"Mi marido me quiere, Michael...
- Todos tenemos que llevar nuestra cruz, señora..."
Mary Wilson (Jean Simmons) a su peluquero, en "Con los ojos cerrados"
Conseguir ver "Con los ojos cerrados", conocida por su título original como "The Happy Ending" (Richard Brooks, 1969), se convirtió para nosotros en una auténtica odisea; que sepamos, y a pesar de su enorme calidad cinematográfica no ha sido todavía editada en DVD ni por supuesto en otro formato más moderno. Si algún responsable actual de la prestigiosa MGM/UA, por una de esas improbables casualidades del destino leyera estas líneas, por favor, que tome cumplida nota de esta incomprensible omisión.
Investigando en Internet pueden conseguirse copias de la cinta en formato VHS, eso sí, a estratosféricos precios de coleccionista (en Amazon, por ejemplo).
Pero, gracias a la generosidad de YouTube puede verse (fragmentada) en su versión original:
Asimismo, sirvan estos comentarios como merecido homenaje a la pareja protagonista, Jean Simmons y John Forsythe, recientemente fallecidos con apenas un mes de diferencia, ella el 22 de enero (a punto de cumplir los 81 años), y él con 92, el 1 de abril.
Me quedé prendado por primera vez de la aquietada belleza de Jean Simmons cuando era la dulce Varinia en "Espartaco" (Stanley Kubrick, 1960). Desde entonces, mi admiración por esta actriz británica de nacimiento ha ido paulatinamente creciendo.
Esta película escrita y dirigida por Richard Brooks, entonces esposo de la Simmons, tiene un atractivo valor añadido: la banda sonora del laureado compositor francés Michel Legrand, paradigma del jazz orquestal más exquisito, incluyendo el clásico "What Are You Doing the Rest of Your Life?" cantado en esta ocasión por Michael Dees.
He aquí una delicada interpretación a cargo del malogrado pianista Bill Evans, que en repetidas ocasiones tocó bajo la dirección del propio Legrand:
Jean Simmons interpreta el papel de Mary Wilson, una mujer de mediana edad frustrada y desengañada tras varios años de matrimonio con Fred Wilson, un prestigioso abogado de Denver que se gana holgadamente la vida como asesor de impuestos. El matrimonio tiene una hija de 16 años, Marge (Kathy Fields).
Jean Simmons es Mary Wilson
EL ALCOHOLISMO FEMENINO
A Mary parece no faltarle de nada: lujosas ropas, joyas costosas, exclusivos salones de belleza, gimnasios, fiestas, criados, asistentes..., el auténtico y genuino american way of life...; tan solo echa en falta la pasión y el amor que un día Fred fue capaz de ofrecerle. Y para amar no basta con decir "te quiero"... Para recobrar el afecto de su esposo incluso recurre a la cirugía estética. Pero la rutina cotidiana hará que esta bella mujer busque refugio en la bebida, convirtiéndose paulatinamente en una adicta al alcohol y a los fármacos (analgésicos, sedantes, anfetaminas...).
El drama al que vamos a asistir queda magistralmente resumido en una sencilla escena: mientras Mary prepara el desayuno de su esposo, éste rebusca en el dormitorio conyugal tratando de encontrar alguna botella escondida (¡una de vodka "Smirnoff"!) camuflada en el interior de una bota de invierno.
El director Richard Brooks aprovecha el desamparo de Mary Wilson para convertir esta película en una ácida crítica del matrimonio. De paso, observamos como sus amigos, la pareja formada por el potentado publicista Harry Bricker (Dick Shawn) y su escultural esposa Helen (Tina Louise) viven una farsa conyugal similar a la de los Wilson. Sin lugar a dudas, el mensaje de este film es claro y contundente: el compromiso matrimonial marcará indefectiblemente el final del amor: ni fueron felices, ni comieron perdices...
Para completar la historia, en su viaje a Bahamas Mary se reencuentra con Flo (Shirley Jones) una antigua compañera de estudios universitarios ahora convertida en la amante de Sam (Lloyd Bridges), un rico empresario de Nueva York. A pesar de todo, la heterodoxa relación sentimental que sobrelleva su amiga reverdece en Mary mustios sentimientos que creía ya casi olvidados desde su noviazgo...
Es una realidad que el inicio en el hábito alcohólico de muchas mujeres se produce dentro del ámbito doméstico. Hasta hace relativamente poco tiempo, la mayoría de los casos que tratábamos en nuestras consultas eran amas de casa que jamás habían tomado un trago en un establecimiento público, que compraban las bebidas alcohólicas en las tiendas y en los supermercados para consumirlas luego en secreto, recluidas en la soledad entre las cuatro paredes de su propio hogar.
Ese consumo clandestino suele convertirse en una barrera infranqueable a la hora de diagnosticar esta enfermedad, de la misma manera que lo supone el sentimiento de profunda culpabilidad presente en tantas ocasiones. En este film, Mary esconde el vodka en la cisterna del váter y lo disimula en frascos de perfume que luego consume furtivamente...
Pero las costumbres económicas, sociales y culturales cambian con celeridad; ya no se considera tan inmoral la ebriedad femenina, y las adolescentes vienen empujando muy fuerte, bebiendo y fumando tan to y tan precozmente como los varones de su generación.
Esto no ocurría en los años 60 del pasado siglo XX, ni siquiera en los modernos y avanzados Estados Unidos. Entonces se constataba lo que muchos expertos han descrito en sus investigaciones, que las mujeres dependientes del alcohol beben en primer lugar para afrontar su aislamiento e incomunicación.
En cierta manera, resulta frecuente que algunas de ellas se sientan atrapadas en el rol tradicional de madre y ama de casa porque han visto insatisfechas sus expectativas de vida al aceptar el matrimonio (abandonando los estudios o sus trabajos de solteras). Esa carga de frustración puede ser el detonante de una ingesta abusiva y de una posterior dependencia etílica. En este aspecto, la vida de Mary Wilson transcurre paralela a la de Kirsten Arnesen Clay (Lee Remick), aquella desdichada protagonista de la insuperable "Días de vino y rosas" (Blake Edwards, 1962).
El director Richard Brooks aprovecha el desamparo de Mary Wilson para convertir esta película en una ácida crítica del matrimonio. De paso, observamos como sus amigos, la pareja formada por el potentado publicista Harry Bricker (Dick Shawn) y su escultural esposa Helen (Tina Louise) viven una farsa conyugal similar a la de los Wilson. Sin lugar a dudas, el mensaje de este film es claro y contundente: el compromiso matrimonial marcará indefectiblemente el final del amor: ni fueron felices, ni comieron perdices...
Para completar la historia, en su viaje a Bahamas Mary se reencuentra con Flo (Shirley Jones) una antigua compañera de estudios universitarios ahora convertida en la amante de Sam (Lloyd Bridges), un rico empresario de Nueva York. A pesar de todo, la heterodoxa relación sentimental que sobrelleva su amiga reverdece en Mary mustios sentimientos que creía ya casi olvidados desde su noviazgo...
Es una realidad que el inicio en el hábito alcohólico de muchas mujeres se produce dentro del ámbito doméstico. Hasta hace relativamente poco tiempo, la mayoría de los casos que tratábamos en nuestras consultas eran amas de casa que jamás habían tomado un trago en un establecimiento público, que compraban las bebidas alcohólicas en las tiendas y en los supermercados para consumirlas luego en secreto, recluidas en la soledad entre las cuatro paredes de su propio hogar.
Ese consumo clandestino suele convertirse en una barrera infranqueable a la hora de diagnosticar esta enfermedad, de la misma manera que lo supone el sentimiento de profunda culpabilidad presente en tantas ocasiones. En este film, Mary esconde el vodka en la cisterna del váter y lo disimula en frascos de perfume que luego consume furtivamente...
Pero las costumbres económicas, sociales y culturales cambian con celeridad; ya no se considera tan inmoral la ebriedad femenina, y las adolescentes vienen empujando muy fuerte, bebiendo y fumando tan to y tan precozmente como los varones de su generación.
Esto no ocurría en los años 60 del pasado siglo XX, ni siquiera en los modernos y avanzados Estados Unidos. Entonces se constataba lo que muchos expertos han descrito en sus investigaciones, que las mujeres dependientes del alcohol beben en primer lugar para afrontar su aislamiento e incomunicación.
En cierta manera, resulta frecuente que algunas de ellas se sientan atrapadas en el rol tradicional de madre y ama de casa porque han visto insatisfechas sus expectativas de vida al aceptar el matrimonio (abandonando los estudios o sus trabajos de solteras). Esa carga de frustración puede ser el detonante de una ingesta abusiva y de una posterior dependencia etílica. En este aspecto, la vida de Mary Wilson transcurre paralela a la de Kirsten Arnesen Clay (Lee Remick), aquella desdichada protagonista de la insuperable "Días de vino y rosas" (Blake Edwards, 1962).
El alcohol pasaría a engrosar el amplio arsenal terapéutico destinado a calmar los síntomas de los trastornos adaptativos por ansiedad y depresión.
Volviendo a la película que nos ocupa, sin que nadie lo sepa Mary ha estado planeando una escapada a Bahamas coincidiendo con el mismo día en que va a celebrar su aniversiario de boda. Al margen de toda sospecha, Fred se mantiene practicamente todo el día trabajando fuera de casa. Como ama de llaves y dama de compañía han contratado a Agnes (Nanette Fabray), una mujer madura que se encarga de cuidar a Mary. Ambas se convierten en confindentes. A medida que la acción va avanzando nos enteramos que Mary ha intentado suicidarse con anterioridad.
Simplemente puntualizar que la relación alcoholismo y suicidio ha sido ampliamente descrita en la literatura científica internacional; he aquí un ejemplo:
Simplemente puntualizar que la relación alcoholismo y suicidio ha sido ampliamente descrita en la literatura científica internacional; he aquí un ejemplo:
Al llegar a casa, una noche Marge encontró a su madre inconsciente en el suelo. Los servicios de emergencias la trasladaron al hospital. La peligrosa mezcla de alcohol y del barbitúrico Seconal ® (secobarbital) estuvo a punto de causarle una desgracia.
¿UN FINAL FELIZ?
Para finalizar, Mary decide continuar su vida separada de Fred. Alquila un pequeño apartamneto, comienza a trabajar como dependienta en unos grandes almacenes, consigue el perdón de su hija Marge, y de su propia madre (Teresa Wright), retoma sus estudios inacabados... y por supuesto, abandona la bebida.
Y cuando Fred intenta recuperar a su mujer, Mary le realiza una pregunta fundamental, el epílogo esencial con el que esta película alcanza su punto y final:
- "Si en estos momentos no estuviéramos casados y fueras libre, ¿te casarías otra vez conmigo?".
La pregunta nunca obtendrá respuesta...
Para finalizar, Mary decide continuar su vida separada de Fred. Alquila un pequeño apartamneto, comienza a trabajar como dependienta en unos grandes almacenes, consigue el perdón de su hija Marge, y de su propia madre (Teresa Wright), retoma sus estudios inacabados... y por supuesto, abandona la bebida.
Y cuando Fred intenta recuperar a su mujer, Mary le realiza una pregunta fundamental, el epílogo esencial con el que esta película alcanza su punto y final:
- "Si en estos momentos no estuviéramos casados y fueras libre, ¿te casarías otra vez conmigo?".
La pregunta nunca obtendrá respuesta...
CINEFILIA
- Durante su noviazgo, Mary y Fred asisten en un autocine a la proyección de un noticiero que informa de la coronación de Isabel II del Reino Unido y que tuvo lugar en la abadía de Westminster (Londres) el 2 de junio de 1953. Sin embargo, en todas las escenas que supuestamente tienen lugar en ese tiempo, los protagonistas y los extras portan vestidos y peinados más acordes con la moda de finales de los años 60.
- En las escenas de los esponsales de Mary y Fred observamos las ensoñaciones de la novia hábilmente montadas por Richard Brooks con otras imágenes nupciales superpuestas correspondientes a "La llama eterna" (Sidney Franklin, 1932) y a "El padre de la novia" (Vicente Minelli, 1950). También añadió el apasionado beso final entre Greta Garbo y Clark Gable en "Susan Lenox" (Robert Z. Leonard, 1931)...
- Desde 1953, la acción salta hasta el 22 de enero de 1969; escuchamos al comentarista radiofónico referirse al primer día de la que luego sería la controvertida presidencia de Richard Nixon. También en esas fechas, Carlos de Inglaterra era investido como Príncipe de Gales a los 16 años de edad. Todo ello coincide con el 16º aniversario de boda de los protagonistas.
- Destacamos a Teresa Wright, la actriz que representó aquí a la madre de la protagonista; entre los muchos papeles interpretados a lo largo de su prolífica carrera profesional recordamos especialmente el de Eleanor Twichtell, la sufrida esposa del malogrado beisbolista Lou Gehrig (Gary Cooper) en "El orgullo de los Yankees" (Sam Wood, 1942), deportista que murió víctima de la ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), película también comentada en el pasado en este mismo blog.
- La solidaridad entre alcohólicos, presente en otros films sobre este tema, como por ejemplo "Barfly" (Barbet Schroeder, 1987), se encuentra aquí retratada en una escena en la que Mary invita a un trago a un anciano en "El Carnero Rojo"... El viejo y tembloroso borracho apenas es capaz de llevarse el vaso a los labios...
- Después de celebrar su 15º aniversario de boda, Mary se queda contemplando a solas una película en la televisión. Se trata de la mítica "Casablanca" (Michael Curtiz, 1942) en aquellos felices tiempos cuando Ilsa Lund (Ingrid Bergman) y Rick Blaine (Humphrey Bogart) disfrutaban de su apasionado amor en París... Al fondo suenan las inolvidables notas de "As Times Goes By"...; escuchémoslas una vez más gracias a la inconfundible voz de Frank Sinatra:
- En Bahamas, la inexperta Mary está a punto de caer en las manos de un patético play boy de bigotillo ralo dueño de un falso acento italiano. Dice llamarse Franco, y está interpretado nada más y mnada menos que por Bobby Darin, el popular actor y cantante italo - americano...
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