- "Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, , los alientos olían a cebollaa edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados; los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba igual por debajo de los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno"...
"El perfume" (Patrick Süskind, 1985)
Recuerdo muy grato el descubrimiento de "El perfume" (Patrick Süskind, 1985), la primera novela de este escritor, dramaturgo y guionista alemán, con un máster en postgrado en la Universidad de Provenza, Aix-en-Provence (Francia) en su haber, y que además estudió historia medieval y moderna en la Universidad de Múnich (Alemania).
Este libro enseguida se convirtió en un superventas, siendo traducido a 49 idiomas (latín incluido), objeto de múltiples trabajos de investigación y tesis doctorales, y del que probablemente se habrán vendido más de 20 millones de copias en todo el mundo.
Durante 9 años se mantuvo a la cabeza en el ranking de los libros más vendidos del diario germano Der Spiegel.
Quizás el haber nacido en el lugar más pestilente de toda Francia el 17 de julio de 1738, impregnado de calor y putrefacción, pudo haberle condicionado para desarrollar tan peculiar sentido, lo que le permitía captar todos los olores menos el suyo propio.
De esta manera, como sólo podía identificar aquello que huele, lo que no tiene olor no existe. Por lo tanto, Grenouille carecía hasta de su propia identidad. Y así inicia su inquietante y disparatado periplo en la procura de nuevos aromas y fragancias que le permitan crear un perfume destinado a engendrar su auténtico olor.
Respecto a la suciedad de los mercados, desde la Antigüedad hasta finales del siglo XIX, caballos, burros, asnos y demás animales de carga desempeñaban las funciones de acarreo de personas y mercancías.
Un caballo, por ejemplo, puede llegar a producir entre 10 y 15 Kg de estiércol diarios. Por si no fuera suficiente, los animales de carga eran necesarios para tirar de los carros que recogían la basura y los desperdicios. Y de esta espantosa manera se cerraba el insalubre círculo de los excrementos y la cochambre.
De personalidad huraña y extremadamente esquivo con los medios de comunicación, Patrick Süskind tampoco asistió al estreno mundial de esta película en Múnich. El autor actualmente vive una existencia aislada en el entorno del lago Starnberger, en su ciudad natal de Ambach (Baviera - Alemania).
CINEFILIA
"El perfume" (Philipp Kadelbach, 2018) es también el título de una miniserie alemana disponible en Netflix, 6 capítulos de 45 minutos cada uno inspirados en la novela y la película homónimas.
El perfil psicológico atribuido a Jean-Baptiste Grenouille se relaciona con el concepto de psicopatía funcional o integrada, tal como fue descrito por el psiquiatra Hervey Cleckley en The Mask of Sanity (1941), donde caracterizó a psicópatas que, pese a llevar una vida aparentemente normal, carecen de emociones genuinas y muestran una conducta manipuladora.
Más tarde, el psicólogo Robert D. Hare desarrolló la PCL-R (Psychopathy Checklist-Revised), una herramienta diagnóstica que identifica rasgos como la frialdad emocional, falta de remordimiento, egocentrismo y comportamiento antisocial premeditado, muchos de los cuales se manifiestan en la conducta del personaje.
Aunque estamos ante una ficción literaria y cinematográfica, el caso de Grenouille resulta ilustrativo para explorar los límites entre anormalidad neuropsicológica, psicopatía y entorno social.
El término psicópata integrado hace referencia a determinados individuos que, a pesar de mostrar un comportamiento aparentemente funcional en sociedad, carecen de empatía, emociones auténticas y conciencia moral.
1.- ANOMALÍAS CEREBRALES y RASGOS PSICOPÁTICOS
Grenouille nace con una condición neurosensorial extraordinaria: una agudeza olfativa sin precedentes, pero sin olor corporal propio. Esta condición no solo lo separa del resto de los humanos desde el plano perceptivo, sino también emocional y cognitivo.
Estudios en psicología forense han identificado que ciertos psicópatas presentan hipoactivación en la amígdala cerebral (relacionada con el procesamiento de las emociones) y alteraciones en la corteza prefrontal (vinculada al juicio moral y el control de impulsos). Aunque la novela no lo detalla clínicamente, Grenouille muestra signos consistentes con estos patrones:
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Falta de empatía: es incapaz de conectar afectivamente con otras personas. No ama ni odia: simplemente utiliza.
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Ausencia de culpa o remordimiento: asesina sin mostrar el menor signo de arrepentimiento.
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Manipulación y control: planifica, observa y se adapta para cumplir su objetivo de crear el “perfume perfecto”.
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Frialdad emocional: incluso cuando está rodeado de éxtasis colectivo (como en la escena final), su reacción es de vacío.
Además de sus condiciones neurobiológicas, las experiencias traumáticas que vivió desde su nacimiento asimismo influyeron decisivamente en su comportamiento:
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Abandonado por su madre al nacer, creció sin vínculos afectivos ni cuidado materno.
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Rechazado y explotado por quienes lo rodeaban, desarrolló una visión utilitarista y defensiva del mundo.
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Vivió aislado y deshumanizado, aprendiendo a imitar emociones, pero no a sentirlas.
Todo esto refuerza la hipótesis de que, si bien nació con predisposiciones psicopáticas, la sociedad lo terminó de deshumanizar, convirtiéndolo en un asesino meticuloso cuyo crimen no busca placer ni dinero, sino control absoluto sobre la percepción humana a través del olor.
JEAN BAPTISTE GRENOUILLE: ¿UN TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA (TEA)?Aunque el protagonista pudiera mostrar algunos rasgos compatibles con el espectro autista, como la hipersensibilidad sensorial, el aislamiento y el pensamiento focalizado, el conjunto de su conducta está mucho más alineado con un perfil de psicopatía funcional.
En otras palabras, no sería clínicamente correcto diagnosticarlo como un caso de TEA, pero puede ser útil explorar estas similitudes desde una lectura literaria, simbólica o neurodivergente.
JEAN BAPTISTE GRENOUILLE: ¿UN PRODUCTO DE LA ESTIGMATIZACIÓN SOCIAL?La estigmatización social ocurre cuando una persona o grupo es marcado, excluido o despreciado por poseer una característica percibida como “anormal” o indeseable. Esta etiqueta negativa afecta su autoestima, su desarrollo y su capacidad de integración.
En el caso de Grenouille, vemos estigmas como:
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Estigma físico/sensorial: su falta de olor lo convierte en alguien “invisible” e inquietante para los demás.
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Estigma social: huérfano, pobre, ignorado, tratado como una herramienta por adultos que lo explotan.
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Estigma existencial: su diferencia no solo no es comprendida, sino que es temida y rechazada.
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Autoaislamiento: aprende a vivir sin vínculos ni afecto.
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Deshumanización progresiva: se percibe a sí mismo como un “otro” que debe sobrevivir y dominar.
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Conducta antisocial como respuesta: su necesidad de crear un perfume que provoque amor en los demás es, en el fondo, un intento desesperado de ser aceptado o al menos respetado, aunque sea mediante el engaño químico.
Grenouille no nació malvado, sino diferente, y precisamente dicha diferencia fue condenada desde el inicio. Su violencia es una respuesta distorsionada a una vida sin amor, sin pertenencia y sin nombre.
Recibe esta denominación el aumento de la agudeza olfativa, un trastorno de la percepción que surge cuando existe una señal anormalmente aumentada en el trayecto neuronal que une los receptores olfativos con la corteza cerebral olfativa.
Los receptores olfativos son proteínas especializadas presentes en la membrana de las células receptores olfativas ubicadas en la cavidad nasal. Dichas células se encargan de detectar los olores y convertir la información química en señales nerviosas que el cerebro interpretará como olores.
Por su parte, la corteza cerebral olfativa (la corteza piriforme, el núcleo olfatorio anterior y la corteza entorrinal) agrupa un conjunto de áreas de la corteza cerebral que reciben información directamente del bulbo olfatorio, lugar donde se procesa la sensación olfativa.
Esta zona específica de las corteza cerebral resulta fundamental para la identificación y discriminación de los olores, y además juega un destacado papel en la memoria y en las respuestas emocionales asociadas a los olores.
LA MUJER QUE HUELE LAS ENFERMEDADES
La realidad supera a la ficción. ¿Se imaginan poder detectar una enfermedad solo por su olor de una persona? Pudiera parecer ciencia ficción, pero no lo es.
Joy Milne, una enfermera jubilada del Reino Unido posee un don muy poco común: puede oler las enfermedades antes de que se presenten sus primeros síntomas. Y no parece ser una intuición, sino que su extraordinaria capacidad ha sido comprobada por científicos.
- Ratas: la especie de rata gigante africana ha sido entrenada para descubrir el olor de los explosivos en las minas de Mozambique. También han desempeñado un importante papel a la hora de detectar tuberculosis en muestras de esputo de casos sospechosos, cona sensibilidad cercana al 95%. En apenas 20 minutos fueron capaces de revisar las muestras de 100 pacientes, detectando la firma química distintiva de dicha patología. Por cada trabajo bien hecho reciben un premio: un pequeño bocado de aguacate y plátano.
- Abejas: estos insectos, extremadamente sensibles a los olores en bajas concentraciones, debidamente entrenados han podido detectar signos de cáncer de pulmón, tuberculosis y covid-19 en muestras biológicas. Su diminuto tamaño podría convertirlas en una opción más eficiente y barata en este tipo de análisis rápidos.
- Gusanos: gracias a su sentido olfativo superior, el gusano Caenorhabditis elegans, conocido como C. elegans, es un nemátodo que mide aproximadamente 1 mm de longitud. Habita en el suelo y se ha convertido en un modelo muy empleado en investigaciones biológicas (genética, neurociencia y envejecimiento) no sólo puede detectar el cáncer en muestras humanas, sino también en perros y gatos. Su genoma fue el primero de un organismo multicelular en ser secuenciado. Su aspecto transparente facilita la observación de sus células y tejidos.
- OR11H7P: existe una variante que hace funcional este gen (normalmente pseudogén), lo que produce una hiperosmia específica al ácido isovalérico (olor característico a sudor).
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OR7D4: aporta sensibilidad aumentada a androstenona y androstadienona, responsables de olores corporales; las variantes en este receptor modifican niveles de percepción y agrado.
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Otros estudios han vinculado variantes en receptores asociados a olores alimentarios (β-ionona, γ-damascenona, heptanona) con sensibilidad diferencial.
- SCN9A: una mutación en el canal de sodio Nav1.7 no solo causa dolor crónico, sino también hiperosmia generalizada, como se encontró en algún caso clínico.
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KAL1: duplicación parcial en este gen ligado al síndrome de Kallmann se asoció con hiperosmia junto a otras características.