"Mientras unos se enferman y viven, otros se mueren..."
"¿Por qué no pueden inventar una vacuna que evite que pase el tiempo?"
El 13 de julio de 2009 celebraba mi cumpleaños con un grupo de amigos en pleno debate sobre la magnitud de la llamada pandemia de gripe A, causada por el Virus H1N1/09 Pandémico.
Uno de ellos, físico de formación y profesor en un instituto, consiguió inquietar a los invitados extrapolando a la actualidad lo ocurrido entre 1918 y 1920 durante la mal llamada gripe española, epidemia que se llevó por delante la vida de 100 - 200 millones de prójimos a nivel mundial.
Recuerdo insistir hasta la saciedad que las condiciones sanitarias son a día de hoy afortunadamente bien diferentes, de la misma manera que los sistemas de comunicación, los avances tecnológicos en la producción de fármacos y vacunas, así como la inmunidad de la población en general.
Pero en el fondo, como médico sentía un profundo desazón al imaginarme una catástrofe de dimensiones imprevisibles ocasionada por un nuevo virus mutado, portador de un material genético híbrido a partir de diferentes cepas, humanas y animales (aves, cerdos...), muy contagioso, capaz de transmitirse entre humanos por vía aérea y por contacto directo, y de una virulencia semejante a la de aquellos otros capaces de matar al 80 - 90% de los infectados (como el virus de la fiebre hemorrágica del Ébola). Como simple anécdota mencionamos aquí el libro "Apocalipsis Z" de Manel Loureiro, en el que una cepa modificada del virus Ébola provoca una plaga de zombies...
Apenas dos años después, "Contagio" (Steven Soderbergh, 2011) se estrena en las pantallas de cine españolas. No dejemos que su título nos confunda, pues le preceden en el tiempo otras cintas con nombres parecidos...
Nos estamos refiriendo a la canadiense "Sci-fighters" (Peter Svatek, 1996), conocida en Francia como "Contagion 2009", o a "Contagio" (Mauricio G. Fernández y Martín Shirkin, 2005), la película argentina que especula con una infección procedente del espacio exterior capaz de transformar rápidamente a los humanos en zombies.. Por supuesto, tampoco nos referimos al cortometraje "Contagion" (Nicholas Kohut, 2009).
Al igual que en su galardonada "Traffic" (2000), Steven Soderbergh emplea de nuevo uno de sus recursos más clásicos: la narración desde múltiples puntos de vista. Por delante de nuestros ojos van desfilando los diferentes personajes encargados, de revelarnos quién es quién en esta especie de thriller científico, en algunos casos interpretaciones breves pero intensas, muriendo y volviendo a resucitar gracias a sucintos flashbacks que nos transportan al origen de la infección...
Este es el caso de la siempre sugerente Gwyneth Paltrow en el papel de la desafortunada ejecutiva Beth Emhoff, bellísima tanto en la vida como en la muerte, como en esa fantástica escena donde la cámara se recrea en su precioso rostro mientras en la sala de autopsias se escucha el siniestro girar de una sierra eléctrica y parte de su cuero cabelludo cae pesadamente sobre su mirada inerte...
Como película contemporánea, las redes sociales también se encuentran presentes. La información no oficial fluye a través Facebook o Twitter, recursos empleados por el cínico periodista freelance Alan Krumwiede (Jude Law, tan eficaz en el bien como en el mal) para acusar de al Dr. Ellis Cheever (Laurence Fishburne) de inoperancia al frente de las investigaciones del prestigioso Center for Disease Control and Prevention (CDC) de Atlanta...
No estamos ante una película estrictamente centrada en una epidemia infecciosa; al menos no en el sentido más genérico de "La amenaza de Andrómeda" (Robert Wise, 1971) o de "Estallido" (Wolfgang Petersen, 1995). Como oportunamente afirma Nando Sardá en su crítica de la película, es también "un retrato de la inquietante fragilidad de las redes biológicas, sociales y emocionales que gobiernan nuestras vidas" y añade además "y de la reacción en cadena causada por actos aislados de egoísmo y poder descontrolado".
La investigación epidemiológica corre a cargo de la Dra. Erin Mears (Kate Winslet), encargada de montar en Minneapolis los dispositivos de aislamiento y cuarentena; acabará pagando con su propia vida tan denodado esfuerzo... La aparentemente frágil Dra. Leonora Orantes (Marion Cotillard), enviada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde su sede central en Ginebra para desentrañar en Hong Kong el germen de la pesadilla.
También desempeñan papeles destacados el Dr. Ian Sussman (interpretado por el veterano Elliot Gould), el prestigioso microbiólogo capaz de conseguir cultivar el virus letal, así como el tanden formado por la Dra. Ally Hextall (Jennifer Ehle) y el Dr. David Eisenberg (Demetri Martin), los primeros en descubrir y caracterizar el microorganismo.
Mención aparte merece Matt Damon, que encarna al fornido Mitch Emhoff, un hombre que pierde a su esposa y a su hijastro Clark (el pequeño Griffin Kane) víctimas de la enfermedad, mientras trata de proteger denodadamente a su hija mayor Jory (Anna Jacoby-Heron). Él sobrevive al contagio, gracias a su inmunidad natural.
ALGO MÁS QUE UNA SIMPLE ENFERMEDAD INFECCIOSA...
En esta ocasión, el guionista Scott Z. Burns no recurre a extrañas hipótesis patogénicas. En un principio, los médicos que atienden al primer caso piensan en el herpes o en una enfermedad transmitida por la picadura de insecto...
Los mecanismos de transmisión de la enfermedad son evidentes: el contacto con superficies infectadas (vasos, bolígrafos, documentos, barras de los autobuses, tarjetas de crédito, botones de los ascensores...), el roce personal o íntimo (la adúltera Beth Emhoff infecta de tan sutil manera a su amante en Chicago..) o la vía aérea (tos y gotas de Flügge), de la misma manera que ocurre en otras enfermedades víricas, como por ejemplo la gripe. En este caso, los niños y las embarazadas también parecen ser más susceptibles de enfermar...
La enfermedad tiene un período de incubación breve, tras el cual aparece astenia, tos, fiebre elevada (algunos pacientes alcanzan los 41ºC) con convulsiones, cefalea intensa y visión borrosa. El virus demuestra su apetencia por las células del sistema respiratorio y del cerebro, lo que provoca en muchas ocasiones que el enfermo perezca como consecuencia de una meningitis o una encefalitis. La velocidad del contagio hace que la enfermedad avance en progresión geométrica: a los pocos días se encuentran afectados millones de personas en todo el mundo.
Destacamos también esta cinta por el rigor científico empleado para filmar todas aquellas escenas que se desarrollan dentro de las salas esterilizadas más sofisticadas de los laboratorios científicos...
En esta película observamos como la tasa de contagio, dependiendo de factores personales y sociales, podría establecerse en 1 de cada 12 personas, mientras que la mortalidad alcanzaría unos porcentajes muy preocupantes (del 25 al 30% de los afectados)... En algún momento se llegan a mencionar 26 millones de muertos...
Mientras tanto, los edificios y los supermercados están desiertos, silenciosos y abandonados. Las calles están tomadas por el ejército, que trata de garantizar el abastecimiento a la población de los productos más básicos y a duras penas mantiene el orden público. Los muertos son inhumados en zanjas y fosas comunes. Desde el Día de Acción de Gracias hasta la Navidad, la epidemia sigue con su fatídico curso...
En el mundo que habitamos ya no existen las distancias. Un pasajero enfermo puede transportar un microorganismo infeccioso de un lugar a otro del planeta en cuestión de horas. Las populosas urbes representan el caldo de cultivo ideal para la transmisión cuerpo a cuerpo... Amplias zonas de China o del subcontinente indio, superpobladas y con deficientes condiciones sanitarias podrían facilitar que este tipo de enfermedades se extendieran como una plaga de dimensiones apocalípticas...
Decíamos que esta película mira más allá de los horizontes de la patología. La información capciosa, viciada, sesgada, ya sea la originada por poderosas instituciones con intereses económicos en la comercialización de las vacunas y otras medicinas (¿quién no recuerda al controvertido oseltamivir?) o por falsos gurús expertos en las redes sociales, capaces de difundir testimonios tan infecciosos y nocivos como los propios virus.
CINEFILIA.
No vamos a adelantarlo aquí... Sería un error imperdonable que jamás debe cometer cualquiera que disfrute con el cine. Simplemente anticipar por qué esta equilibrada y muy recomendable película comienza en el 2º día de la epidemia...
Como película contemporánea, las redes sociales también se encuentran presentes. La información no oficial fluye a través Facebook o Twitter, recursos empleados por el cínico periodista freelance Alan Krumwiede (Jude Law, tan eficaz en el bien como en el mal) para acusar de al Dr. Ellis Cheever (Laurence Fishburne) de inoperancia al frente de las investigaciones del prestigioso Center for Disease Control and Prevention (CDC) de Atlanta...
Jude Law protegido de contagios...
No estamos ante una película estrictamente centrada en una epidemia infecciosa; al menos no en el sentido más genérico de "La amenaza de Andrómeda" (Robert Wise, 1971) o de "Estallido" (Wolfgang Petersen, 1995). Como oportunamente afirma Nando Sardá en su crítica de la película, es también "un retrato de la inquietante fragilidad de las redes biológicas, sociales y emocionales que gobiernan nuestras vidas" y añade además "y de la reacción en cadena causada por actos aislados de egoísmo y poder descontrolado".
Los Dres. Cheever y Mears debaten sobre la enfermedad...
La investigación epidemiológica corre a cargo de la Dra. Erin Mears (Kate Winslet), encargada de montar en Minneapolis los dispositivos de aislamiento y cuarentena; acabará pagando con su propia vida tan denodado esfuerzo... La aparentemente frágil Dra. Leonora Orantes (Marion Cotillard), enviada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde su sede central en Ginebra para desentrañar en Hong Kong el germen de la pesadilla.
Marion Cotillard es la Dra. Orantes
También desempeñan papeles destacados el Dr. Ian Sussman (interpretado por el veterano Elliot Gould), el prestigioso microbiólogo capaz de conseguir cultivar el virus letal, así como el tanden formado por la Dra. Ally Hextall (Jennifer Ehle) y el Dr. David Eisenberg (Demetri Martin), los primeros en descubrir y caracterizar el microorganismo.
Mención aparte merece Matt Damon, que encarna al fornido Mitch Emhoff, un hombre que pierde a su esposa y a su hijastro Clark (el pequeño Griffin Kane) víctimas de la enfermedad, mientras trata de proteger denodadamente a su hija mayor Jory (Anna Jacoby-Heron). Él sobrevive al contagio, gracias a su inmunidad natural.
Matt Damon es el inmune Mitch Emhoff
ALGO MÁS QUE UNA SIMPLE ENFERMEDAD INFECCIOSA...
En esta ocasión, el guionista Scott Z. Burns no recurre a extrañas hipótesis patogénicas. En un principio, los médicos que atienden al primer caso piensan en el herpes o en una enfermedad transmitida por la picadura de insecto...
Los mecanismos de transmisión de la enfermedad son evidentes: el contacto con superficies infectadas (vasos, bolígrafos, documentos, barras de los autobuses, tarjetas de crédito, botones de los ascensores...), el roce personal o íntimo (la adúltera Beth Emhoff infecta de tan sutil manera a su amante en Chicago..) o la vía aérea (tos y gotas de Flügge), de la misma manera que ocurre en otras enfermedades víricas, como por ejemplo la gripe. En este caso, los niños y las embarazadas también parecen ser más susceptibles de enfermar...
La enfermedad tiene un período de incubación breve, tras el cual aparece astenia, tos, fiebre elevada (algunos pacientes alcanzan los 41ºC) con convulsiones, cefalea intensa y visión borrosa. El virus demuestra su apetencia por las células del sistema respiratorio y del cerebro, lo que provoca en muchas ocasiones que el enfermo perezca como consecuencia de una meningitis o una encefalitis. La velocidad del contagio hace que la enfermedad avance en progresión geométrica: a los pocos días se encuentran afectados millones de personas en todo el mundo.
Destacamos también esta cinta por el rigor científico empleado para filmar todas aquellas escenas que se desarrollan dentro de las salas esterilizadas más sofisticadas de los laboratorios científicos...
Jennifer Ehle es la Dra. Ally Hextall
En esta película observamos como la tasa de contagio, dependiendo de factores personales y sociales, podría establecerse en 1 de cada 12 personas, mientras que la mortalidad alcanzaría unos porcentajes muy preocupantes (del 25 al 30% de los afectados)... En algún momento se llegan a mencionar 26 millones de muertos...
Mientras tanto, los edificios y los supermercados están desiertos, silenciosos y abandonados. Las calles están tomadas por el ejército, que trata de garantizar el abastecimiento a la población de los productos más básicos y a duras penas mantiene el orden público. Los muertos son inhumados en zanjas y fosas comunes. Desde el Día de Acción de Gracias hasta la Navidad, la epidemia sigue con su fatídico curso...
En el mundo que habitamos ya no existen las distancias. Un pasajero enfermo puede transportar un microorganismo infeccioso de un lugar a otro del planeta en cuestión de horas. Las populosas urbes representan el caldo de cultivo ideal para la transmisión cuerpo a cuerpo... Amplias zonas de China o del subcontinente indio, superpobladas y con deficientes condiciones sanitarias podrían facilitar que este tipo de enfermedades se extendieran como una plaga de dimensiones apocalípticas...
Decíamos que esta película mira más allá de los horizontes de la patología. La información capciosa, viciada, sesgada, ya sea la originada por poderosas instituciones con intereses económicos en la comercialización de las vacunas y otras medicinas (¿quién no recuerda al controvertido oseltamivir?) o por falsos gurús expertos en las redes sociales, capaces de difundir testimonios tan infecciosos y nocivos como los propios virus.
CINEFILIA.
- Algunos directores cinematográficos disfrutan participando en sus propias películas. En este caso, Steven Soderbergh no pudo evitar la tentación del cameo y prestó su voz a John Neal, el supuesto amante de Beth Emhoff, y al que escuchamos cuando ambos hablan por teléfono durante las primeras escenas del film...
- En otra escena asistimos al diálogo entre el Dr. Cheever y Roger (John Hawkes), un empleado de mantenimiento del CDC de Atlanta. Éste le pide ayuda al médico porque tiene un hijo supuestamente afectado por un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
- Las siglas AIMM, correspondientes a la supuesta empresa para la que trabaja la ejecutiva Beth Emhoff, coinciden en la realidad con las de la Asociación de Industriales Metalúrgicos y de Minería de Venezuela, una asociación civil sin ánimo de lucro...
- El Dr. Ian Lipkin, director de la Escuela Mailman de Salud Pública de la prestigiosa Universidad de Columbia, participó como consultor en esta película. Este científico afirma que el virus de la ficción cinematográfica es una versión de otro creado por él mismo a finales de los años 90, portador de algunos rasgos del virus Nipah de Malasia (que a su vez se había extendido desde el ganado porcino a sus cuidadores).
- Rideveron y Forsithia son los nombres de presuntos fármacos empleados para el tratamiento de la epidemia... Krumwiede emplea su poder de convocatoria en las redes sociales y en los medios de comunicación a favor de un medicamento inocuo como el Forsithia y en contra de la vacunación... Y es que el dinero todo lo corrompe y finalmente todo hombre tiene un precio.
- Para fabricar la vacuna se piensa en un sistema similar al empleado para la polio, es decir, empleando virus vivos atenuados, aún a pesar del riesgo de reversión. Todos los intentos con virus muertos fracasaron previamente con los animales de laboratorio.
- La vía de administración de la vacuna es la nasal.
- Los sujetos vacunados son identificados mediante una pulsera plástica. El Dr. Cheever cede la suya al pequeño hijo de Roger, el empleado del CDC de Atlanta...
- Existe cierta referencia al supuesto Dr. Barry Marshall, un investigador que se autoinoculó una vacuna para demostrar su eficacia, tal y como hace la Dra. Hextall, una de las esforzadas heroínas de este film. Pues bien, en la realidad, el Dr. Barry Marshall es un prestigioso médico australiano profesor de Microbiología Clínica en la Universidad de Australia Occidental, con sede en Peth. Demostró la implicación del Helicobacter pylori en la mayoría de las úlceras de estómago, ingiriendo el contenido de un cultivo bacteriano en una placa de Petri...
- Esta película también realiza un sencillo homenaje a todos aquellos médicos y demás profesionales sanitarios que arriesgan su propia salud intentando cuidar a los pacientes infectados, como la malograda Dra. Mears o el Dr. Hextall (Dan Flannery), el padre de la descubridora de la vacuna NEV1.
- La banda sonora es obra de Cliff Martínez, un habitual en la filmografía de Steven Soderbergh. La turbadora música se obtuvo empleando "viejos" sintetizadores de los años 80...
- Al final de la película podemos escuchar los acordes de "All I want is you", otro éxito de los populares U2...
No vamos a adelantarlo aquí... Sería un error imperdonable que jamás debe cometer cualquiera que disfrute con el cine. Simplemente anticipar por qué esta equilibrada y muy recomendable película comienza en el 2º día de la epidemia...
4 comentarios:
Yo creo que de verla, seguramente me sienta más atrapada por su relato que por la película misma. Gracias. Un abrazo.
muy buen relato y muy buena pelicula
Y unos años después, aquí estamos... luchando contra la pandemia COVID-19 para tratar de recuperar nuestra normalidad... ¡Qué ironía!
"Hicimos la película 'Contagion' para prevenir que algo así ocurriera de verdad": entrevista con el epidemiólogo Ian Lipkin, profesor de la Universidad de Columbia
https://www.bbc.com/mundo/noticias-53065985
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