SanedrínSu inmolación ha servido como fuente de inspiración para muchos artistas, destacando sobre todas las interpretaciones de Rembrandt y Juan de Juanes.


"Martirio de San Esteban"
Oleo sobre tabla. Juan de Juanes. 1562.
Museo Nacional del Pardo (Madrid)

"La lapidation de Sain Étienne" (Pere Vilà Barceló, 2012) no resulta fácil de contemplar. Su argumento, exceptuando algunas imágenes iniciales, se desarrolla en un escenario tétrico y oscuro, el interior de un piso mugriento que, al igual que su protagonista Étienne (espléndida interpretación de Lou Castel), se desmorona en un avance inexorable hacia la extinción.


Desde un primer momento, este film nos trajo la memoria "La muerte del Señor Lazarescu" (Cristi Puiu, 2005), comentada anteriormente en este mismo blog, ya que ambas cintas coinciden en el abordaje de un problema cada vez más frecuente en nuestra sociedad: la soledad y el abandono de los ancianos.

El propio Pere Vilà, coguionista de la película con Laura Merino, ha confesado en alguna entrevista haberse inspirado en parecidas historias ocurridas en nuestra sociedad, protagonizadas por ancianos que finalizan sus días en el aislamiento más absoluto.

Lou Castel es Étienne

El protagonista es un hombre mayor, viudo y solitario, un sordo dependiente de su prótesis auditiva. Vive encerrado en una vivienda rancia, desordenada y sucia, dejando pasar el tiempo restaurando viejas tallas y muebles desvencijados, con el recuerdo permanente de su esposa e hija desaparecidas.

La lapidación de este moderno Étienne, no es física, pero sí verbal y afectiva. Avanzando un paso más allá de la senectud y el desamparo, esta película encara también otras cuestiones de contenido social, como el acoso inmobiliario.

En el apartado técnico de la película, una mención especial para la dirección de fotografía, a cargo de José Luis Bernal, labor esencial para conseguir la lúgubre tesitura de esta obra.
SÍNDROME DE DIÓGENES

En sus comentarios sobre esta película, algunos críticos entienden que el protagonista padece un síndrome de Diógenes, trastorno del comportamiento que generalmente afecta a personas mayores que viven solas, aisladas de la sociedad, abandonando su cuidado personal y acumulando en su propio domicilio ingentes cantidades de basura y desperdicios.

En algunos casos, este síndrome pudiera esconder detrás determinadas patologías psiquiátricas, como la depresión o los trastornos delirantes.

LAS VISITAS

Étienne atiende a unos pocos visitantes: su hija Jeanne (Marie Payen), en avanzado estado de gestación, empeñada en que abandone el piso familiar que un día compartieron, y su hermano (Luis Rego), que trata de convencerle para que le acompañe a una residencia de ancianos.


La hija de Étienne, Marie Payen

Sobre los dos hermanos todavía se proyecta el infausto recuerdo de una madre desaparecida en el campo de concentración de Ravensbrück, el mayor recinto de retención de mujeres en territorio alemán durante la 2ª Guerra Mundial.

También escucha de mala gana a la trabajadora social (Elsa Toro) que se se interesa por su estado de salud y bienestar. Comentar al respecto que, en la vida real, existen situaciones similares a la de Étienne, no por la desidia de los estamentos sanitario y social, sino porque son los mismos ancianos los que rechazan cualquier tipo de apoyo.

Como la célebre magdalena de Marcel Proust, los objetos más insignificantes albergan en si los recuerdos más agradables: las sábanas de una cama, los pliegues de un vestido, un cabello abandonado sobre una pieza de ropa...

En el piso de Étienne, una luz mortecina atraviesa los ventanales cubiertos con decenas de radiografías. El anciano conserva un electrocardiograma, quizás con los últimos latidos de su amada hija Julie. En una hermosa metáfora, la prueba diagnóstica se convierte en Julie, no tanto como registro de sus palpitaciones, sino más bien como el testimonio vivo de lo que un día fueron sus sueños...


Con un pincel y pintura negra, pinta en la pared de su cuarto unos trazos torpes tratando de representar las figuras del electrocardiograma, enormes complejos QRSondas T hipertrofiadas, prácticamente unidas a las ondas P de despolarización auricular, si bien ninguna de estas alteraciones se detecta en el original.

OSTOMÍA

Una cicatriz surca su vientre de abajo a arriba, desde la zona supraumbilical hasta las inmediaciones del apéndice xifoides. Étienne porta una ostomía, probablemente una colostomía. Por lo que podemos observar en la película, se trata de un dispositivo de tres piezas, ya que la bolsa donde recoge sus heces no va adherida directamente sobre la piel, sino sobre una placa pegada al abdomen, y cuenta con un clip de seguridad. La ostomía es cerrada, lo que significa que el anciano debe cambiar la bolsa cada vez que se llena.


Las causas más frecuentes de una colostomía son:
  • Infecciones abdominales: abscesos, diverticulitis perforadas...
  • Lesiones del colon o del recto, por ejemplo, una herida por arma blanca o de fuego...
  • Oclusiones intestinales parciales o completas.
  • Cáncer de colon o de recto.
  • Fístulas o heridas en el perineo.
COLOFON

¿Cuál pudo ser el pecado cometido por Étienne para haberse ganado el odio y el desprecio de su hija Jeanne? ¿Qué puede llevar a una mujer encinta, esperando la llegada de una nueva vida, al aborrecimiento más absoluto de su progenitor?



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