Damas y caballeros, señoras y señores: según el Instituto de Cine Americano, ante ustedes se presenta una de las mejores películas del año 2007 (espero que en el futuro, su valor continúe apreciándose a medida que vaya adquiriendo una mayor solera).
En esta lista, otros films que también hemos comentado en este blog: "Juno" (Jason Reitman, 2007) y "La escafandra y la mariposa" (Julian Schnabel, 2007). Hay quien no opina lo mismo, y me parece muy respetable, porque aquí radica unos de los fundamentos del cine como entretenimiento y espectáculo; el gusto, como el miedo, siempre es libre.
A los que desde siempre hemos vivido en Galicia, sobre todo en una pequeña ciudad de provincias como es el caso de Ourense, donde las costumbres ruales todavía conservan su peso específico (¡para lo bueno y para lo malo!), seguramente nos cueste aceptar cómo terminan su días las personas mayores en otras geografías, en otras culturas, en otras existencias.
Me explico: aunque el vertiginoso avance social sin duda alguna hará desaparacer progresivamente este modelo de cuidados, es frecuente que en un mismo hogar convivan varias generaciones familiares: abuelos, padres, hijos, nietos... El soporte vital y sus cargas asistenciales suelen repartirse entre todos. El anciano dependiente suele morir en su domicilio, bajo el cuidado de sus propios familiares.
Muy diferente es la situación que generalmente se vive en las grandes ciudades modernas, donde los miembros de las familias trabajan, los niños ingresan a temprana edad en las guarderias, se socializan en ese arquetipo, y los ancianos suelen ir a parar a diferentes instituciones asistenciales hasta que les llega la muerte.
El cine, como medio de expresión cultural, ha abordado el cuidado del anciano enfermo desde puntos de vista divergentes. Yo diría que existe un prototipo latino, más cercano a mis vivencias particulares, representado por "El hijo de la novia" (Juan José Campanella, 2001) y otro patrón que definiría como nórdico, anglosajón, que es el descrito en "La familia Savage" (Tamara Jenkins, 2007).
El comienzo de este trabajo de Tamara Jenkins, también autora del guión, resulta sugestivamente soprendente. Mientras Peggy Lee canta cadenciosamente "I don´t want to play in your yard", a cámara lenta un grupo de bailarinas seniles se desplaza en coordinada coreografía de un lado a otro de la pantalla, en un escenario idílico enmarcado por el sol omnipresente, el agua azul de las piscinas, el verde paisaje de los campos de golf y las apacibles casas de planta baja norteamericanas. Estamos en "Sun City", Arizona, una zona residencial que le ha ganado su habitabilidad al desierto, poblada por una comunidad de ancianos y sus cuidadores.
En una de las viviendas, nos encontramos con Leonard "Lenny" Savage (un inconmensurable Philip Bosco) y su acaudalada compañera Doris Metzger (Rosemary Murphy), afectada por una avanzada demencia. Los roces de convivencia son contínuos entre Lenny y Eduardo (David Zayas), el asistente personal contratado por la familia de Doris para su cuidado. Cuando ella fallece súbitamente, la vida de Lenny dará un giro radical. Enfermo de Parkinson, en plena evolución de su cuadro demencial, deberá abandonar el que ha sido su hogar durante los últimos 20 años y partir hacia Buffalo, Nueva York, donde será internado en un asilo.
La enfermedad de Parkinson es la segunda patología neurodegenerativa en frecuencia, detrás de la enfermedad de Alzheimer. Cursa con una serie de síntomas demostrativos de afectación psicomotriz, como por ejemplo temblor, rigidez (por la hipertonía muscular), bradicinesia (con movimientos lentos, congelados) y trastornos del equilibrio. Además, dentro de su cohorte sintomática, estos enfermos pueden desarrollar cuadros demenciales, con afectación especial de la memoria a largo plazo (en clara diferencia con el Alzheimer).
http://www.psicologia-online.com/colaboradores/parkmadrid/neuropsicologia.shtml
Lenny nunca ha sido un buen padre. Su brutalidad y mal carácter le mantuvieron durante años apartado de sus hijos Wendy (Laura Linney) y John (Phlip Seymour Hoffman). Ambos viven existencias desestructuradas:
- Wendy es una mediocre oficinista que deposita todas sus ilusiones en un guión teatral autobiográfico que ha escrito relatando su tempestuosa relación con su huraño progenitor. Convive con su gato "Gengis" en un pequeño apartamento, donde periódicamente recibe las visitas de su amante Larry (Peter Friedman) y su fiel perra "Marly". Los ansiolíticos y los antidepresivos se convertirán en el apoyo artificial para soportar su anodina realidad.
- John es obeso, dislipémico y desaliñado; catedrático universitario, se mantiene enfrascado en la redacción de un ensayo sobre la obra de Bertold Brecht. A lo largo del film, también aparecen referencias a Samuel Beckett, a Jean Genet y al "Teatro del Absurdo", donde el drama y la comedia a menudo se ensañan con la condición humana y la sinrazón de la existencia (como en la vida de la familia Savage). Incapaz de mantener su propia estabilidad sentimental, en su desorden vital incluso es capaz de renunciar a su novia Kasia (Cara Seymour), una becaria polaca que ante la falta de compromiso de John se verá forzada a retornar a Cracovia.
Ante tan desolador panorama, los hermanos Savage deberán viajar desde Nueva York hasta Arizona, para hacerse cargo de su provecto padre. Pero será sobre todo Wendy, quien con ternura y piedad irá descubriendo y recuperando la perdida figura paterna. Entre sus pertenencias encuentra viejos retratos infantiles de su hermano y de ella misma, que Lenny siempre ha conservado, quien sabe si por remordimiento o para tal vez cubrir las lagunas mnésicas a largo plazo típicas del Parkinson.
Especialmente conmovedoras resultan las escenas en la que Wendy y Lenny tratan de alcanzar a tiempo el excusado del avión que les lleva a la Gran Manzana, o aquellas en las que los hermanos Savage le plantean a su padre qué desea que hagan con sus restos mortales.
CURIOSIDADES MÉDICAS:
- Cuando Wendy Savage recoge las pertenencias de su padre en Sun City, en el armarito de las medicinas encuentra un bote con Percocet. Se trata de un analgésico narcótico destinado al tratamiento de dolores moderados y severos. En una combinación de paracetamol y oxycodona. En la película, Wendy toma esta droga con finalidad sedativa, para alcanzar ese estado de ebriedad que le haga más llevadera su existencia; incluso recomienda y suministra alguno de estos comprimidos a su hermano John.
- Los hermanos Savage se disponen a jugar un partido de tenis. En uno de los lances iniciales John sufre una distensión cervical. Para aliviar su dolor dispone de un aparato de tracción artesanal y casero, del que cuelga como contrapeso una bolsa de agua de 18 libras (algo más de 8 kilos).
El otro día le escuché a un amigo, que estuvo cuidando a su madre enferma de Alzheimer duante cuatro largos y penosos años, el pensamiento siguiente: "desafortunadamente, con su muerte, me llegó la liberación que realmente no deseaba".
1 comentario:
Dr. Albeiros, soy periodista me gustaría contactar con usted para un artículo que estoy preparando para www.diariomedico.com
Puede contactarme en aochoa[arroba]unidadeditorial.es
Gracias.
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