- ¿De verás te vas a morir?
- Claro que sí... amigo...
- ¿Me darás el Iphone?
Inquietos vientos vespertinos otoñales han traído entre sus corrientes unas reflexiones respecto a la mirada distorsionada del cine sobre el cáncer.
En la reunión anual de la Sociedad Europea de Medicina Oncológica, recientemente celebrada en Viena (ciudad cinematográfica por excelencia), un grupo de médicos, psicólogos y filósofos italianos ha presentado los resultados de su particular revisión sobre las películas que giran en torno a las enfermedades oncológicas, aunque algunas de ellas rozasen esta temática solamente de manera tangencial.
Destacaron la especial sensibilidad de la directora Isabel Coixet, especialmente en dos cintas que pronto también serán comentadas en este blog: "Mi vida sin mi" (2003) y "Elegy" (2008).
Casi al mismo tiempo, se adueñó de nuestra mirada la versión original de "Halt auf freier strecke" (Andreas Dresen, 2011), en inglés "Stopped on track", traducida libremente al español como "esperando pista libre".
La familia Lange al completo
El protagonista es Frank Lange (en una más que encomiable y verosímil interpretación de Milan Peschel), un hombre al que le es detectado un tumor cerebral avanzado e incurable. El protagonista vive en la periferia de Berlín, en una casa nueva a la que termina de mudarse en compañía de su esposa Simone (loable trabajo de Steffi Kühnert) y de sus dos hijos, Lilli (Talisa Lilli Lemke) y Mika (Mika Seidel). La adolescente es una flamante campeona de saltos de trampolín, mientras que su hermano pequeño está aprendiendo a tocar el piano.
Detrás de la casa se extienden el campo y un bosque, del que destaca en primer lugar un gran árbol con sus ramas desnudas, omnipresente en la película, simbolismo del cáncer que se ramifica en el interior de la cabeza de nuestro protagonista...
El estudio italiano sobre cine y cáncer revela que en el 65% de las películas los personajes pertenecen a las clase social media- alta. En el caso que nos ocupa, los Lange aparentan vivir sin lujos pero sin aprietos. Originario de Greifswald, en el nordeste de Alemania, Frank está empleado en la multinacional logística DHL. Dedica su tiempo libre a tocar la guitarra eléctrica. Por su parte, Simone trabaja como conductora en la compañía metropolitana de tranvías de la capital alemana.
CINEFILIA.
Todo el personal sanitario que aparece en la película, médicos, enfermeras, etc, son profesionales reales. En ningún momento se trata de actores ni de actrices. En la escena inicial, el neurólogo, el Dr. Träger (Uwe Träger), le comunica a Frank y a Simone la gravedad de la enfermedad. Incluso la llamada telefónica recibida durante la consulta es totalmente real...
Respecto a la habilidad del médico para comunicarle al paciente malas noticias, algunos manuales de Cuidados Paliativos recogen el protocolo de seis pasos de Buckman:
1º/ Preparación del contexto físico más adecuado, que supone una sucinta evaluación del estado de ánimo del paciente. En el caso que nos ocupa, el neurólogo aprovecha la visita que el enfermo y su esposa realizan a su consulta, con la finalidad de conocer los resultados de las pruebas realizadas previamente.
2º/ Averiguar cuánto sabe el paciente, teniendo también en consideración sus particularidades culturales. En la película, el médico es el único que habla. Emplea un tono pausado y claro, que parece no dejar dudas en el paciente. La esposa, sin embargo, sin mediar palabra, deja escapar guesas lágrimas que recorren sus mejillas.
3º/ Encontrar lo que el paciente quiere saber. En la película, el Dr. Träger da por supuesto que el enfermo y su pareja desean saber toda la verdad.
4º/ Compartir la información. Una vez que el paciente ha comprendido la gravedad de su patología, el médico se interesa por sus hijos, por la manera en la que éstos se van a enterar de la enfermedad del padre. Una circunstancia similar ocurre cuando los padres (Otto Mellies y Christine Schorn), la suegra (Ursula Werner) y la cuñada de Frank (Marie Rosa Tietjen) conocen la fatal noticia...
5º/ Responder a los sentimientos del paciente. Si bien es el especialista el encargado de proporcionar la mala noticia, no será éste el médico que realice verdaderamente el seguimiento emocional del paciente. Dicho papel queda reservado para la Dra. Petra Anwar, especialista en cuidados paliativos, que en repetidas ocasiones visitará al paciente dentro de su entorno familiar .
6º/ Planificación y seguimiento del proceso. El profesional debe dejarle bien claro al enfermo y a su familia su total disponibilidad para acudir presto cuando así se le demande. La sensación de seguridad contribuye a la tranquilidad de los afectados.
Detrás de la casa se extienden el campo y un bosque, del que destaca en primer lugar un gran árbol con sus ramas desnudas, omnipresente en la película, simbolismo del cáncer que se ramifica en el interior de la cabeza de nuestro protagonista...
El estudio italiano sobre cine y cáncer revela que en el 65% de las películas los personajes pertenecen a las clase social media- alta. En el caso que nos ocupa, los Lange aparentan vivir sin lujos pero sin aprietos. Originario de Greifswald, en el nordeste de Alemania, Frank está empleado en la multinacional logística DHL. Dedica su tiempo libre a tocar la guitarra eléctrica. Por su parte, Simone trabaja como conductora en la compañía metropolitana de tranvías de la capital alemana.
CINEFILIA.
Todo el personal sanitario que aparece en la película, médicos, enfermeras, etc, son profesionales reales. En ningún momento se trata de actores ni de actrices. En la escena inicial, el neurólogo, el Dr. Träger (Uwe Träger), le comunica a Frank y a Simone la gravedad de la enfermedad. Incluso la llamada telefónica recibida durante la consulta es totalmente real...
Respecto a la habilidad del médico para comunicarle al paciente malas noticias, algunos manuales de Cuidados Paliativos recogen el protocolo de seis pasos de Buckman:
1º/ Preparación del contexto físico más adecuado, que supone una sucinta evaluación del estado de ánimo del paciente. En el caso que nos ocupa, el neurólogo aprovecha la visita que el enfermo y su esposa realizan a su consulta, con la finalidad de conocer los resultados de las pruebas realizadas previamente.
2º/ Averiguar cuánto sabe el paciente, teniendo también en consideración sus particularidades culturales. En la película, el médico es el único que habla. Emplea un tono pausado y claro, que parece no dejar dudas en el paciente. La esposa, sin embargo, sin mediar palabra, deja escapar guesas lágrimas que recorren sus mejillas.
3º/ Encontrar lo que el paciente quiere saber. En la película, el Dr. Träger da por supuesto que el enfermo y su pareja desean saber toda la verdad.
4º/ Compartir la información. Una vez que el paciente ha comprendido la gravedad de su patología, el médico se interesa por sus hijos, por la manera en la que éstos se van a enterar de la enfermedad del padre. Una circunstancia similar ocurre cuando los padres (Otto Mellies y Christine Schorn), la suegra (Ursula Werner) y la cuñada de Frank (Marie Rosa Tietjen) conocen la fatal noticia...
5º/ Responder a los sentimientos del paciente. Si bien es el especialista el encargado de proporcionar la mala noticia, no será éste el médico que realice verdaderamente el seguimiento emocional del paciente. Dicho papel queda reservado para la Dra. Petra Anwar, especialista en cuidados paliativos, que en repetidas ocasiones visitará al paciente dentro de su entorno familiar .
6º/ Planificación y seguimiento del proceso. El profesional debe dejarle bien claro al enfermo y a su familia su total disponibilidad para acudir presto cuando así se le demande. La sensación de seguridad contribuye a la tranquilidad de los afectados.
La Dra. Anwar atendiendo a Frank...
DR. ROBERT BUCKMAN.
Un personaje singular; el Dr. Buckman fue oncólogo, cómico y escritor, presidente de la Asociación Humanística de Canadá. Natural del Reino Unido, desarrolló gran parte de su vida profesional en Toronto. Falleció mientras dormía a bordo de un avión que volaba entre Londres y Toronto. Tenía 63 años y estaba afectado por una dermatomiositis.
GLIOBLASTOMA
Éste fue el tipo de tumor elegido por el director y guionista para su historia. Se trata de la neoplasia más frecuente entre las originadas en las células de la neuroglía. Su crecimiento es rápido, afectando principalmente a adultos entre los 45 y los 70 años, como ocurre en nuestro caso.
Milan Peschel y Steffi Kühnert son Frank y Simone
En el TAC y la RNM, este tumor suele detectarse como imágenes de contornos irregulares, con un área central necrótica. Rara vez afecta al tronco del encéfalo o a la médula espinal, siendo mucho más frecuente en los hemisferios cerebrales. En nuestro caso, el glioblastoma afecta al lóbulo frontal del protagonista. En la realidad, su localización más frecuente es la temporal - fontal.
Estas células neoplásicas son especialmente resistente al tratamiento. A pesar de la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, el pronóstico de este tumor es infausto y su supervivencia no suele sobrepasar los 14 meses. El cáncer de Frank resulta irresecable, por lo que las únicas opciones terapéuticas disponibles se limitan a la radioterapia y quimioterapia.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que desde el punto de vista médico Andreas Dresen estuvo muy bien asesorado a la hora de describir la patología tumoral de Frank. Esta afirmación también es válida para las escenas que detallan el procedimiento de radioterapia, con la colocación en el rostro del paciente de una máscara protectora específica. El realismo es tal que nos transmite la sensación de claustrofobia que debe soportar el enfermo.
El director y guionista Andreas Dresen
En la película, inicialmente los síntomas son inespecíficos. Frank acudió al médico porque le dolía la cabeza con demasiada frecuencia. El Dr. Träger advirtió a Frank y a Simone que la sintomatología tumoral sería tardía, comenzando por una pérdida progresiva de la memoria, cefalea y alteraciones del comportamiento.
A destacar una alucinación especialmente original: el glioblastoma se encarna en un verdadero personaje, con el que Frank convive "realmente" en varias escenas del film. El papel del tumor es representado por el actor Thorsten Merten.
El protagonista decide filmar parte del tiempo que le queda de vida con la cámara de su Iphone. Esta especial relación entre hombre y aparato resulta anecdótica, máxime cuando algunos han intentado relacionar el uso de la telefonía móvil con la etiología de determinadas neoplasias cerebrales.
CINEFILIA
Las terapias alternativas también aparecen en esta película. Karin, la madre de Frank, le regala a su hijo dos Cds con la esperanza que le sirvan de ayuda: uno sobre auto-sanación y el otro sobre hipnosis...
De soslayo, el guión de esta película parece tocar las famosas cinco etapas del modelo de duelo de la Dra. Kübler-Ross: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Frank manifiesta sentimientos de disgusto por su situación y de miedo ante la muerte. En su domicilio recibe la visita de dos asistentes (Elke Unmüssig y Brunhilde Sauer-Baur) que intentan prepararle para la asunción de su grave enfermedad. Ambos personajes son también reales, no son actrices. La primera de ellas es una médico naturista con consulta en Berlin y la segunda una terapeuta seguidora del método del Dr. Carl Simonton...
Poco a poco vamos siendo testigos del declive de Frank. Lagunas mentales, despistes y episodios de desorientación son cada vez más frecuentes. La pérdida de habilidades, progresiva. Finalmente su casa quedará poblada por decenas de post-it, pequeños recuadros de papel adhesivo que señalizan las cosas más simples que pueden encontrarse en su hogar. Las alteraciones del comportamiento tampoco tardan en aparecer; incluso se vuelve agresivo y violento hasta con su propia pareja... En el colmo de su desesperación, Simone llega a desear la muerte de Frank, alivio y descanso de su padecimiento.
Los síntomas físicos avanzan paralelos al desmoronamiento psíquico: cefalea, náuseas y vómitos (también provocados por el tratamiento), astenia, anorexia, alopecia, incontinencia, crisis comiciales, parálisis, afasia y caquexia tumoral. La morfina le será administrada para paliar su dolor.
Todo ello le llevará a convertirse en un enfermo dependiente, con todas las dificultades que ello supone para una esposa y cuidadora que también trabaja fuera del hogar. Por suerte para Frank, sus hijos, familiares y amigos colaborarán en sus cuidados, como por ejemplo su incondicional colega Stefan (Bernhard Schütz), con el que le gusta recordar anécdotas de los viejos tiempos en la República Democrática Alemana (RDA) antes de la reunificación, o el fichaje del futbolista Dzeko que abandonó el Wolfsburgo por el todopoderoso Manchester United... Como simple anécdota mencionar aquí que tanto Milan Peschel, el actor principal de esta película, como Steffi Kühnert, su esposa en la ficción, son ambos naturales de Berlín oriental...
Edin Dzeko, la estrella goleadora de Bosnia-Herzegovina
Prácticamente moribundo, Frank recibirá también la visita de Ina (Inka Friedrich) una antigua novia de sus años universitarios en Greifswald...
La dependencia conlleva la pérdida de la libertad y de la intimidad. Y también del pudor. Resultan muy ilustrativas las escenas en las que Frank debe acostumbrarse al aseo diario en manos de una enfermera especializada (Corinna Renus).
MÁS CINEFILIA...
Frank y Simone visitan la funeraria. Además de escoger el féretro destinado a su cremación, nuestro protagonista escoge la música que supuestamente le acompañará en sus exequias: la banda sonora completa de "Dead Man" a cargo de Neil Young.
A Frank también le gustaría añadir "Three Imaginary Boys" de The Cure y "Nervermind" de Nirvana...
Aunque el tema favorito de Frank es "Love and Mercy" de Brian Wilson, el cual toca una y otra vez con su guitarra, mientras las fuerzas no lo abandonan...
En nuestra modesta opinión, otro de los aciertos de esta película corresponde al intento de desmitificar el sexo en paciente con cáncer. En la literatura especializada no existen demasiados trabajos que aborden la sexualidad de estos pacientes, y mucho menos en los estados patológicos más avanzados. Los factores que pueden estar relacionados en este circunstancia son múltiples, desde los que dependen de la propia enfermedad hasta los derivados de la agresividad del tratamiento. Para los expertos, el refuerzo y estímulo de los lazos afectivos resulta fundamental.
LA TORTUGA.
En la casa de Frank vive una tortuga. En algunos de sus videos caseros podemos observarla dentro de su cajita o asomando la cabeza tímidamente ante la cámara, al lado de la de Frank.
Para Jorge Luis Borges, la curvatura del caparazón de las tortugas representa el cielo, mientras que su parte inferior, aplanada, simboliza la tierra. La tradición china también identifica a la tortuga con la espiritualidad y la prosperidad.
Las tortugas suelen ser animales longevos. Para los mayas representaban precisamente esa virtud de supervivencia, así como la sabiduría y la experiencia recolectada por los años. Tal vez el director y guionista de este film escogiera dicho animal como contraposición de la fugaz realidad del ser humano, personificada en su protagonista enfermo a punto de dejar este mundo.
Tampoco debemos olvidarnos de una paradoja ideada por Zenón de Elea en el siglo V a.C. Se trata de Aquiles y la tortuga, según la cual el afamado y veloz guerrero aqueo nunca llega a alcanzar a tan lento animal. Al fin y al cabo, toda vida humana es una carrera cuya meta y final es la muerte. Y cuanto más dure esta carrera, mejor...
Para los aficionados a las matemáticas:
COLOFÓN.
Estamos ante un film que, a pesar de su múltiples galardones, probablemente no haya nacido para triunfar en las salas comerciales. Su temática y su ritmo lento contribuyen a ello. Sin embargo, desde el punto de vista sanitario, puede sacársele mucho partido.
Su director consigue tratar la agonía de un enfermo terminal con exquisita delicadeza. La pareja y la familia, al fin y al cabo los últimos cuidadores, comparten el protagonismo con un actor empeñado en hacernos creer que su personaje es un individuo real, verdaderamente enfermo, y mortal, como todos nosotros.