domingo, 19 de febrero de 2023

JEZABEL

 

Copia del cartel de 1938 Jezabel.  Protagonizada imagen 1

- "Bueno, dilo. ¿En qué estás pensando?

- En una mujer llamada Jezabel, que hizo el mal ante  Dios"...

Belle Massey (Fay Bainter) y Julie Marsden (Bette Davis) en "Jezabel" (William Wyler, 1938)

Cuando me preguntan por la mejor actriz de la historia del cine suelen meterme en un incómodo aprieto: ¿Katherine Hepburn o Bette Davis? Porque sobre gustos y colores no existen disputas. 

Indudablemente, si únicamente contabilizamos sus galardones, la palma se la llevaría la inolvidable protagonista de "La fiera de mi niña" (Howard Hawks, 1938) y otras maravillas parecidas: nada más y nada menos que 4 premios Oscar en su haber. Y todo ello reconociendo que asimismo existen grandísimos actrices, actores y directores de cine que nunca obtuvieron uno.


Katherine Hepburn (1907 - 2003)

Pero Bette Davis, con más de 100 películas en su dilatada carrera, recibió 10 nominaciones y dos preciadas estatuillas, considerando que casi siempre le tocó interpretar a personajes antipáticos y torturados, como la veleidosa Julie Marsden de "Jezabel" (William Wyler, 1938), papel por el que precisamente se llevaría uno de sus Oscar a la mejor actriz protagonista, repitiendo el galardón cosechado apenas 3 años antes, como Joyce Heath de "Peligrosa" (Alfred E. Green, 1935).

Anécdota cinéfila: el 19 de julio de 2001 éste Oscar de Bette Davis fue subastado por Christie´s alcanzando los 57800 dólares. El afortunado comprador fue Steven Spielberg, que inmediatamente donó la estatuilla a la Academia de Hollywood.

El interés médico despertado por esta obra maestra apunta a la presencia de una epidemia de fiebre amarilla transcurrida mientras se desarrolla esta ficción cinematográfica. 

Ambientada en la fastuosa Nueva Orleans de las grandes mansiones y las plantaciones criollas, durante la etapa que precedió de la Guerra de Secesión (1861-1865), cuando la urbe más poblada de Luisiana se había convertido asimismo en el mayor foco de fiebre amarilla de los EEUU, aniquilando de manera habitual al 8% de sus pobladores.

Hasta 1949, y entre 1865 y 1880, Nueva Orleans fue la capital estatal. Su puerto se convirtió en el punto neurálgico de la entrada y comercio de esclavos africanos en Estados Unidos. Simultáneamente, fue también la ciudad con un mayor número de ciudadanos afroamericanos libres.

Henry Fonda y Bette Davis son Preston Dillard y Julie Marsden

Precisamente, un suceso acontecido en el pomposo Gran Baile de Debutantes del Olympus, desencadenará la desdicha de la vanidosa Julie Marsden (Bette Davis), empeñada en vestir un atrevido traje de fiesta de color rojo (nos lo tenemos que imaginar, pues la película está rodada en blanco y negro), desafiando las estrictas  normas de la sociedad sureña que exigían el inmaculado color blanco en los trajes de las jóvenes solteras.

La separación entre Julie y su amado Preston Dillard (Henry Fonda), y su posterior reencuentro, provocará fatales consecuencias en una ciudad asolada por la fiebre amarilla.

Según la rumorología de Hollywood, tras romper su relación con el director William Wyler, duarante el rodaje de esta película Bette Davis y Henry Fonda mantuvieron un breve idilio. Hasta que se produjo una llamada telefónica de la esposa del actor, la malograda Frances Ford Seymour Fonda, por entonces embarazada de la futura actriz Jane Fonda.


William Wyler y Bette Davies durante el rodaje de "Jezabel"

El guión de esta película, un trabajo escrito conjuntamente por Clements Ripley, Abem Finkel y John Huston, inspirados por la novela de Owen Davis Sr, nos muestra cómo los habitantes de Nueva Orleans se enfrentaban a las epidemias de fiebre amarilla que asolaban periódicamente su ciudad, promulgando estrictas cuarentenas y confinando a los desdichados infectados en la isla de Lazarette, bajo el cuidado de religiosas y familiares, incapaces de abandonar a sus seres queridos ante un prácticamente ineludible trance mortal .


Julie (Bette Davis) cuidando de su amado enfermo Preston (Henry Fonda)

LA HISTORIA DE ISAAC H. CHARLES

Cuando en 1847 el joven Isaac H. Charles arribó a Nueva Orleans, ni siquiera evitó contagiarse de fiebre amarilla. Era la manera de alcanzar una inmunidad  para "aclimatarse". En otras palabras, adquirir un "bautismo de ciudadanía" que le permitiera integrarse en aquella sociedad.

Los recién llegados no inmunes se enfrentaban a múltiples dificultades para encontrar vivienda, trabajar, obtener préstamos bancarios e incluso casarse. Los magnates empresariales, selecto círculo al que pertenece el banquero Preston Dillard en esta película, solían contratar solamente a trabajadores capaces de sobrevivir a los nuevos brotes epidémicos. 

Inclusive los padres dudaban en casar a sus hijas con esposos que pudieran sucumbir a la fiebre amarilla.


La fiebre amarilla llamando a las puertas de la ciudadanía

De esta manera, los inmigrantes que acudían a la procura de trabajo y fortuna, se exponían a morir por culpa de la enfermedad, mientras los ricos abandonaban Nueva Orleans en verano, para residir en sus prósperas plantaciones agrícolas, donde los esclavos inmunes adquirían un 25% más de su valor.

Como apunte histórico, en el verano de 1800 la fiebre amarilla devastó y aterrorizó a la ciudad de Cádiz (España). A medida que la epidemia se iba extendiendo por la ciudad, se prohibió a sus habitantes que abandonaran sus límites, en una cuarentena eludida por las familias más adineradas y poderosas, que huyeron buscando refugio en sus mansiones veraniegas en la Isla de León, Chiclana o Puerto Real.

El vómito negro, síntomas de gravedad de la fiebre amarilla

Final feliz. Retomando al joven Isaac H. Charles, éste fue muy afortunado al sobrevivir a la fiebre amarilla en Nueva Orleans, una enfermedad responsable de la muerte del 75-90% de los inmigrantes como él.

CINEFILIA

Las escenas preliminares de la taquillera "Entrevista con el vampiro" (Neil Jordan, 1994) están precisamente ambientadas en la insalubre Nueva Orleans de las postrimerías del siglo XVIII, cuando tiene lugar el encuentro vampírico entre Lestat de Lioncourt (Tom Cruise) y Louis de Pointe du Lac (Brad Pitt).

LA ENFERMEDAD

La fiebre amarilla, o vómito negro, es una enfermedad infecciosa causada por el virus de la fiebre amarilla, perteneciente a la familia Flaviviridae, una patología hemorrágica que todavía provoca numerosas víctimas endémicas en muchos países de África y Sudamérica.

Se transmite a los humanos mediante la picaduras de mosquitos del género Aedes, especialmente Aedes aegypti, pero también Haemagogus y Sabethes. que suelen reproducirse en zonas donde exista agua, tanto limpia como estancada.


Aedes aegypti

Su calificativo amarilla proviene de la ictericia que afecta a algunos pacientes, donde puede fluctuar desde cuadros febriles leves y autolimitados (en la mayoría de las ocasiones) hasta una enfermedad hemorrágica grave con una seria afectación hepática, alcanzando un 50% de letalidad. En estos casos, el vómito negro hace referencia la hematemesis de sangre negra y coagulada, presente en 1 de cada 5 casos graves.


El ciclo contagioso de la fiebre amarilla

Actualmente se dispone de una vacuna efectiva contra la misma, aunque su tratamiento es únicamente sintomático. 

HISTORIA

Siendo una enfermedad endémica en el África tropical, desde allí se distribuyó como consecuencia del tráfico de esclavos a partir del siglo XV. De esta manera, los indígenas y los europeos instalados en el Nuevo Continente se convirtieron en presa fácil para esta patología infecciosa. Se estima que diezmó, por ejemplo, a las tropas francesas enviadas en 1802 para luchar contra la independencia haitiana.

CINEFILIA

"Amistad" (Steven Spielberg, 1997) está inspirada en el motín de un grupo de esclavos africanos en el verano de 1839, a bordo del buque español "La Amistad", frente a las costas de Cuba.

Habiendo fracasado en su intento de regresar a África, fueron capturados y juzgados por las autoridades estadounidenses, hasta que en 1841 alcanzaron la libertad.

La historia nos cuenta la catástrofe provocada por otro barco, el mercante "El Gran Turco", que atracó en el puerto de Barcelona el 29 de junio de 1821, procedente de La Habana

Su capitán silenció a las autoridades procurarías que durante su singladura se había visto obligado a lanzar al Atlántico varios cadáveres de tripulantes fallecidos por el vómito negro. Tampoco colaboraron demasiado las autoridades de Málaga, la última escala del barco antes de arribar a Barcelona, cuando encubrieron el entierro de otros tripulantes supervivientes, y cómo la fiebre amarilla se había extendido por la capital malacitana.

En aquel fatídico verano de 1821, la fiebre amarilla se llevó por delante la vida de más de 6000 prójimos, aproximadamente el 6% de los habitantes de la Ciudad Condal

Entre las víctimas mortales se contabilizó al eminente médico francés André Mazet, que se había desplazado a Barcelona para atender a los infectados. 

La transmisión de la fiebre amarilla resultó un auténtico misterio para la medicina. Hasta que en 1881 el médico hispano-cubano Carlos J. Finlay describió el papel del mosquito Aedes como vector de esta enfermedad. Por sus investigaciones fue nominado en 7 ocasiones al Premio Nobel de Medicina, sin nunca llegar a obtenerlo.

Carlos Juan Finlay (1833-1915)

Tal y como contemplamos en la ficción de "Jezabel", durante los brotes epidémicos reales se prohibían las actividades lúdicas y los mercados ambulantes, se vertía agua desde las casas para limpiar el ambiente, las calles se rociaban con vinagre, se encendían incontables hogueras, donde ardían maderas aromáticas, se limpiaban a fondo los muelles de las ciudades marítimas, los actos religiosos se celebraban al aire libre y se multiplicaban los cañonazos con pólvora, azufre y alquitrán, para purificar al aire, medidas sanitarias asimismo empleadas en otros lares para combatir brotes epidémicos, como la peste y el cólera.

Y es que antes del descubrimiento de la etiología microbiana de las enfermedades infecciosas, la teoría miasmática estuvo vigente durante siglos, atribuyendo dichas patologías a los efluvios pestilentes de los suelos y las aguas insalubres, y cuyos máximos representantes fueron Thomas Sydenham (1624-1689) y Giovani María Lancisi (1654-1720).

Thomas Sydenham (1624-1689)

Para concluir, destacamos que la última epidemia de fiebre amarilla en Nueva Orleans aconteció en 1905, causando 452 defunciones, cifra muy lejana de aquellas masacres provocadas en décadas anteriores.