sábado, 6 de diciembre de 2008

THE CHILD MOLESTER






Fotogramas de "The child molester"


Constitución Española. Capítulo III. Artículo 39.4: "los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos..."

El otro día tuve la oportunidad de participar en una animada tertulia con un grupo de compañeros y amigos.

Debatimos sobre la presencia permanente y cotidiana de la violencia en nuestras vidas, un hecho que poco a poco va infiltrándose también en nuestra propia sociedad: la lacra terrorista, las decenas de mujeres masacradas por sus parejas machistas, las redes de pederastas desmanteladas por la policía especializada en Internet, los hooligans en el fútbol, las peleas colectivas entre jóvenes embriagados y drogados, que indefectiblemente culminan el fin de semana dando con sus maltrechos huesos en los servicios de urgencias, los maltratadores que ceban con niños y ancianos...

Hay alguno que incluso se atreve a hablar de una enfermedad comunitaria, de una plaga generalizada de difícil y compleja contención.

Coincidiendo con estas reflexiones, he encontrado en Internet un documental producido por la Highway Safety Foundation bajo el título de "The child molester" (Herbert J. Leder, 1964), basado en un guión original del propio director. Libremente, en español podríamos traducir este film como "El pederasta". Se trata de un film dirigido directamente al corazón sentimental de la optimista Norteamerica de los años 60, en pleno desarrollo del llamado baby boom.

A mi juicio, esta película posee un estimable valor documental, pues nos demuestra como a mediados del siglo XX existía ya una profunda sensibilidad social respecto al horror provocado por los abusos sexuales en la infancia.

El argumento, contado a partir de fotogramas descoloridos de nostálgicos tonos musgo, sepia y cereza, resulta clásico y sencillo: unas niñas juegan entretenidas en un parque. Un desconocido se acerca a ellas y les regala unos caramelos; convence a las dos chiquillas para que le acompañen y se suban en su automóvil. Las alertas familiares y policiales se desatan a medida que va transcurriendo el tiempo de retraso en el retorno a casa de las pequeñas.

Resulta especialmente conmovedora la escena en la que la madre de una de la niñas desaparecidas se pregunta por qué ha tenido que ocurrirle esa desgracia a su hija; mientras tanto, afloran los recuerdos de aquellos felices días infantiles de la víctima, que el director nos sugiere hábilmente empleando la metáfora de la gallina cuidando a sus polluelos.

En la película, además de las habituales advertencias para evitar a los extraños adultos sospechosos, nos encontramos también con escenas educativas destinadas a la seguridad peatonal de los niños (como por ejemplo, el uso de semáforos y pasos de cebra para cruzar las calles).

El film finaliza con unas descarnadas imágenes de los cadáveres de las víctimas del crimen real, para mí manifiestamente gratuitas, pues estimo que pudieron haber sido perfectamente omitidas sin desvirtuar el mensaje admonitorio del film; tal vez fueron incluidas originalmente con la clara finalidad de refuerzo de la exhortación para padres e hijos.

HIGHWAY SAFETY FOUNDATION (HSF).

Transcurría el año 1954 cuando Richard Wayman, un contable de Cleveland - Ohio, se topó con un truculento accidente de circulación en la carretera: un tren había arrollado a un motorista. Fotógrafo aficionado, las instantáneas en color que tomó de aquella tragedia le sirvieron a la policía para completar sus atestados.

Durante la década de los 50, junto a Phyllis Vaughn, Wayman siguió fotografiando accidentes de tráfico, colaborando incluso para la prensa local. Estos trabajos conformarían una amplia serie de presentaciones en diapositivas, empleadas posteriormente en programas escolares de educación para la seguridad vial.

En 1962, los cadáveres de dos niñas fueron encontrados en un arroyo, cerca de Mansfield (Ohio). Cuando Gerard Ray Howell, el culpable de los asesinatos fue detenido, confesó a la policía que había abusado sexualmente de las niñas en unos servicios públicos de un parque de la vecindad, lugar habitual para los encuentros clandestinos de homosexuales masculinos. Desde un primer momento, la HSF participó en la cobertura del suceso justo en el mismo escenario del crimen. Gracias a sus habituales trabajos de fotografía y fimación, continuaron colaborando con las fuerzas del orden realizando documentales de tipo pedagógico y preventivo.

En 1964, basándose en los crímenes del pederasta de Mansfield, se realizaron "The child molester" y "Camera Surveillance". Las labores informativas y precautorias de la HSF en el campo de la seguridad se prolongaron hasta 2003. Sin embargo, el naturalismo y la crudeza de sus films ha llevado a más de algún crítico a cuestionarse su verdadera utilidad desde una perspectiva ética y moral, llegando incluso a tildarlos de cine pornográfico.

Una información más completa sobre la HSF puede encontrarse visitando el vínculo siguiente:

http://www.cinemaweb.com/highwaysafety/pages/about/chronology.html

Advirtiendo previamente a los potenciales lectores del contenido de imágenes que pudieran herir su sensibilidad como expectadores, comunico que la versión gratuita del documental original en inglés puede verse en:

http://www.archive.org/details/CHILD

jueves, 4 de diciembre de 2008

4 MESES, 3 SEMANAS, 2 DÍAS

Decían nuestros mayores que lo prometido es deuda. En esta misma bitácora, en reseñas anteriores donde se profundizaba en determinadas obras del cine rumano contemporáneo, me comprometí al abordaje de "4 meses, 3 semanas, 2 días" (Christian Mungiu, 2007). Hoy he decidido a hacerlo, después de valorar las estadísticas sobre la interrupción voluntaria del embarazo en España durante el año 2007, recientemente publicadas por nuestro Ministerio de Sanidad. Se trata de cifras oficiales, aunque la magnitud real de los abortos clandestinos permance oculta en las sombras.

Tal vez parezca una perogrullada decir que en España se ha incrementado el número de abortos porque también ha aumentado el número de mujeres en edad fértil. Este crecimiento se ha realizado fundamentalmente a expensas de la población inmigrante. También conocemos que en nuestro país existe una ley que permite la interrupción voluntaria del embarazo en unos determinados supuestos, normativa inexistente (cuando no punitiva) en muchos de las naciones de origen de las propias mujeres inmigrantes.

Precisamente en una de estas situaciones ilegales, en la Rumanía donde la dictadura comunista de Nikolae Ceaucescu daba sus últimos coletazos, sitúa Christian Mungiu la trama de su galardonada película. Según el propio director, este film formaría parte de un ambicioso proyecto titulado "Relatos de una edad de oro", con el que pretendía contar la vivencia subjetiva del comunismo en su país. La ley rumana que penalizaba el aborto se mantuvo vigente entre 1966 y 1989. A su manera, impulsó el baby boom de aquellos años. Pero, cuando el aborto se despenalizó, alrededor de 500000 mujeres habían fallecido víctimas de interrupciones clandestinas de su gestación. De esta manera, abortar se había convertido también en una suerte de desafío al régimen político totalitario.

Dos muchachas, Otilia (soberbia interpretación a cargo de Anamaria Marinca, capaz de comunicar todavía más con sus miradas y con sus silencios) y Gabita (Laura Vasiliu), comparten un cuarto dentro de una desapacible residencia de estudiantes de Bucarest.

La película se inicia con un plano general de la desordenada habitación de las chicas. En el fondo, una ventana cerrada; tras el cristal podemos observar cómo comienzan a caer algunos copos de nieve. Otilia y Gabita recogen los objetos que hay sobre la mesa. Sacan una especie de mantel plástico que la cubre. Gabita, la muchacha de cabello oscuro, parece enfrascada en los preparativos previos antes de realizar un viaje: hace la maleta, se depila las piernas...; mientras tanto, Otilia, la joven de la rubia cabellera, visita otras habitaciones de la residencia estudiantil en la procura de tabaco y jabón de tocador. El trapicheo es una forma común de ganarse la vida en aquellos predios. Hay un detalle que me llamó la atención: mientras el compañero que vende tabaco le ofrece a Otilia ver "El pájaro espino", ella le pregunta si tiene mejor una copia en video de la mítica "Al Este del Edén" (Elia Kazan, 1955). La vida cotidiana de la mayoría de los habitantes de Rumanía a finales de los años 80, todavía transcurría al Este del anhelado "paraíso económico occidental". La sombra permanente de la temible Securitate y de la policía secreta planeaba sobre ellos.

Algunas veces, simples detalles se transforman en una especie de bálsamo destinado a aliviar el escozor de la cruda realidad. Otilia busca en las estanterías un poco de leche en polvo para regalársela a otra compañera que cuida de dos gatitos huérfanos. Gabita, candorosa, duda entre incluir o no en su parco equipaje los apuntes para preparar un inminente examen.

Ambas amigas están a punto de comenzar un viaje descorazonador, una durísima experiencia que marcará para siempre sus vidas. Gabita está embarazada y ha decidido abortar clandestinamente. A su vez, Otilia se involucra totalmente en el amparo de su desafortunada compañera. Ella será precisamente la encargada de subsanar las mayores dificultades: recaudar el dinero necesario para abortar (unos 3000 lei), alquilar la habitación del hotel, engañar a vigilantes, conserjes, policías, a su propio novio... Mercado negro, cortes de energía, tranvías traqueteantes, contrabando y estraperlo..., todos estos elementos encuadran el trasfondo social mostrado en la película. Otilia también es la encargada de contactar con el Sr. Bebe (Vlad Ivanov), el supuesto abortero que llevará a cabo su intervención en la habitación de un hotel.

En "El séptimo arte", Ramón Balcells escribe una crítica acertada y solvente sobre este film, más centrada en la descripción de "los límites de la amistad y los miedos interiores" que en las cuestiones morales derivadas del controvertido y espinoso tema del aborto.

http://elseptimoarte.wordpress.com/2008/02/10/4-meses-3-semanas-y-2-dias-talento-efimero/





Y precisamente explorando esos imprecisos límites de la amistad y del compromiso con el prójimo, Mungiu nos enfrenta con el dilema que interpreto personalmente como el nudo gordiano de esta película. Como impuesto complementario al coste de la interrupción del embarazo, el Sr. Bebe fuerza a las dos amigas a mantener unas vejatorias relaciones sexuales con él. El problema, hasta ahora exclusivo de Gabita, sobrepasa de largo sus circunstancias vitales para extenderse y afectar, como una ignominiosa mancha de aceite, la propia integridad física y moral de su amiga Otilia.






El brutal Sr. Bebe propone "un trato"...



El método empleado por el abortero resulta sencillo y peligroso: en condiciones de dudosa asepsia, el hombre emplea una sonda que introduce en la vagina de la muchacha, procurando que su extremo interior atraviese el cuello uterino. Una vez superada la barrera cervical, mediante una jeringuilla inyecta el contenido de una ampolla de cristal a través de la sonda. Cuando Gabita le pregunta cuál es el contenido de la misma, el Sr. Bebe tan solo responde lacónicamente: "agua". Antes de marcharse, el abortero advierte a Otilia que vigile la temperatura de de su compañera, le recomienda que le dé aspirina si la temperatura sobrepasa los 38º y le deja un antibiótico (ampicilina), para minorizar el riesgo de un posible aborto séptico.

Paralelamente a la desventurada historia de Gabita, transcurren las truculentas peripecias de Otilia. Tras ser forzada sexualmente por el Sr. Bebe, deja a su amiga en el cuarto del hotel y parte hacia la casa de su novio Ari Radu (Alex Potocean) un estudiante de Química que ignora todo lo ocurrido. Otilia está invitada a la celebración del cumpleaños de la Sra. Radu (Luminita Gheorghiu, la actriz que interpretó a la enfermera Mioara en "La muerte del Sr. Lazarescu"). Cuando Otilia por fín regresa de nuevo al hotel, Gabita ya ha abortado.

Una última prueba de la amistad. En una cruda escena, Otilia recoge las pruebas y angustiada abandona el hotel para deshacerse de ellas. El abortero le había recomendado que no enterrase los restos fetales, sino que los arrojara a un triturador de basuras. En un largo plano secuencia, el cámara con la filmadora al hombro persigue a la joven en la oscuridad de la gélida noche rumana. La banda sonora no existe y el sonido tan sólo nos devuelve la respiración jadeante de Otilia. Todo esto con la finalidad de provocar el desasosiego y la incomodidad en el espectador.

Un hito de esta película se consigue por la forma de abordar las cuestiones relacionadas con el aborto. El film no se posiciona ni a favor ni en contra. De manera realista narra una historia de tristeza, angustia y falta de libertad. No juzga. Tan solo describe y emociona.

Al respecto, escribía el 2 de febrero de 2008 en El Diario Montañés de Santander el crítico Enrique Álvarez: "milagroso es, sin duda, hacer una película así, sin un átomo de manipulación ideológica. Estremecernos como nos estremece, sin halagar ni contrariar lo más mínimo, ni en la intención ni en las formas, nuestra idea preconcebida sobre el problema".


Ari y Otilia haciendo planes


Para finalizar, volvamos al plano inicial de la habitación de las estudiantes; de fondo podemos escuchar el tic tac de un reloj. Es el tiempo que indefectiblemente corre en contra de todos: en contra del hijo que en su seno lleva Gabita y que ella no desea, en contra de la propia Gabita, que deberá poner su salud en manos de un abortero desconocido, y en contra de Otilia, de su amistad por Gabita, de la relación con su novio y de sus ilusiones, cercenadas sin piedad.

Ojalá todos tuviéramos una amiga como Otilia...

Un detalle final: ¿por qué son casi todos los coches que aparecen en este film destartalados modelos del clásico Renault 12?. La respuesta puede estar aquí:


http://es.wikipedia.org/wiki/Renault_12#El_Renault_12_en_Ruman.C3.ADa_.28Dacia_1300.29


domingo, 30 de noviembre de 2008

UNO POR CIENTO ESQUIZOFRENIA


"La cifra clásica de que un 1% de la población general desarrollará un cuadro de esquizofrenia a lo largo de su vida se mantiene inamovible, a pesar de las críticas y posibles nuevas evidencias recibidas".

RICE DP. The economic impact of schizophrenia. J Clin Psychatry 1999; 60 Suppl 1: 4-6.

http://www.cfnavarra.es/salud/anales/textos/vol23/suple1/suple3a.html

En su clásico tratado titulado "La esquizofrenia incipiente" (1958) escribió Klaus Conrad, profesor de psiquiatría y neurología, entonces director de la Clínica Universitaria de Enfermedades del Sistema Nervioso de Göttingen:

¿Debemos darnos por satisfechos con la enumeración de síntomas "esquizofrénicos" más o menos específicos, con la esperanza de su explicación en términos de patología cerebral, esto es, en último término física, y dejar con ello lo esquizofrénico allí donde ha permanecido desde Jaspers (1913), como algo en general "incomprensible"?...

Tal vez esta pregunta continúe hoy sin respuesta. O tal vez podamos despejar la incógnita tras analizar "Uno por ciento esquizofrenia", un documental de 75 minutos gestado y producido por el médico - cineasta Julio Medem, cuyo guión y dirección son debidos a Ione Hernández. La sugerente banda sonora es obra de Javier Casado.



Imagen de la directora Ione Hernández sobreimpresionada sobre los retratos de algunos pacientes esquizofrénicos protagonistas de su documental


Para muchos psiquiatras, cuando hablamos de esquizofrenia, elucubramos sobre la enfermedad mental por antonomasia, sobre la esencia misma de la enajenación y de la locura.

En varias ocasiones, en mi experiencia personal, además de prestar atención a sus tribulaciones, he tenido la oportunidad de conocer el trabajo que viene desempeñando en Ourense la asociación MOREA, constituida por familiares y enfermos mentales. De los labios de su presidenta, Mª Ángeles Fernández Araujo, y de los de su director, el psicólogo Alfonso Díaz Lage, he escuchado reivindicaciones idénticas a las que expone en este documental Silvestra Moreno, la presidenta de la Asociación de Enfermos mentales de Cataluña: la patología psiquiátrica (como cualquier otra enfermedad) puede rozarnos en cualquier momento con sus alas lacerantes. La esquizofrenia va aquí incluída.

Personalmente estimo que el principal logro de esta valiente película testimonial se alcanza justo en el preciso instante en que consigue presentarnos a los enfermos de esquizofrenia como prójimos, como seres humanos que sufren, especialmente cercanos al espectador: un hijo, una hermana, un familiar, un amigo...; todos y cada uno de estos nuestros afines tienen un nombre propio: Montse, Xavi, Andrés, Antonio, Efrén...

La directora del documental emplea con gran solvencia las imágenes de un túnel donde no se atisba la salida; se me antojan harto representativas de esta enfermedad. Precisamente Efrén, uno de los pacientes, verbaliza de manera muy expresiva su personal vivencia del trastorno, identificándolo con una cueva oscura donde, inesperadamente, se encienden unos flases o se perciben raros olores (las alucinaciones), una gruta profunda que también le sirve a la hora de aislarse del resto del mundo.

Una sensación similiar me fue transmitida mediante los fotogramas que muestran largos pasillos repletos de puertas cerradas, puertas que a veces se entreabren para mostrarnos una oscuridad más profunda, si cabe, que aquella de donde como espectadores procedemos.

LA RELACIÓN ENTRE LA ESQUIZOFRENIA Y LA AGRESIVIDAD.

“Es más tranquilizador saber que alguien fue asesinado a disparos en el asalto de una tienda que apuñalado hasta la muerte por un enfermo mental”.

Editorial de la prestigiosa revista Archives of General Psychiatry.

Esta supuesta relación está muy alejada de la realidad. Así de categóricos se manifiestan los expertos consultados en el documental. La califican de falsa creencia, superstición, estigma que distorsiona la realidad. Pero, todavía hoy en día, cuando un enfermo esquizofrénico se ve involucrado en un acto violento, dicha noticia continúa teniendo asegurado un titular en la primera plana de los medios de comunicación. Y no digo nada sobre el filón que el cine ha encontrado en este tipo de situaciones...

Pudiera resultar hasta cierto puento comprensible que un paciente esquizofrénico, en una fase delirante aguda de su enfermedad (y sobre todo si no está siendo adecuadamente tratado) pueda mostrarse violento al creer ser objeto de una aterradora persecución. Sin embargo, las estadísticas se empeñan en demostrar que los enfermos esquizofrénicos resultan menos agresivos que la población en general. Incluso suelen ser, con mayor frecuencia, víctimas que verdugos.

En esta misma línea argumental, presentamos aquí un enlace con un blog muy interesante:

http://nikoticias.blogspot.com/2008/05/el-paciente-esquizofrnico-no-es-ms.html

EL SUICIDIO.

Una mención aparte merece la autoagresividad, que es la principal causa de muerte prematura entre los pacientes esquizofrénicos. Alrededor del 15% de los pacientres esquizofrénicos consiguen consumar sus intentos de suicidio.

Al respecto, los testimonios de los psiquiatras que intervienen en el documental son demoledores: los esquizofrénicos son "contundentes" ("cuando lo deciden, se quitan de en medio"); constituyen el grupo de pacientes psiquiátricos que más se suicida (superando incluso a los depresivos).

En boca de los propios pacientes, en la mayoría de las ocasiones el desencadenante de esta dramática decisión se identifica con una autoestima alarmantemente baja. La desesperada lucha contra su propia enfermedad le provoca al enfermo un agotamiento tal, que llega a pensar en su superación solamente mediante el descanso eterno. En estos casos, el intento de autolisis nunca debe interpretarse como una mera llamada de atención. El riesgo es real.

Cuando se aborda en la película el tema del suicidio, la imagen de los enfermos pasa a recortarse sobre un fondo totalmente blanco (hasta este preciso instante, venía haciéndolo sobre un fondo negro). Reaparecerá el blanco con la incógnita del futuro. Otro apunte cinematográfico: según miramos a la pantalla, los pacientes siempre quedan encuadrados a nuestra derecha; sin embargo, los expertos, familiares y terapeutas quedan situados a nuestra izquierda...

Sostiene en el documental Jeffrey Lieberman, responsable del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Columbia:

"Hay gente que piensa que la esquizofrenia no existe como tal, y que es solamente una etiqueta que la sociedad pone en gente muy creativa, con mucha imaginación, y que no quiere rendirse al pensar y comportarse como el resto de la sociedad. Es una idea muy romántica que se tiene de la esquizofrenia. Es completamente falso, totalmente equivocado, y es muy negativo y doloroso para los pacientes pensar así".

Todos los especialistas se muestran de acuerdo en el origen "físico", y no romántico, de la enfermedad. En esta senda alumbran con su preclara luz los modernos estudios sobre la predisposición genética y sobre las alteraciones específicas en la neurotransmisión neuronal - dopamina, glutamato -. Por ello, un tratamiento farmacológico disciplinado resulta fundamental en la estabilización de estos pacientes.

EL TRATAMIENTO.

Ciertas intepretaciones folletinescas de la esquizofrenia contribuyen a que los pacientes no adquieran la conciencia de enfermedad (crónica) y de los beneficios del tratamiento precoz.

Habilmente, Ione Hernández, como directora y guionista de este film, no rehuye la controversia permanentemente provocada entre corrientes terapéuticas psicofarmacologistas versus otras que inciden en terapias de corte social y familiar. Ambos posicionamientos son mostrados con sobradas sensibilidad e inteligencia.

Una vez más, se alza la voz de los propios pacientes, que relatan qué fármacos toman y cuántas veces al día tienen que hacerlo. Ellos también demandan más explicaciones sobre los posibles efectos secundarios de su medicación: aumento de peso, alteraciones menstruales, retraso en la eyaculación, efectos extrapiramidales, galactorrea, sequedad de boca, sedación excesiva...

Queda en el aire la incógnita de quiénes han de tomar indefectiblemente medicación antipsicótica, antidepresiva y ansiolítica, y por cuanto tiempo (¿para siempre, como cualquier otra patología crónica?).

Tampoco escapa de la quema crítica el sistema sanitario público español: la psiquiatría asistencial actual no puede basarse únicamente en la prescripción farmacológica. Son necesarios más recursos humanos, equipos multidisciplinares específicos (enfermería comunitaria, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales) dueños del tiempo suficiente para atender y "escuchar" a los pacientes, así como unidades de hospitalización de agudos donde existan habitaciones para los acompañantes; tal y como se queja Montse, la paciente que protagoniza el film: "20 minutos cada 3 meses, no sirven para mucho"...

Entonces, ¿será cierto aquel dicho popular que sostiene que "la locura no tiene cura, y si la tiene, no dura"?. ¿Es lo mismo tratar (y aliviar) los síntomas que tratar (y curar) la enfermedad?.

EL ARTE COMO TERAPIA.

Un capítulo muy interesante de este documental es dedicado a las relaciones entre la enfermedad mental y las artes (pintura, poesía, filosofía...). Aparecen los nombres clásicos de Van Gogh, De Kooning, Rimbaud, Kierkegaard... El psiquiatra Jesús de la Gándara entiende que el mayor beneficiario de la terapia artística es el paciente que tiene necesidades de expresión simbólica.

EL FUTURO.

La esperanza: unos hermosos fotogramas de una ventana que se abre, permitiendo entrar la luz en la oscuridad.

Pero también la alerta, porque las enfermedades mentales pueden convertirse en un problema de salud capital en este siglo XXI.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

SUEÑO DE UNA NOCHE DE INVIERNO


En pleno siglo XX, después de las amargas experiencias sufridas tras la devastación provocada por las dos grandes guerras mundiales, muy pocos habitantes de la vieja Europa se imaginaron que un día podrían tener lugar de nuevo las brutales masacres ocurridas en los Balcanes, disuelta y demolida la antaño soberbia Yugoslavia comunista, gobernada por el mariscal Tito con mano de hierro.

¿Cómo fue posible toda aquella pesadilla, desatada por el odio y el fanatismo?; ¿cómo pudo renacer el fantasma de la limpieza étnica, en unos países tan cercanos a nuestra propia geografía? Las respuestas a estos interrogantes existen en el transfondo de esta magnífica película serbia, "Sueño de una noche de invierno" (Goran Paskaljevic, 2004) en su día galardonada con el Premio Especial del Jurado en el Festival de San Sebastián.

El argumento parece sencillo. Lazar (Lazar Ristovski), un veterano serbio de la guerra de los Balcanes, regresa a su casa 10 años después. Nos encontramos en el invierno del 2004. Su historia personal tiene muchas semejanzas con la del protagonista de aquel éxito musical titulado "No dudaría", popularizado por el malogrado artista Antonio Flores. Lazar visita a la madre de una de sus víctimas para pedirle perdón por haberle arrebatado a su hijo. El silencio de la anciana resulta elocuente: ¿podrá su perdón reparar tanto sufrimiento?. Lazar despierta con frecuencia acosado por sus pesadillas, por su remordimiento.

En la vivienda que antaño había ocupado junto a su difunta madre, encuentra ahora a Jasna (Jasna Zalica) junto a su hija Jovana (Jovana Mitic), una niña autista de 12 años, refugiadas bosnias que tratan de reconstruir allí un precario hogar.

Ha llegado la hora de que Lazar comience a cobras deudas pretéritas. De esta manera, de un antiguo socio consigue un Mercedes 200 usado como amortización parcial del débito, lo que le permitirá comenzar a sobrevivir trabajando como taxista. Impulsado todavía por el rencor y el resentimiento, el hombre traslada en su coche a las exiliadas hasta unos maltrechos barracones.

Pero la enfermedad de Jovana parece despertar en el taciturno Lazar un último rescoldo de piedad y misericordia. Se inicia así una convivencia en la cual, el curtido veterano va aprendiendo todo lo que significa compartir las horas con una paciente afectado por un trastorno del espectro autista (TEA). La niña habita su mundo particular, fascinada por las barras de labios y las alas de su disfraz de hada madrina. En el simbolismo particular de este film, son los niños autistas unos seres especiales, clarividentes, los hijos abandonados de las hadas del bosque, incapaces de comunicarse dentro de una realidad totalmente carente de magia.

Delante de nuestros ojos desfilan imágenes harto sugerentes, historias de perdedores y de supervivientes: la escuela para niños disminuidos psíquicos a la que diariamente acude Jovana, la representación teatral que ellos mismos realizan de "El sueño de una noche de verano" (William Shakespeare), la consulta del sanador, donde Lazar lleva a la niña para intentar "despertarla" de su desconexión con la realidad, como si el autismo fuera un sueño, la absurda muerte de Jasna a manos de un amante despechado, las flores y los árboles que Jovana dibuja constantemente, metáfora de la esperanza en un mundo mejor, que nunca llegará a venir... Mientras Lazar, fuera de imagen, pone fin a su existencia con un disparo, la niña autista se pierde entre los árboles de un bosque florido.

Situada en las antípodas de la oscarizada "Rain Man" (Barry Levinson, 1988), empeñada en explotar las maravillosas facultades memorísticas de algunos autistas, Paskaljevic fue capaz de contar una historia enternecedora, humana, libre de tópicos y de barato sentimentalismo, haciendo participar como protagonista a una niña autenticamente autista sin ninguna habilidad extraordinaria.

miércoles, 29 de octubre de 2008

TIERRAS DE PENUMBRA


"Hay algo que nos impulsa al mundo de los demás...; ese algo es el sufrimiento"

"Muerte, no seas orgullosa
aún cuando algunos te hayan llamado terrible y poderosa
porque tú no lo eres.
Que aquéllos a quien tú crees arrollar, no mueren
pobre muerte
ni tú podrás matarlos.
Tú esclava del destino, de la suerte,
de reyes y de desesperados
Tú que te nutres de guerras, venenos y enfermedades,
opio y hechizos nos saben adormecer mejor
que cualquiera de tus mandobles
Por qué entonces te ensoberbeces?
Transcurrido un breve sueño velaremos
en eternidad
y
muerte ya no habrá,
muerte tú morirás".
John Donne, 1623

Confieso mi anglofilia. Es mi obstinado pecado. Por su culpa, tal vez todos estos comentarios sobre "Tierras de penumbra" (Richard Attenborough, 1993) se verán hipertrofiados. Espero disculpen este sesgo tan mío, sentimental y cinéfilo. Pero es que, aunque sólo sea por tanta serena y placentera belleza (fotografía - los húmedos paisajes de Oxford y su campiña -, banda sonora - magistral George Fenton -, vestuario y ambientación - las dependencias del Magdalen College, por ejemplo, o The Kilns, algo así como "Los Hornos", el hogar del propio Lewis -) junto a la admirable dirección de actores desplegada en este film, en mi opinión estamos ante una obra maestra, una joya cinematográfica, una genuina y delicada obra de arte. Afortunadamente, también comparte mi opinión Javier Anisa en la crítica que firma como "De lo efímero perdurable", en el blog Septimo-Arte:




Además, desde el punto de vista estrictamente facultativo, el abordaje de la enfermedad (en este caso, el cáncer de huesos) y la muerte se realiza con entereza, sin exhibicionismo ni sensiblería, pero sin caer tampoco en esa característica trampa que eventualmente provoca la incómoda flema británica.




Placa conmemorativa de Joy Gresham en el Crematorio de Headington

http://biblicalstudies.info/cslewis/cslewis.htm



Dejando a un lado las elucubraciones literarias presentes en el film ("leemos para saber que no estamos solos"), el retrato de los personajes del escritor irlandés C.S. Lewis (Anthony Hopkins, minucioso y detallista) y de su esposa Helen Joy Davidman Gresham (una convincente Debra Winger) resulta adecuado, humano, serio. En su ámbito familiar e íntimo, Lewis era conocido por el apodo de Jack.

El argumento de la película está basado en el libro "Una pena en observación", escrito por el propio Lewis, donde introspectivamente narra la penuria y los vívidos sentimientos en su día provocados por la pérdida de su esposa, el único amor que encontró en toda su vida, hallazgo tardío, pues le llegó en plena madurez, cruelmente arrebatado por el cáncer para dejarle sumido en la soledad más profunda.



Retratos del verdadero C.S. Lewis y de su esposa Joy Gresham


En el siguiente vínculo puede consultarse una interesante aportación sobre cómo se adaptó y transformó este personal libro de Lewis a la película de Attenboroug:



http://mercedicosas.wordpress.com/2008/06/07/transposicion-una-pena-en-escena/



Sobre religión, literatura y filosofía se reunían a debatir el grupo de los "Inkglins" en "The Eagle and the Child" (coloquialmente "The bird and the boy") de Oxford, tertulia recreada en el film de Attenborough en el mismo pub original, pero con otros personajes. Entre sus miembros destacaron J.R.R. Tolkien, el propio Lewis y su hermano historiador, el mayor Warren "Warnie" Lewis, personaje encarnado en este film por el veterano actor inglés Edward Hardwicke.



El alcoholismo es una enfermedad que también planea sobre el argumento de esta película: constatamos que Warnie Lewis es un bebedor abusivo, y William Gresham, que nunca llega a aparecer en persona durante el film, atendidendo a las referencias de su propia esposa Joy, es un alcohólico violento y mujeriego. Tampoco aparece en la película el otro hijo de Will y Joy, David Gresham. En la ficción Joy y su hijo Douglas (Joseph Mazzello) precisamente llegan a Inglaterra escapando del libertino marido y padre.

Sin embargo, en realidad, Douglas llegaría a escribir un libro contando sus experiencias infantiles en la casa de los hermanos Lewis, en Oxford. Se tituló "Lented Lands" y también sirvió de base documental al magnífico guión escrito y llevado a la pantalla por William Nicholson, trabajo por el que fue nominado en su categoría para el Oscar de 1994.

LOS ANTECEDENTES


Anteriormente, en 1985, William Nicholson había sido el autor del guión de un telefilm sobre la relación entre C.S. Lewis y Joy Gresham. Galardonado en 1986 con los prestigiosos premios BAFTA, fue dirigido por Norman Stone y producido por David M. Thompson para la BBC galesa. Los personajes protagonistas fueron interpretados por Joss Ackland (Jack) y Claire Bloom (Joy).

El trabajo de Nicholson también fue exitosamente adaptado para el teatro. Dirigido por Elijah Moshinsky, contó con el prestigioso Nigel Hawthorne y con Jane Lapotaire en los papeles estelares.

http://en.wikipedia.org/wiki/Shadowlands



LA ENFERMEDAD DE JOY



En el film que nos ocupa, los primeros síntomas del cáncer aparecen mientras Joy visita las habitaciones donde Jack imparte lecciones a sus alumnos, en el Magdalen College de Oxford. La mujer se lleva la mano al muslo derecho y se lo frota, como tratando de aliviar las molestias, que el propio Jack achaca al calzado. Ella se encuentra fatigada y se sienta en una silla para descansar.

La enfermedad debuta tragicamente con una fractura expontánea de fémur, que Joy sufre en su domicilio londinense cuando trata de contestar una llamada telefónica de Jack.

Una vez hospitalizada el médico informa a los hermanos Lewis sobre la gravedad del caso; habla de un cáncer óseo (probablemente un osteosarcoma, debido a su parcial radiosensibilidad) que carcome el fémur "izquierdo" (¿un gazapo, un fallo de raccord?). Insisto en este tema trivial, porque el tratamiento de radioterapia que le aplican a Joy parece incidir en todo momento sobre su fémur derecho.

Magistralmente tratada en este film (por ejemplo, en las escenas en las que el muchacho absorto mira melancólicamente a través de una ventana), la vivencia que el joven Douglas siente por culpa de la enfermedad de Joy, una y otra vez trae a la memoria de Jack el sufrimiento que a él mismo padeció tras la temprana pérdida de su propia madre, el otro amor de su vida.

En la "Revista de Medicina y Cine" se ha publicado un artículo sobre este film, abordándolo desde el punto de vista de los cuidados paliativos en el final de la vida. Puede consultarse en:

http://www.usal.es/~revistamedicinacine/Vol_4/4.3/esp.htlm/tierra.htm

La remisión parcial del tumor tras las sesiones de radioterapia permitirá que los recién casados disfruten de su particular luna de miel buscando el "Valle dorado" (en realidad el "Valle húmedo") en Hertfordshire. Esos momentos de felicidad, tal vez los únicos en la vida del taciturno C.S. Lewis, serán el preámbulo de la recaída de Joy en una enfermedad de la que nunca más volverá a recuperarse. Tal y como lo muestra la película, la muerte de la mujer será muy dolorosa, debido al mal control de los síntomas que la hacen padecer.

Otra anécdota: en la película, podemos observar a C.S. Lewis conduciendo el coche que le lleva junto a su esposa por las carreteras de Hertfordshire. Parece ser que en la vida real, Jack nunca llegó a manejar un automóvil.


C.S. LEWIS Y FERDINAND HODLER


El amor de Lewis por Joy, el sufrimiento y el desconsuelo que el fallecimiento de ella le provocan, la superación del duelo mediante la escritura de "Una pena en observación", me traen a la memoria la obra del pintor suizo Ferdinand Hodler (1835 - 1918), autor de una serie de dibujos y pinturas representativos de la enfermedad, agonía y muerte de su amada Valentine Godé-Darel (1915). En mi humilde opinión, dos testimonios demoledores del terrible dolor que nos provoca la pérdida de los seres que más amamos.


http://www.fisterra.com/human/3arte/pintura/pintores/hodler/hodler.asp


Die Tote Valentine Godé-Darel mit Rosen, 1915

PINTANDO LA MUERTE...

Un cinéfilo apunte final. En ese genial fresco costumbrista romano titulado "La familia" (Ettore Scola, 1987), existe una enternecedora escena en la que el padre del protagonista retrata con sus pinceles el cuerpo exánime del abuelo recién fallecido, interpretado con la maestría habitual del grandísimo Vittorio Gassman.