sábado, 19 de enero de 2008

DIAS SIN HUELLA


RAY MILLAND es DON BIRNAM en "DIAS SIN HUELLA"


"Hay varias cosas terribles en ser escritor: el alcoholismo, esa forma de autodestrucción silenciosa y frecuente. La incomprensión, un alcoholismo del alma..."
Espido Freire

  • Sin hacer referencia a la película de Billy Wilder, estas escuetas líneas podrían resumir perfectamente el argumento cinematográfico como la experiencia alcohólica particular de un escritor atribulado. "Días sin huella", título en castellano de la original "The lost weekend" (1945), define esa característica amnesia que tantas veces se produce después de una borrachera; páginas y más páginas del calendario que son arrancadas en blanco, sin vivencias, sin dicha, sin esperanza.
  • Basada en la novela homónima y semibiográfica del autor norteamericano Charles R. Jackson, en este film Ray Milland interpreta el papel protagonista. Su personaje, Don Birnam, es un escritor frustrado y enfermo, completamente condicionado por su dependencia etílica. El psiquiatra Cándido Polo ha escrito que, desde en el arranque del cinematógrafo, aquellos pioneros directores realizaron películas educativas describiendo los estragos del alcohol entre las clases populares de la revolución industrial, como por ejemplo "Las víctimas del alcohol" (Ferdinand Zecca - 1902) o "La rehabilitación de un alcohólico" (David Wark Griffith - 1909). En este sentido, sostienen los expertos que la mayor virtud de este film de Wilder reside precisamente en el audaz e inteligente abordaje temático del alcoholismo como una enfermedad, alejándose en todo momento del típico tópico del borracho caricaturizado hasta la saciedad, pendenciero, irresponsable, simpático e incluso genial. Baste recordar aquí la paradigmática interpretación que Dean Martin haría en "Rio Bravo" (Howard Hawks, 1954) del ayudante alcohólico del sheriff, capaz de rescatar una moneda del fondo de la escupidera del saloon para pagarse un trago, o el del manco borrachín al que el traficante Louie (Darren Mcqavin) hace danzar grotescamente a cambio de la primera copa de la mañana en los compases inciales de "El hombre del brazo de oro" (Otto Preminger, 1955).
  • Toda moneda tiene su cara y su cruz, y el estreno de esta película inicialmente aportaría a sus productores muchas más penas que gloria. La sociedad de la época todavía no estaba preparada para entender este tipo de patología. Cuando no un pelele o un payaso, el alcohólico en las pantallas continuaba siendo un ser despreciable, una víctima de su propio vicio y de su debilidad, de su indolencia y de su falta de voluntad para apartarse de la bebida. Dicen que la Paramount llegó a retirar este film de los circuitos comerciales... Dicen que la potente industria alcoholera norteamericana intentó comprar sus derechos cinematográficos para sumergirla en el más profundo de los olvidos. Sin embargo, "Días sin huella" acabaría ganando 4 premios Oscar en 1946: mejor película, mejor director, mejor actor y mejor guión adaptado (el propio Wilder junto a Charles Brackett).
  • Don Birnam vive y bebe en Nueva York. Quiere ser escritor, pero necesita beber para inspirarse. Cuando no tiene más dinero para seguir bebiendo, intenta empeñar su máquina de escribir. Así podrá beber de nuevo, pero entonces no podrá escribir. Se cierra el círculo vicioso, la figura perfecta, la huella húmeda del vaso de whisky que permanece sobre la barra del bar... "The lost weekend", el fin de semana perdido entre la borrachera y el síndrome de abstinencia...Pero cuando hablamos de alcoholismo, ¿a qué nos estamos refiriendo realmente?. En medicina, existen dos grandes sistemas de clasificación de enfermedades. Por un lado, la OMS emplea la llamada CIE, creada además como un sistema de codificación y registro de enfermedades y procesos. En su 10ª versión define el trastorno por dependencia etílica como aquella patología que cumple al menos 3 de los siguientes criterios durante un periodo de 12 meses:
  1. Deseo intenso de consumir como manifestación característica del trastorno. Es lo que la terminología anglosajona viene definiendo como "craving" (necesidad imperiosa por ingerir alcohol). Al respecto, existe una escena muy demostrativa en la película, en la que el protagonista Don Birnam se ve acuciado por el deseo de beber mientras contempla el aria "Liviamo..." de la ópera "La traviata" de Giuseppe Verdi.
  2. Disminución de la capacidad para controlar el consumo. En el film, una tras otra, las copas de whisky vacías van cayendo sobre la barra del bar de Nat, mientras borracho el escritor fantasea con navíos que recorren el Nilo...
  3. Síntomas somáticos del síndrome de abstinencia: temblores, náuseas o sudoración. Todos estos trastornos son retratados magistralmente en "Días sin huella". Genial en su interpretación Ray Milland.
  4. Tolerancia a niveles de alcohol que incapacitarían a un bebedor normal. En este caso, la tolerancia se caracteriza como la necesidad de beber cantidades mayores de alcohol para obtener el mismo grado de embriaguez, es decir, una especie de "resistencia" a la borrachera.
  5. Abandono progresivo de otras fuentes de placer. Don Birnam deja a un lado su afición por la música, su afán por la escritura...; toda su vida gira entorno a la bebida.
  6. Persistencia en el consumo a pesar de sus consecuencias perjudiciales. Don Birnam pierde la amistad de su hermano, el amor de su prometida, el respeto del barman..., incluso su propia autoestima.

Por su parte, la Asociación Americana de Psiquiatría viene empleando la clasificación DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales). En el mismo se distingue claramente entre la dependencia alcohólica y el abuso etílico, basándose en criterios diagnósticos diferentes. En una reciente revisión publicada en la prestigiosa revista "Addiction", Li, Hewitt y Grant, investigadores pertenecientes al National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism de Bethesda (EEUU), proponen la convergencia entre las dos grandes clasificaciones para el diagnóstico de los trastornos relacionados con la dependencia y el abuso etílicos.

En este film destacamos además la interpretación que Jane Wyman hace de Helen St. James, la sufrida pareja del dipsómano Birnam, junto a la de Howard Da Silva (execelente actor perseguido por el macarthismo e incluído en las listas negras de Hollywood), en el papel especial de Nat, el estoico barman catedrático en "filosofía de la vida". El trabajo de Miklós Rózsa en la inquietante e insidiosa banda sonora y la magistral fotografía en blanco y negro de John F. Seitz también merecieron la nominación al Oscar.

Para finalizar, no dejen de visualizar el siguiente vínculo y disfruten con el vídeo de la famosa escena de las alucinaciones alcohólicas del desesperado protagonista.

ADENDA.
Con fecha 17 de noviembre de 2008, en el blog "39 escalones" se publica "Días sin huella: vida rebajada con alcohol", una sagaz crítica sobre esta película:

1 comentario:

DOCTOR ALBEIROS dijo...

Uno de los pioneros de la industria cinematográfica fue el francés Charles Pathé (1863 - 1954), especializado en la presentación de escenas dramáticas "realistas". Según Wikipedia, así lo hizo con determinados pasajes de "L´assomoir" de Emile Zola, sobre los estragos provocados por el abuso del alcohol etílico.