- El personaje de Izan se apellida Espinosa; representa al alter ego de Albert Espinosa, autor de la obra teatral en la que se inspiró la película...
- Todos los chicos son fans de "Estopa", que intervienen en la actuación final en el gimnasio del hospital.
- Como en su día le ocurrió a Lew Ayres, Monti Castiñeiras también tiene cara de médico... A su papel como el Dr. Marcos en esta película debe añadirse su ulterior intervención como el Dr. Fernando en "¿Y tú quién eres" (Antonio Mercero, 2007)
- La banda sonora original es obra del polifacético Manuel Villalta, arreglista y compositor que ha trabajado con Nacha Pop y Miguel Bosé, amén de componer la música de varias otras películas españolas.
- El ejercicio colectivo de onanismo que protagonizan Dani, Izan y Miguel Ángel es el cuarto de baño de su habitación tiene como fondo musical la archiconocida "Marcha Radezstky", composición de Johann Strauss padre, un hito en el tradicional Concierto de Año Nuevo de Viena.
Un singular paseo cinematográfico por los senderos de la salud y la enfermedad, iniciado el 17 de agosto de 2007
domingo, 31 de octubre de 2010
PLANTA 4ª
domingo, 24 de octubre de 2010
LA BALADA DE NARAYAMA
Varios cineastas han intentado contestar esta pregunta desde sensibilidades artísticas bien diversas, desde la flamante "Amador" (Fernando León de Aranoa, 2010), pasando por la oscarizada "Regreso a Bountiful" (Peter Masterson, 1985) o el descarnado neorrealismo de "Umberto D." (Vittorio de Sica, 1952), hasta esa obra de arte minimalista titulada "La ventana" (Carlos Sorín, 2008) o la coproducción hispano - argentina "Elsa y Fred" (Marcos Carnevale, 2005), protagonizada al alimón por China Zorrilla y nuestro entrañable Manuel Alexandre, recientemente desaparecido a los 92 años de edad.
Se trata del autor de un preclaro ensayo que intenta plantear ciertas cuestiones elementales sobre la ética del envejecimiento que entiendo contestadas de forma tal vez involuntaria, pero con demostrada solvencia, en "La balada de Narayama" (Shôhei Imamura, 1983).
Vayamos por partes. La contemplación del abandono de un anciano nos provoca un sentimiento de pena y una inmensa sensación de repulsa. Esta situación inaceptable aparentemente entraría en colisión con la historia que Imamura expone delante de nuestra mirada.
En una sociedad contemporánea, donde se rinde culto a la juventud, a la salud y a la independencia, ¿resultaría admisible desentendernos de nuestros mayores? Si por los avances sanitarios nuestra sociedad cada vez está más envejecida, si además la actual crisis económica mundial ha servido para despertarnos de aquel dulce sueño de los recursos ilimitados, ¿terminarán siendo los ancianos, los débiles y los desfavorecidos los más perjudicados?
El frío, la tempestad, la nieve, el deshielo, la suciedad, el viento, el hedor que puede llegar a desprender el cuerpo humano, en contraposición al aroma de las flores o al dulzor que desprende el arroz recién hervido, y la fatigosa ascensión hasta el improvisado osario de la montaña, abandonan la pantalla para estremecernos, si cabe aún más, como espectadores del esta sensacional obra de arte cinematográfico.
¿Acaso podría alguien evitar el sobrecogimiento ante la despiadada escena en la que un hombre empuja a su anciano padre por un despeñadero?
Estaríamos hablando de un film concebido como una obra de teatro que respeta los esquemas más puros del Usubate japonés, mientras la banda sonora acompaña con las notas hipnóticas y tradicionales del koto los constantes cambios de ritmo de la acción y los estados de ánimo de los protagonistas, francamente magistrales, desde la anciana Orin (Kinuyo Tanaka), pasando por su primogénito Tatsuhei (Teiji Takahashi), hasta el anciano Mata-yan (Seiji Miyaguchi, actor de reparto habitual en la filmografía del maestro Kurosawa).
La dirección artística y fotográfica, a cargo de Chiyoo Umeda e Hiroshi Kusuda respectivamente, contribuyeron al éxito de esta película merecidamente galardonada a nivel nacional e internacional.
El filósofo Daniel Callahan (The Hastings Center - Nueva York), reconocida autoridad en Bioética, ha argumentado sobre la función positiva de los ancianos en la sociedad, especialmente a la hora de transmitir a las generaciones más jóvenes sus experiencias vitales y sus preciados valores. Este positivismo levaría implícito, sobre todo para los mayores de 85 años, la disposición a aceptar la muerte como algo apropiado. En otras palabras, los ancianos estarían obligados a participar en la función social de dejar sitio para la siguiente generación. En el ámbito laboral, esto ya viene ocurriendo con la jubilación. Según Callahan, podría ser injusto apoyar y exigir el empleo de tecnologías e investigaciones destinadas a prolongar la vida a los muy ancianos. La controversia queda servida.
CINEFILIA
domingo, 17 de octubre de 2010
PRECIOUS
"Precious" (Lee Daniels, 2009) es una película poseedora de una cualidad exigua en el cine contemporáneo, pues ha conseguido ganarse a la par los elogios de la crítica y los del público.
Aunque a primera vista pudiéramos etiquetarla dentro del cine comprometido y social, su director ha confesado sin pudor sus claras intenciones a la hora de realizar una película taquillera, aunque sea a costa de un formato dramático sobre la capacidad de superación humana.
El guión de Geoffrey Fletcher está basado en "Push", la novela original de la escritora afroamericana Sapphire, que también desempeña un breve papel en la película.
No estamos ante un film que se centre en una patología concreta. Como espectadores asistimos a la desgarradora historia de Clareece "Precious" Jones (colosal interpretación de la debutante Gabourey Sidibe), una joven de 16 años que en toda su vida jamás ha disfrutado de un momento de felicidad: mujer, de color, obesa, nacida en el Harlem más profundo y marginal, sometida con la connivencia materna a los abusos sexuales de su padre desde los 3 años de edad, violada sistemáticamente por su progenitor, analfabeta...
Con apenas 16 años debe cargar sobre sus corpulentas espaldas con la pesada carga de 2 hijos que a la vez serían sus hermanos, una niña con síndrome de Down, y además sufrir sin descanso las constantes humillaciones de una madre brutal (Mo´nique) que además la responsabiliza de todas sus desgracias... Un panorama desolador...
Hasta hace unas décadas, la obesidad era interpretada como una enfermedad de la opulencia. Sin embargo, las estadísticas nos muestran que las clases sociales más deprimidas son las más afectadas por esta patología. La obesidad suele ir acompañada de otra cruel enfermedad, la diabetes tipo 2. Incluso hay autores que identifican a la pobreza como la causa directa de la obesidad, con un efecto superior al de los malos hábitos alimenticios:
Esta película parece creada para argumentar este axioma. Las mujeres de la familia Jones son pobres y obesas. Mary Jones, la madre, se nos muestra en todo momento sentada delante del televisor exigiendo permanentemente los cuidados de su hija Precious. Alcohol, bebidas hipercalóricas gaseadas, grasientas manitas de cerdo y porciones de pollo frito son parte habitual de su dieta, alimentos abundantes y baratos de los que se nutren los menesterosos en el supuestamente mundo desarrollado. Al sedentarismo, la madre añade otro factor que eleva su riesgo cardiovascular: fumar.
Precious es cliente habitual de los establecimientos de comida rápida. En una de las escenas podemos verla huir por las calles con un enorme recipiente lleno de alitas de pollo frito.
- El rockero Lenny Kravitz interpreta al enfermero John, que cuida de Precious tras su segundo parto.
- Mariah Carey es la Srta Weiss, la trabajadora social encargada de la familia Jones.
- Por último, la bella Paula Patton es la Srta Rain, la combativa maestra encargada del programa de educación alternativa, que incluso llega a albergar a la joven marginada cuando huye con su pequeño de la brutalidad del hogar materno.