- "Escúchame. Tengo algo mal en la cabeza: Es importante saberlo. Grito y tengo muchos tics. Parezco un bicho raro"...
Lionel Esrogg (Edward Norton) en "Huérfanos de Brooklyn"
Recientemente, a propósito del Día Europeo del Síndrome de Tourette, algunos medios de comunicación se hicieron eco de una patología que podría afectar al 7% de la población mundial, a 35 millones de europeos y a 3 millones de españoles.
Suele diagnosticarse entre los 8 y los 10 años de edad, y a nivel mundial, su prevalencia se sitúa en torno al 1% de los niños en edad escolar, siendo más frecuente en varones que en mujeres, en una proporción de 3:1.
El síndrome de Gilles de la Tourette es un trastorno neuropsiquiátrico que suele manifestarse antes de los 18 años, caracterizado por movimientos repetitivos rápidos (tics) y sonidos indeseados e incontrolables. Los afectados pueden llegar incluso a pronunciar palabras malsonantes y ofensivas.
COMORBILIDAD
Según la Sociedad Española de Neurología, el 90% de los pacientes con síndrome de Tourette puede presentar trastornos psiquiátricos. Los más frecuentes serían adaptativos de tipo ansioso, déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH), presente al menos en el 40% de los casos, trastornos obsesivos- compulsivos (TOC), casi en la mitad de los pacientes, y patología del sueño, que condicionan el descanso de los afectados
Con menor frecuencia, estos pacientes pueden presentar también conductas impulsivas y autolesivas, escasa tolerancia a la frustración, con frecuentes ataques de rabia e ira, depresión, alteraciones del lenguaje y rasgos leves del espectro autista.
Recientes estudios especializados han descartado que las personas con síndrome de Tourette sean especialmente agresivos, hallazgo fundamental para desmitificar y contrarrestar las ideas erróneas y los estigmas sobre estos pacientes.
Es importante considerar que la comorbilidad en muchas ocasiones provoca más problemas que la mera presencia de sus tics característicos, necesitando tratamientos específicos con diferentes medicaciones.
Algunos niños con síndrome de Tourette pueden presentar además síntomas menos visibles, como trastornos del estado de ánimo (ansiedad, depresión), problemas motrices e incluso la pérdida de control de los esfínteres, lo que dificulta todavía más su adaptación social en un período tan crítico del desarrollo como es la infancia.
Durante la adolescencia, por cuestiones hormonales, los síntomas pueden repuntar, en un síndrome para el que, de momento, no existe tratamiento específico.
HISTORIA
Su descubrimiento se atribuye al neurólogo francés George Gilles de la Tourette (1857-1904), discípulo destacado del eminente profesor Jean Marie Charcot (1825-1893), director del Hospital de Salpêtrière de París.
En 1890, Tourette tradujo un artículo del especialista estadounidense George Miller Beard donde describía a un grupo de pacientes canadienses de origen francés que sufrían contracciones, movimientos anormales, ecolalia, ecopraxia y dificultades par controlar sus tics.
Brillante profesional, la vida personal de Gilles de la Tourette resultó complicada, llegando a padecer diversos síntomas hipomaníacos y depresivos; a medida que éstos fueron empeorando, provocaron el deterioro progresivo e irreversible de su salud, hasta el punto de fallecer internado en un hospital psiquiátrico de Lausana (Suiza).
CINEFILIA
Junto a Gabriel Legue, Gilles de la Tourette analizó la patología de la abadesa Jeanne des Anges, supuestamente un caso de histeria provocado por la pasión amorosa no correspondida entre la religiosa y el sacerdote Urbain Grandier, posteriormente quemado en la hoguera por brujería.
Esta historia real, ocurrida en la convulsa Francia de mediados del siglo XVII, inspiró la novela "Los demonios de Loudun" (Aldous Huxley, 1952), llevada posteriormente a las pantallas cinematográficas como "Madre Juana de los Ángeles" (Jerzy Kawalerowicz, 1961) y sobre todo como "Los demonios" (Ken Russell, 1971), una de las producciones más significativas, transgresoras y censuradas del cine de los años 70, protagonizada por Oliver Reed y Vanessa Redgrave.
ETIOLOGIA
Los expertos todavía no han encontrado una causa específica de este síndrome. Se trata de un trastorno complejo, donde podrían interaccionar múltiples factores genéticos y ambientales.
Edward Norton es Lionel Essrog en "Huérfanos de Brooklyn"
Si bien son necesarios más estudios e investigaciones, entre algunos de los factores de riesgo medioambientales han sido propuestos el tabaquismo activo durante el embarazo, complicaciones gestacionales, bajo peso al nacer y ciertas infecciones infantiles.
HUÉRFANOS DE BROOKLYN
Esta película representa el regreso a la dirección cinematográfica del actor y productor estadounidense Edward Norton. Fue además el guionista de este film, inspirándose para ello en la novela homónima de Jonathan Lethem.
Lionel Essrog (Edward Norton) es un investigador privado con síndrome de Tourette empeñado en descubrir a los asesinos de Frank Minna (Bruce Willis), su amigo y mentor, que lo había rescatado de un orfanato de Brooklyn.
A pesar de las evidentes limitaciones de su trastorno neurológico, expuesto constantemente al ridículo y la hilaridad, la privilegiada mente del protagonista va componiendo poco a poco un complejo puzzle criminal a partir de pistas aparentemente aisladas e inconexas, donde se mezclan la violencia, la traición y la corrupción política.
Norton traslado el escenario original de la novela a la Nueva York de 1957, con el objetivo de aportar a la historia la patina característica del cine negro. Para completar su obra, añadió elementos de la trama urbanística desarrollada en The Power Brooker.
En 1974, el periodista Robert Caro (1936) fue galardonado con el premio Pulitzer por la biografía del magnate urbanístico Robert Moses, creador del suburbio de Long Island, y que priorizó priorizar la construcción de autopistas estatales después de la Gran Depresión.
Alec Baldwin es el planificador urbanístico Moses Randolph
En su obra, Robert Caro acusó a Moses de abuso de poder y racismo, con un comportamiento ético más que reprobable por aprovecharse de la miseria y la marginación imperantes en los tradicionales barrios negros de la ciudad para derruirlos y transformarlos en modernos proyectos subsidiarios de la red de autopistas locales, tal y como se nos muestra en la película, donde Alec Baldwin encarna al controvertido personaje de Moses Randolph y Willem Defoe a su huraño hermano Paul Randolph.
SINDROME DE TOURETTE EN LA LITERATURA EL CINE Y LA TELEVISIÓN
Diversas obras literarias han retratado personajes con este síndrome, como por ejemplo "La pequeña Dorrit" (Charles Dickens, 1855-1857), publicada originalmente por entregas y adaptada al cine y la TV en varias ocasiones, cosechando las alabanzas tanto del público como de la crítica especializada.
Pero existen más ejemplos. Escrita en tres partes, y asimismo publicada por entregas, está "Ángel Guerra" (Benito Pérez Galdós, 1890-1891), obra que inauguró el ciclo espiritualista de las "Novelas españolas contemporáneas" de este prolífico autor.
Y también "La torre de los sietes jorobados" (Edgar Neville, 1944), la adaptación cinematográfica de la novela homónima del poeta, periodista y escritor Emilio Carrere Moreno, miembro destacado del movimiento poético del decadentismo modernista español.
Considerada hoy en día como una película de culto por su singular combinación de diversos géneros como el fantástico, el policíaco, el sainete, la intriga y el terror, asimismo precursora del fantaterror español (1960-1970).
Igualmente el interés por los tics y el síndrome de Tourette se encuentra presente en películas como "Inocencia y juventud" (Alfred Hitchcock, 1937), "El código tic" (Gary Winick, 1999) o "Los impostores" (Ridley Scott, 2003).
En ciertas ocasiones, el tratamiento de los personajes con síndrome de Tourette no siempre ha sido el más adecuado. En 2019, la Asociación Andaluza de pacientes con síndrome de Tourette y Trastornos Asociados (ASTTA) manifestó su más enérgica protesta por el modo en que la serie televisiva "La que se avecina" representó a este síndrome en el 4º capítulo de su temporada 11, alertando que estos pacientes son objeto frecuente de burlas, rechazo e incomprensión, fundamentalmente ocasionadas por el desconocimiento y los prejuicios.
Asimismo, se vieron obligados a recordarles a los productores de la popular serie que la coprolalia (expresión involuntaria de palabras obscenas, socialmente inadecuadas o comentarios despectivos) no es un síntoma fundamental de esta patología, pudiendo aparecer solamente en el 10% de las ocasiones.
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