miércoles, 9 de julio de 2025

EL PERFUME

 


- "Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, , los alientos olían a cebollaa edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados; los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba igual por debajo de los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno"...

"El perfume" (Patrick Süskind, 1985)


Recuerdo muy grato el descubrimiento de "El perfume" (Patrick Süskind, 1985), la primera novela de este escritor, dramaturgo y guionista alemán, con un máster en postgrado en la Universidad de Provenza, Aix-en-Provence (Francia) en su haber, y que además estudió historia medieval y moderna en la Universidad de Múnich (Alemania).

Este libro enseguida se convirtió en un superventas, siendo traducido a 49 idiomas (latín incluido), objeto de múltiples trabajos de investigación y tesis doctorales, y del que probablemente se habrán vendido más de 20 millones de copias en todo el mundo.

Durante 9 años se mantuvo a la cabeza en el ranking de los libros más vendidos del diario germano Der Spiegel.


Su historia se ambienta durante la Ilustración, el flamante período del despertar intelectual en la Francia del siglo XVIII, cuando en medio de la inmundicia del mercado erigido sobre al antiguo Cementerio de los Inocentes  de París vino al mundo Jean-Baptiste Grenouille, un fascinante personaje capaz de descubrir el mundo a través del sentido de su olfato, extraordinariamente desarrollado.

Quizás el haber nacido en el lugar más pestilente de toda Francia el 17 de julio de 1738, impregnado de calor y putrefacción, pudo haberle condicionado para desarrollar tan peculiar sentido, lo que le permitía captar todos los olores menos el suyo propio.

De esta manera, como sólo podía identificar aquello que huele, lo que no  tiene olor no existe. Por lo tanto, Grenouille carecía hasta de su propia identidad. Y así inicia su inquietante y disparatado periplo en la procura de nuevos aromas y fragancias que le permitan crear un perfume destinado a engendrar su auténtico olor.

Respecto a la suciedad de los mercados, desde la Antigüedad hasta finales del siglo XIX, caballos, burros, asnos y demás animales de carga desempeñaban las funciones de acarreo de personas y mercancías.

Un caballo, por ejemplo, puede llegar a producir entre 10 y 15 Kg de estiércol diarios. Por si no fuera suficiente, los animales de carga eran necesarios para tirar de los carros que recogían la basura y los desperdicios. Y de esta espantosa manera se cerraba el insalubre círculo de los excrementos y la cochambre.

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De personalidad huraña y extremadamente esquivo con los medios de comunicación, Patrick Süskind tampoco asistió al estreno mundial de esta película en Múnich. El autor actualmente vive una existencia aislada en el entorno del lago Starnberger, en su ciudad natal de Ambach (Baviera - Alemania). 

CINEFILIA

"El perfume" (Philipp Kadelbach, 2018) es también el título de una miniserie alemana disponible en Netflix, 6 capítulos de 45 minutos cada uno inspirados en la novela y la película homónimas.


La trama acompaña a un grupo de detectives que intentan resolver el asesinato de una cantante brutalmente asesinada, y cuyas glándulas odoríferas han sido extirpadas. Los indicios apuntan a un grupo de amigos que compartieron varios años de internado con la víctima.

JEAN BAPTISTE GRENOUILLE: UN SUPERVIVIENTE

El protagonista (Ben Wishaw) esquivó la muerte desde su nacimiento, rodeado de apestosa suciedad. En su infancia padeció sarampión, disentería, cólera y varicela. Sufrió una caída desde 6 metros en un pozo y superó las quemaduras por escaldadura en su pecho.


Ben Wishaw es Jean Baptiste Grenouille

Su cuerpo quedó marcado por infinidad de cicatrices, arañazos, costras y una cojera permanente. Jorobado probablemente por culpa de las pesadas cargas que tuvo que soportar mientras trabajaba para el brutal curtidor Grimal (Sam Douglas), también padeció el ántrax maligno, una enfermedad que entonces solía llevarse por delante a los que trabajaban con pieles de animales.


Sam Douglas es Grimal, caracterizado con las cicatrices del ántrax

Como secuelas quedaron las señales detrás de sus orejas, cuello y mejillas. Por sobrevivir y ser inmune al ántrax, se convierte en una trabajador más cotizado, lo que le permite mejorar sus condiciones de vida.

La fatalidad persigue a todos los personajes que de una manera u otra tienen contacto con Grenouille a lo largo de la novela y el film, como por ejemplo su propia madre (Birgit Minichmayr), condenada a la horca en la película y guillotinada en el libro, cuando todavía era una mujer joven de unos 25 años, muy bonita y que conservaba casi todos sus dientes y algo de cabello en la cabeza, a pesar de padecer gota, sífilis y una tuberculosis incipiente.


Birgit Minichmayr es la madre de Jean Baptiste Grenouille

Madamme Gaillard (Sian Thomas), la rectora del hospicio para huérfanos miserables y abandonados, incapacitada para oler por un terrible golpe en su cara, y que cuidó de Grenouille durante su infancia. En la película muere degollada por unos ladrones, después de vender al muchacho al curtidor Grimal.


Sian Thomas es Madamme Gaillard

Éste personaje tampoco correrá mejor suerte, ahogado en el Sena después de caerse a sus pestilentes aguas. Ni siquiera el perfumista Giuseppe Baldini (Dustin Hoffman) que perece junto a su esposa al desplomarse su vivienda inmediatamente después de la partida de Grenouille hacia Grasse.

JEAN BAPTISTE GRENOUILLE: ¿UN PSICÓPATA INTEGRADO?

El perfil psicológico atribuido a Jean-Baptiste Grenouille se relaciona con el concepto de psicopatía funcional o integrada, tal como fue descrito por el psiquiatra Hervey Cleckley en The Mask of Sanity (1941), donde caracterizó a psicópatas que, pese a llevar una vida aparentemente normal, carecen de emociones genuinas y muestran una conducta manipuladora.

Más tarde, el psicólogo Robert D. Hare desarrolló la PCL-R (Psychopathy Checklist-Revised), una herramienta diagnóstica que identifica rasgos como la frialdad emocional, falta de remordimiento, egocentrismo y comportamiento antisocial premeditado, muchos de los cuales se manifiestan en la conducta del personaje.

Aunque estamos ante una ficción literaria y cinematográfica, el caso de Grenouille resulta ilustrativo para explorar los límites entre anormalidad neuropsicológica, psicopatía y entorno social.

El término psicópata integrado hace referencia a determinados individuos que, a pesar de mostrar un comportamiento aparentemente funcional en sociedad, carecen de empatía, emociones auténticas y conciencia moral.

1.- ANOMALÍAS CEREBRALES y RASGOS PSICOPÁTICOS

Grenouille nace con una condición neurosensorial extraordinaria: una agudeza olfativa sin precedentes, pero sin olor corporal propio. Esta condición no solo lo separa del resto de los humanos desde el plano perceptivo, sino también emocional y cognitivo.

Estudios en psicología forense han identificado que ciertos psicópatas presentan hipoactivación en la amígdala cerebral (relacionada con el procesamiento de las emociones) y alteraciones en la corteza prefrontal (vinculada al juicio moral y el control de impulsos). Aunque la novela no lo detalla clínicamente, Grenouille muestra signos consistentes con estos patrones:

  • Falta de empatía: es incapaz de conectar afectivamente con otras personas. No ama ni odia: simplemente utiliza.

  • Ausencia de culpa o remordimiento: asesina sin mostrar el menor signo de arrepentimiento.

  • Manipulación y control: planifica, observa y se adapta para cumplir su objetivo de crear el “perfume perfecto”.

  • Frialdad emocional: incluso cuando está rodeado de éxtasis colectivo (como en la escena final), su reacción es de vacío.


2.- FACTORES SOCIALES Y AMBIENTALES

Además de sus condiciones neurobiológicas, las experiencias traumáticas que vivió desde su nacimiento asimismo influyeron decisivamente en su comportamiento:

  • Abandonado por su madre al nacer, creció sin vínculos afectivos ni cuidado materno.

  • Rechazado y explotado por quienes lo rodeaban, desarrolló una visión utilitarista y defensiva del mundo.

  • Vivió aislado y deshumanizado, aprendiendo a imitar emociones, pero no a sentirlas.

Todo esto refuerza la hipótesis de que, si bien nació con predisposiciones psicopáticas, la sociedad lo terminó de deshumanizar, convirtiéndolo en un asesino meticuloso cuyo crimen no busca placer ni dinero, sino control absoluto sobre la percepción humana a través del olor.

JEAN BAPTISTE GRENOUILLE: ¿UN TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)?

Aunque el protagonista pudiera mostrar algunos rasgos compatibles con el espectro autista, como la hipersensibilidad sensorial, el aislamiento y el pensamiento focalizado, el conjunto de su conducta está mucho más alineado con un perfil de psicopatía funcional.

En otras palabras, no sería clínicamente correcto diagnosticarlo como un caso de TEA, pero puede ser útil explorar estas similitudes desde una lectura literaria, simbólica o neurodivergente.

JEAN BAPTISTE GRENOUILLE: ¿UN PRODUCTO DE LA ESTIGMATIZACIÓN SOCIAL?

La estigmatización social ocurre cuando una persona o grupo es marcado, excluido o despreciado por poseer una característica percibida como “anormal” o indeseable. Esta etiqueta negativa afecta su autoestima, su desarrollo y su capacidad de integración.

En el caso de Grenouille, vemos estigmas como:

  • Estigma físico/sensorial: su falta de olor lo convierte en alguien “invisible” e inquietante para los demás.

  • Estigma social: huérfano, pobre, ignorado, tratado como una herramienta por adultos que lo explotan.

  • Estigma existencial: su diferencia no solo no es comprendida, sino que es temida y rechazada.


Las
consecuencias de esta exclusión resultan patentes:
  • Autoaislamiento: aprende a vivir sin vínculos ni afecto.

  • Deshumanización progresiva: se percibe a sí mismo como un “otro” que debe sobrevivir y dominar.

  • Conducta antisocial como respuesta: su necesidad de crear un perfume que provoque amor en los demás es, en el fondo, un intento desesperado de ser aceptado o al menos respetado, aunque sea mediante el engaño químico.

Desde esta lectura, novela y película podrían también entenderse como una fábula oscura sobre cómo la sociedad crea sus propios monstruos: no tanto por lo que son, sino por cómo los rechaza, los invisibiliza o los margina.

Grenouille no nació malvado, sino diferente, y precisamente dicha diferencia fue condenada desde el inicio. Su violencia es una respuesta distorsionada a una vida sin amor, sin pertenencia y sin nombre.

LA HIPEROSMIA

Recibe esta denominación el aumento de la agudeza olfativa, un trastorno de la percepción que surge cuando existe una señal anormalmente aumentada en el trayecto neuronal que une los receptores olfativos con la corteza cerebral olfativa.

Los receptores olfativos son proteínas especializadas presentes en la membrana de las células receptores olfativas ubicadas en la cavidad nasal. Dichas células se encargan de detectar los olores y convertir la información química en señales nerviosas que el cerebro interpretará como olores.

Por su parte, la corteza cerebral olfativa (la corteza piriforme, el núcleo olfatorio anterior y la corteza entorrinal) agrupa un conjunto de áreas de la corteza cerebral que reciben información directamente del bulbo olfatorio, lugar donde se procesa la sensación olfativa.

Esta zona específica de las corteza cerebral resulta fundamental para la identificación y discriminación de los olores, y además juega un destacado papel en la memoria y en las respuestas emocionales asociadas a los olores.

LA MUJER QUE HUELE LAS ENFERMEDADES

La realidad supera a la ficción. ¿Se imaginan poder detectar una enfermedad solo por su olor de una persona? Pudiera parecer ciencia ficción, pero no lo es.

Joy Milne, una enfermera jubilada del Reino Unido posee un don muy poco común: puede oler las enfermedades antes de que se presenten sus primeros síntomas. Y no parece ser una intuición, sino que su extraordinaria capacidad ha sido comprobada por científicos.

Todo comenzó con su esposo, Les Milne. La pareja se conoció en el instituto cuando él tenía 17 años y ella 16. Según la propia Joy ha confesado, el tenue aroma amizclado que desprendía su futuro esposo una de las cualidades que más la enamoró, junto a su carácter afable y tranquilo, y su excelente sentido del humor. Se casaron y tuvieron tres hijos.


Joy y Les Milne

Antes de jubilarse, esta pareja ejerció como médico y enfermera. Su contacto con pacientes y enfermedades era obviamente constante. Poco antes de que a Les le fuera diagnosticado Parkinson, ella notó que el olor personal de su marido había cambiado. No era maloliente, pero sí diferente.

En 1994, con los primeros síntomas ya diagnosticados, ambos visitaron a los especialistas en el hospital. Y allí, en aquellas estancias, Joy reconoció el mismo olor en todos los pacientes. Entonces empezó a conectar todas piezas de un complejo rompecabezas.

Años antes de que fuera diagnosticado con Parkinson, Joy notó que él tenía un olor diferente, algo más fuerte y almizclado. No era un mal olor, pero sí inusual. En 1994, ya con los primeros síntomas visibles, visitaron un hospital, y fue entonces cuando Joy reconoció ese mismo olor en todos los pacientes de la sala. Ahí empezó a conectar las piezas del rompecabezas.


Intrigados ante semejante hallazgo, los médicos decidieron hacer pruebas con ella. En una de las más conocidas, Joy olió camisetas que habían sido usadas por distintas personas, algunas con Parkinson y otras sin diagnosticar. Sin saber cuál era cuál, acertó en todos los casos. Incluso detectó la enfermedad en una persona que, en ese momento, no sabía que la tenía. Años después, se confirmó el diagnóstico.

Desde entonces, Joy ha trabajado con científicos para estudiar su habilidad. Su olfato ha abierto una línea de investigación sobre los olores que desprenden algunas enfermedades, especialmente a través del sebo (la grasa natural que produce nuestra piel). Continúan buscando las moléculas responsables del olor del Parkinson, con la esperanza de crear pruebas médicas más rápidas y eficaces.

Pero eso no es todo. Joy también ha identificado otros olores particulares: el Alzheimer, que según ella huele a vainilla; ciertos tipos de cáncer, con un aroma vegetal o terroso; y la tuberculosis, con un olor muy específico. Lo más impactante es que estos olores aparecen meses o incluso años antes de que las enfermedades se manifiesten, lo que podría cambiar por completo la forma en que se diagnostican.


Su caso ha llamado la atención en todo el mundo. Existen perros entrenados para identificar con elevada precisión cánceres de pulmón, mama y colon en muestras de aliento, orina o biopsias tisulares, tanto en humanos como en su propia especie. 

En el mundo animal existen también otros ejemplos, como las ratas y las abejas, relacionados con la percepción de cambios muy sutiles en la percepción de los compuestos orgánicos volátiles (COV), que el cuerpo humano libera en ínfimas concentraciones, incluso en estado saludable.

Solamente en el aliento humano se han identificado alrededor de 3500 COV diferentes. Su composición y concentración varía según la salud de cada prójimo, y serán diferentes cuando el organismo está enfermo o combate una infección.

  • Ratas: la especie de rata gigante africana ha sido entrenada para descubrir el olor de los explosivos en las minas de Mozambique. También han desempeñado un importante papel a la hora de detectar tuberculosis en muestras de esputo de casos sospechosos, cona sensibilidad cercana al 95%. En apenas 20 minutos fueron capaces de revisar las muestras de 100 pacientes, detectando la firma química distintiva de dicha patología. Por cada trabajo bien hecho reciben un premio: un pequeño bocado de aguacate y plátano.
  • Abejas: estos insectos, extremadamente sensibles a los olores en bajas concentraciones, debidamente entrenados han podido detectar signos de cáncer de pulmón, tuberculosis y covid-19 en muestras biológicas. Su diminuto tamaño podría convertirlas en una opción más eficiente y barata en este tipo de análisis rápidos.
  • Gusanos: gracias a su sentido olfativo superior, el gusano Caenorhabditis elegans, conocido como C. elegans, es un nemátodo que mide aproximadamente 1 mm de longitud. Habita en el suelo y se ha convertido en un modelo muy empleado en investigaciones biológicas (genética, neurociencia y envejecimiento) no sólo puede detectar el cáncer en muestras humanas, sino también en perros y gatos. Su genoma fue el primero de un organismo multicelular en ser secuenciado. Su aspecto transparente facilita la observación de sus células y tejidos.

HIPEROSMIA

Existen diferentes hallazgos intentando descubrir cuáles son las causas de este trastorno sensorial.

Los vínculos más sólidos se sitúan en el campo de la genética, y más concretamente en el campo de los receptores olfativos específicos:
  • OR11H7P: existe una variante que hace funcional este gen (normalmente pseudogén), lo que produce una hiperosmia específica al ácido isovalérico (olor característico a sudor).
  • OR7D4: aporta sensibilidad aumentada a androstenona y androstadienona, responsables de olores corporales; las variantes en este receptor modifican niveles de percepción y agrado.

  • Otros estudios han vinculado variantes en receptores asociados a olores alimentarios (β-ionona, γ-damascenona, heptanona) con sensibilidad diferencial.


Pero también han sido implicadas mutaciones específicas que amplían las señales olfativas:
  • SCN9A: una mutación en el canal de sodio Nav1.7 no solo causa dolor crónico, sino también hiperosmia generalizada, como se encontró en algún caso clínico.
  • KAL1: duplicación parcial en este gen ligado al síndrome de Kallmann se asoció con hiperosmia junto a otras características.

Continuando con este trastorno olfativo, existen otras posibles explicaciones que lo relacionan con factores hormonales y fisiológicos, como por ejemplo la hiperosmia gestacional, pues es habitual que las embarazadas experimenten una mayor sensibilidad olfativa, especialmente durante el primer trimestre, quizás como una especie de mecanismo protector ancestral.


Un mercado en Nueva York, a finales del siglo XIX

Sin embargo, en las primeras páginas de la novela podemos leer que la madre de Grenouille no podía percibir el olor a pescado podrido o a cadáver, porque su sentido del olfato estaba totalmente embotado y además le dolía todo el cuerpo, y el dolor disminuía su sensibilidad a cualquier percepción sensorial externa.

Otras enfermedades como Parkinson, Alzheimermigrañas, epilepsia y patologías autoinmunes (lupus, Addison, esclerosis múltiple), algunos tumores y otros trastornos neurológicos pueden inducir una hiperosmia episódica o crónica.

Y relacionados con factores tóxicos y ambientales, fármacos como anfetaminas (que reducen la concentración de dopamina en el bulbo olfatorio), metotrexato, hidrocarburos, plomo y mercurio, se han descrito casos de hiperosmia, igual que en determinados déficit nutricionales, como el de vitamina B12.

Finalmente, hay pacientes afectados de hipersensibilidad química múltiple que se quejan también de hiperosmia. 

GRASSE, LA CAPITAL DEL PERFUME

Erigida sobre una colina, aparece citada desde el siglo XI. Su estructura urbana medieval —un promontorio dominado por la catedral, rodeado de callejuelas— perdura hasta hoy. 

Desde la Edad Media fue un importante centro comercial y administrativo, inicialmente destacando en el curtido de pieles. Desde el siglo XVI la perfumería tomó el relevo y a finales del XVIII se consolidó como pilar económico de la ciudad, gracias al cultivo intensivo de flores (rosas, jazmines, nardos y lavanda) en su microclima particular. 

En la actualidad, alrededor de sesenta las empresas relacionadas con la perfumería emplean directamente a unas 3.500 personas (10.000 incluyendo puestos auxiliares) en una industria que aporta casi la mitad del IVA local.


Allí recaló Grenouille para perfeccionar su arte y crear su definitivo y exclusivo perfume. Muchas escenas de la película fueron rodadas en Girona y Barcelona, aunque también se emplearon localizaciones de la propia Grasse tratando de evocar su verdadera atmósfera, incluyendo sus extensos y característicos campos de lavanda.

EL ENFLEURAGE

Se trata de una técnica tradicional francesa del siglo XVIII destinada a captar los aromas naturales de las flores más delicadas, especialmente aquellas que no resisten el calor, como el jazmín (género al que pertenecen unas 200 especies de plantas diferentes) o la tuberosa (agave amica).


Campos de lavanda en la Provenza

Grosso modo, sus pasos son los siguientes:

1º/ Se coloca una capa de grasa animal (normalmente de cerdo o de buey) sobre un vidrio llamado chassis.

2º/ Sobre esta capa se depositan pétalos frescos de flores, que se van renovando cada 24-48 horas.

3º/ Tras varios días o semanas, esa grasa perfumada (denominada pomade) se mezcla con alcohol para extraer el perfume puro.

Este proceso artesanal era extraordinariamente lento y costoso, pero permitía la obtención de fragancias naturales muy intensas, sin alterar su composición molecular.

En la actualidad está en desuso, al ser reemplazado por técnicas más modernas como la destilación por vapor o la extracción con dióxido de carbono.


En la película, Grenouille viaja a Grasse, donde aprende la técnica en el taller de Madame Arnulfi (Corinna Harfouch) para luego adaptar el método a sus oscuros intereses. Así la técnica se vuelve macabramente simbólica: él no solo la usa para flores, sino también, en el contexto ficticio de la historia, para “extraer el alma olfativa” de jóvenes mujeres vírgenes, asesinadas para capturar su “esencia”.

Para ello recubre los cuerpos con grasa, como si fueran flores, y luego “lava” esa grasa con alcohol para destilar su perfume. Esta representación extrema e irreal del enfleurage se convierte en una metáfora poderosa: la búsqueda del aroma perfecto a cualquier precio.

En la ficción todo este procedimiento se lleva a la máxima exageración, tratando de que el espectador pueda contrastar entre el arte de la perfumería, la búsqueda de la belleza y el horror de los crímenes perpetrados por Grenouille. Esta técnica simboliza la obsesión por capturar la esencia pura, ya sea de flores o personas, borrando los límites entre lo bello y lo monstruoso.