- "Oigo mis huesos crecer; me duele mucho la cabeza. Intento con todas mis fuerzas detenerlo...
- Nadie crece siempre.
- ¿Y si no para?"
Los hermanos Eleizegui, Miguel Joaquin (Eneko Sagardoy) y Martin (Joseba Usabiaga) en "Handia" (Aitor Arregi, Jon Garaño, 2017)
La primera referencia de la existencia del excepcional Miguel Joaquín / Mikel Jokin Eleizegui Arteaga (1818- 1861) apareció en este mismo blog a propósito de los comentarios sobre el gigantismo y la acromegalia en la reseña de "Shrek".
Su descomunal figura y atribulada existencia han recobrado actualidad gracias a "Handia" (Aitor Arregi, Jon Garaño, 2017), un drama que ha cosechado múltiples galardones y favorables críticas, inspirado en el gigante vasco del siglo XIX que, antes de morir prematuramente a los 43 años a causa de una tuberculosis, llegó a alcanzar los 2.42 metros de estatura pesando 208 kilos, un prodigio capaz de ingerir diariamente 23 litros de sidra y cuyo sustento cotidiano equivalía al de tres personas de complexión normal.
"El abrazo de Vergara". El fin de la Primera Guerra Carlista
Ambientada en la etapa histórica de las guerras carlistas, encarnizada confrontación entre el modelo absolutista tradicional ("Dios, Patria, Rey") y el nuevo régimen liberal, disimulada tal vez por el conflicto dinástico entre los partidarios de Don Carlos María Isidro de Borbón y su sobrina Isabel II, contemplamos como el protagonista Miguel Joaquín (Eneko Sagardoy) ve partir hacia la contienda a su hermano mayor Martin (Joseba Usabiaga) por expresa decisión del padre de ambos, Miguel Antonio Eleizegui (Ramón Agirre), el viudo arrendatario de la explotación del caserío Ipintza-Zarra en Altzo (Guipúzcoa - País Vasco - España), donde nació y se crió su extensa prole.
Eneko Sagardoy caracterizado como Miguel Joaquín Eleizegui, el Gigante de Altzo
CINEFILIA
"Vacas" (Julio Medem, 1992) es una película ambientada en la Euskadi rural que entrelaza la historia de tres familias vascas desde 1875 hasta 1936. Sus escenas iniciales evocan la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), conflicto desatado nuevamente por la beligerancia entre los partidarios del monarca Amadeo de Saboya y los incondicionales de Carlos María de Borbón y Austria-Este, pretendiente al trono español con el nombre de Carlos VII.
Regresando tullido Martin del campo batalla a causa de un disparo que le dejó paralizado el brazo derecho, se encuentra con su hermano menor que de repente y sin causa justificada, rebasaba ya los 2 metros de estatura a los 20 años. Su trastorno más probable sería un caso de acromegalia.
"Vacas" (Julio Medem, 1992) es una película ambientada en la Euskadi rural que entrelaza la historia de tres familias vascas desde 1875 hasta 1936. Sus escenas iniciales evocan la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), conflicto desatado nuevamente por la beligerancia entre los partidarios del monarca Amadeo de Saboya y los incondicionales de Carlos María de Borbón y Austria-Este, pretendiente al trono español con el nombre de Carlos VII.
Carmelo Gómez y Txema Blasco en "Vacas"
Regresando tullido Martin del campo batalla a causa de un disparo que le dejó paralizado el brazo derecho, se encuentra con su hermano menor que de repente y sin causa justificada, rebasaba ya los 2 metros de estatura a los 20 años. Su trastorno más probable sería un caso de acromegalia.
En esta cinta aparecen datos que sugieren la etiología del cuadro acromegálico como un posible tumor hipofisario secretor de GH (hormona del crecimiento), pues el protagonista padece además episodios de intensa cefalea junto a una factible impotencia sexual.
La caracterización del actor Eneko Sagardoy resulta excepcional, gracias al elaborado maquillaje que le aportan los rasgos típicos acromegálicos (mandíbula exagerada, frente abombada y prominente, manos y pies descomunales, merecedores de guantes de 33 cm y abarcas del número 63), junto a los efectos especiales que le permitieron "crecer" mecánicamente desde sus 1,85 metros hasta la estatura real del gigante guipuzcoano.
Destacable la presencia de Saad Kaiché (2.30 metros), el español más alto en la actualidad, que tras intentar triunfar sin demasiado éxito en el mundo del baloncesto, se convierte en este película en el doble de Sagardoy consiguiendo una caracterización del personaje todavía mucho más convincente.
Saad Kaiché y Eneko Sagardoy en "Handia"
El propio Saad interpreta un cameo en la película encarnando a un gigante británico homónimo en la surrealista reunión de fenómenos alrededor del monumento megalítico en Inglaterra.
MIGUEL JOAQUIN ELEIZEGUI
Nacido el 10 de julio de 1818, fue el cuarto de nueve hermanos. Su infancia y adolescencia transcurrieron con naturalidad en el caserío natal de Ipintza-Zahar en Altzo Aspi (Altzo bajo).
Siguiendo la cronología de la película, en 1836 un destacamento carlista se presenta en el caserío de los Eleizegui para requisar víveres y reclutar combatientes. El hermano pequeño, de talla normal, tendría entonces unos 18 años, poco antes de comenzar su desmesurado crecimiento. En 1840, cuando su hermano Martín regresa a casa tras al armisticio con una lesión permanente del plexo braquial derecho causada por un disparo, Miguel Joaquín estaba a punto de cumplir 22 años y su estatura superaba ya los 2.10 metros.
Desde los albores del siglo XIX, Mikel Jokin constituye acaso el español mayúsculo en los registros oficiales y extraoficiales. En la Iglesia de San Salvador de Altzo todavía están marcadas con clavos las señales que los vecinos realizaron para constatar el crecimiento progresivo del gigante: 2.10 metros en la primera medición, 2.25 en la segunda, 2.35 en la tercera y 2.41 en la que fue su última medición en vida.
MARTIN ELEIZEGUI
MIGUEL JOAQUIN ELEIZEGUI
Nacido el 10 de julio de 1818, fue el cuarto de nueve hermanos. Su infancia y adolescencia transcurrieron con naturalidad en el caserío natal de Ipintza-Zahar en Altzo Aspi (Altzo bajo).
Siguiendo la cronología de la película, en 1836 un destacamento carlista se presenta en el caserío de los Eleizegui para requisar víveres y reclutar combatientes. El hermano pequeño, de talla normal, tendría entonces unos 18 años, poco antes de comenzar su desmesurado crecimiento. En 1840, cuando su hermano Martín regresa a casa tras al armisticio con una lesión permanente del plexo braquial derecho causada por un disparo, Miguel Joaquín estaba a punto de cumplir 22 años y su estatura superaba ya los 2.10 metros.
Desde los albores del siglo XIX, Mikel Jokin constituye acaso el español mayúsculo en los registros oficiales y extraoficiales. En la Iglesia de San Salvador de Altzo todavía están marcadas con clavos las señales que los vecinos realizaron para constatar el crecimiento progresivo del gigante: 2.10 metros en la primera medición, 2.25 en la segunda, 2.35 en la tercera y 2.41 en la que fue su última medición en vida.
MARTIN ELEIZEGUI
Atormentado por su discapacidad física y la carencia de los medios materiales necesarios que le posibilitasen emigrar a América, en torno a este personaje se articulan las andanzas del Gigante de Altzo por los dominios y las cortes reales de España (Isabel II, en la película interpretada por la joven Naima Barroso, especialmente interesada en la proporcionalidad anatómico-genital del coloso), Francia (Luis Felipe I), Portugal (Maria II) y el Reino Unido (la todopoderosa Reina Victoria).
En realidad, en 1853 el Gigante de Altzo le envió una misiva a la reina Isabel II para que le condonase el 10% de sus ganancias, el tributo reclamado para la corona de España. Su argumentación se basó en la ingente cantidad de dinero que debía invertir en su manutención. Tal solicitud le fue denegada.
En realidad, en 1853 el Gigante de Altzo le envió una misiva a la reina Isabel II para que le condonase el 10% de sus ganancias, el tributo reclamado para la corona de España. Su argumentación se basó en la ingente cantidad de dinero que debía invertir en su manutención. Tal solicitud le fue denegada.
El actor Joseba Usabiaga junto al monumento a Joaquin Eleizegui en Altzo
No existe la constancia histórica de que Martin fuera el representante artístico de su hermano; dicha labor recaería realmente en el promotor de espectáculos José Antonio Arzadun (Iñigo Aramburu), un vecino de Lecumberri (Navarra - España) que descubrió casualmente a Joaquín Eleizegui acarreando una carga de leña por las calles de Tolosa (Navarra - España), el responsable de la idea de explotar económicamente al prodigio vasco al más puro estilo de los fenómenos de feria popularizados por Phineas Taylor Barnum (1810 - 1891) y cuya máxima expresión cinematográfica alcanzó su cenit con la magistral "La parada de los monstruos" (Tod Browning, 1932).
CINEFILIA
Precisamente "El Gran Showman" (Michael Gracey, 2017) es un biopic musical sobre P. T. Barnum (Hugh Jackman), el fundador del Circo Barnum and Bailey, que más tarde se fusionaría con el Circo Ringlin Brothers para formar el espectáculo más grande del mundo.
El personaje cinematográfico de P.T. Barnum ha sido representado en diferentes ocasiones, desde Wallace Beery por partida doble en "Música de besos" (Sidney Franklin, 1930) y "El poderoso Barnum" (Walter Lang, 1934), pasando por Burl Ives en "Chiflados del espacio" (Don Sharp, 1967), hasta los telefilmes "Barnum" (Lee Philips, 1986), "Barnum!" (Peter Coe, Terry Hughes, 1986) y "La vida de P.T. Barnum" (Simon Wincer, 1999), protagonizados por Burt Lancaster, Michael Crawford y Beau Bridges respectivamente.
Phineas Taylor Barnum (1810 - 1891)
Mikel Jokin firmó un contrato con una sociedad cuatripartita para exhibir públicamente su descomunal figura por diversas ciudades y poblaciones a cambio de manutención, 4 camisas de lienzo regular y el tabaco que necesitase, más tres onzas de oro. Profundamente religioso, como podemos contemplar en varias escenas de esta película, la empresa se comprometía además a posibilitarle la asistencia a misa allá donde se encontrase el gigante. El precio de cada entrada oscilaba entre 1 y 2 reales de la época.
Al contrario que los fenómenos de barraca de "La parada de los monstruos" o "El Hombre Elefante" (David Lynch, 1980), Miguel Joaquín nunca recibió un trato degradante. Acostumbraba a mostrarse en público como un oficial isabelino o un gigante turco.
En la segunda mitad del siglo XIX, entre otros tuvieron que ganarse la vida como fenómenos de circo y feria los gigantes Chang Woo-Gow (2.35), el forzudo noruego Henrik Brustad (2.26) y Édouard Beaupré (2.30), todos ellos empleados en su día de la exitosa empresa de Barnum y Bailey.
LA NOVIA DEL GIGANTE
Durante su estancia en Inglaterra, y quizás con una finalidad matrimonial orquestada en contra de su propia voluntad, le fue presentada a Mikel Jokin una giganta británica de nombre Esther (encarnada para la ocasión por Sandra Pirsic, 1.96 metros, pivot eslovena que militó en el Lointek Gernika Bizkaia), detalle que también queda recogido en diversas escenas de la película.
La identidad real de tan colosal mujer resulta desconocida, pero elucubrando con otras mujeres de enorme talla más o menos contemporáneas del Gigante de Altzo encontraríamos a dos posibles candidatas para tan excepcional pareja.
La primera de ellas podría haber sido Sylvia Hardy, la Giganta de Maine, que medía 2.23 metros, nacida el 17 de agosto de 1824 junto a su hermano mellizo Samuel, que falleció a los 4 meses de edad. Hasta los 12 años fue una niña normal, que aprendió a hablar y a caminar precozmente. Pero a partir de entonces comenzó su crecimiento exagerado, prolongándose hasta los 21 años.
Asimismo, a los 32 años fue reclutada por P.T. Barnum para su exhibición de fenómenos, con la que recorrió América y Europa. Nunca se casó, despachando a todos sus pretendientes. Dejó de existir en 1888, a la edad de 64 años.
Una segunda giganta sería Anna Haining Bates, nacida Anna Haining Swann el 6 de agosto de 1846 en Nueva Escocia (Canadá). Al igual que Miguel Joaquín, formaba parte de una familia numerosa, si bien su desmesurado crecimiento destacó desde su infancia. A los 4 años medía 140 centímetros, representando un caso manifiesto de gigantismo infantil. Dotada de una inteligencia excepcional, aprendió a tocar el violín y formó parte de los espectáculos de P.T. Barnum. Llegó a medir 2.27 metros, apenas 4 centímetros menos que su esposo, el capitán Martin Van Buren Bates, popularmente conocido como "El Gigante de Kentucky". El matrimonio más grande del mundo también visitó la corte de la Reina Victoria, que les obsequió con una pareja de relojes de pulsera.
Entre ambos generaron el bebé más grande de la historia, que murió al nacer midiendo 71 centímetros. Al igual que el Gigante de Altzo, Anna falleció a los 44 años, a causa de una insuficiencia cardíaca. Su esposo la sobrevivió 4 décadas, alcanzando una edad excepcional en el ámbito de los gigantes.
Al contrario que los fenómenos de barraca de "La parada de los monstruos" o "El Hombre Elefante" (David Lynch, 1980), Miguel Joaquín nunca recibió un trato degradante. Acostumbraba a mostrarse en público como un oficial isabelino o un gigante turco.
Freddie Jones y John Hurt son el malvado Bytes y el desafortunado John Merrick en "El Hombre Elefante"
En la segunda mitad del siglo XIX, entre otros tuvieron que ganarse la vida como fenómenos de circo y feria los gigantes Chang Woo-Gow (2.35), el forzudo noruego Henrik Brustad (2.26) y Édouard Beaupré (2.30), todos ellos empleados en su día de la exitosa empresa de Barnum y Bailey.
Édouard Beaupré (1881 - 1904)
La historia de Beaupré comparte vicisitudes con los últimos días de Miguel Joaquín Elizegui. Tras su fallecimiento, el circo para el que trabajaba se negó a pagar los gastos funerarios. Entonces, su cuerpo fue embalsamado y expuesto para el entretenimiento del público. En 1905, la momia de Édouard fue adquirida por otro circo, quedando abandonado en un cobertizo tras la quiebra del espectáculo en 1907.
Durante décadas, la momia fue custodiada en la Universidad de Montreal (Canadá), donde fue analizada y diagnosticada de la patología hipofisaria causante del gigantismo. En 1975, un sobrino de Beaupré reclamó los restos embalsamados de su pariente, hasta que en 1989 finalmente se alcanzó un acuerdo entre la familia y la universidad para su devolución.
Finalmente, los restos del gigante canadiense fueron incinerados y depositados en el cementerio de su parroquia natal, en Willow Bunch, Saskatchewan (Canadá).
LA NOVIA DEL GIGANTE
Durante su estancia en Inglaterra, y quizás con una finalidad matrimonial orquestada en contra de su propia voluntad, le fue presentada a Mikel Jokin una giganta británica de nombre Esther (encarnada para la ocasión por Sandra Pirsic, 1.96 metros, pivot eslovena que militó en el Lointek Gernika Bizkaia), detalle que también queda recogido en diversas escenas de la película.
Sandra Pirsic es la giganta Esther
La identidad real de tan colosal mujer resulta desconocida, pero elucubrando con otras mujeres de enorme talla más o menos contemporáneas del Gigante de Altzo encontraríamos a dos posibles candidatas para tan excepcional pareja.
La primera de ellas podría haber sido Sylvia Hardy, la Giganta de Maine, que medía 2.23 metros, nacida el 17 de agosto de 1824 junto a su hermano mellizo Samuel, que falleció a los 4 meses de edad. Hasta los 12 años fue una niña normal, que aprendió a hablar y a caminar precozmente. Pero a partir de entonces comenzó su crecimiento exagerado, prolongándose hasta los 21 años.
Asimismo, a los 32 años fue reclutada por P.T. Barnum para su exhibición de fenómenos, con la que recorrió América y Europa. Nunca se casó, despachando a todos sus pretendientes. Dejó de existir en 1888, a la edad de 64 años.
Una segunda giganta sería Anna Haining Bates, nacida Anna Haining Swann el 6 de agosto de 1846 en Nueva Escocia (Canadá). Al igual que Miguel Joaquín, formaba parte de una familia numerosa, si bien su desmesurado crecimiento destacó desde su infancia. A los 4 años medía 140 centímetros, representando un caso manifiesto de gigantismo infantil. Dotada de una inteligencia excepcional, aprendió a tocar el violín y formó parte de los espectáculos de P.T. Barnum. Llegó a medir 2.27 metros, apenas 4 centímetros menos que su esposo, el capitán Martin Van Buren Bates, popularmente conocido como "El Gigante de Kentucky". El matrimonio más grande del mundo también visitó la corte de la Reina Victoria, que les obsequió con una pareja de relojes de pulsera.
La boda de Anne y Martin en un grabado de la época
Entre ambos generaron el bebé más grande de la historia, que murió al nacer midiendo 71 centímetros. Al igual que el Gigante de Altzo, Anna falleció a los 44 años, a causa de una insuficiencia cardíaca. Su esposo la sobrevivió 4 décadas, alcanzando una edad excepcional en el ámbito de los gigantes.
OTRO GIGANTE ESPAÑOL DEL SIGLO XIX
Miguel Joaquín Eleizegui Arteaga murió el 20 de noviembre de 1861. Su padre le siguió a la tumba pocos años después. En "Handia" contemplamos, tal y como ocurrió en la vida real, que el esqueleto del gigante desaparece de su sepultura a ras de tierra. Martin Eleizegui comprueba la ausencia de los restos de su hermano cuando trata de liberara espacio para enterrar a su progenitor.
Se especula que sus huesos fueron robados y que en la actualidad permanecen ocultos en algún museo, posiblemente británico. En una escena de la película, el médico francés que le atiende le propone la compra de su cadáver para la ciencia. Indignado, el Gigante de Altzo no aceptó semejante propuesta, manifestando su deseo de, llegado el momento de su deceso, recibir cristiana sepultura en Altzo.
Todavía en vida de Miguel Joaquín, el 15 de agosto de 1849, Agustín Luengo Capilla vino al mundo en un humilde hogar de Puebla de Alcocer (Badajoz - España), siendo el mayor de 6 hermanos, todos de talla normal. A los 14 años comenzó a crecer en exceso, dato que nos permite deducir que también padeció acromegalia. A los 17 años padece fuertes cefaleas y su visión se deteriora, síntomas provocados por la progresión de un tumor hipofisario secretor de GH.
En su atribulada biografía no han quedado recogidas referencias fidedignas sobre su juventud trabajando como atracción del Circo Luso, después de ser supuestamente vendido al mismo por sus progenitores. Sea como fuere, su endeblez le obligó a retornar a su hogar para recibir los cuidados de su madre.
El 28 de agosto de 1875 madre e hijo llegaron a Madrid, siendo recibido en audiencia por el rey Alfonso XII. El 18 de octubre recibe la visita del Dr. Pedro González de Velasco, que le atiende como paciente. Tras su deceso en la miseria, ocurrido el 31 de diciembre de 1875, el Dr. Velasco facilitó a la madre los medios necesarios para regresar a Extremadura a cambio de la donación del cuerpo del infausto gigante para su estudio científico. De esta manera, su esqueleto de 2.35 metros se conserva en el Museo Antropológico de Madrid, si bien existe una petición popular para que sus restos sean enterrados en su lugar de nacimiento.
La historia sobre la supuesta venta en vida de su propio cuerpo al Dr. Velasco para su estudio post mortem, a razón de 2.5 pesetas diarias, parece más una leyenda que una realidad en la existencia del gigante extremeño.
Siendo coetáneos, y conociendo la fascinación del el Dr. González de Velasco por la variabilidad de la anatomía humana, podría resultarnos extraño que el médico desconociera las andanzas del Gigante de Altzo y que nunca se hubiera puesto en contacto con él.
Miguel Joaquín Eleizegui Arteaga murió el 20 de noviembre de 1861. Su padre le siguió a la tumba pocos años después. En "Handia" contemplamos, tal y como ocurrió en la vida real, que el esqueleto del gigante desaparece de su sepultura a ras de tierra. Martin Eleizegui comprueba la ausencia de los restos de su hermano cuando trata de liberara espacio para enterrar a su progenitor.
Se especula que sus huesos fueron robados y que en la actualidad permanecen ocultos en algún museo, posiblemente británico. En una escena de la película, el médico francés que le atiende le propone la compra de su cadáver para la ciencia. Indignado, el Gigante de Altzo no aceptó semejante propuesta, manifestando su deseo de, llegado el momento de su deceso, recibir cristiana sepultura en Altzo.
Todavía en vida de Miguel Joaquín, el 15 de agosto de 1849, Agustín Luengo Capilla vino al mundo en un humilde hogar de Puebla de Alcocer (Badajoz - España), siendo el mayor de 6 hermanos, todos de talla normal. A los 14 años comenzó a crecer en exceso, dato que nos permite deducir que también padeció acromegalia. A los 17 años padece fuertes cefaleas y su visión se deteriora, síntomas provocados por la progresión de un tumor hipofisario secretor de GH.
Agustin Luengo Capilla, junto a su madre, en la única imagen que se conserva de él
En su atribulada biografía no han quedado recogidas referencias fidedignas sobre su juventud trabajando como atracción del Circo Luso, después de ser supuestamente vendido al mismo por sus progenitores. Sea como fuere, su endeblez le obligó a retornar a su hogar para recibir los cuidados de su madre.
El 28 de agosto de 1875 madre e hijo llegaron a Madrid, siendo recibido en audiencia por el rey Alfonso XII. El 18 de octubre recibe la visita del Dr. Pedro González de Velasco, que le atiende como paciente. Tras su deceso en la miseria, ocurrido el 31 de diciembre de 1875, el Dr. Velasco facilitó a la madre los medios necesarios para regresar a Extremadura a cambio de la donación del cuerpo del infausto gigante para su estudio científico. De esta manera, su esqueleto de 2.35 metros se conserva en el Museo Antropológico de Madrid, si bien existe una petición popular para que sus restos sean enterrados en su lugar de nacimiento.
La historia sobre la supuesta venta en vida de su propio cuerpo al Dr. Velasco para su estudio post mortem, a razón de 2.5 pesetas diarias, parece más una leyenda que una realidad en la existencia del gigante extremeño.
El Doctor Pedro González de Velasco (1815 - 1882)
Siendo coetáneos, y conociendo la fascinación del el Dr. González de Velasco por la variabilidad de la anatomía humana, podría resultarnos extraño que el médico desconociera las andanzas del Gigante de Altzo y que nunca se hubiera puesto en contacto con él.