jueves, 15 de octubre de 2009

LA HABITACIÓN DEL HIJO



En determinadas ocasiones, la vida cotidiana se sustenta en casualidades sosprendentes. En un reciente viaje a Viena, compartiendo un café con unos amigos en el famoso "Café Central", cuando uno de ellos se disponía a hincarle el diente a una apetitosa porción de tarta Sacher, se me vino a la memoria Nanni Moretti. Incondicional de esta golosina tipicamente vienesa, el polifacético actor, director y guionista italiano incluso eligiría tan suculento nombre para bautizar su propia productora cinematográfica independiente.

Gracias al pensamiento y a la obra de Sigmund Freud, Viena se convirtió en la capital por excelencia del psicoanálisis (y que me perdonen la discrepancia Woody Allen, Nueva York y Buenos Aires). Así, el ciclo de las coincidencias se completó al recordar también que el protagonista de "La habitación del hijo" (Nanni Moretti, 2001) es el Dr. Giovanni Sermonti, un resignado y paciente psicoanalista.

El film está ambientado en la acogedora Ancona, capital de la región de Marche. El mar Adriático baña sus costas: ya veremos más adelante el dramatismo que adquieren estas aguas tan singulares en el postrer desarrollo de la película. Por el puerto de esta ciudad practica footing el espigado Moretti - Sermonti, que vive tranquilamente en compañía de su esposa Paola (Laura Morante) y sus hijos Irene (Jasmine Trinca) y Andrea (Giuseppe Sanfelice). La familia ocupa una espaciosa vivienda donde se comparte el domicilio y la consulta.


La feliz familia Sermonti



La existencia del Dr. Sermonti transcurre a través de esa lábil frontera que separa su vida profesional de la personal, quedando ésta limitada a una simple puerta y unos cuantos metros de pasillo. Tan pronto nos lo encontramos en su despacho, escuchando en silencio las divagaciones de su variopinta clientela, como preparándose un té en la intimidad de la cocina.

Según palabras del propio Moretti, él mismo decidió escribir el guión de esta película tras haber sufrido en sus carnes el hierro candente de una grave enfermedad, lo que le obligó a enfrentarse a la idea de su propia muerte.


"¿Qué porcentaje de comprensión hay en esta habitación?" - le recrimina una de sus clientes, que una vez finalizada cada sesión de terapia siente la necesidad compulsiva de comprarse ropa... Desde la paz de la experiencia y el conocimiento del dolor humano, el Dr. Sermonti trata de combatir las diferentes neurosis que atenazan y condicionan la existencia de sus pacientes. Para ello, nada mejor que recargar energías en la monotonía de su día a día familiar, en la complicidad con su esposa, en el footing y en el cuidado de sus hijos adolescentes, estudiosos, deportistas, convencionales...

¿Cómo pueden convivir tan cercanos, entre las mismas cuatro paredes, y a la vez tan ignorados la soledad, la desesperanza, la felicidad y el sosiego? Óscar, un paciente con ideas suicidas, le pregunta a su terapeuta: "¿cómo es posible estar bien y seguir pensando en matarse?"... Para muchas preguntas, no existen respuestas...


En una de las escenas del film, Irene y su novio Matteo (Alessandro Infusini) realizan los deberes sobre un texto latino clásico ¿Por qué eligió Nanni Moretti esa referencia a "De rerum natura", el poema didáctico escrito por Tito Lucrecio Caro en el siglo I antes de Cristo?

Varias son las hipótesis que se me ocurren:



  • La primera de ellas, porque esta obra de Lucrecio constituye uno de los principales intentos razonados de explicar un Universo sin dioses, intentando de paso liberar al hombre de su ancestral miedo a la muerte.
  • La segunda se basa en esa especie de obligación de empatía adquirida por cada uno de nosotros, apartando periódicamente nuestros propios deseos, con la finalidad de observar con compasión las miserias humanas (incluyendo las nuestras), en un intento de mejorar definitivamente tanto error que nos rodea. El Dr. Sermonti trata de refugiarse en su vida cotidiana para poder soportar todo el hastío que le provocan los pacientes que se acuestan en su diván.
  • Y en tercer lugar, porque para Lucrecio, la muerte no impide que el alma humana y los átomos de su cuerpo pasen a formar parte de la tierra, los bosques, los lagos, los mares, las flores... Una interpretación libre de esta peculiar manera de entender la teoría de la reencarnación universal y que nos llevaría a justificar la presencia de un ruidoso grupo de devotos Hare Krishna con el que el Dr. Sermonti se cruza en las primeros fotogramas del film.

En el siguiente vínculo presentamos una visión enriquecedora y complementaria de "La habitación del hijo":




Y llega una fatídica mañana de domingo; mientras la familia se dispone a desayunar reunida en torno a la mesa de la cocina, el teléfono suena. Al otro lado del auricular, Óscar el suicida en potencia demanda la atención urgente de su psicoanalista. El Dr. Sermonti había pensado en pasar la mañana practicando carreras de fondo con su hijo pero, ante la insistencia del cliente, decide ir a visitarlo a su domicilio.

Entretanto, en aguas del Adriático, Andrea sufre un fatal accidente practicando submarinismo con unos amigos. El despliegue dramático realizado por actores, guionistas y director en todas y cada una de las emotivas escenas mostrándonos la pérdida y el duelo por el hijo muerto resulta excepcionalmente convincente, cargado de unos sentimientos tan sinceros que nos hacen creer realmente en la desaparición del muchacho. Nanni Moretti consigue, sin lugar a dudas, transmitirnos el dolor y el vacío que siempre conlleva el fallecimiento de un ser querido. ¡Y qué pérdida más onerosa para un padre que la de su propio hijo!

Mientras los demás tratan de sobreponerse, el taciturno psicoanalista intenta recuperar todo ese tiempo que no pudo disfrutar al lado de su hijo. Se atormenta pensando que nada malo hubiera ocurrido si él hubiera hecho caso omiso a la demanda de su paciente. Por cierto, a Óscar le diagnostican un cáncer, hecho paradójico que ahora parece despertar en él unas ganas irresistibles de vivir.

"La habitación del hijo" fue muy laureada, llegando a obtener la Palma Dorada del 2001 en el prestigioso Festival de Cannes. Un film redondo, donde en nuestra humilde opinión mensaje y representación artística contribuyen con idéntica aportación al merecido éxito final del producto.

En esta película de Nanni Moretti cuán diferente e me antoja el abordaje de la tremenda experiencia que supone la pérdida de un hijo respecto a aquel otro realizado en su día en esa otra gran película titulada "Gente corriente" (Robert Redford, 1980).


A la general melancolía encerrada en "La habitación del hijo" nada mejor que añadirle un tema musical de Brian Eno titulado "By this river": la vida es un río que fluye inexorable, desde las fuentes y manantiales que lo originan hasta el mar en el que desemboca... y la corriente nunca se invierte...

1 comentario:

Monica dijo...

nunca vi esta película, pero algo me comentaron.. es la que pasa todo en distintos apartamentos en buenos aires o es otra? voy a ver si puedo descargarmela! saludos