- la bárbara y despiadada "Saló o los 120 días de Sodoma" (Pier Paolo Pasolini, 1975),
- la necrofílica "Singapore Slim" (Nikos Nikolaidis, 1990),
- la delirante "Sweet Movie" (Dusan Makavejev, 1974),
- la irreverente y coprofílica "Pink Flamingos" (John Waters, 1972).
Otros críticos, como por ejemplo Emanuel Levy, han encontrado en "Léolo" determinadas similitudes con otros films clásicos en los que se muestra descarnadamente el tránsito desde la cándida infancia a una desabrida pubertad:
- la clásica "Los 400 golpes" (François Truffaut, 1952), uno de los pilares de la Nouvelle vague, con su inolvidable Antoine Doinel, protagonista y alter ego del propio Truffaut,
- la menesterosa "Pixote" (Hector Babenco, 1981),
- la brutal "Padre Padrone" (Paolo y Vittorio Taviani, 1977), o
- la mítica"Shane" (George Stevens, 1953), western protagonizado por Alan Ladd.
Jesús González Requena y Amaya Ortiz de Zárate son los autores del libro "Léolo. La escritura fílmica en el umbral de la psicosis", en su día publicado por Ediciones de la Mirada dentro de la colección "Contraluz - Libros de Cine (CC)". Un tándem formado por un periodista y crítico de cine junto a una experta psicoanalista, agudos realizadores de una completa disección de esta película, algunos de cuyos planteamientos,con el paso del tiempo, he llegado a entender y compartir.
- el padre (Roland Blouin), "un perro que mordía su vida perra...", obeso, glotón, ignorante, grasiento, sudoroso y coprofílico, obsesionado permanentemente por la ortodoxia fisiológica de la evacuación intestinal de sus vástagos. El chico reniega de su propio nombre Leo Lozeau, (juego de letras y sonidos con el nombre del director, Lauzon) que muda intencionadamente por el más eufónico de Léolo Losone, de indudable connotación italiana.
- el detestado abuelo (personificado por el veterano actor francés Julien Guiomar), lascivo, indolente, cínico competidor de Léolo respecto a los favores de su idealizada Bianca (Giuditta Del Vecchio). El aborrecimiento entre ambos parientes será tal, que ambos intentarán matarse en momentos esenciales del film.
J.D. Salinger
Llegados a estas alturas, procedamos a la apertura del siempre jugoso melón del debate médico. ¿Puede considerarse a "Léolo" el retrato verosímil de un caso de esquizofrenia familiar?
- En la Revista de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Barcelona, puede leerse un interesante trabajo sobre esta patología realizado por el equipo de Isabel Parra (Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2005; 32(4):174-178). Estos autores aceptan las evidencias demostrativas del componente genético en la etiología de la esquizofrenia (estudios familiares, de adopción y de gemelos).
- Siguiendo en el mismo texto, se establece la definición de esquizofrenia familiar como aquella padecida por determinados pacientes que tienen al menos un familiar de primer grado y un familiar de segundo grado afectado por esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo o trastorno bipolar. Teniendo en cuenta estas premisas, veamos ahora la sintomatología que presentan los personajes imaginarios en la película de Jean-Claude Lauzon.
LA MADRE.
Personaje central en la vida de Léolo, tal vez se trate de una encarnación contemporánea de la prehistórica Venus de Willendorf. Cabalmente interpretada por la famosa cantante y actriz canadiense Ginette Reno, ejerce su bonancible matriarcado, entendido en ese sentido clásico de modelo familiar establecido dentro de la cultura mediterránea - como por ejemplo, la mamma italiana - oronda, pletórica, que en todo momento ampara y defiende a su insólita prole. Ella anima al bebé Léolo durante una noche de tormenta para que defeque en la bacinilla. Ella acompaña a su hijo Fernand al colegio y es el manso testigo de su idiocia y de su fracaso escolar. También ella velará el lecho de enfermedad de sus hijos durante sus frecuentes hospitalizaciones.La Venus de Willendorf
A lo largo de toda la narración cinematográfica, la madre es el único personaje cuerdo en la familia de Léolo: "...mi madre tenía la fuerza de un gran barco navegando en un oceáno enfermo...", o "...era cálida y amorosa. Me gustaba que me abrazara entre sus grasas. El olor de su sudor me tranquilizaba..." El muchacho se percata de esta particularidad, deduciendo que el origen de la patología doméstica ha de provenir de su ascendencia paterna.
LAS HERMANAS
Léolo tiene dos hermanas: Rita y Nanette. Las dos se encuentran afectadas por enfermedades psiquiátricas.
Rita (Geneviève Samson) es regordeta e inmensa, rebosante en carnes, como su propia madre. Vive y reina en el sótano, donde se mantiene oculta envuelta en la mortecina luz de las velas y rodeada por su desagradable colección de bichos: anfibios, reptiles e insectos. Ella es la encargada de recoger y guardar su defecación diaria, que luego vende al descarado Léolo. Presenta un trastorno de mal pronóstico denominado hebefrenia o esquizofrenia desorganizada, que cursa especialmente con un trastorno afectivo saturado de carcajadas inmotivadas e incongruentes. En su universo particular, la joven se mantiene aislada y en soledad, siempre apática, sin que las alucinaciones mantengan en este caso su peso específico.
Por el contrario, también existe la miope, enjuta y sumisa Nanette (interpretada por la actriz y poetisa quebequense Marie-Hèléne Montpetit). Su delirio la mantiene una veces inexpresiva, otras veces sollozante, desgarrada y abrazada a una muñeca, rogando deseperadamente para que le devuelvan su bebé.
La figura de la loca institucionalizada que se aferra a un muñeco clamando por una supuesta maternidad perdida resulta un estereotipo empleado por otros cineastas, como por ejemplo ocurrió en “De repente el último verano” (Joseph L. Mankiewicz, 1959) o en “Corredor sin retorno” (Samuel Fuller, 1963).
EL MIEDO COMO ENFERMEDAD
Y por último, hablemos de Fernand (Yves Montmarquette), el hermano mayor de Léolo, con un profuso historial clínico-patológico sobre sus fornidas espaldas: oligofrenia, trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo, trastorno esquizoide...
Es un personaje fascinante, tan pronto capaz de dibujar ante la atónita mirada de su propia madre "un conejo blanco sobre la nieve" (una cartulina totalmente en blanco), como de dedicarse en cuerpo y alma a fortalecer sus músculos mediante un quimérico esfuerzo que de nada le servirá; su enfermedad se llama MIEDO.
Sobre el olvido general del miedo en la medicina: