"Lo que mi prometida y yo hemos experimentado es todavía más sorprendente que la historia que me usted me ha contado..."
A principios de los 80 el grupo musical Gabinete Caligari, icono representativo de la Movida musical madrileña, escogió el nombre de su formación en homenaje a uno de los grandes hitos en la Historia del Séptimo Arte.
Cinéfilos y especialistas reconocen sobradamente los méritos de "El gabinete del Dr. Caligari" (Robert Wiene, 1919), pináculo de la cinematografía expresionista alemana estructurado a partir de un perturbador guión obra de Hans Janowitz y Karl Mayer; al parecer, estos autores se inspiraron en un extraño asesinato perpetrado en Hamburgo, en 1913.
La mutua admiración profesada hacia Paul Wegener, que en 1914 ya había realizado su primera versión de "El Golem" junto a Henrik Galeen, las traumáticas sesiones terapéuticas sufridas por Mayer a manos de un psiquiatra militar durante la Gran Guerra, añadidos al caldo de cultivo sociocultural existente en la Alemania derrotada tras la Primera Guerra Mundial, propiciaron que los guionistas presentaran su proyecto inicial al prestigioso productor Eric Pommer, que quedó impresionado por la obra. En un principio, Pommer pensó en Fritz Lang para dirigir la película, pero al encontrarse éste comprometido en otras empresas, se decidió por Wiene.
El expresionismo como corriente artística general, tuvo su apogeo en Alemania durante los primeros años de la República de Weimar. Se caracterizó por la deformación intencionada de la realidad en un intento de expresar los sentimientos subjetivos del autor sobre el hombre y la naturaleza; de esta manera, primó la afectividad sobre la descripción de la realidad, un hecho que resulta tanto más llamativo en cuanto fue aplicado a un arte, el cine, que se basa en una serie de fotografías dotadas de movimiento.
Los descabellados y angulosos escenarios de Hermann d´Warmm, levantados sobre bastidores y pesados lienzos, decorados con trazos abruptos, convulsos y retorcidos, el magistral manejo del claroscuro de Karl Freund, el maquillaje, cadavérico, especialmente llamativo en la joven protagonista Jane Olsen (Lil Dagover), esas profundas ojeras que hunden, aun más si cabe, la profunda mirada en el rostro de los personajes, y la inquietante banda sonora, conforman una atmósfera asfixiante que todavía hoy en día provoca desazón en el espectador.
Desde la perspectiva estrictamente formal, la información cinematográfica y precisa que alberga el siguiente vínculo convierte en innecesaria cualquiera de nuestras palabras:
Los descabellados y angulosos escenarios de Hermann d´Warmm, levantados sobre bastidores y pesados lienzos, decorados con trazos abruptos, convulsos y retorcidos, el magistral manejo del claroscuro de Karl Freund, el maquillaje, cadavérico, especialmente llamativo en la joven protagonista Jane Olsen (Lil Dagover), esas profundas ojeras que hunden, aun más si cabe, la profunda mirada en el rostro de los personajes, y la inquietante banda sonora, conforman una atmósfera asfixiante que todavía hoy en día provoca desazón en el espectador.
Lil Dagover es Jane Olsen, "la novia cadáver"...
Pero, desde el punto de vista médico, ¿qué interés podría tener esta película?
Vayamos por partes...
LA REPRESENTACIÓN DEL MÉDICO.
Paradójicamente el retrato cinematográfico del médico interesa más al espectador cuanto más distorsionado se representa. De los dos extremos de esta desfiguración tenemos abundantes ejemplos.
Por una parte, el mad doctor, el científico perturbado convertido en una amenaza para sí mismo, como el Dr. Jekyll, o para la sociedad, donde el arquetipo pudiera ser el Dr. Frankenstein, si bien los límites entre el daño individual y colectivo suelen quedar difuminados en la mayoría de los filmes. En ambos casos, Los principios éticos de la beneficencia y la no maleficencia brillan por su ausencia.
Por otra parte, los melodramas categorizados como cine edificante suelen centrarse en médicos abnegados y protagonistas de grandes descubrimientos, si bien recientes fenómenos mediáticos como el Dr. House han conseguido que determinados galenos resulten inclasificables...
Hugh Laurie es el Dr. House
La lista de directores que han elegido a un médico para protagonizar alguna de sus obras es extensa: Kurosawa, Mankiewicz, Losey, Trumbo, Buñuel, Truffaut, Scola, Forman, Vidor, Huston, Ford...
Si se nos permite, y para los que quieran profundizar en estas cuestiones recomendamos dos libros:
- "Médicos en el cine: dilemas bioéticos: sentimientos, razones y deberes" de Diego Gracia y Sagrario Muñoz (Editorial Complutense, Madrid 2006).
- "Cien médicos en el cine de ayer y hoy" de Ernesto Pérez Morán y Juan Antonio Pérez Millán (Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca 2008).
BREVES NOTAS SOBRE LA HISTORIA DE LA MEDICINA.
Sigmund Freud escribió en 1900 "La interpretación de los sueños", basándose en su autoanálisis y en sus propias investigaciones.
En este aspecto no es de extrañar que los guionistas y el director de "El gabinete del Dr. Caligari" hubieran sido influenciados por las teorías del denominado padre de la Psicoanálisis, y en este caso concreto, por las turbulentas relaciones existentes entre el inconsciente y los deseos reprimidos.
También sería posible que la confesa fascinación de Mayer y Janowitz por "El Golem", la narración original de Gustav Meyrink, en la que un rabino de Praga es capaz de insuflarle vida a un gigante de arcilla para ponerlo a su servicio, determinara su particular versión del sonámbulo Cesare (Conrad Veidt), un autómata que actuaría a las órdenes del maléfico Dr. Caligari (Werner Krauss) privado de toda voluntad.
El médico alemán Franz Mesmer (1734 - 1815), descubridor del llamado magnetismo animal, fue el primero en describir la capacidad curativa de la sugestión. En 1778 llegó París con la fama de un terapeuta milagroso, leyenda que él mismo contribuía a engrandecer mediante una forma de trabajar fastuosa y teatral. Por cierto, existe una referencia a este peculiar galeno en la ópera de Mozart "Cosi fan tutte"...
La cuba de Mesmer
Estudioso de las técnicas de Mesmer y de su discípulo Charles Lafontaine (1803 - 1892), empeñado en descifrar las supuestas bases científicas de la hipnosis, el neurocirujano escocés James Braid (1795 - 1860) logró importantes avances en este campo; indudablemente, en sus primeros tiempos, probablemente compartieron escenario con atracciones de feria como la del Dr. Caligari y Cesare... Si bien en este film no queda demasiado claro que el Dr. Caligari empleara la hipnosis para vencer la voluntad de Cesare, dicha hipótesis tampoco sería tan descabellada...
Conrad Veidt es Cesare, el sonámbulo
Para completar este apartado, sabemos que el sonambulismo es una parasomnia, un trastorno del sueño en el cual el sujeto que lo padece es capaz de realizar mientras permanece dormido actividades motoras que no requieran demasiado esfuerzo. Al igual que la hipnosis, este tipo de comportamiento ha llamado poderosamente la atención en el mundo del arte, especialmente en el teatro, la ópera y el cine, como en el caso que hoy nos ocupa.
Aunque dicho trastorno ha estado siempre presente en la historia de la humanidad, fue el polifacético Barón Karl Ludwig von Reichenbach (1788 - 1869) el encargado de realizar los primeros experimentos con el sonambulismo.
Francis (Hans Feher) uno de los protagonistas del film, rebuscando entre los papeles que el pérfido Dr. Caligari custodiaba en su siniestro gabinete, descubre un antiguo tratado, un estudio sobre el sonambulismo "impreso" en la Universidad de Uppsala (Suecia) en 1157 (¡la imprenta moderna data de 1440 gracias a Johannes Gutenberg!).
El libro describía las andanzas de un monje llamado Caligari, quien en 1093 viajaba por la aldeas del norte de Italia acompañado por un sonámbulo, Cesare, que era transportado ausente en un vasto cajón de madera, en forma de ataúd.
El Golem, el Monstruo de Frankenstein, Cesare, La Momia, los arquetípicos zombies de George A. Romero... todos ellos emparentados en la historia del cine y de la literatura por ser personajes especialmente creados para aterrorizar, para helar la sangre en nuestra venas mostrándonos el miedo a perder la propia cordura, a ser incapaces de controlar nuestras pensamientos, sentimientos y acciones.
Aunque dicho trastorno ha estado siempre presente en la historia de la humanidad, fue el polifacético Barón Karl Ludwig von Reichenbach (1788 - 1869) el encargado de realizar los primeros experimentos con el sonambulismo.
Werner Krauss es el Dr. Caligari
Francis (Hans Feher) uno de los protagonistas del film, rebuscando entre los papeles que el pérfido Dr. Caligari custodiaba en su siniestro gabinete, descubre un antiguo tratado, un estudio sobre el sonambulismo "impreso" en la Universidad de Uppsala (Suecia) en 1157 (¡la imprenta moderna data de 1440 gracias a Johannes Gutenberg!).
El libro describía las andanzas de un monje llamado Caligari, quien en 1093 viajaba por la aldeas del norte de Italia acompañado por un sonámbulo, Cesare, que era transportado ausente en un vasto cajón de madera, en forma de ataúd.
El Golem, el Monstruo de Frankenstein, Cesare, La Momia, los arquetípicos zombies de George A. Romero... todos ellos emparentados en la historia del cine y de la literatura por ser personajes especialmente creados para aterrorizar, para helar la sangre en nuestra venas mostrándonos el miedo a perder la propia cordura, a ser incapaces de controlar nuestras pensamientos, sentimientos y acciones.
EL MÉDICO.
Destacábamos anteriormente la fascinación provocada por la figura del científico perturbado en cineastas y espectadores, en este caso un médico. A medida que avanza el film descubrimos que el supuesto Dr. Caligari es el director de un sanatorio psiquiátrico. Este personaje inspiró al cineasta Fritz Lang para crear su famoso Dr. Mabuse, un criminal y asesino especializado en camuflaje e hipnotismo.
Tomando como punto de partida la novela homónima del escritor luxemburgués Norbert Jacques (1880 - 1954) y auxiliado por su esposa Thea von Harbou, Lang escribió el guión de "El Dr. Mabuse" (1922) el primer film de una extensa y popular saga de inolvidables secuelas.
CINEFILIA.
En determinadas escenas de este film, especialmente en aquellas rodadas en la supuesta feria de Holstenwald, observamos a un pequeño mono cautivo sobre el organillo del buhonero, objeto de las chanzas inmisericordes del público. La controvertida relación cinematográfica entre simios y humanos ha sido objeto de otra entrada en este mismo blog, "El planeta de los simios"...
También contemplamos la aparición fugaz de un enano del cual desconocemos si forma parte o no de las atracciones, un anticipo de la que años más tarde sería la idea central de otro de los hitos del cine de terror, "La parada de los monstruos" (Tod Browning, 1932)...