No vayan a pensar ustedes que hemos perdido el juicio trayendo a este blog una película de vaqueros, un clásico western norteamericano con claras influencias del spaghetti western, cintas ambientadas en el salvaje Oeste pero producidas y realizadas entre los años 60 y 70 en Europa (fundamentalmente en los estudios romanos de Cinecittà o en el desierto de Almería).
Titulada originalmente como "Hang´em High" (Ted Post, 1968) es popularmente conocida por el público hispano como "Cometieron dos errores", excepto en Venezuela, donde se llamó "La marca de la horca".
Y traemos esta cinta hoy a colación por varias razones. En primer lugar, como homenaje póstumo a Dennis Hopper, recientemente fallecido de cáncer de próstata, y que desempeñó un brevísimo papel secundario en la misma (un peligroso enajenado conocido como El Profeta). En segundo lugar, para conmemorar el 80 cumpleaños del prolífico y polifacético cineasta Clint Eastwood, protagonista de esta película. Y por último, para deliberar si médicamente es posible o no que un hombre sobreviva a un ahorcamiento.
No es la primera vez que por separado hemos mencionado a ambos actores en este blog. Lo hemos hecho en el pasado a propósito de "El aventurero de medianoche" (Clint Eastwood, 1982), donde el director californiano se convertía en Red Stovall, un veretano cantante country gravemente enfermo de tuberculosis, y también al referirnos al psicópata Frank Booth de "Terciopelo Azul" (David Lynch, 1986), obra maestra que Hopper infectó con su particular y demoledora manera de actuar.
En España se narra la afortunada historia del soldado Mariano Coronado, condenado a la pena capital por robo y homicidio el 29 de diciembre de 1802. Para ello, fue dispuesto su cadalso en la Plaza Mayor de Valladolid. Una vez ahorcado, y dándole por muerto, el cadáver fue descolgado y entregado a la Cofradía de la Pasión para las honras fúnebres. Dicen las crónicas de la época que el ejecutado, antes de ser introducido en el féretro, fue capaz de mover una mano. Al percatarse las autoridades de que no había realmente muerto, se planteó la posibilidad de ahorcarlo por segunda vez. Finalmente el juez desestimó el castigo al considerar que el reo ya había cumplido su pena. Tampoco actuó contra el verdugo por su incompetencia, y el milagro se achacó a que el cuerpo del condenado no estuvo el suficiente tiempo colgado.
Hemos leído en "La soga y el fuego. La pena de muerte en la España de los siglos XVI y XVII" de Ángel Rodríguez Sánchez, que la horca y la hoguera eran los sistemas tradicionalmente preferidos para aplicar la pena capital en nuestro país:
"la primera es el emblema de la pena civil destinada al gran público, rodeada de un halo infamante; la segunda es casi una pena institucionalizada para complacer a la Iglesia. La soga, la escalera, el envión del verdugo, se reserva para homicidas, asesinos, ladrones, salteadores, amancebados notorios, falsificadores, corruptos, deudores de poca monta, reincidentes de toda clase, presidiarios incorregibles y hombres a quien la duda de la justicia convierte en personajes inconvenientes de los que es mejor deshacerse. El palo y la leña son castigos de herejes, de sus efigies, de homosexuales y de acusados de bestialismo..."
Volviendo al film que hoy nos ocupa, un drama con el trasfondo de la venganza, respecto al linchamiento de Jed Cooper (Clint Eastwood), ¿podemos encontrarnos ante otro caso de ahorcado superviviente como el del soldado Coronado?
Un grupo de jinetes le adjudica al protagonista el asesinato del matrimonio Johanson para robarles el ganado... El hombre se defiende fehacientemente de las falsas acusaciones... De nada le sirve su alegato, pues termina siendo ahorcado de la rama de un árbol. El jefe de la partida ejecutora es el autoritario capitán Wilson (Ed Begley). Detengámonos en este brutal intento de ajusticiamiento:
Titulada originalmente como "Hang´em High" (Ted Post, 1968) es popularmente conocida por el público hispano como "Cometieron dos errores", excepto en Venezuela, donde se llamó "La marca de la horca".
Y traemos esta cinta hoy a colación por varias razones. En primer lugar, como homenaje póstumo a Dennis Hopper, recientemente fallecido de cáncer de próstata, y que desempeñó un brevísimo papel secundario en la misma (un peligroso enajenado conocido como El Profeta). En segundo lugar, para conmemorar el 80 cumpleaños del prolífico y polifacético cineasta Clint Eastwood, protagonista de esta película. Y por último, para deliberar si médicamente es posible o no que un hombre sobreviva a un ahorcamiento.
No es la primera vez que por separado hemos mencionado a ambos actores en este blog. Lo hemos hecho en el pasado a propósito de "El aventurero de medianoche" (Clint Eastwood, 1982), donde el director californiano se convertía en Red Stovall, un veretano cantante country gravemente enfermo de tuberculosis, y también al referirnos al psicópata Frank Booth de "Terciopelo Azul" (David Lynch, 1986), obra maestra que Hopper infectó con su particular y demoledora manera de actuar.
En España se narra la afortunada historia del soldado Mariano Coronado, condenado a la pena capital por robo y homicidio el 29 de diciembre de 1802. Para ello, fue dispuesto su cadalso en la Plaza Mayor de Valladolid. Una vez ahorcado, y dándole por muerto, el cadáver fue descolgado y entregado a la Cofradía de la Pasión para las honras fúnebres. Dicen las crónicas de la época que el ejecutado, antes de ser introducido en el féretro, fue capaz de mover una mano. Al percatarse las autoridades de que no había realmente muerto, se planteó la posibilidad de ahorcarlo por segunda vez. Finalmente el juez desestimó el castigo al considerar que el reo ya había cumplido su pena. Tampoco actuó contra el verdugo por su incompetencia, y el milagro se achacó a que el cuerpo del condenado no estuvo el suficiente tiempo colgado.
Hemos leído en "La soga y el fuego. La pena de muerte en la España de los siglos XVI y XVII" de Ángel Rodríguez Sánchez, que la horca y la hoguera eran los sistemas tradicionalmente preferidos para aplicar la pena capital en nuestro país:
"la primera es el emblema de la pena civil destinada al gran público, rodeada de un halo infamante; la segunda es casi una pena institucionalizada para complacer a la Iglesia. La soga, la escalera, el envión del verdugo, se reserva para homicidas, asesinos, ladrones, salteadores, amancebados notorios, falsificadores, corruptos, deudores de poca monta, reincidentes de toda clase, presidiarios incorregibles y hombres a quien la duda de la justicia convierte en personajes inconvenientes de los que es mejor deshacerse. El palo y la leña son castigos de herejes, de sus efigies, de homosexuales y de acusados de bestialismo..."
revistas.ucm.es/ghi/02144018/articulos/CHMO9494110013A.PDF
Volviendo al film que hoy nos ocupa, un drama con el trasfondo de la venganza, respecto al linchamiento de Jed Cooper (Clint Eastwood), ¿podemos encontrarnos ante otro caso de ahorcado superviviente como el del soldado Coronado?
Un grupo de jinetes le adjudica al protagonista el asesinato del matrimonio Johanson para robarles el ganado... El hombre se defiende fehacientemente de las falsas acusaciones... De nada le sirve su alegato, pues termina siendo ahorcado de la rama de un árbol. El jefe de la partida ejecutora es el autoritario capitán Wilson (Ed Begley). Detengámonos en este brutal intento de ajusticiamiento:
- Cooper es montado a lomos de su propio caballo, maniatado a la espalda. La soga es larga. Un pistoletazo de Wilson hace que el animal se espante y que el protagonista quede suspendido por el cuello a una altura aproximada de un metro sobre el suelo. En los ahorcamientos con caida corta, el propio peso del cuerpo y los movimientos de lucha para evitar la presión de la soga provocan la muerte por estrangulamiento (asfixia, compresión de las carótidas y reflejo vagal fatal). Recordemos que para comprimir la tráquea y las carótidas basta con aplicar un peso de entre 2 y 3 kilogramos, mientras que para lesionar las arterias vertebrales sería necesaria una carga mayor, en torno a los 10 - 20 kilos. En la ficha profesional del actor Clint Eastwood figura una estatura de 188 cm. En 1968, según la apariencia que presentaba durante el rodaje de esta película, nos atrevemos a estimar un peso de tal vez unos 75 kilogramos. Además, para morir ahorcado no es necesario que la suspensión del cuerpo sea total, puesto que podría ser suficiente con la presión ejercida en el cuello por el nudo, aunque el ahorcamiento sea incompleto. Dicha presión (como en el estrangulamiento) puede causar un shock reflejo por la lesión traumática de los nervios cervicales y del plexo pericarotideo.
- En los ahorcados que son colgados mediante caida larga (por ejemplo si son empujados desde una cierta altura o si caen a través de una trampilla que se abre a su pies en el cadalso), el rápido movimiento de descenso seguido por el tirón y la parada brusca de la cuerda alrededor del cuello normalmente causa una lesión mortal (fractura vertebral y sección medular). Por ejemplo, empleando este procedimiento asesinaba el Dr. Lecter (Anthony Hopkins) al intrépido comisario Pazzi (Giancarlo Giannini) en "Hannibal" (Ridley Scott, 2001), lanzándolo al vacío con una soga al cuello desde las alturas del Palazzio Vecchio, en plena Piazza della Signoria de Florencia. Este método provoca una muerte rápida y un menor sufrimiento del reo. En "Cometieron dos errores" observamos como éste es el sistema de ajusticiamiento empleado por el juez Fenton (Pat Hingle). El patíbulo con las seis horcas y sus correspondientes contrapesos permanece permanentemente montado en la plaza del pueblo. Este último personaje me trajo a la memoria a otros clásicos del género, los magistrados protagonistas de "El forastero" (William Wyler, 1940) y "El juez de la horca" (John Huston, 1972), donde el famoso juez Roy Bean era interpretado por Paul Newman.
- En las escenas del linchamiento podemos constatar cómo el nudo corredero empleado se deslizaba hasta un plano lateral y posterior respecto al cuello. Esto respresenta una particularidad, pues aunque con toda seguridad se comprimió el paquete vascular cervical, se hizo de manera asimétrica, permitiendo un posible escape del retorno venoso. Por ello, Cooper no sería un "ahorcado azul", no presentaría cianosis en cara y cabeza. Como señalábamos anterioremente, la muerte de un ahorcado se puede producir por varios mecanismos. Uno de ellos es la asfixia mecánica, ya que la lengua se desplazaría hacia atrás, comprimiendo la orofaringe e imposibilitanto la necesaria entrada de aire a través de la laringe y de la tráquea hacia los pulmones.
- Fase cerebral: aparición de síntomas subjetivos como por ejemplo vértigo, desmayo, tinnitus, ansiedad y angustia. Todo esto puede durar unos 60 - 90 segundos, tras lo cual generalmente se pierde el conocimientos. Aparece una bradipnea y una taquicardia.
- Fase de excitación cortical y medular: suele durar unos 120 segundos. Aparecen convulsiones generalizadas, incluso en la musculatura respiratoria. El peristaltismo visceral hace que se vacíe la vejiga y el intestino. También se activa la salivación, la sudoración e incluso pueden llegar a desencadenarse la erección y la eyaculación. La sensibilidad y los reflejos desaparecen y el rostro se torna cianótico, aumentando notablemente la presión arterial y la bradicardia.
- Muerte respiratoria: puede durar entre 60 y 120 segundos. Se avanza hacia la insuficiencia ventricular derecha.
- Muerte cardiaca: en la que aparecen arritmias incompatibles con la vida.
http://www.monografias.com/trabajos15/asfixias-mecanicas/asfixias-mecanicas.shtml
Según lo anteriormente expuesto, podría ser factible que un ahorcado tardase en morir alrededor de unos 5 minutos por un mecanismo de asfixia y anoxia, dependiendo por supuesto de la resistencia individual, de la posición del nudo estrangulador y de la altura desde la que se produce el ahorcamiento.
En "Cometieron dos errores", el personaje encarnado por Clint Eastwood permanece ahorcado 65 segundos, hasta que su cuerpo es liberado de la muerte por la rápida acción del Marshall Dave Bliss (Ben Johnson), aquel duro Tector Goch de "Grupo Salvaje" (Sam Peckinpah, 1969).
COLOFON
Desde el punto de vista médico podría haber sido factible que Jed Cooper, al igual que aquel bienaventurado militar español del siglo XIX, sobreviviera a su lichamiento al haber sido rapidamente descolgado del árbol. Sin embargo, resultaría mucho menos creíble que lo hiciera tras permanecer en el aire pendiendo de una soga algo más de un minuto, resistiendo tamaña agresión sin haber sufrido más lesiones que una profunda cicatriz por desollamiento alrededor de su cuello. Sería muy dificil aceptar que en todo ese tiempo no hubiera padecido serios traumatismos respiratorios (daño laríngeo, congestión pulmonar y edemas subpleurales) o graves contusiones cervicales (musculares, vertebrales, vasculares y neurológicas).
Más tarde, el protagonista burlará de nuevo a la muerte después de ser tiroteado a traición por el capitán Wilson, Tommy (Jonathan Lippe) y Loomis (L.Q. Jones); por descontado, los tres malvados pagaron con sus vidas tamaña osadía. Pero para que tal milagro ocurriera fueron necesarios los amorosos cuidados de la bella Rachel (encarnada aquí por Inger Stevens, la rubia actriz de larga cabellera).
Pero el cine es así, porque nadie aceptaría que el protagonista se muriera apenas 8 minutos de iniciarse de la película... La entrada hubiera resultado demasiado onerosa.
Según lo anteriormente expuesto, podría ser factible que un ahorcado tardase en morir alrededor de unos 5 minutos por un mecanismo de asfixia y anoxia, dependiendo por supuesto de la resistencia individual, de la posición del nudo estrangulador y de la altura desde la que se produce el ahorcamiento.
En "Cometieron dos errores", el personaje encarnado por Clint Eastwood permanece ahorcado 65 segundos, hasta que su cuerpo es liberado de la muerte por la rápida acción del Marshall Dave Bliss (Ben Johnson), aquel duro Tector Goch de "Grupo Salvaje" (Sam Peckinpah, 1969).
De izquierda a derecha:
Ben Johnson, Warren Oates, William Holden y Ernest Borgnine, en "Grupo Salvaje"
Ben Johnson, Warren Oates, William Holden y Ernest Borgnine, en "Grupo Salvaje"
COLOFON
Desde el punto de vista médico podría haber sido factible que Jed Cooper, al igual que aquel bienaventurado militar español del siglo XIX, sobreviviera a su lichamiento al haber sido rapidamente descolgado del árbol. Sin embargo, resultaría mucho menos creíble que lo hiciera tras permanecer en el aire pendiendo de una soga algo más de un minuto, resistiendo tamaña agresión sin haber sufrido más lesiones que una profunda cicatriz por desollamiento alrededor de su cuello. Sería muy dificil aceptar que en todo ese tiempo no hubiera padecido serios traumatismos respiratorios (daño laríngeo, congestión pulmonar y edemas subpleurales) o graves contusiones cervicales (musculares, vertebrales, vasculares y neurológicas).
Más tarde, el protagonista burlará de nuevo a la muerte después de ser tiroteado a traición por el capitán Wilson, Tommy (Jonathan Lippe) y Loomis (L.Q. Jones); por descontado, los tres malvados pagaron con sus vidas tamaña osadía. Pero para que tal milagro ocurriera fueron necesarios los amorosos cuidados de la bella Rachel (encarnada aquí por Inger Stevens, la rubia actriz de larga cabellera).
Pero el cine es así, porque nadie aceptaría que el protagonista se muriera apenas 8 minutos de iniciarse de la película... La entrada hubiera resultado demasiado onerosa.
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