sábado, 8 de marzo de 2008

LA LOCURA DEL REY JORGE


El versátil director Nicholas Hytner dirigió en 1995 esta cuidadosa película, titulada en España "La locura del Rey Jorge", basada en el libreto original teatral escrito por el dramaturgo inglés Alan Bennett, que por cierto, también sería el autor del estupendo guión cinematográfico. 

Suficientes y demostrados ejemplos existen en la dilatada historia del cine sobre las impecables adaptaciones de diferentes obras literarias llevadas a las pantallas por los realizadores británicos (para no aburrir y tampoco ocupar demasiado espacio, mencionemos simplemente aquí algunos proyectos desarrollados por Kenneth Branagh, por ejemplo).

Nigel Hawthorne es Jorge III

Ambientada en la corte británica durante el reinado de Jorge III, (popularmente conocido por sus súbditos como "el granjero George"), en aquellos turbulentos años que inmediatamente siguieron a la pérdida de las colonias de ultramar y al nacimiento de los Estados Unidos de Norteamérica, ante nuestra inquieta mirada se presenta el fiel retrato de una extraña enfermedad que provocaba en el monarca súbitos ataques de desenfrenada locura.

Mientras el campechano Jorge III se consume en su delirio, personaje encarnado por un soberbio Nigel Hawthorne (que también había representado este mismo papel en la versión teatral de la obra), asistimos a las conspiraciones y las luchas intestinas en el intento de colocar en el trono de Gran Bretaña a Jorge IV, Príncipe de Gales y primogénito del rey, interpretado aquí por un insuperablemente repelente Rupert Everett; de la misma manera, también somos testigos de la dura pugna mantenida en el seno de la Cámara de los Comunes entre el primer ministro William Pitt (Julian Wadham), a pesar de su famoso y excesivo hábito etílico adalid y firme defensor de la supremacía monárquica, y Charles James Fox (Jim Carter), líder del partido Wigh, germen del futuro partido liberal británico, más favorable al control parlamentario de los poderes del soberano.


Jorge III padeció porfiria, probablemente la variedad conocida como porfiria aguda intermitente, de herencia autosómica dominante (parece ser que su antepasado Jacobo I fue el primero de los reyes británicos que sufrió esta patología). 

En este film, la primera crisis debuta con un dolor abdominal intenso que el monarca achaca a una indigestión debida a comer peras, acompañado por un pertinaz estreñimiento y una profusa sudoración. Una vez repuesto del episodio inicial, el rey pensará que ha sufrido un cólico hepático biliar, una colecistitis aguda. 

Poco más tarde, comienzan a aparecer síntomas indicativos de afectación del sistema nervioso central, como por ejemplo el insomnio, la confusión (llegando a no reconocer a sus propios ayudas de cámara), las alucinaciones, una procaz y permanente verborrea y las alteraciones del comportamiento, que se vuelve completamente extravagante. Simultáneamente, la orina del soberano adquiere una coloración especial, que en la película se narra como de color azulado.

Bella e impresionante a la vez resulta la escena en la que el propio Jorge III, creyendo que Londres está a punto de inundarse, despierta a sus hijos pequeños y huye con ellos hacia los tejados del Palacio de Windsor, ascendiendo precipitadamente por una empinada escalera de caracol. 

A la pálida luz de la luna llena, la reina Charlotte (sobresaliente en este papel la galardonada Helen Mirren) tratará de hacerle reconsiderar en sus desvaríos: "¿creeis estar loco?" - le pregunta, y el rey, mucho más calmado por su presencia y cariño, le contesta: "no lo sé..." 

A medida que la enfermedad avanza, aparecerán las alteraciones del sistema nervioso periférico, en forma de neuropatía sensitiva (el rey se queja de un déficit visual constante, con visión borrosa y neblinosa, además de crecientes dificultades auditivas). Las lesiones cutáneas, en forma de ampollas y ulceraciones, junto a la fotosensibilidad, también están presentes en el cuadro clínico del perturbado monarca.


Helen Mirren es la reina Charlotte

CINEFILIA

Curiosamente, Helen Mirren nació en el Hospital Queen Charlotte´s de Londres, en 1945. A lo largo de su dilatada carrera también interpretaría los papeles de las reinas Isabel I e Isabel II de Gran Bretaña, así como a la zarina Catalina la Grande de Rusia (la misma actriz es descendiente de antepasados rusos), tanto para la gran pantalla como para la televisión.


En otro índole de cosas, existe una interesante revisión de la porfiria realizada por un cardiólogo colombiano, el Dr. Gustavo Restrepo Uribe, en la que relata los cinco brotes de la enfermedad padecidos por Jorge III a lo largo de su vida.

Y en el medio de tanta encarnizada rivalidad entre los poderosos políticos del reino, los médicos de la corte también entablan su particular batalla, destinada a decidir quién debe ser el responsable de los cuidados reales y de la ansiada sanación de tan desquiciado monarca. 

Por un lado tenemos al severísimo Dr. Willis (un fantástico Ian Holm), al frente de un pintoresco equipo de toscos ayudantes expertos en el tratamiento de las enfermedades mentales a base de disciplina y de enérgicas contenciones, amordazando y sujetando al paciente con correas en una silla de madera. Propietario de un sanatorio mental en Lincolnshire, su pequeña figura de campesino puritano se contrapone a la torpe tripleta formada por los facultativos de palacio:
  • el orondo e incapaz Sir George Baker (Roger Hammond), el médico real que le prescribe al monarca infusiones de hojas de sen, el popular arbusto llamado Cassia, laxante que en la ficción cinematográfica el rey ingiere en demasía, hecho que le provocará dolorosos retortijones en sus maltratadas tripas. A lo largo de la película, Baker constata la taquicardia como uno de los síntomas de la porfiria. Hete aquí una de sus ocurrencias más famosas, cuando desdeñando el extraño color que presenta la orina del monarca recogida en un orinal, sostiene que "la medicina es una ciencia que consiste en la observación...; que la orina de un hombre sea azul o no no tiene nada que ver..."

  • el taimado e intrigante Warren (Geoffrey Palmer), médico personal del Príncipe de Gales, que es destinado por él mismo al servicio de su enfermo padre. Partidario de la aplicación de ventosas en la espalda, "para liberar los humores del cerebro", así como en las piernas, "para eliminar los humores de las extremidades inferiores"...
  • el pusilánime y ratonil Sir Lukas Pepys (Cyril Shaps), que afirmaba haber pasado toda su vida estudiando la mente del ser humano y sus incongruencias, pero manteniéndose absorto en el diagnóstico de las enfermedades a partir del estudio de las deposiciones de sus pacientes ("las defecaciones siempre me han parecido más elocuentes que el pulso").
Una vez más, la figura de los galenos sale malparada por su tratamiento cinematográfico. El Dr. Willis, personaje que confiesa nunca haber leído a Shakespeare (¡ni siquiera "El rey Lear"), parece ser que pudo haber realmente existido; en este film, someterá a su aristocrático paciente a infinidad de mortificaciones, una especie de clérigo torturados y renegado, sádico y autoritario. La pobre dieta a base de caldos administrada al rey ni siquiera consigue aliviarlo. Mucho más fácil sería su curación si la alimentación del monarca hubiera sido rica en hidratos de carbono. Tampoco los personajes de Warren, Pepys y Baker resultarán en absoluto bien tratados. 

Existe otra moderna teoría, desarrollada a partir del análisis de los cabellos de Jorge III realizados en el año 2004, que presupone un envenenamiento con arsénico como desencadenante de las crisis de porfiria del monarca, pues ese elemento químico se encontró en altas concentraciones capilares en sus restos. La teoría de la conspiración política para provocar su sucesión anticipada no sería, por lo tanto, una idea descabellada.


Retrato de Jorge III, por Allan Ramsey 

La banda sonora es una adaptación de la música de George Frederick Handel dirigida por George Fenton. Se trata de "Zadok the Priest" (HWV 258), uno de los cuatro himnos compuestos por Handel en 1727 para la coronación de Jorge II.


Por último, además de la opulencia del vestuario, del cuidadoso maquillaje y de la peluquería arquitectónica mostrados en esta película, me gustaría destacar el trabajo general del cuadro de actores al completo, la mayoría de ellos con una dilatada experiencia teatral a sus espaldas, incluyendo al galán Rupert Graves en el papel de Greville, el joven militar ayudante del rey, y a Amanda Donahue, la sensual Lady Pembroke, personajes capitales en el engranaje de las complejas relaciones internas de la corte.

1 comentario:

Raul dijo...

Muy buena reseña ;)