domingo, 30 de diciembre de 2007

DE REPENTE EL ÚLTIMO VERANO




KATHERINE HEPBURN, MONTGOMERY CLIFT y ELIZABETH TAYLOR
protagonizan "DE REPENTE EL ÚLTIMO VERANO".

Hizo ya unos cuantos años, en una anónima y cálida mañana primaveral de domingo portugués (como los ensalzados por la maestría literaria de António Lobo Antunes), me encontraba visitando la acogedora y ciudad de Guimaraes. Formando parte un grupo profesional de colegas, y seguramente por esa vieja costumbre de detenernos para hacer fotografías, involuntariamente el Dr. Severo Fernández Juiz y yo nos extraviamos del resto de la comitiva.


Buscamos con parsimonia el punto de encuentro con los demás; perezosos, apenas sumidos en la penumbra de una calleja estrecha, nos detuvimos ante una destartalada tienducha que regentaba una anciana enlutada, uno de esos establecimientos tradicionales que apenas existen ya en la Península Ibérica donde puedes adquirir desde unas suculentas manzanas del país (la piel amarillenta y rugosa, cubierta por las viruelas del granizo), un espray de laca a punto de oxidarse, unas cerillas húmedas, un glorioso llavero del Benfica, un desatascador para los lavabos de las pensiones baratas, un pétreo queso de oveja ahumado y curado, una pastilla de jabón con rancio aroma a lavanda, unos clavos de acero inoxidable..., hasta un decolorado sobre de sobado papel satinado que incluye los condimentos necesarios para sazonar exquisitos embutidos.


Nos presentamos como médicos y le rogamos a la viejecita si nos dejaba tomar una instantánea de su peculiar negocio. Solícita nos preguntó: ¿médicos?, ¿acaso no querrían mejor visitar la casa del Dr. Egas Moniz?...; está aquí enfrente y yo tengo las llaves -. Y así los hicimos.




En 1936, mientras los españoles desencadenaban su más terrible y cruel guerra fraticida, el Dr. Antonio Caetano de Abreu Freire (que adoptaría el eufónico apelativo de un legendario antecesor, el noble aristócrata lusitano Egas Moniz, azote de los moros durante La Reconquista), publicó su famoso tratado sobre un innovador procedimiento quirúrgico denominado leucotomía prefrontal, destinado al tratamiento de diferentes enfermedades mentales.

Trece años después, el Comité adjudicatario del Premio Nobel le concedería el galardón en la especialidad de Medicina, que habría de compartir con el neurólogo suizo Walter Rudolf Hess, distinguido a su vez por las aportación sobre el conocimiento de la organización funcional del diencéfalo.
Paradójicamente, el nombre del Dr. Egas Moniz siempre va ligado a su "famosa" aportación al campo de la neurocirugía, cuando en realidad su mayores éxitos fueron debidos a sus trabajos sobre angiografía cerebral.

SOBRE LA LOBOTOMÍA.

No creo que exista en la historia de la medicina (excepto en el caso de los siniestramente famosos electroshocks) un supuesto proceso curativo radical de las enfermedades mentales a la vez tan alabado y denostado como la incorrectamente denominada lobotomía. Técnicamente, este término debería reservarse para aquellos procedimientos quirúrgicos en los que se destruyen las fibras nerviosas que conectan el lóbulo frontal con el resto del cerebro, sin extirpar tejido cerebral, hecho que sí ocurre en la lobectomía.

Existe una interesante página sobre la historia de la lobotomía que se recomienda visitar:




UNA PELÍCULA EXTRAORDINARIA.


En la historia del cine, al igual que en la de la medicina, por igual se han hecho oir con disonante fortaleza tanto las voces de los grandes admiradores como las de los más fieros detractores de la Psiquiatría como especialidad médica, siendo el Psicoanálisis de Sigmund Freud (y el de sus discípulos), los sanatorios psiquiátricos tipo manicomio y los tratamientos radicales de las enfermedades mentales los temas más controvertidos y frecuentemente criticados.

Se me antoja que pudiéramos equiparar a "De repente el último verano" (1959) con esa jugada maestra que siempre resulta ganadora en una partida de póker. El as de picas lo conformaría el director de la cinta, el incomensurable Joseph L. Mankiewicz. El as de diamantes se lo asignamos ex aequo a Gore Vidal y Tennessee Williams por el guión cinematográfico (Williams fue también el autor de la obra teatral original). El as de corazones es para Elizabeth Taylor (la inestable paciente Catherine Holly), mostrada en la plenitud de su belleza y esplendor sensual, y para Katherine Hepburn (la despechada viuda Violet Venable), su graciosa majestad, la emperatriz de las actrices, ambas inmersas en un tour de force interpretativo e histérico. Por último, el as de tréboles, la carta de la buena suerte, indudablemente se la adjudicamos a Montgomery Clift, el frágil pero tenaz neurocirujano Dr. John Cukrowicz ("azúcar", en polaco), modelo clásico de ética médica.

Con todas estas fantásticas cartas en la mano, nos atrevemos sin duda alguna a propones en esta película varios elementos de reflexión:
  • Las instituciones psiquiátricas: los manicomios tradicionales, auténticos presidios cuando no oscuras sedes y cámaras de las torturas más abyectas, se presentan aquí por Mankiewicz con toda su crudeza. Resultan especialmente dramáticas las visitas que la Taylor realiza a las salas generales de recreo para los dementes masculinos y femeninos.
  • El gerente hospitalario: dentro de la medicina asistencial de los EEUU (la obra se ambienta en Nueva Orleans), con frecuencia se presentan aquellos dilemas éticos típicos de la medicina privada, donde el interés económico pudiera influir decisivamente sobre las decisiones terapéuticas a tomar por los facultativos clínicos. En este aspecto, destacamos la impecable representación que el actor secundario Albert Dekker hace del Dr. Hockstader, director del Asilo Estatal "Lions View".
  • La homosexualidad: en una acción que pivota sobre la enfermedad mental y los trastornos psiquiátricos, el misterioso tratamiento que todos los personajes dan a las inclinaciones sexuales del difunto Sebastian Venable (insinuado, pero nunca mostrado) no hace más que acrecentar el debate que todavía hoy en día se mantiene abierto sobre la homosexualidad. No olvidemos que existen muchos países en el mundo que siguen considerando a dicha tendencia sexual como una auténtica patología.
  • La ambientación: especialmente asfixiante resulta la atmósfera que se respira en la mansión sureña de la Sra. Venable, rodeada por un jardín tan exhuberante y primitivo como el del Paraíso Original (con plantas cuyas hojas y brotes a buen seguro comieron en su día los extinguidos dinosaurios), así como en las salas y pasillos del asilo psiquiátrico estatal, en las blancas y empinadas calles del pueblo de Cabeza de Lobo (donde es asesinado y "devorado" el poeta Sebastian), y en las celdas y en la biblioteca del convento de Saint Mary, donde primeramente permanecía recluída la Srta. Holly.
  • El ojo de Dios: que todo lo ve y que siempre permanece condenando los terribles pecados de los Venable: incesto, homosexualidad, hedonismo, avaricia, ambición, locura..., la suficiente y necesaria carga teológica tan frecuente en los relatos dramáticos de Tennessee Williams.

Otras curiosidades:

  • Las "curaciones" psiquiátricas: la lobotomía se queda a un lado. Empleando sedación mediante inyecciones de Pentothal ("el suero de la verdad" que él mismo afirma no existir) junto a una especial técnica de regresión psicológica, el Dr. Cukrowicz consigue curar la amnesia histérica que padece su paciente Cathy Holly. Pero es precisamente esa regresión colectiva la que hará rebrotar y agravará ese mismo trastorno mental histeriforme que padecía la Sra. Venable desde la muerte de su hijo. Estaráimos ante dos casos diferentes de un típico trastorno mnésico disociativo, un recuerdo reprimido a largo plazo motivado por un trauma psicológico o emocional. No debemos confundirlo con la llamada amnesia postraumática, que siempre tiene un origen orgánico, normalmente un traumatismo craneoencefálico.
  • El pueblo de Cabeza de Lobo: existe al sur de la comarca de Sierra Mágina (Jaén), limítrofe con la provincia de Granada, el encantador pueblecito de Huelma, por este nombre también conocido al haberse descubierto allí una de las más valiosas joyas atribuidas a los primitivos íberos ("La Cabeza de Lobo"), en las ruinas de un santuario del siglo IV antes de Cristo. En la película de Mankiewicz también aparace un pueblo marinero situado en la costa de España, con casas encaladas y escarpadas callejuelas que culminan en un cerro coronado por las ruinas de un antiguo templo. Allí es asesinado y "devorado" Sebastian ante la impotencia de su prima Cathy Holly. En unas escenas previas al drama, se puede leer perfectamente el cartel del restaurante donde ambos degustan su última comida: "Bar Miramar". La ambientación en el país que entonces gobernaba como dictador el General Franco, mostrando miseria, homsexualidad y canibalismo (¡junto al incesto, dos de los más grandes temas tabúes para el ser humano!) seguro que atrajo a los censores nacionales como la miel a las moscas.
  • El complejo de Agripina: precisamente hablando de incesto, esta película también lo sugiere veladamente cuando nos presenta la enfermiza fijación de la madre por el hijo (Violet incluso llega a abandonar a su marido moribundo para irse a vivir a una cabaña al lado de su idolatrado Sebastian, cuando éste viajó al Tibet decidio a tomar los hábitos budistas).
  • Sebastian Venable: admirador de Bizancio, refinado coleccionista de antigüedades y de valiosas obras de arte, incansable viajero, teólogo capaz de descubrir a Dios en la cruel huida hacia el Océano Pacífico de las recien nacidas tortugas de Las Galápagos, durante toda la película nunca nos revelará su rostro. Existen fotografías del rodaje donde sí podemos verle de cuerpo entero junto a Elizabeth Taylor, pero su nombre no aparece entre los créditos del film.
  • El esqueleto del ángel: dentro del frondoso jardín que un día plantó Sebastian alrededor de la mansión de los Venable, observamos la existencia de una escultura que simboliza la muerte, representando un esqueleto alado. Pues bien, no sería disparatado pensar que Matt Groening, creador de los inefables dibujos animados de "Los Simpson" pudo haberse inspirado en ella para dibujar la figura del esqueleto de un ángel que una firma de grandes almacenes utilizaba como reclamo publicitario en uno de los capítulos de esta desternillante serie. Concretamente se titula "Lisa la excéptica" y plantea un interesante debate entre ciencia (encarnada en la caricatura del paleontólogo Stephen Jay Gould) y la religión.
  • El traje de baño: un llamativo traje de baño de color blanco, que se vuelve transparente al mojarse en el agua, es el reclamo sexual escogido por el pérfido Sebastian para que se ponga su prima Cathy en la playa. La atracción de los hombres está asegurada. Destacamos la presencia de este color como el favorito de Sebastian: sus trajes son siempre blancos, al igual que sus camisas y sus corbatas, y su madre porta ropas de luto de color blanco, en memoria de su malogrado hijo.
  • El tabaquismo: Catherine Holly fuma compulsivamente; tan solo el humo del tabaco penetrando y saliendo de sus pulmones parece calmarla. Podría resultar contradictoria, y hasta políticamente incorrecta en una película actual la representación de todas esas escenas presentes en "De repente el último verano" en las que el propio Dr. Cukrowicz administra "terapéuticamente" nicotina a su paciente como ansiolítico (llegándole a regalar su propio paquete de cigarrillos).

jueves, 20 de diciembre de 2007

EL MAQUINISTA


CHRISTIAN BALE es TREVOR REZNIK
en "EL MAQUINISTA"

  • En silencio, nos sentamos ante la pantalla para desentrañar el tenebroso secreto de este thriller psicológico, dirigido en el año 2004 por el norteamericano Brad Anderson, basado en un guión original de Scott Kosar, y con la producción española a cargo de Julio Fernández. Se trata de una cinta que posee un entramado argumental escrupulosamente estructurado, que seguramente ha bebido hasta la saciedad de esas tres geniales fuentes de la dirección cinematográfica como son Alfred Hitchcock, David Lynch y Roman Polanski, así como también de la inspiración literaria clásica de Kafka o Dostoiesky. Así lo estima el crítico de cine Ricardo Borrero, con cuyas opiniones coincido plenamente, de la misma manera que ambos concordamos a la hora de valorar especialmente la magnífica dirección fotográfica de Xavi Giménez, pintor de imágenes en inquientantes tonos amarillento -grisáceos (que recuerdan a las grandes obras del Claroscuro de Caravaggio - por ejemplo, a su "San Gerónimo", conservado en el Monasterio de Monserrat), sucísimos azules eléctricos y contaminados verdes acuáticos (como aquel mar "verde moco" dublinés ensalzado por James Joyce en su magno "Ulises"), o la chirriante e insana banda sonora posindustrial emanada de las partituras del compositor Roque Baños.
  • Me gustaría enaltecer en la parte más triunfal del podium al actor galés Christian Bale, capaz de hacer peligrar su propia salud pasando hambre durante varios meses, con el objetivo de adelgazar los 26 kilogramos necesarios para meterse en el pellejo (¡nunca mejor dicho!) de su caquéctico personaje de apenas 50 kilos de peso. La historia del cine, como las otras historias, es realmente injusta. Todos nos acordamos de Robert de Niro cuando engordó 25 kilogramos para encarnar al boxeador Jake La Motta en "Toro Salvaje" y muy pocos valoramos el titánico esfuerzo interpretativo de Bale en las anoréxicas condiciones exigidas en este film. Mención especial para la actriz Jeniffer Jason Leigh, actriz muy convincente en el papel de la tierna y comprensiva prostituta Stevie, y durísimos golpes de pecho ante los destrozos provocados por el autodoblaje al español del personaje de la camarera inexistente interpretado por la hermosa y sugerente Aitana Sánchez Gijón.
  • Si algún desafortunado lector ha posado su mirada sobre estas líneas antes de visualizar la película, lo siento por él, porque estoy a punto de revelarle el desenlace de tan misteriosa historia. Sin que sirva de precedente, esta vez comenzaremos por el final. Nos encontramos ante el cuadro clínico de un paciente que sufre un insomnio crónico grave, causado a su vez por un trastorno de estrés postraumático. La causa: tiempo atrás, Trevor Reznik provocó la muerte accidental de un peatón infantil al arrollarlo con su coche (¡un Pontiac Firebird de color rojo del 69!).
  • Para los que quieran conocer más detalles y críticas sobre esta película: http://www.filmaffinity.com/es/film361537.html

Según el psicólogo David Puchol Esparza existen diferentes herramientas diagnósticas útiles en el diagnóstico de esta patología. Se trata de entrevistas estructuradas y otras escales específicas:

  • Clinician Administered PTSD scale (CAPS; Blake et al., 1990),
  • Anxiety Disorders Interview Schedule-IV (ADIS-IV; DiNardo, Brown, & Barlow, 1994),
  • Subscala del Minnesota Multiphasic Personality Inventory (MMPI; Keane, Malloy, & Fairbank, 1984; Schlenger & Kulka, 1987),
  • The Penn Inventory for PTSD (Hammarberg, 1992).

Si observamos con detalle esta película, encontraremos fácilmente en el protagonista una serie de síntomas típicos de este trastorno psiquiátrico:

  • Flashbacks (sensaciones tipo déjà vu y pesadillas), como las que el maquinista vive mientras viaja en la atracción de feria que le lleva por su particular "Highway to Hell"...; "sueña" despierto atormentado por la jocosa e hiriente visión de su alter ego encarnado en Iván (el inquietante personaje interpretado por el actor John Sharian, popular por sus apariciones en series televisivas - "CSI Miami" o por su interpretación de Antonio en la película española que revisó el mito del hombre lobo: "Romasanta" - Paco Plaza, 2004).
  • Hipervigilancia, problemas de concentración, irritabilidad, agresividad y dificultad para dormir: Trevor Reznik se adormece continuamente por el día, mientras por la noche es incapaz de conciliar el sueño; en su trabajo de tornero - fresador, sus despistes incluso llegan a provocar un grave accidente laboral, resultando herido por amputación Miller, su compañero de máquinas (Michael Ironside)...
  • Bloqueo emocional y aislamiento social, especialmente manifiesto en las relaciones personales con sus compañeros de trabajo y con las mujeres que podrían aportar algún bálsamo a su atribulada existencia...

sábado, 8 de diciembre de 2007

SED DE MAL


CHARLTON HESTON y JANET LEIGH son
MIKE y SUSIE VARGAS, en "SED DE MAL"


  • Existe una magnífica presentación en libro - CD de esta película dirigida por el incomparable maestro Orson Wells ("Touch of evil" - 1958) que en su día editó el diario El País, con suculentos textos del crítico Gregorio Belinchón. La génesis de este film fue, por lo menos, tan tempestuosa como la trama policíaca desarrollada en su argumento. Han existido diferentes versiones de la misma, si bien la que he visionado para este artículo es la auténticamente atribuída al propio Wells, de la que fue director, guionista y actor (tres empleos, un solo sueldo).
  • Thriller clásico, obra principal del cine negro, esta intriga nos sitúa ante la difusa frontera que tantas veces separa el bien del mal, un complicado dilema que nos invita a alinear nuestros afectos con el capitán Hank Quinlan (Orson Wells), el policía corrupto que ha combatido sin tregua el crimen durante toda su vida empleando unos métodos escasamente ortodoxos o, en un polo opuesto tomar partido por Miguel Vargas (Charlton Heston), un todopoderoso policía mejicano adalid de la lucha contra el narcotráfico. Por cierto, me gustaría destacar las excelentes caracterizaciones de Heston (maquillaje moreno, cabello teñido de oscuro, igual que el negro bigotillo a lo Jorge Negrete que adorna su labio superior), que tanto me recordó a la de Marlon Brando cuando interpretó al mestizo Emiliano Zapata, y la del propio Orson Wells, con varios kilos de relleno y postizos que le convierten en un anciano gordinflón cuando en realidad, en el momento del rodaje, apenas contaba con 43 años. La moraleja final del film nos demuestra que el policía bueno, para capturar a su indecente rival, deberá emplear las escuchas secretas y la traición de su mejor amigo (un honroso Joseph Calleia en el papel del sargento Pete Menzies), y que las falsas pruebas que Quinlan dejó en el apartamento del sospechoso, al final le hicieron confesar la autoría del crimen.
  • Este épico escenario del enfrentamiento entre "policías" y "delincuentes" se sitúa en la ciudad fronteriza de Los Robles, donde su calle central parece tener una acera en Méjico y la otra en los Estados Unidos. Prostíbulos, casinos, salas de strip-tease (por cierto, una de ellas regentada por la exuberante Zsa Zsa Gabor), rockeros, grasientos pandilleros, marihuaneros... todos contribuyen a crear un ambiente irrespirable que huele a polvo del desierto, a sudor, a calorina y a alcohol barato.
  • La venganza de Quinlan, en plena decadencia de su carrera profesional, viejo, tullido (en el pasado su pierna detuvo una bala precisamente destinada a su ayudante Menzies), obeso (apenas alimentado por chocolatinas y bourbon) se ceba en la hermosa mujer del héroe mejicano Vargas, una bellísima y voluptuosa Janet Leigh. Sumergido en un extraño pacto de lobos, auxiliado por los esbirros de un delincuente que desea la perdición de Vargas (Akim Tamiroff es el baboso Tío Joe Grandi), planea su secuestro sometiendo la voluntad de la bella mediante drogas; su mezquina acusación ante la ley será de tenencia y consumo de estupefacientes.
  • Pero, ¿cuáles son las sustancias empleadas para tales fines?: la impregnación de las ropas con el humo de varios porros de marihuana, sustancia a la que el propio Welles definió como "la cerveza de las drogas" y tiopentato de sodio, también conocido como pentotal, tiopental, sodipental, amital o trapanal, un fármaco derivado del ácido barbitúrico utilizado como rápido inductor de anestesia, como anticonvulsivo, como inductor de comas médicos y como fármaco protector en los accidentes isquémicos cerebrovasculares, pues también disminuye la presión intracraneal. Un empleo delictivo de esta droga estaría basado en la depresión que provoca de las funciones cerebrales superiores, mermando el control voluntario de la persona, el mismo efecto que ha hecho que en alguna película posterior también se nos haya mostrado su supuesta utilidad como "suero de la verdad" útil en Psiquiatría, como por ejemplo en "De repente, el último verano" (Joseph L. Mankiewicz - 1959). Recordamos también que la mezcla en dosis elevadas de pentotal, cloruro potásico y bromuro de pancuronio es empleada como inyección letal en las siniestras ejecuciones en algunos estados norteamericanos, así como en Holanda con fines eutanásicos (donde su uso está protocolizado).
  • Otros sueros de la verdad empleados en la historia han sido el alcohol etílico, famoso por su capacidad para "soltar la lengua" del borracho y la peligrosísima escopolamina, ingrediente habitual del cóctel conocido como "burundanga". En la ficción, me gustaría comentar el suero tóxico inventado por el pérfido Fu Manchú para manejar a su antojo la voluntad de sus víctimas: sangre de araña, veneno de serpiente, sangre de dragón y una infusión de las siete hierbas secretas, todo ello en "La máscara de Fu Manchú" (Charles Brabin - Charles Vidor, 1932) protagonizada por el terroríficamente polifacético Boris Karloff.
  • ¿Qué destacaríamos además de esta película?: en primer lugar, como viene siendo habitual, la banda sonora correspondiente al gran Henri Mancini; en segundo lugar, la corta pero impresionante aparición de Marlene Dietrich en el papel de Tanya, la regente de un burdel donde siempre suena una vieja pianola; en tercer lugar, las escenas del motel en el desierto protagonizadas por el entonces bisoño Dennis Weaver, que más tarde se haría famoso al convertirse en el protagonista de "El diablo sobre ruedas" (Steven Speilberg - 1971), así como por su encarnación en el televisivo comisario McCloud. En "Sed de mal", a Weaver se le adjudicó el papel del inquietante recepcionista nocturno, personaje que más tarde inspiraría al mismísimo Alfred Hitchcock para la recreación de Norman Bates en su ya clásica "Psicosis", y que acabará asesinando en la ducha a la atractiva e indefensa Janet Leigh). Por último, por supuesto, la mayor mención de honor para el magistral plano secuencial inicial de la película (una verdadera obra maestra). ¡Que lo disfruten!.

http://www.youtube.com/watch?v=0nn1VO1HIPk

  • Vean también la escena en la que Quinlan le pregunta a su antigua amante Tanya si las cartas le auguran algún futuro; al fondo, entre las volutas del humo de los cigarrillos, siempre escucharemos el repicar de la melancólica la pianola...

http://www.youtube.com/watch?v=kHGVbZD2rvk

viernes, 2 de noviembre de 2007

MUSICA EN LA OSCURIDAD


BIRGER MALSTEN en "MUSICA EN LA OSCURIDAD"

"Musik i mörker" (1948) es el título de la cuarta película que el cineasta sueco Ingmar Bergman dirigió a lo largo de su prolífica carrera. En su día, en España se estrenó bajo el nombre de "Noche eterna". Al igual que en la afamada "Johnny cogió su fusil" de Dalton Trumbo (también comentada en este mismo blog), la película narra la historia de un desafortunado soldado. En este caso, mientras realiza el servicio militar, el joven Bengt Vyldeke (interpretado muy convincentemente por el actor Birger Malmstem) pierde completamente la visión al convertirse en víctima de un accidente durante unas prácticas de tiro.

El guión es del escritor Dagmar Enqvist, también autor de la novela en la que está basada la película. Con su maestría habitual en el tratamiento de los dramas humanos, Bergman se centra en esta ocasión en la descripción del mal que provoca la soledad, más que en la discapacidad que la invidencia causa en el protagonista.

Resulta muy interesante el tratamiento cinematográfico que el director sueco imprime al proceso de curación de las lesiones del soldado herido, muy cercano al ONIRISMO SURREALISTA: un ojo que parece extraído de "Un perro andaluz" (Luis Buñuel - 1929) observa el golpeteo de un martillo sobre un yunque, mientras el herido se hunde en una ciénaga (símbolo de la muerte) hacia la que se ve arrastrado por unas terribles manos; un remolino de agua en una pecera le rescata del irremediable fin (el agua de la vida), para finalmente despertar en un hospital donde se da cuenta que no puede ver.

El protagonista ciego iniciará entonces un largo viaje, donde el aprendizaje en el lenguaje Braille (volver a vivir partiendo de cero) y el refugio en su oficio de pianista se convertirán en pilares básicos para su recuperación y plena realización como ser humano.

Una vez más, la realización cinematográfica de Bergman oscila como un metrónomo entre la espitirualidad, que desde muy joven le marcó su propia educación en el seno de una familia religiosa, y la sensualidad que representa el descubrimiento del amor y del sexo por la pareja protagonista. Belleza nórdica, aunque a mi juicio excesivamente pusilánime, Bergman retrata la pureza y la inocencia de Ingrid, la protagonista femenina, una rubísima Mai Zetterling, la dulce sirvienta que acabará progresando en la vida gracias a la influencia del melancólico pianista ciego.

Magistral el tratamiento de la luz y de la sombra (del claroscuro) por parte del director de fotografía Göran Stringdberg en esta cinta. Existen varias escenas capitales en las que la iluminación se centra en los ojos del invidente, mientras el resto de su rostro y de la estancia permanecen en la penumbra. En una de las más sugerentes, el fondo musical que la adorna es la famosa sonata de Beethoven titulada "Clair de lune", compuesta en 1801 y en su día dedicada a la condesa Giulietta Guicciardi.

He aquí una interesante interpertación de esta película, donde la autora (Alice Liddle - darragh@xcite.com) la compara con un remake de "La Divina Comedia" de Dante.

http://spanish.imdb.com/title/tt0040622/#comment

Otro interesante comentario crítico sobre esta película de Bergman

Las causas de la ceguera son múltiples, desde lesiones del propio globo ocular, del nervio óptico o del cerebro y sus áreas encargadas de la visión. De todas las pérdidas sensoriales, se me antoja la más terrible y discapacitante. Y considerando las discapacidades en el cine, otro día hablaremos de la magnífica "Belinda" (Jean Negulesco - 1948), y también de su protagonista, Jane Wyman...

domingo, 28 de octubre de 2007

LOS AMANTES DEL PONT-NEUF


JULIETTE BINOCHE y DENIS LAVANT son
"LOS AMANTES DEL PONT- NEUF"
  • Un nuevo paseo cinematográfico por las amplias avenidas (en este caso bulevares) de la salud y de la enfermedad. Una sutil mirada a las contrapuestas caras de esa moneda que llamamos VIDA, una inapreciable pieza metálica que, lanzada al aire una y otra vez, hará mudar sucesivamente nuestro rictus desde una alegre sinfonía a un requiem de dolor.
  • Esta película de Leos Carax (acrónimo de "Alex Oscar" Dupont- Suresnes, 1960) continúa siendo maldita a medida que pasan los años. Para los críticos, constituye el inicio del declive de la prometedora trayectoria de este realizador francés, del que todos vaticinaban su éxito como adalid del posmodernismo cinematográfico europeo por sus dos anteriores obras: "Chico conoce chica" (1984) y "Mala Sangre" (1986). Curiosamente, existe una escena en la primera de ellas en la que el protagonista cruza el Pont-Neuf mientras unos amantes se reconcilian sobre el fondo musical de "When I live my dream", del camaleónico David Bowie. Resulta también llamativo que al igual que su admirado poeta Arthur Rimbaud, Carax obtuvo el reconocimiento artístico de manera temprana, para después terminar languideciendo lentamente. Es lo que Gerard Casau tan acertadamente denominó en "Contrapicado.net" como "la potencialidad destructiva del cine".

De ninguna manera me llevaría esta película a una isla desierta. Su parcial vacuidad argumental apenas transmite sentimientos positivos. Como ejemplo de lo dicho, especialmente indecorosa resulta la escena en la que Michèle (en una discretísima interpretación de Juliette Binoche) cuenta un burdo chiste sobre sexo a su compañero de aventuras. La risa de ambos es tan artificial que se convierte en un insulto al buen hacer cinematográfico. Pero, sobre todo, me disgusta profundamente su empalagoso final feliz. La visión feliz de los dos amantes (ella ya curada de su trastorno visual) sobre un barcaza como la que en su día ensalzó en "L´Atalante" (1934) el genial Jean Vigo, no resulta para nada creible ni aceptable, después de supuestamente haber visto sufrir tanto a los protagonistas (sobre todo a Alex - Denis Lavant, para mí, de lo mejor del film, el clochard parisino cautivo del alcohol y los sedantes) durante todo el desarrollo argumental. Pero existen otros elementos positivos que han contribuído al indulto y a su presencia en esta selección cineterapéutica.

  1. El inicio de la película, con el mendigo borracho tambaleándose por el medio del Boulevard Sebastopol mientras la cámara viaja a bordo de un coche a toda velocidad, nos reportaciertos flashes, imágenes fugaces que se convertirán en el heraldo de la tragedia. Atropellado, inconsciente, autolesionado y completamente ebrio, Alex es recogido por los servicios sociales municipales para trasladarlo a un albergue nocturno, en Nanterre. Pasajero de una nave de los locos, medio ahogado por el hedor y la aspiración de sus propios vómitos, la deteriorada y brutal imagen del vagabundo rasurado al cero nos traslada a la visión más sórdida y desamparada de la miseria humana.
  2. La reconstrucción del Pont-Neuf y de su entorno en los alrededores de Lansargues, un pueblo de la Camarga francesa. La producción de esta película se enfrentó a tantas dificultades que se tardaron varios años y se gastaron muchos millones de francos (¡el proyecto más caro del cine francés hasta el día de hoy!) en realizar un film que en su proyecto inicial pretendía ser casi minimalista. De noche, el letrero luminoso de La Samaritaine extiende sus reflejos sobre el Sena, el puente y los amantes. Una mención de honor para la dirección de fotografía (magistral Jean-Yves Escoffier), especialmente concedida por las escenas donde la magia del fuego entra en juego: Alex, el frustrado volatinero, que escupe llamaradas en su circo callejero, o Alex el pirómano, que incendia los carteles que reclaman a su amada en uno de los pasadizos del Metro.
  3. La sonata para violonchelo op. 8 de Zoltan Khodaly, interpretada por Chrichan Larson. Sobrecogedora y hermosa, al igual que la música de Arvo Pärt.
  4. La "atípica" historia de amor entre dos borrachos, un vagabundo sin esperanzas y una pintora que padece una ceguera progresiva. En esta película, Carax quería construir una pequeña obra de cámara con su personalísimo canto al amor. Sin embargo, le salió una tragicomedia sobre el "amor fou". Y además, pagó por ello un elevado tributo, pues Juliette Binoche y él rompieron como pareja una vez se rodó la película. Sostiene el crítico colombiano Mauricio Durán Castro en su artículo "Amores al final del milenio", que el amor redime toda miseria humana física, social o espiritual. Y para defender su tesis se apoya en otros tantos peculiares modernos romances cinematográficos europeos: el de un obrero y una joven que se prostituye por su amor en "Contra viento y marea" ("Breaking the Waves", Lars Von Trier, 1996) o el de una mujer enferma y un artista que la acompaña en su lento final en "La vida de bohemia" ("La Vie de Boheme", Aki Kaurismaki, 1992). Personalmente, y sin salir de Francia, yo prefiero los amores sublimados en "Betty Blue" ("37º2 Le Matin", Jean-Jacques Beineix, 1986) o en "El último tango en París" (Bernardo Bertolucci, 1973). Como en "Romeo y Julieta", ninguna de las dos termina bien.

domingo, 14 de octubre de 2007

LOST IN TRANSLATION


SCARLETT JOHANSSON y BILL MURRAY
son CHARLOTTE y BOB.
  • Un sorprendente Bill Murray interpreta muy convincentemente a Bob Harris, un actor extraviado..., perdido entre los neones multicolores que alumbran permanentemente los cielos de Tokio..., un personaje desorientado que vaga por el laberinto de largos corredores de un modernísimo hotel automatizado (el colosal Park Hyatt de la capital japonesa)..., un ser frágil y despistado que no entiende lo que le dicen, aunque las palabras sean pronunciadas en una lengua que todavía se le antoja familiar y conocida. En un pasado reciente, Bob ha sido un artista de relativa fama. Ahora se dedica a grabar millonarios spots para el mercado publicitario, mientras su matrimonio naufraga a muchos kilómetros de distancia.
  • De pronto, entre la penumbra de su aturdimiento, se ilumina una luz. Es Charlotte (Scarlett Johansson), una joven esposa taciturna que languidece entre las paredes del hotel, aguardando por un marido fotógrafo demasiado ocupado en sus compromisos laborales. Dicen en la prensa rosa que esta rubia actriz es en la actualidad una de las mujeres más deseadas por los varones del mundo. Esta película nos la muestra en todo su esplendor, como se despierta la hermosura en la mañana, sin maquillaje, con el cabello desarreglado, inconfesablemente diminuta, calzada con unas deportivas y apenas cubierta por un paraguas plástico que la protege de la fina lluvia. Desde la altura de los ventanales de su habitación, como si de un desvanecido ángel se tratara, la mirada de Charlotte se extravía en el horizonte, posándose sobre los tejados de la moderna urbe.
  • Y así su bella imagen se encarna en aquel haiku que un buen día escribió el maestro Ryookan:
"Sólo una cosa
ha dejado el ladrón:
la luna en la ventana".
  • Todavía está oscuro cuando Bob aterriza en Tokio. Un taxi le transporta hacia el hotel cruzando un escenario urbano sorprendente y policromado. No puede conciliar el sueño, el jet - lag quizás. Y no conseguirá dormir: un fax se dispara en el silencio de la noche y las cortinas de su habitación se descorren automáticamente con la llegada del alba. Sólo parece encontrar refugio en la barra del bar que siempre permanece abierto. Allí conocerá a Charlotte, que tampoco duerme, y juntos descubrirán sus tribulaciones, incómodos en un medio que ni entienden ni les entiende, pero del que al final harán instrospección y paradójicamente se resistirán a abandonar por haberse convertido en su breve espacio de amor y felicidad. Entonces, en ese preciso instante, por delante de nuestros propios ojos ya habrán desfilado dinosaurios y elefantes proyectados sobre unas pantallas electrónicas de la altura de un edificio, salas de juegos donde los parroquianos se contorsionan ante las pantallas de las máquinas, demenciales karaokes, robots que quieren ser humanos y humanos que quieren ser robots, y un loco presentador de televisión encuadrado en un set plagado de colores ácidos.
  • Una mención especial para uno de los temas más psicodélicos de la banda sonora. Se trata de "Sometimes", del grupo "My Bloody Valentine":
  • Dicen que Sofía Coppola escribió el argumento de ésta su segunda obra cinematográfica como directora tras una ruptura sentimental. Sea como fuera, el Oscar que recibió en el 2003 como mejor guión original se me antoja escaso para el mérito de un film inclasificable y espléndido.
  • Para los que quieran conocer más:
  • El insomnio es en esta película algo tangencial. Existen otras que aportan diferentes miradas a esta despabilada problemática; son ejemplos "El maquinista" (Brad Anderson - 2004), con un anoréxico Christian Bale en el papel de protagonista, o "Insomnia" (Christopher Nolan - 2002), con un Al Pacino que no puede dormir desvelado en Alaska ante su implacable sol de medianoche. Tal vez hablemos de ellas otro día.
  • En el ámbito de la salud y de la enfermedad, el dormir se convierte en una actividad estrictamente necesaria. Si así no fuera, ¿por qué dedicamos a ello la tercera parte de nuestras vidas?.

sábado, 6 de octubre de 2007

DRUGSTORE COWBOY



MATT DILLON es BOB HUGUES, DRUGSTORE COWBOY



  • Los blogs poseen un gran defecto: se leen al revés. Siempre queda por delante lo más reciente. No tienen respeto por la historia. Sin embargo, también tienen una virtud: son puertas que abren otras puertas, y éstas, a su vez, otras puertas, y así ocurre con muchas otras... Sus pantallas luminosas alumbran nuestro conocimiento; de repente, te ves cruzando extensos pasillos que cada vez te conducirán más y más lejos en el saber. Pero, algunas veces, se estrechan, y hay que transitarlos con cuidado.

  • Cuando rastreamos una cinta cinematográfica en la procura de improntas médicas, la historia del cine se encuentra trufada de múltiples películas de temática psiquiátrica. Esta potencia nos permitiría confeccionar un monográfico solamente con aquellos filmes que tratan la locura, la demencia o las alucinaciones. Si buscamos con paciencia, en las estanterías de las librerías (reales y virtuales) podemos encontrarnos con muchos textos específicos. Ahí van unos cuantos recomendables ejemplos: "Médicos en el cine - Dilemas bioéticos: sentimientos, razones y deberes" (Sagrario Muñoz, Diego García. Editorial Complutense, Madrid 2006), "Imágenes de la locura - La psicopatología en el cine" (Beatriz Vera Poseck. Ediciones Calamar, Madrid 2006) o "Hollywood: Cine y Psiquiatría" (Albert Sola, Editorial Base 2006).

Con el tratamiento cinematográfico de las drogodependencias también ocurre algo similar. Por estas razones, "Drugstore Cowboy" (Gus Van Sant, 1989) ocupará este lugar. No es tan antigua como "El hombre del brazo de oro" ni es tan moderna como "Requiem por un sueño" o "Trainspotting".

Basada en una novela autobiográfica escrita por James Fogle, un expresidiario que se dedicaba a asaltar farmacias en busca de drogas, relata las andanzas de dos parejas de yonquis capitaneados por el extravagante Bob Hugues, el personaje interpretado por Matt Dillon, el mentón más afiladamente atractivo de Hollywood, quizás aquí en uno de los mejores papeles de su carrera cinematográfica.

En mi humilde opinión, esta película cuenta con alguna laguna, con ciertos detalles poco creíbles; la banda está formada por dos bellezas femeninas (la más modelo que actriz Kelly Lynch y la entonces jovencísima Heather Graham) y dos muchachos de aspecto bastante saludable (el propio Dillon y James Le Gros). Bien peinados, sin huellas de pinchazos en sus anatomías, atildados, con indumentarias en bastante buen estado de conservación, se alejan bastante del clásico modelo de yonqui desharrapado cuyo leitmotiv consiste únicamente en la búsqueda permanante de las drogas. Tal vez, la libertad creativa del director le llevó a presentarlos de esta manera, quien sabe. Pero existen respuestas estéticas para otras muchas cuestiones favorables que reclaman la indulgencia para Gus Van Sant. Porque esta película es cine independiente, cine de autor, cine de culto.

La primera: los escenarios de exteriores en la sombría e inhóspita Portland. Flaco favor le hace el cineasta a esta ciudad, a la que volvería dos años más tarde para filmar "Mi Idaho privado" (1991). Industrialización, feismo arquitectónico, deshumanización urbana, la visión de sus avenidas, de sus moteles, la humedad y la frialdad que transmiten sus imágenes hacen que uno desista de elegir esta ciudad del Oeste norteamericano como destino de unas indílicas vacaciones.

La segunda: la banda sonora de Elliot Goldenthal, a veces lacerante, a veces introspectiva, con trompetas "millesianas" que parecen extraviadas en la lejanía de la noche. Una mención especial para el responsable de la inclusión en la misma del tema "The Israelites", de Desmond Dekker & The Aces, una joya musical de 1968 a caballo entre el rocksteady y el reggae. Este tema acompaña los créditos finales, mientras nos cuenta cómo es la vida de un trabajor anónimo, una metáfora de la dura vivencia del yonqui que así aparece mencionada en varias ocasiones a lo largo de la cinta. Cantaba la aguda voz de Dekker: "no quiero terminar como Bonnie & Clyde"...


THE ISRAELITES

Get up in the morning, slaving for bread, sir,
so that every mouth can be fed. Poor me, the Israelites. Aah.Get up in the morning, slaving for bread, sir, So that every mouth can be fed. Poor me, the Israelites. Aah.My wife and my kids, they are packed up and leave me. Darling, she said, I was yours to be seen. Poor me, the Israelites. Aah.Shirt them a-tear up, trousers are gone. I don't want to end up like Bonnie and Clyde. Poor me, the Israelites. Aah.After a storm there must be a calm. They catch me in the farm. You sound the alarm. Poor me, the Israelites. Aah.Poor me, the Israelite. I wonder who I'm working for. Poor me, Israelites, I look a-down and out, sir.


Para aquellos que quieran recordarla y ver al grupo de Dekker en acción:



La tercera: los primeros planos de Matt Dillon colgado, extasiado en la contemplación de un carrusel de coloristas imágenes que incluye pistolas, cucharillas, jeringuillas coronadas con agujas hipodérmicas, píldoras... y sombreros y perros (que constituyen una "maldición" para estos yonquis, su paranoia particular). Destacable también resulta el abordaje de la supuesta disfunción eréctil de Bob, que rechaza mantener relaciones sexuales con su esposa, completamente obsesionado ante la expectativa de proporcionar un nuevo golpe a las farmacias, suficiente para asegurarles un ansiolítico stock de droga en el futuro inmediato.

La cuarta: la aparición del escritor y ex-politoxicómano William Burroughs, gurú de toda una generación de yonquis, autor de la archifamosa novela "El almuerzo desnudo", en el papel de un viejo sacerdote que está en cura con metadona, compartiendo grises habitaciones y pasillos en el Hotel S. Francis de Portland con el protagonista de esta película. Las teorías sociales de la adicción a los fármacos y la justificación de la ebriedad como medio de evasión de una desapacible realidad, planean sobre los diálogos entre ambos adictos casi al final de la cinta. Magnífico colofón.


CURIOSIDADES: el origen histórico de la maldición (o mala suerte) que provoca dejar un sombrero encima de una cama es mediterráneo (España e Italia). Esta superstición toma forma a partir de la costumbre que tenían los sacerdotes de dejar su sombero sobre el lecho del moribundo al ir a administrarle el sacramento de la extremaunción, y por lo tanto, significar un gesto de mal agüero. Otra intepretación atribuye este simbolismo al temor a que la mente se quede en blanco (por otra parte, algo muy habitual entre los drogadictos); así, el sombrero representaría la cabeza, el seno de nuestras ideas y pensamientos, y al fin y al cabo, el refugio de nuestra propia identificación personal.


En la película, Nadine reta la superchería de Bob y deja a propósito su sombrero encima de la cama. El atraco a la farmacia del hospital resulta un fiasco, y cuando los tres yonquis llegan al motel, se encuentran con el gélido cadaver de la muchacha, muerta por una sobredosis de Dilaudid. La maldición continúa...


LAS DIFERENTES DROGAS QUE APARECEN EN ESTA PELÍCULA: el film está ambientado en el principio de la década de los 70, una etapa de transición entre el consumo de drogas "naturales" (marihuana, haxis, tabaco y alcohol) y otro bien distinto basado en los compuestos sintéticos, los precursores de las que hoy en día denominamos "drogas de diseño".



  • DILAUDID: su principio activo es la Hidromorfona, agonista opiáceo que suele emplearse también como anestésico y antitusivo. Como analgésico, su potencia es 7 veces mayor que la de la morfina. Produce somnolencia y euforia. Especialmente peligrosa puede resultar la depresión respiratoria que provoca, algunas veces incluso mortal. Por una sobredosis de esta droga fallece el personaje de Nadine (Heather Graham). Como tiene efectos histaminógenos, puede provocar picor. Su antídoto es la Naloxona. En la película, por su alto valor en el mercado negro y por sus potentes efectos narcóticos, se convierte en una droga muy apreciada por Bob y sus compinches.

  • DEMEROL: su principio activo es la Petidina o Mepedirina. Se trata de un opioide agonista sintético diez veces menos potente que la morfina, con una duración de sus efectos también limitada. Sin embargo, resulta más efectiva que la morfina en el tratamiento del dolor neuropático. En la película, esta droga es despreciada por Bob, que reniega de su hallazgo durante el accidentado asalto a una farmacia hospitalaria.

  • SPEED: con este apelativo se conoce a la METANFETAMINA. Las primeras anfetaminas aparecieron en los años 30, y desde entonces, sus características farmacológicas han ido evolucionando. El sulfato de anfetamina es un polvo cristalino, de color blanco y sabor amargo. Así la presenta Van Sant en la película, en manos del camello que visita la casa de Bob y sus colegas para cambiar speed por morfina. Su consumo desarrolla tolerancia con enorme rapidez, estimula la agresividad y puede matar por sobredosis.

  • COCAINA: en 1860 se consiguió aislar como alcaloide puro a partir de las hojas de la coca. Su uso clínico comenzó con el mismísimo Sigmund Freud, siendo Koller el que extendió su uso como anestésico en oftalmología. Su consumo estimula el SNC, pudiendo provocar inquietud, temblor e incluso convulsiones. Su intoxicación aguda puede resultar mortal, provocada por deperesión respiratoria. A nivel cardiovascular es vasodilatadora, pudiendo causar también arritmias y parada cardíaca.

  • VALIUM: su principio activo es el Diazepam, una benzodiacepina que posee amplios efectos ansiolíticos, miorrelajantes, anticonvuslivantes y sedantes. Debido a ello, se convierte en el complemento ideal para contrarrestar los efectos estimulantes de otras drogas. Puede desencadenar tolerancia y dependencia, A pesar de ello, sus efectos farmacológicos han conseguido que el Diazepan esté incluido en la lista de drogas esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Para todos aquellos que quieran profundizar en el conocimiento científico de las sustancias conocidas como drogas, se recomienda visitar a Antonio Escohotado:

http://www.escohotado.org/

domingo, 30 de septiembre de 2007

REQUIEM POR UN SUEÑO



JARED LETO y MARLON WAYANS son HARRY y TYRONE C. LOVE,

en "REQUIEM POR UN SUEÑO"


Existen múltiples razones por las que esta película de Darren Aronofsky, que proyectó su luz sobre las pantallas cinematográficas en el año 2000, debe figurar en esta recopilación. Para el director, esta obra no es una película senso estricto; más bien es un verdadero "Requiem"..., como el de Mozart...


  • La presencia de Ellen Burstyn: volviendo la vista atrás, en mi memoria permanece la huella imborrable evocada por su conmovedora interpretación de Chris MacNeil, la desesperada madre de Regan (Linda Blair) en "El exorcista" (William Friedkin, 1973). Candidata entonces al Oscar como mejor actriz, finalmente ganaría este preciado galardón al año siguiente por su excelente trabajo como protagonista en "Alicia ya no vive aquí" (Martin Scorsese, 1974). Simplemente recordaremos aquí una nueva nominación al Oscar como mejor actriz en el año 2000 por su papel como la Sra. Sara Goldfarb, la madre adicta a las anfetaminas en "Requiem por un sueño", y su Globo de Oro a la mejor actriz de 1978, por "El próximo año, a la misma hora". En resumidas cuentas, una de las grandes damas vivas de la interpretación. Imprescindible.


  • La participación como coguionista de Hubert Selby Jr: autor del libro homónimo en el que se basa este film, recuerdo especialmente el impacto que me produjo hace ya unos años la lectura de su despiadada obra "Última salida para Brooklyn", publicada por primera vez en 1964 y definida por algunos incondicionales como un viaje a lo más profundo de la noche americana. Lectura recomendada. Mucho menos atractiva, sin embargo, me pareció la recreación cinematográfica de este novela realizada en 1989 por el director aleman Uli Edel, con una tórrida Jennifer Jason Leight en el papel estelar. En "Requiem por un sueño", el propio Selby aparece brevemente en el papel de un guardia de prisiones.


  • La banda sonora electrónica de Clint Mansell, interpretada por las aceradas cuerdas del Kronos Cuartet. Uno puede cerrar los ojos, para que la simple visión de los fotogramas no desencadene ninguna estimulación en nuestro cerebro, y concertrar toda nuestra atención en la música. Muy recomendable.


  • La original construcción cinematográfica de la película, con imágenes partidas que nos muestran a dos personajes viviendo cada uno el mismo instante, la cámara subjetiva que persigue a los protagonistas, la velocidad de la narración, que se acelera y se decelera como si el tiempo se plegara como una hoja de papel (como las páginas del periódico que Harry (Jared Leto) y Marion (Jennifer Connely) doblan hasta convertirlas en frágiles aviones que lanzan desde una azotea a los cielos de Coney Island). Las agujas del reloj parecen tan inmóviles en los eternos instantes que dura la angustia y la desesperación...


  • Las interpretaciones artísticas: resulta dificil encontrar un póker de artistas que consigan una representación tan convincente de lo que realmente sufre y es un adicto a la heroína (inyectada e inhalada) y a las anfetaminas. Emotiva resulta la escena en la que el hijo yonqui recrimina a su propia madre su incipiente adicción a las anfetaminas (un incontrolable bruxismo hace que su dentadura chasquee como unas macabras castañuelas). Menciones especiales para la bellísima Jennifer Connely, de la que todos nos enamoramos cuando representaba a la preciosa bailarina adolescente en "Érase una vez en América" (Sergio Leone, 1984), ahora convertida en la pobre niña rica que se ve arrastrada por su drogodependencia al mundo más turbio de un tráfico sexual escabroso y humillante, para Jared Leto, con su peinado a lo mod, sus profundas ojeras y su convincente delgadez de yonqui (dicen que perdió alrededor de 12 kilos parcticando su papel mediante el aprendizaje en directo con los verdaderos drogadictos de Brooklyn), empeñado en buscar el gran alijo que "nos vuelva a meter en la rueda", y para su colega Marlon Wayans, el atlético moreno que mantiene contactos con los traficantes de mayor estatus, que fuma paladeando el humo de los porros y de los cigarrillos, y que cuando las cosas se ponen feas, siempre busca el amparo en el recuerdo del regazo de su desaparecida madre. Cuán diferente resulta este papel suyo, tan alejado del futuro protagonista habitual en comedias intrascendentes de fácil digestión.

UN ACERTIJO: mientras el frigorífico toma vida y se mueve aterradoramente hacia la Sra. Goldfarb, el programa televisivo del inefable Tappy Tibbons (el contumaz telepredicador que encabeza una cruzada imaginaria contra el descuido y la apatía), apelando a nuestra fuerza de voluntad: nº 1 = no comer carne roja; nº 2 = no tomar azúcar refinado, y...¿cuál es la tercera recomendación de su plan de reforzamiento personal?. Durante el desarrollo del film, lo menciona varias veces, pero no concreta cuál es...; tan solo afirma que "les vuelve locos". Tarea de investigación. ¿Te atreves?.



TRATAMIENTO DE LA DEPENDENCIA Y EL ABUSO DE LAS ANFETAMINAS: el fenómeno de la tolerancia (cada vez es necesaria más cantidad de la droga para obtener el efecto deseado) es retratado de manera impecable en esta película. Con idéntica maestría se refleja el "colocón" que provoca la intoxicación aguda por la heroína.


En una revisión publicada por la Biblioteca Cochrane, realizada por los investigadores M. Srisurapanont, N. Jarusuraisin y P. Kittirattanapaiboon, los autores demostraban su pesimismi respecto al tratamiento farmacológico para ayudar a abandonar la adicción a las anfetaminas, fenómeno nada desdeñable y que supone el doble de casos que los provocados por la cocaína y la heroína juntas. En el documento científico se hace mención a determinados antidepresivos (imipramina, desimipramina y fluoxetina) y a un calcioantagonista (amlodipino). Los resultados, todavía no son concluyentes.



En "Requiem por un sueño", la refractariedad de la adicción a las anfetaminas del personaje de la Sra. Goldfarb obliga a los especialistas al empleo final de la TEC (Terapia Electroconvulsivante o electroshock), el mismo tratamiento que le fue aplicaba en el sanatorio mental a Randle McMurphy (Jack Nicholson) en "Alguien voló sobre el nido del cuco" (Milos Forman, 1975).



En ambos casos, las imágenes nos muestran maneras de administrar la TEC que no son reales, pues a estos pacientes previamente siempre se les administra anestesia.



Para los que quieran saber más:



http://spanish.imdb.com/title/tt0180093/

Criterios establecidos por el DSM - IV para el diagnóstico de la DEPENDENCIA de una sustancia:

  1. Necesidad de cantidades crecientes de la sustancia para alcanzar la intoxicación o el efecto deseado (tolerancia).
  2. El efecto de las cantidades de sustancia disminuye con su consumo continuado (tolerancia).
  3. Las características del síndrome de abstinencia provocadas por la falta de la sustancia (síndrome de abstinencia).
  4. Se ingiere la sustancia para aliviar o evitar la abstinencia (síndrome de abstinencia).
  5. Se ingiere la sustancia con frecuencia en mayor cantidad o durante un periodo de tiempo más largo de lo que inicialmente se pretendía (síndrome de abstinencia).

Adaptado de la American Psichyatric Association

sábado, 29 de septiembre de 2007

EL LADRON DE CADAVERES


Thomas de Quincey murió en Edimburgo en 1859. Entre 1827 y 1829 escribió los primeros artículos de su obra “Del asesinato considerado como una de las bellas artes”. Tal vez por aquel entonces hubiera tenido noticias de la ejecución de William Burke, en esa misma ciudad el 28 de enero de 1829, uno de los primeros asesinos en serie de la historia y que fue ahorcado en medio de un espectáculo público capaz de congregar a más de 25000 parroquianos de la época. Y no era para menos, pues la condena a muerte también llevaba implícita la disección del cadáver y la exhibición de su esqueleto.

Aunque físicamente Burke no está presente en esta película de 1945 del director Robert Wise, basada en una obra homónima de Robert Louis Stevenson, su nombre y el de su tristemente famoso secuaz William Hare sí es mencionado en varias ocasiones a lo largo del diálogo. Lo mismo que el del famoso médico anatomista, el Dr. Robert Knox (1791 - 1862).



Este médico, naturalista y viajero británico se hizo tristemente famoso por su implicación en la compra de cadáveres procedentes de los abyectos crímenes cometido por Burke y Hare en Edimburgo.

CINEFILIA

"Burke y Hare" (John Landis, 2010) es una comedia negra que recrea las hazañas malévolas de la pareja de asesinos irlandeses.


"El ladrón de cadáveres" comienza en los alrededores del Castillo de Edimburgo, en Casttle Rock, y nos pasea por la Old Town hasta un humilde cementerio, donde un perrillo (el símbolo de la fidelidad) vigila a un pensativo estudiante de medicina mientras guarda la tumba de su joven amo, recientemente enterrado.

En la actualidad, la Universidad de Edimburgo es una de las más prestigiosas del mundo, ocupando el 9º puesto en el ranking europeo y el 16º en el mundial como centro formador en biomedicina. En el siglo XIX, época en la que está ambientada la cinta, era la capital mundial de la medicina. Ante la enorme afluencia de alumnos, para los estudios de disección anatomica eran necesarios múltiples cadáveres, normalmente obtenidos a partir de todos aquellos individuos que morían en la indigencia y de los que nadie reclamaba sus restos.


Boris Karloff es John Gray

Volviendo a la historia de la siniestra pareja formada por Burke y Hare, estos dos malhechores habían emigrado desde su verde Irlanda natal a Escocia, en busca de fortuna. Allí descubrirían el floreciente negocio que suponía el suministro de difuntos para el entrenamiento médico. Pero, ¿para qué molestarse en desenterrar despojos si se podían proporcionar cuerpos más frecos? Contemporáneos de Jack el Destripador, cometieron muchos más asesinatos.

Reclutaban a los infelices y los trasladaban a la tristemente famosa Log Lodging de Tanner´s Close, una fonda regentada por Margaret Log, esposa del malvado Hare. El método elegido para darles pasaporte al otro barrio era sencillo: solían embriagarlos y luego los asfixiaban con una manta.


En "El ladrón de cadáveres" confluyen dos historias: la del malvado cochero John Gray (interpretado por el aterrador Boris Karloff), profanador de tumbas y asesino de incautos e indefensos, y la de Georgina Marsh (Sharyn Moffett), la pequeña niña inválida condenada a vivir permanentemente en una silla de ruedas. El nexo de unión de ambas son el Dr. MacFarlane (Henry Daniell), al igual que el verdadero Dr. Knox prestigioso cirujano y profesor de anatomía, y su joven ayudante Donald Fettes (Russell Wade).

CURIOSIDADES

- El primer cadáver del infame negocio constituido por Burke y Hare fue un viejo soldado apellidado Donald, fallecido por muerte natural en sus aposentos de la siniestra Log Logding; como debía varios meses de alquiler Hare decidió vender sus restos mortales al Dr. Knox en el 10 de Surgeons Square. Su precio: 7 libras y 10 chelines. Los cadáveres proporcionados por el personaje de Boris Karloff en la película tenían un precio fijo: 10 libras esterlinas.

- La última víctima del infame tándem fue Mary Docherty, una anciana irlandesa que acudía a Edimburgo en búsqueda de su hijo. La noche de Hallowen de 1828 fue asesinada por William Burke en la habitación que acabada de dejar libre la familia de otro ex soldado, llamado James Gray.

CINEFILIA

Existe una cinta mejicana de 1956 también titulada "El ladrón de cadáveres", dirigida por Fernando Méndez, una historia truculenta ambientada en el peculiar mundo de la lucha libre.


William Hare, por su "cívico" comportamiento al denunciar a su compinche y por haber contribuido a su detención, nunca fue condenado a muerte. Dicen que terminó sus días como un pobre mendigo ciego. El Dr. Robert Knox perdió todo su prestigio e incluso se vio obligado a abandonar Edimburgo, perseguido por una turba enfurecida. Su más enconado rival académico, el también cirujano y anatomista Alexander Monro, fue el encargado de disecar en público el cuerpo recién ahorcado de William Burke.

CINEFILIA

En "El ladrón de cadáveres", el director Robert Wise fue capaz de reunir a las dos estrellas de la etapa clásica del cine de terror: Boris Karloff y Bela Lugosi, que interpreta e aquí el papel del pérfido Joseph.


Con anterioridad el propio Lugosi había interpretado al Dr. Geoge Lorenz en la floja e irregular "The Corpse Vanishes" (Wallace Fox, 1942), cinta conocida en España también como "El ladrón de cadáveres", encarnando a un malvado científico que ayudado por una vieja bruja y sus dos hijos asesinaba a novias virginales para luego robar sus cuerpos con la perversa intención de extraerles unos fluidos glandulares destinados a mantener viva y joven a su propia esposa (Elizabeth Russell), una reminiscencia de la historia real de la condesa húngara Elizabeth Báthory que en el siglo XVI intentaba mantener su lozanía sumergiéndose en la sangre de jóvenes doncellas asesinadas.

En España, durante el siglo XIX la llamada Ley de Policía Mortuoria obligaba al traslado a las Facultades de Medicina de los cadáveres de los indigentes. Si no eran enterrados por la beneficencia, podían ser empleados para la docencia en los correpondientes laboratorios de anatomía. En la actualidad, la Universidad Autónoma de Barcelona recibe anualmente la donación altruista de entre 70 y 80 cadáveres para la investigación. Otras facultades más modestas, como Salamanca o Valladolid, deben conformarse con tan sólo 2 ó 3 al año.

La Universidad Miguel Hernández de Elche exporta cadáveres a otras facultades. Este superávit suele producirse en el Levante español porque allí residen muchos ciudadanos extranjeros que al morir, deciden donar sus cuerpos a la ciencia.


Estudiantes de Medicina de la Universidad de Málaga en una clase práctica de Anatomía.(F. González. Archivo Diario El Sur Digital)