domingo, 31 de mayo de 2020

ANATOMIA DE UN HOSPITAL


- "Todo era basura. Quiero decir los trasplantes, los anticuerpos, nosotros fabricamos genes, podemos producir vida en probetas, podemos prácticamente cosechar seres como si fueran zanahorias... y ni la mitad de los niños de ese gueto está vacunada contra la polio. Hemos establecido la más grandiosa entidad médica, la más enorme que se pudiera concebir y la gente está más enferma que nunca. ¡No curamos nada!"

Dr. Herbert Block (George C. Scott en "Anatomía de un hospital" (Arthur Hiller, 1971)


"Anatomía de un hospital" (Arthur Hiller, 1971) se nos antoja un film caótico y delirante, una crítica feroz al sistema hospitalario estadounidense en la década de los 70, con una nación inmersa en una profunda convulsión política y social desatada por el rechazo generalizado de la Guerra de Vietnam y las reivindicaciones de las minorías étnicas, incluyendo aquí una mención expresa a la cultura de los indígenas norteamericanos, con la aparición del actor y coreógrafo cherokee Arthur Junaluska como el chamán Blacktree (Árbol Negro).


Arthur Junaluska (1912-1978)

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Al respecto, y en rechazo por el tratamiento que el cine había dispensado a los nativos estadounidenses, el 27 de marzo de 1973 Marlon Brando no acudió a la ceremonia de la 45ª edición de los Oscar para recoger su galardón como mejor actor por su interpretación de Vito Corleone en "El padrino" (Francis Ford Coppola, 1972). En su representación los hizo la activista pro derechos de los indios Sacheen Littlefeather (Pequeña Pluma).


Sacheen Littlefeather

Recordemos que en aquello años algunos de los barrios más deprimidos de Nueva York presentaban tasas de mortalidad infantil superiores a las de muchos países incluidos en el llamado Tercer Mundo. En aquellos suburbios, la esperanza de vida retrocedió por culpa de a la violencia, la desnutrición, el tráfico y el consumo de drogas, sobre todo entre los más jóvenes.

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Precisamente "Distrito apache" (Daniel Petrie, 1981) está ambientada en una turbulenta y conflictiva comisaría de The Bronx, una cinta aclamada por una parte del público mientras era denostada por las personas de color y latinas, protestando enérgicamente contra la visión maniquea y clasista de la marginalidad en aquel depauperado distrito de Nueva York.


Sin embargo, "Anatomía de un hospital" es realmente una sátira mordiente que linda con la crueldad, instalada en las antípodas de otras interpretaciones más edulcoradas o heroicas de los nosocomios que encontramos en las películas y en las series de televisión, inusitada fuente de popularidad que encumbró a actores y personajes relacionados con la sanidad y la medicina, como por ejemplo "Centro Médico" (1969-1976), la célebre serie de la CBS protagonizada por el Doctor Gannon (Chad Everett) y el Doctor Lochner (James Daly), competentes cirujanos de una clínica de Los Ángeles, o la galardonada "Marcus Welby" (1969-1976), de la ABC, con el veterano Robert Young en el papel del afable médico de familia protagonista, y James Brolin en el de su ayudante, el Doctor Steve Kiley.


Robert Young y James Brolin son los doctores Welby y Kiley

Y entre tanto intencionado disparate, destacamos dos pilares sobre los que a nuestro juicio se fundamenta el valor de esta cinta. Por una parte, el guión de Paddy Chayefsky (1923-1981), exitoso dramaturgo y escritor neoyorkino de origen judío, que junto con el genial Woody Allen, han sido los únicos guionistas capaces de ganar tres Óscar, en el caso de Chayefsky por la recordada "Marty" (Delbert Mann, 1955), por "Anatomía de un hospital" y por "Network, un mundo implacable" (Sidney Lumet, 1976), un descarnado análisis de las entrañas del destructivo universo televisivo.


Por otra parte, disfrutamos con la formidable interpretación de George C. Scott en el papel del Doctor Herbert Block, el prestigioso director médico de un conflictivo hospital de la Gran Manzana, abandonado por su esposa e hijos, Un personaje alcohólico y amargado que además deberá hacer frente a una serie de inexplicables y estrambóticos asesinatos en cadena que van ocurriendo en su clínica.


George C. Scott es el Doctor Herbert Block
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Esta película fue rodada en las instalaciones del Metropolitan Hospital Center de Nueva York, fundado en 1875 como Hospital Homeopático afiliado al New York Homeophatic Medical College.


Originalmente fue construido como un sanatorio para alcohólicos en la isla de Ward. Con posterioridad, en 1894 se mudó al lugar del antiguo asilo para enfermos mentales de Nueva York, en la isla de Blackwell (actualmente isla de Roosevelt). Esta localización durante todo el siglo XIX y parte del XX funcionó como una isla presidio que albergaba un temido manicomio, un penal, un reformatorio, varios asilos para pobres y un hospital de beneficencia dedicado a enfermedades contagiosas.

Finalmente, en 1955 fue traslado a su ubicación actual en la 1ª Avenida (Upper East Side), siendo renombrado en 1965 como Metropolitan Hospital Center.

Retomando el film de Arthur Hiller, el director de origen canadiense que en su haber cuenta con haber dirigido una de las más exitosas cintas de los años 70, "Love Story" (1970), la vida del Doctor Block y la trayectoria de su hospital se deslizan peligrosamente y a la vez hacia el irremediable desastre.


Arthur Hiller (1923-2016)

¿Pueden permanecer en el caos más absoluto un control de enfermería o un quirófano? Obviamente no, pues aquí se convierten en elementos sarcásticos y reprobables. ¿Son los médicos, cuyo prototipo más desastroso es el Doctor Schaefer (Lenny Baker), unos patanes instalados en la estulticia, la malapraxis y la negligencia? 

En una de las escenas principales de esta película, la del diálogo entre el Doctor Block en su despacho con la señorita Barbara Drummond (Diana Rigg), el médico le desvela su afamado pasado como investigador y el prestigio que supone para su dirección médica que cada año se formen en su centro varias decenas de especialistas.


George C. Scott y Diana Rigg en "Anatomía de un hospital"

Así lo comprobamos cuando decide pasar visita, seguido por un pelotón de residentes capitaneados por el eficiente Doctor Brubacker (Robert Walden), quizás el único galeno que se salve de la quema en general, la antítesis del codicioso Doctor Welbeck (Richard Dysart), cuya única preocupación es hacer medrar sus cuentas bancarias y propiedades, aún a costa de provocar daños irreparables a sus pacientes.

Y por encima de toda esta anarquía necesitada de una catarsis, el personaje del Doctor Sundstrom (Stephen Elliot) se convierte en el único cortafuegos que intenta gestionar el hospital en una vorágine repleta de ciudadanos y manifestantes, pacientes que fallecen sin atención en urgencias y médicos ineptos que reclaman mejoras laborales.

Los hospitales estadounidenses, frecuentemente retratados en el cine por sus implacables criterios de gestión económica, como contemplamos también en "John Q" (Nick Cassavetes, 2002), se convierten en esta película en la diana de una sociedad que demanda una sanidad universal, más justa y eficiente.

La guinda de este pastel la pone el veterano Barnard Hugues, un habitual en las series televisivas que en esta ocasión interpreta al trastornado señor Dummond, el Paráclito de Caborca, un iluminado predicador encargado de un grupo de apaches en las montañas del norte de Méjico, y a la postre el personaje que desentraña tan surrealista trama. 


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