miércoles, 18 de septiembre de 2019

VIVIR


"Este es el estómago del protagonista de esta historia. Se aprecian síntomas de cáncer en el cardias. pero él aún no lo sabe"...

El pasado 6 de septiembre se cumplieron 21 años de la desaparición del magistral cineasta japonés Akira Kurosawa (1910 - 1998). Parte de su dilatada filmografía ha sido destacada en este mismo blog, como "El ángel ebrio" (1948) o "Duelo silencioso" (1949), además de por su incuestionable valor cinematográfico, por su personal abordaje de aquellos asuntos relacionados con la propia profesión médica y el hecho mismo de enfermar: el alcoholismo y las enfermedades de transmisión sexual, respectivcamente.

En "Vivir" (1952), el padecimiento de un cáncer de estómago avanzado por el protagonista, el anodino señor Kenji Watanabe (Takashi Shimura), le sirve a Kurosawa para articular el guión de este clásico en estrecha colaboración con sus habituales Shinobu Hashimoto e Hideo Oguni.

En esta película, como en tantas otras de su dilatada filmografía, los personajes de Kurosawa comunican más por sus silencios que por sus diálogos. Sus sigilosos primeros planos obligan al espectador a esforzarse en indagar los sentimientos y las emociones que los actores expresan a la perfección.

Algunos críticos han destacado el paralelismo de la historia del señor Watanabe con la de aquel otro funcionario de ficción, el protagonista de la aclamada novela "La muerte de Iván Ilich" (León Tolstoi, 1886), un pequeño burócrata que poco a poco irá ascendiendo por el escalafón administrativo para finalmente plantearse de qué le han servido tantos sacrificios.

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"A Question of Faith" (Colin Nears, 1979) es una película británica ambientada en los últimos tiempos de la vida del escritor ruso Tolstoi (Harry Andrews), junto al paralelismo existente entre la vida del autor y la de su propio personaje.



Con anterioridad, el cine alemán había llevado a la gran pantalla el mismo tema en "Der Tod des Iwan Iljistch" (Hansgünther Heyme, 1967), con el actor Ulrich Matschoss como protagonista.

Retornando al señor Watanabe, estricto funcionario que ha dedicado toda su vida al trabajo en la administración pública (jefe de la Sección de los Ciudadanos), tras su prematura viudedad se entregó al cuidado de su único hijo Mitsuo (Nobuo Kaneko), con el que comparte vivienda junto a su nuera Kazue (Kyôko Seki).



El Doctor (Masao Shimizu) le comunica al Señor Watanabe (Takeshi Shimura) su enfermedad

Quizás inconscientemente, y asimismo afectado por su efecto aniquilador a largo plazo, durante décadas el señor Watanabe ha estado padeciendo otra cruel enfermedad denominada soledad, tomando verdadera consciencia de todo ello cuando comienza a afrontar la caducidad de su existencia.

Los ancianos japoneses contemporáneos parecen tener peor suerte que el señor Watanabe. Muchos viven solos en los danchi, gigantescos complejos públicos de pequeñas viviendas, con pasillos laberínticos que algunas veces abarcan más de un centenar de bloques de apartamentos idénticos. Lo más normal es que ni los propios vecinos se conozcan ni sepan de su existencia. 



Cuando algún anciano fallece aislado y sin familia, el olor del cadáver en descomposición suele ser el primer signo de alerta. Son los denominados kodokushi, personas que mueren solas (y no necesariamente han de ser ancianos).

 Existe un floreciente negocio de empresas especializadas (tokushu soji) que se dedican a readaptar los pisos donde tantos desdichados se han extinguido en soledad. Hasta 30000 casos similares se producen en Japón cada año.

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Aunque quizás con un argumento y una denuncia social harto diferentes, "La muerte del Señor Lazarescu" (Cristi Puiu, 2005), nos convierte en testigos del peregrinaje por los sombríos hospitales de Bucarest de un anciano solitario y enfermo (Ioan Fiscuteanu) que vive con la única compañía de sus gatos.



El problema japonés continúa extendiéndose por el mundo occidental, sobre todo en aquellos países con las poblaciones más longevas. En el Reino Unido, por ejemplo, la ex primera ministra Theresa May llegó a plantearse la creación de un Ministerio de la Soledad. En Corea del Sur padecen un problema similar con los denominados godoksa: durante 2017, 366 fallecidos en soledad en Seul, el 62% hombres con edades comprendidas entre los 45 y los 65 años.

En España, se estima que 5 millones de prójimos viven solos. En Galicia, alrededor de 120000 personas mayores de 65 años residen en la más estricta soledad.

La solución temporal que toman muchos ancianos japoneses está siendo cuanto menos insólita. Si en 1990, los delitos cometidos por mayores de 60 años representaban el 4% del total, en la actualidad este porcentaje se ha disparado hasta el 600%. A principios de 2019, 5000 ancianos japoneses permanecían en prisión, el 20% de su población reclusa total. El 75% de las ancianas detenidas por robos confesaba vivir solas y sin familia. Ir a la cárcel representó para ellas una tabla de salvación, máxime cuando robar un simple bocadillo de apenas 1.50 dólares acarrea 2 años de prisión, en un lugar protegido por las autoridades y donde comparten compañía con otros semejantes.

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En "La balada de Narayama" (Shôei Imamura, 1983), el cine nipón (y de paso el mundial) se enfrenta al problema del envejecimiento poblacional y al destino de los ancianos, en un drama impactante y descomunal ambientado en el mundo rural del Japón de la Era Meiji (1868-1912).



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La presencia del actor Takashi Shimura fue habitual en las películas de Kurosawa, y así se constata por ejemplo tanto en "El ángel ebrio", donde encarnó al Doctor Sanada, como en "Duelo silencioso", esta vez como el Doctor Konosuke Fujisaki, y asimismo en "Vivir", esta vez pasando de médico a paciente.



Takashi Shimura es Kenji Watanabe

Auténtico descendiente de una antigua familia de samuráis, junto con Toshirô Mifuneotro de los actores fetiches más característicos de la filmografía de Kurosawa, Takashi Shimura asimismo encarnó a Kambei Shimadauno de los protagonistas de "Los siete samuráis" (1954), una de las mejores películas de la cinematografía mundial.



Recordemos que la fértil alianza artística entre Kurosawa, Mifune y Shimura generó como uno de sus más prestigiosos frutos el thriller policíaco "El perro rabioso" (1949), donde Mifune se convierte en el novato detective Murakami, y Shimura en Sato, su veterano jefe.


CANCÉR GÁSTRICO EN JAPÓN

En la actualidad, el 60% de los cánceres de estómago en el mundo se concentran en 3 países: Japón, China y Corea.

Existen diversos estudios que relacionan ciertos platos de la gastronomía tradicional japonesa con una mayor incidencia de cáncer de estómago entre sus consumidores habituales, especialmente aquellos alimentos ricos en sal, conservados en vinagre o ahumados.

Entre los implicados se encuentra el sushi, variedad de pescados crudos colocados sobre arroz aderezado con vinagre dulce, un hábitat ideal para el Helicobacter pylori, bacteria implicada en la patogénesis del cáncer gástrico.



Simplemente recordar que, a diferencia de los países occidentales, dada la elevada frecuencia del cáncer gástrico en Japón, en este país asiático se realizan campañas de detección precoz.

VIVIR AL FINAL DE LA VIDA

Metafóricamente, el señor Watanabe permaneció anímicamente muerto durante casi tres décadas, absorto en la rutina administrativa de su vida como funcionario jefe. Montañas de documentos se acumularon sobre la mesa de su despacho, con estanterías repletas de expedientes a la espera de resolución. Sólo el diagnóstico del cáncer gástrico significará el pistoletazo de salida en la postrer carrera en la procura de la felicidad.

Ante la indiferencia de su hijo y de su nuera, el señor Watanabe decide dilapidar sus ahorros en juergas. Su primera incursión en el mundo del esparcimiento vendrá de la mano de un extraño personaje, el Novelista (Yûnosuke Itô), que le introduce en el mundo nocturno de la ciudad: clubs, salones de baile, prostitutas... Este paseo por el barrio rojo nos trae a la memoria otra obra maestra del cine japonés, "La calle de la vergüenza" (Kenji Mizoguchi, 1956), en la que el cineasta retrata con una sensibilidad exquisita una serie de personajes femeninos que sobreviven en uno de los múltiples burdeles que funcionaron en el Tokyo de la posguerra mundial.


Existen varias escenas en "Vivir" , con la cámara filmando a través de enrejados y barrotes, que bien podrían haberse ambientado en el célebre distrito Yoshiwara de Edo (el nombre que tuvo Tokyo hasta 1868), creado en 1617 y que en su mayor apogeo llegó a contar con 3000 prostitutas procedentes de las más diversas clases sociales, desde las más pobres a las más ricas.



Como detonante de su repentina ansia de vivir surge el personaje de la joven empleada Toyo Odagiri (Miki Odagiri), capaz de captar las atenciones del anciano de una manera ciertamente egoísta, hasta que toma consciencia de la grave patología del moribundo.




Miki Odagiri es Toyo Odagiri

Como ella misma lo define, el señor Watanabe es una especie de momia, un ser exánime que revive con la vitalidad y el entusiasmo que emanan a raudales de la joven Toyo.


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Podríamos aventurar que la historia del cine estaría incompleta si no fuera por este aterrador personaje, un mito inaugurado por "La momia" (Karl Freund, 1932), protagonizada por el inolvidable Boris Karloff, continuado con irregulares clásicos del terror de serie B como "La tumba de la momia" (Harold Young, 1942), con Lon Chaney Jr. como actor principal, o la producción de la Hammer británica "La momia" (Terence Fisher, 1959), con el imperecedero tándem formado por Christopher Lee y Peter Cushing, hasta las más modernas cintas de aventuras "La momia" (Stephen Sommer, 1999) con Brendan Fraser o "La momia" (Alex Kurtzman, 2017), reinicio de la franquicia de The Mummy, y protagonizada por el taquillero Tom Cruise.



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Basada en "La casa de las bellas durmientes" (1961), novela corta del Premio Nobel japonés Yasunari Kawabata, "Nemureru bijo / The house of the sleeping virgins" (Kôzaburô Yoshimura, 1968) nos cuenta la historia de los ancianos clientes de una casa muy particular, a la que acuden para dormir al lado de hermosas jóvenes narcotizadas, sin que puedan despertarlas ni mantener relaciones sexuales con ellas, una narración que inspiró "Memoria de mis putas tristes" (Gabriel García Márquez, 2004) y la cinta "Sleeping beauties" (Dean McKendrick, 2017)



Asimismo inspirado por la novela de Kawabata, "Bellas durmientes" (Eloy Lozano, 2001) es el único largometraje dirigido por el desaparecido cineasta ourensano (1953-2009), que en 1973 había rodado el primer film en 35 mm en gallego, "Retorno a Tagen Ata", basado en un cuento del escritor José Luis Méndez Ferrin.




Como curiosidad cinéfila, el actor británico Clive Arridell, Lawrence en la película de Lozano, fue el protagonista de las populares campañas publicitarias del Sorteo de Navidad (1999-2005) y el spot de Acción contra el Hambre ACF International en 2013.

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En franca contraposición con el señor Watanabe de "Vivir", Akira Kurosawa retrató en la última de sus películas "Madadayo" (1993), las ganas de vivir del viejo profesor jubilado Hyakken Uchida (Tatsuo Matsumara), en una comedia dramática inspirada en la vida y obra del verdadero Uchida (1889 - 1971), célebre escritor, ensayista y profesor de alemán, que cada año celebraba su cumpleaños en compañía de sus alumnos.


UNA VISIÓN CRÍTICA DE LA BUROCRACIA

La reivindicación social de "Vivir" se establece sobre la defensa de los derechos de la persona y de la ciudadanía, ambos enfrentados a la monstruosa e inerte maquinaria burocrática estatal.

Existen unas escenas donde las ciudadanas son derivadas de un mostrador a otros por un ejército de funcionarios inútiles y perezosos, en una especie de aquel "Vuelva usted mañana" que en 1833 publicara el escritor y periodista Mariano José de Larra (1809 - 1837) bajo el seudónimo de Juan Pérez de Munguía en la revista satírica de costumbres "El Pobrecito Hablador".




 Mariano José de Larra y Sánchez de Castro (1809 - 1837)

Por una parte destaca la lucha colectiva del grupo de mujeres que reivindica el saneamiento del alcantarillado, con aguas estancadas y repletas de mosquitos, para convertir esa zona insalubre en un parque moderno para disfrute de los niños. Esas mismas plañideras llorarán amargamente la desaparición del señor Watanabe durante su funeral.

Por otra parte, el propio protagonista, que demanda la atención y el respeto de su hijo, al que ha dedicado todos los esfuerzos de su insustancial existencia. Además se rebela ante la actitud de los médicos, incapaces de trasmitirle la trascendencia de su enfermedad, enmascarando los síntomas con los de una úlcera péptica benigna. 

Así, mediante la indiscreción de un paciente, en la sala de espera se entera que el catálogo de síntomas que padece desde hace tiempo constituye una prueba irrefutable de su grave enfermedad: dolor epigástrico, reflujo, pirosis, lengua saburral, diarrea y estreñimiento alternativos, vómitos en poso de café y melenas.

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En algunas ocasiones, el universo cinematográfico también ha fijado su atención en las decisiones que toman los pacientes con cáncer cuando entienden que ha llegado su hora.

"Ahora o nunca" (Rob Reiner, 2007) es una comedia dramática estadounidense en la que dos enfermos terminales de cáncer, de extracción social bien distinta, el acaudalado Edward Cole (Jack Nicholson) y el humilde mecánico Carter Freeman (Morgan Freeman) deciden emprender conjuntamente su última odisea intentando conseguir todo aquello que en sus vidas han deseado.



Apena un año antes, "Las últimas vacaciones" (Wayne S. Wang, 2006) es una estereotipada comedia protagonizada por Queen Latifah, en la que encarna a una joven dependienta desahuciada por los médicos, tras diagnosticarla por error de un raro cáncer cerebral terminal, y que decide vivir esplendorosamente sus últimas semanas de vida.



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