domingo, 31 de marzo de 2024

EL SACRIFICIO DE UN CIERVO SAGRADO

 


- "Un anestesiólogo puede matar a un paciente, pero un cirujano nunca"

Dr. Steven Murphy (Colin Farrell) a su esposa Dra. Anna Murphy (Nicole Kidman" en "El sacrificio de un ciervo sagrado" (Yorgos Lánthimos, 2017)

Teniendo en cuenta su heterogénea acogida por el público y la crítica, ¿podríamos considerar que "El sacrificio de un ciervo sagrado" (Yorgos Lánthimos, 2017) es una película heredera del cine de Luis Buñuel y Stanley Kubrick?

Anteriormente, en este mismo blog, hemos dedicado una entrada a "Canino" (Yorgos Lánthimos, 2009), una inquietante e inclasificable película galardonada con el Premio Una cierta mirada en el Festival de Cine de Cannes, y el Premio Ciudadano Kane en el Festival Internacional de Cine de Sitges, en 2009.

En ambas obras, el cineasta griego ha contado con la inestimable colaboración del guionista Efthimys Filippou., con el que trabajó también en sus anteriores películas "Canino", "Alps" (2011) y "Langosta" (2015), asimismo protagonizada por Colin Farrell y repleta de simbología.

¿Y qué decir del pecado original y esa injusta exigencia de pagar por los errores de nuestros ancestros?

En determinados pasajes del Antiguo Testamento, Yahvé, el dios estatal del reino de Israel, y algunos dioses del Olimpo griego, poseen en común una inusitada crueldad con los mortales. Por ejemplo la fe inquebrantable del patriarca Abraham a la hora de ofrecer a su único hijo Isaac en el ara del sacrificio, salvado in extremis por un ángel y sustituido por un carnero enredado en la maleza. 


"El sacrificio de Isaac". Philippe de Champaigne (1602-1674).

O también Ifigenia, la hija de Agamenón y Clitemnestra, cuyo sacrificio reclamó Artemisa para que el viento volviera a henchir las velas de la flota helena en su expedición punitiva contra Troya, y asimismo reemplazada a última hora por una cierva antes de partir al santuario de Táurica (Crimea), con la misión de sacrificar a los extranjeros como ofrenda a la diosa cazadora. 


"El sacrificio de Ifigenia". Francesco Fontebasso (1709-1769)

Ciertamente en este film no aparece la figura de un dios todopoderoso y vengativo, aunque si está presente la proverbial ley del talión, el antiguo principio de justicia retributiva donde la norma impone un castigo recíproco e identificado con la magnitud del daño criminal cometido.

Desde el punto de vista médico nuestro interés por esta película estriba en las terribles repercusiones de un error médico. Porque sobre esta calamidad se construye la historia y la enfermiza relación entre el cirujano cardiovascular Steven Murphy (Colin Farrell) y el joven Martin (convincente y exasperante Barry Keoghan), que tras la muerte accidental de su padre en quirófano, como despiadada y surrealista venganza le exige al especialista el sacrificio de uno de sus hijos, Kim (Raffey Cassidy) o Bob (Sunny Suljic), o incluso el de su propia esposa, Anna (Nicole Kidman), que trabaja como oftalmóloga.


Nicole Kidman y Collin Farrell con Anna y Steven Murphy

De esta manera nos enteramos que tiempo atrás, cuando el Dr. Murphy abusaba del alcohol, bajo sus efectos decidió operar al padre de Martin en una intervención quirúrgica de fatales consecuencias.

A la manera de "El ángel exterminador" (Luis Buñuel, 1962) una poderosa extraña fuerza patológica se va apoderando de todos los personajes. Mientras Kim y Bob sufren una brusca paraplejía de etiología desconocida, la relación matrimonial de Steven y Anna se va deteriorando progresivamente, en un ambiente gélido y flemático que nos remite a las escenas de "Eyes Wide Shut" (Stanley Kubrick, 1999) y sus escabrosos secretos matrimoniales.

Al respecto, resulta evidente el parecido físico entre los personajes de Anna Murphy y Alice Hartford (ambas interpretaciones de una espléndida Nicole Kidman), así como la metáfora del título, ojos bien cerrados, y en cierto modo su relación con las hemorragias oculares que padecerá el pequeño Bob como signo premonitorio de su muerte inminente.

Barry Keoghan es Martin

NEGLIGENCIAS MÉDICAS

Entre dos cirujanos competentes, procure que le opere el que haya leído a ChéjovSimon Leys (1935-2014)

"Entre dos cirujanos competentes, procure que le opere el haya leído a Chéjov".

Simon Leys (1935-2014)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como negligencias médicas las equivocaciones del médico respecto a la conformidad de las normas de la atención para el tratamiento de la condición del paciente, o la falta de conocimiento, o la negligencia al proporcionar atención al paciente, que es la causa directa de un accidente del paciente (lesiones o muerte).

Se estima que en España se producen cada año unas 15000 negligencias médicas. Las más comunes y frecuentes están relacionadas con errores diagnósticos, errores quirúrgicos, errores en la medicación y tratamientos inadecuados.


Según datos registrados en España entre 2006 y 2022, las muertes por negligencias médicas experimentaron un considerable incremento hasta alcanzar los 810 casos registrados en 2018. En los dos años siguientes, esta cifra descendió, para volver a incrementarse durante 2021 y 2022, situándose por encima de los 700 fallecimientos durante este último año.

Entre las causas más frecuentes se encuentran los errores en la historia clínica del paciente (lo más frecuente), seguido por la deficiente capacitación facultativa, el déficit de actualización (deficiente formación médica continuada), el descanso insuficiente y la alimentación inadecuada.

En el caso que nos ocupa, la negligencia está relacionada con el abuso y consumo de bebidas alcohólicas.

El Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) nació en 1998 para atender a profesionales con trastornos mentales o conductas adictivas.

Desde entonces han sido atendidos unos 8000 profesionales, con un porcentaje de recuperación del 90%, permitiendo la reintegración a su ejercicio profesional y laboral. Aproximadamente el 80% fueron mujeres.


Cartel de "El ángel ebrio" (Akira Kurosawa, 1948): el Dr. Sanada (Takashi Shimura) y sus problemas con el alcohol

Los trastornos mentales representaron el mayor porcentaje de ingresos en este programa terapéutico, especialmente trastornos adaptativos, mientras las adicciones protagonizaron casi el 8.5% de los casos (5.6% para el abuso etílico y el resto para otras drogas). Los casos por patología dual alcanzaron el 6.5%.

La mayor incidencia se produce en el tramo de edad de los 30 a los 40 años, y las especialidades más vulnerables son Pediatría y Psiquiatría.

domingo, 10 de marzo de 2024

UNA BONITA MAÑANA


 

- "La jubilación de tu padre no es suficiente y ninguno podemos ayudarle.

- ¿Qué haremos con sus libros?

Françoise (Nicole García) y Sandra (Léa Seydoux) en "Una bonita mañana" (Mia HaHansen-Løve, 2022)


En "Una bonita mañana" (Mia Hansen-Løve, 2022) se entreveran varias historias: el amor y el desamor, la enfermedad y la ancianidad, la tristeza y la alegría, el olvido y la memoria.

Y todas ellas pivotando sobre la existencia de dos personajes principales, Sandra Kienzler (la cautivadora Léa Seydoux) y su padre, Georg Kiezler (Pascal Greggory), el veterano profesor de filosofía ya jubilado, afectado por la enfermedad de Benson.

Para algunos críticos, en realidad se trataría de dos películas diferentes que apenas se sostendrían por si mismas, hilvanadas por un hilo argumental demasiado endeble.

El turbulento fluctuante amor y desamor entre Sandra y Clément (Melvil Poupard), un antiguo amigo de su difunto marido, incapaz de comprometerse por el remordimiento de abandonar a su esposa y a su hijo. Pero también apreciamos ese amor crepuscular de Georg por Leïla (Fejria Deliba), su última pareja, que debido a sus propios padecimientos y limitaciones se ve obligada a dejar las atenciones de él en manos de diversas residencias de ancianos enfermos.


Existe un personaje que se hace detestable desde su aparición: es
Françoise (Nicole García), la primera esposa de Georg y la madre de Sandra, con una hipocresía tan pasmosa casi rayana en la humanidad.

Está el amor maternal de Sandra por su hija Linn (Camille Leban Martins) a la que debe criar y educar en una familia monoparental. La angustia provocada por la falta de tiempo acucia a la protagonista, traductora de profesión, titubeando constantemente entre su confusa relación sentimental, las atenciones a su padre enfermo y a su pequeña. Para la pobre Sandra, la vida es adversidad.


Léa Seydoux y Pascal Greggory son Sandra y Georg Kienzler


Anteriormente la moderna cinematografía francesa se ocupó de la enfermedad y de la muerte en otras dos controvertidas películas como "Las noches salvajes" (Cyril Collard, 1992), una mirada singular sobre el mundo del SIDA, y "El tiempo que queda" (François Ozon, 2005), esta última precisamente protagonizada por Melvil Poupard interpretando a Romain, un prometedor fotógrafo de moda que de repente se debe enfrentar al padecimiento de un cáncer terminal.


Tanto en ambas cintas, como en la que hoy nos ocupa, París se hace omnipresente, con sus extensos cielos luminosos, contrapuestos a los modestos apartamentos donde viven los Kienzler,  la Torre Eiffel y el legendario barrio del Sacre Coeur.

LA ENFERMEDAD DE GEORG

Como decimos, el viejo profesor habita en un modesto apartamento parisino, repleto de libros y recuerdos personales, Georg recibe las visitas cotidianas de su hija Sandra. La ceguera y demás síntomas de su enfermedad lo han ido convirtiendo progresivamente en una persona dependiente.

El síndrome de Benson o Atrofia Cortical Posterior (ACP) es un trastorno neurodegenerativo poco frecuente, aunque se va haciendo más presente a partir de la quinta década de la vida.

El primer caso fue descrito por el célebre psiquiatra Dr. Arnold Pick en 1902, si bien su conocimiento se fue ampliando hasta que en 1988 el Dr. Frank Benson escribió cinco casos clínicos específicos.


Dr. Arnold Pick (1851-1924)

Estos pacientes padecen una agnosia visual grave y progresiva, que les incapacita para reconocer personas y objetos familiares, así como una apraxia que les dificulta la realización de movimientos complejos, sin que exista un déficit de fuerza muscular.


Dr. Frank Benson (1928-1996)

La apraxia también es constructiva y dificulta que los pacientes puedan vestirse solos. Existe una apraxia ideomotora, con agrafia y acalculia, que en la película están perfectamente representadas en la escena donde Sandra descubre el diario que su padre intentaba escribir para combatir su deterioro neurológico progresivo.

Otros síntomas son apraxia óptica y oculomotora, alexia y desorientación espacial, que contemplamos representados en este film gracias a la convincente interpretación de Pascal Greggory.


Dr. Joachim Bodamer (1910-1985)

El profesor Kiezler también padece prosopagnosia, término aculado en 1947 por el neurólogo alemán Dr. Joachin Bodamer para definir la interrupción selectiva de la percepción de rostros, tanto del propio como del de los demás.

Asimismo constatamos en esta película como la memoria, el lenguaje, el entendimiento y el juicio se conservan relativamente hasta las fases más avanzadas de esta enfermedad.


La RNM revela en estos paciente una atrofia cortical bilateral en los lóbulos occipitales, parietales y temporales posteriores, más acusada en el hemisferio derecho.

Por otra parte, hasta en el 90% de los casos el compromiso visual suele ser precoz y diverso. La hialinosis asteroide está presente en los globos oculares de estos pacientes, con opacidades de color blanquecino - amarillento formadas por depósitos de calcio y lípidos.


Las placas neuríticas y los ovillos neurofibrilares también se detectan en las áreas cerebrales posteriores, y a veces, en la áreas visuales primarias.

EL CUIDADO DE LOS ANCIANOS: ¿UN DRAMA?

En el mundo moderno, sobre todo en las grandes ciudades, es cada vez más frecuente encontrarnos historias como la de Georg Kienzler y su familia, incapaces de prestarle los cuidados que necesita como anciano enfermo, circunstancia que obliga a su institucionalización y a su peregrinaje por diferentes centros y residencias.

Sin alcanzar los tintes dramáticos de "La muerte del Sr. Lazarescu" (Cristi Puiu, 2005), esta película resulta muy adecuada para reflexionar sobre el futuro que nos espera.

Datos correspondientes a 2019 revelaron que en París vivían solos unos 175000 residentes mayores de 65 años (el 8% de su población). De este grupo, más de la mitad superaban los 75 años.


Anteriormente, en 2005, una encuesta efectuada a 5000 mayores de 70 años en Francia denunció que la soledad afectaba más a la franja de edades comprendidas entre los 79 y los 83 años, a medida que iba disminuyendo la vitalidad física y en muchas ocasiones fallecía la pareja. Mientras las mujeres poseían mayores habilidades sociales para relacionarse, los hombres ancianos franceses tendían a encerrarse todavía más en si mismos.

En España la situación no es muy diferente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes a 2018, más de 2 millones de prójimos viven solos, representando la mitad de los casi 4.7 millones de hogares unipersonales. Y aunque en España, en los últimos años se viene observando un incremento de personas mayores de 65 años viviendo en de este tipo de hogares, esta proporción continúa siendo inferior al de muchos países europeos.

Respecto a las plazas en residencias, datos correspondientes al 2019 indicaban que en España existían 4 plazas por cada 100 personas mayores, un total que se aproximaba a las 373000.


Llegado este punto, resultaría imposible no acordarnos de la magnífica "Arrugas" (Ignacio Ferreras, 2011)

En resumen, la historia de enfermedad y ancianidad que se nos muestra en "Una bonita mañana" se aproxima mucho a la realidad que tienen que vivir muchas personas mayores de 65 años en nuestro entorno. Probablemente habrá muchas más en un futuro muy cercano. Su salud y sus cuidados suponen un reto innegable para nuestra sociedad.