domingo, 27 de enero de 2019

EFECTOS SECUNDARIOS


- "Sería una buena candidata para esos fármacos nuevos. A veces la novedad les da confianza. Ven los anuncios en la tele, se lo creen"...

Dra Victoria Siebert (Catherine Zeta-Jones) al Dr Jonathan Banks (Jude Law) en "Efectos secundarios" (Steven Soderbergh, 2013)

"Efectos secundarios" (Steven Soderbergh, 2013) es una mezcla de drama médico y thriller en el que se entremezclan exitosos psiquiatras, modernos psicofármacos y delincuentes muy taimados.

Su interés para este blog, además de su cuestionable valor cinematográfico (por lo menos para una parte nada desdeñable de la crítica), estriba en el abordaje que realiza sobre diversas espinosas cuestiones respecto a las relaciones médico - paciente, la tutela legal de los enfermos psiquiátricos en las instituciones penitenciarias y los vínculos entre la poderosa industria farmacéutica y el estamento médico (incluyendo menciones específicas a las grandes demandas que algunos laboratorios tuvieron que afrontar ante las administraciones sanitarias).



Para determinada crítica, este film de Soderbergh presenta ciertos paralelismos con el magistral suspense de Hitchcock y con "Vestida para matar" (Brian de Palma, 1980), especialmente por su inmersión en el submundo de la patología psiquiátrica, de por si capaz de generar un genero cinematográfico específico, si bien crímenes, psiquiatras confiados y pacientes muy astutos conforman las líneas primordiales argumentales de otras películas de suspense como "Análisis final" (Phil Joanou, 1992), protagonizada por la terna de seductores Richard Gere, Uma Thurman y Kim Basinger.



El guionista Scott Z. Burns, colaborador anterior de Soderbergh en "Contagio" (2011), desarrolla aquí múltiples y variados elementos narrativos. Comienza con una historia más o menos convencional sobre el amor conyugal, distorsionada en este caso por la supuesta depresión que padece la esposa, Emily Taylor (Rooney Mara). Continúa con las relaciones entre médico y paciente (incluyendo las más íntimas), además de los controvertidos entresijos establecidos entre la industria farmacéutica y los facultativos, colocando de paso a ambos estamentos en posiciones francamente incómodas. Finalmente, el reconocido psiquiatra británico Jonathan Banks (Jude Law), ha de convertirse en un sagaz detective para intentar resolver una enrevesada trama donde se juega su prestigio profesional y su vida familiar.




Channing Tatum y Rooney Mara son el matrimonio Taylor

CINEFILIA

El Dr Banks es un profesional de éxito, felizmente casado y con un hijo pequeño. Vinessa Shaw encarna aquí a su esposa, Dierdre Banks. Casualmente esta misma actriz fue la protagonista de "Clinical" (Alistair Legrand, 2016), quizás un film de terror bastante convencional y mediocre, donde interpretó el papel de la psiquiatra Dra Jane Mathis.




Vinessa Shaw es Dierdre Banks

SEROTONINA Y DEPRESIÓN

A lo largo de esta película son varias las ocasiones en la que se hacen referencias a la serotonina, neurotransmisor relacionado con el equilibrio del estado de ánimo. En otras palabras, su déficit cerebral estaría implicado en la etiología de la depresión, si bien existen expertos que opinan que la propia depresión sería la causa del déficit.

Además, la serotonina estaría relacionada con el comportamiento social, el apetito, la digestión, el sueño, la memoria y el deseo sexual. Su exceso provoca el síndrome serotoninérgico, que cursa con alteraciones mentales, hiperactividad del sistema nervioso autónomo y trastornos neuromusculares. Puede aparecer en el curso de diversas enfermedades e intoxicaciones por drogas y medicamentos.



Jude Law es el psiquiatra Jonathan Banks

Aunque el guión formal corresponde al de un thriller más o menos clásico, director y guionista nos plantean el interrogante de por qué a la sociedad moderna, por lo menos a la estadounidense, le gusta tanto tomar medicamentos. Y no sólo cápsulas y pastillas. En una de las escenas contemplamos al Dr Banks consumir una bebida energética, que retira de la nevera de un control hospitalario, para intentar afrontar de forma más liviana sus prolongadas jornadas laborales.

En otra escena de la película, la fe incondicional del Dr Banks en la química le lleva a solicitarle a su colega y socio (Peter Friedman) la prescripción de Adderall ®, una anfetamina empleada en el tratamiento del trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y la narcolepsia. Adicionalmente se utiliza también como potenciador cognitivo, euforizante y afrodisíaco.

En contrapartida, y como mera curiosidad histórica, a principios del siglo XXI, una corriente de pensamiento adquirió gran notoriedad a partir de la difusión del best seller "Más Platón y menos Prozac" (Lou Marinoff, 2000), una propuesta que pretendía reivindicar la utilidad de los asesores filosóficos como alternativa a las onerosas sesiones de psicoanálisis y a la polifarmacología de la psiquiatría moderna.



El Dr Banks es un firme partidario de la psicofarmacología. El abanico que utiliza es muy amplio, comenzando por los Inhidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), capaces de incrementar la presencia neuronal de esta sustancia al inhibir su reutilización presináptica.



Con toda probabilidad, nos encontramos ante los antidepresivos más recetados en la historia. Descubiertos y sintetizados en los años 70 del pasado siglo XX, el primero en comercializarse fue la fluoxetina, seguida de la sertralina y la paroxetina. El citalopram data de 1989.

Varios de estas medicaciones le fueron prescritos a la protagonista como tratamiento de su depresión, tanto por el Dr Banks como por su predecesora, la intrigante y sibilina psiquiatra Dra Victoria Siebert (Catherine Zeta-Jones) y así aparecen reflejados en el film, con sus marcas comerciales Prozac ® (fluoxetina), Celexa ® (citalopram) y Zoloft ® (sertralina).

Tal y como contemplamos en la película, los ISRS pueden ocasionar diversos síntomas de disfunción sexual, como anorgasmia y disminución de la líbido, achacados por Emily Taylor a la medicación que los médicos le habían recetado. En la cinta, son afectos secundarios bien aprendidos y simulados por la protagonista.




Catherine Zeta Jones es la Dra Siebert

Para evitar estos efectos secundarios no deseados, los psiquiatras sustituyeron los ISRS por Wellbutrin ® (bupropion), fármaco psicoestimulante empleado en el tratamiento de la depresión y en la cesación tabáquica. Pertenece al grupo de los Inhibidores de la recaptación de la dopamina y la noradrenalina (IRDN).

Finalmente, existe una mención expresa a los Inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina y la noradrenalina (IRSN), y más concretamente al Vandral ® (venlafaxina), por su mecanismo de acción más emparentado con los antidepresivos tricíclicos clásicos, pero sin causar efectos secundarios importantes a nivel del sistema nervioso autónomo, ni reacciones anticolinérgicas, sedantes o hipnóticas.

NUEVOS FÁRMACOS

Ablixa ® (alipazone) y Delatrex ® son dos medicamentos imaginarios concebidos exclusivamente para "Efectos secundarios". El primero de ellos sería un innovador antidepresivo que pretende copar el estrellato en el tratamiento farmacológico de la depresión. Para su promoción incluso se diseñó un logotipo, una página en internet y una campaña publicitaria idéntica a las reales.




El segundo es un ansiolítico. Ambas novedades terapéuticas son impulsadas por la industria farmacéutica en congresos especializados, tratando de implicar a los psiquiatras en su uso y prescripción en estudios generosamente retribuidos para valorar la presencia de efectos secundarios en la práctica médica real.

En el blog Laboratorio del lenguaje, coordinado por Fernando  A. Navarro y José Ramón Zárate encontramos unas interesantes reflexiones sobre la denominación de los nuevos medicamentos.

Precisamente en "Efectos secundarios" el primer encuentro entre el Dr. Banks y la Dra. Siebert tiene lugar en un simposium sobre el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), patrocinado por laboratorios farmacéuticos.

En esta línea argumental, el sonambulismo de la protagonista, supuestamente provocado por el consumo de Ablixa ®, se convierte en uno de los ejes fundamentales de la trama de este thriller.

EL SUERO DE LA VERDAD

Llegado el momento, contemplamos como el Dr. Banks le administra a Emily Taylor una inyección que supuestamente contiene Amytal ® (amobarbital), debido a las propiedades hipnóticas de este fármaco, con la finalidad de interrogarla sobre la muerte de su marido Martin (Channing Tatum).

La administración lenta por vía intravenosa de amobarbital sódico tiene la reputación de actuar como el conocido suero de la verdad, pudiendo desvelar el paciente información que bloquearía en circunstancias normales. Clínicamente fue empleado por primera vez por el Dr. William Bleckwenn en la Universidad de Wisconsin, con la intención de sortear las inhibiciones en pacientes psiquiátricos.

A partir de 1930 publicó sus estudios en prestigiosas revistas médicas especializadas, empleando el narcoanálisis en el tratamiento de las neurosis causadas por traumas psíquicos intensos y como tranquilizante para pacientes esquizofrénicos especialmente violentos.




El neurólogo y psiquiatra Dr. William Bleckwenn (1895-1965),
el padre del narcoanálisis

El uso de amobarbital como un suero de la verdad ha sido ampliamente cuestionado, ya que podría incitar una  "memoria falsa" del evento, porque existe un riesgo elevado de que el individuo revele lo que el interrogador le demanda, en lugar de decir realmente la verdad.

Se comportarían como sueros de la verdad cualquier fármaco utilizado en interrogatorios, sobre todo barbitúricos (tiopental sódico) o escopolamina. El primero en percatarse de esta cualidad fue el ginecólogo Robert E. House (1875-1930), cuando detectó cómo algunos anestésicos empleados durante el parto desataban la lengua de las parturientas.



Entre 1921 y 1929, el Dr. House publicó 11 artículos sobre la utilización de la escopolamina, si bien realmente la denominación suero de la verdad apareció por primera vez en la prensa en 1922.

CINEFILIA

En la truculenta "Los cañones de Navarone" (J. Lee Thompson, 1961), los oficiales alemanes de las SS empleaban escopolamina para averiguar los planes del comando británico dirigido por el Mayor Roy Franklin (Anthony Quayle).


Después de la II Guerra Mundial, estos fármacos fueron utilizados  en psiquiatría para tratar el mutismo de pacientes catatónicos, así como en el transcurso de determinadas sesiones psicoanalíticas. En 1963, la Corte Suprema de EEUU decidió que la confesiones obtenidas mediante el empleo de estos métodos resultaban inadmisibles.

CINEFILIA

En "Mentiras arriesgadas" (James Cameron, 1994) contemplamos cómo emplean una inyección intravenosa de pentotal sódico en el interrogatorio de Harry Tasker (Arnold Schwarzenegger) con la intención de que desvele sus actividades como agente secreto.



De la misma manera, en "Kill Bill: Volumen 2" (Quentin Tarantino, 2004), el malvado Bill (David Carradine) le dispara un dardo en la rodilla a Beatrix Kiddo (Uma Thurman), supuestamente cargado con un poderoso e imaginario suero de la verdad, más potente y efectivo que el tiopental.



El Veritaserum que aparece en la adaptación cinematográfica de la popular saga protagonizada por el joven mago Harry Potter (Daniel Radcliffe), creado por la escritora y guionista británica J.K. Rowling, es una poción incolora e inodora con supuestas propiedades que obligan a su bebedor a decir siempre la verdad.  



MÁS CINEFILIA

A punto de finalizar el rodaje de "Mi hijo John" (Leo McCarey, 1952), el actor Robert Walker fue víctima de una reacción alérgica aguda al tiopentato sódico que le había suministrado su psiquiatra. Previamente Walker, alcohólico crónico, había bebido en exceso y se encontraba muy excitado. Fatalidades de la vida, el actor falleció a los 32 años de edad después de haber rodado su última escena en la película, precisamente la muerte de su personaje John Jefferson. Para rematar la película, hubieron de emplear un doble y tomar prestadas algunas tomas de "Extraños en un tren" (Alfred Hitchcock, 1951), donde interpretó el papel de Bruno Anthony.



OTROS MEDICAMENTOS

En "Efectos secundarios" existen menciones específicas a otros fármacos, más concretamente al Thoraxin ® y al Depakote ®. El primero de ellos es un preparado que combina aminoácidos, minerales y vitaminas, empleado como anabolizante para la tonificación y el desarrollo muscular, minimizando a su vez el volumen de la grasa corporal.



El segundo es un derivado del ácido valproico, empleado fundamentalmente en el tratamiento de la epilepsia y demás trastornos convulsivos. Aparece mencionado en la película por su relación con la alopecia, como efectos secundario.

CINEFILIA

El Manhattan Psychiatric Center fue uno de los escenarios del rodaje de "Efectos secundarios". Este complejo está emplazado en la Isla Wards, situada en el East River de Nueva York.

A partir de 1840, para evitar el hacinamiento en Manhattan, albergó asilos, manicomios y un cementerios de indigentes.

En 1847 fue inaugurado el State Emigrant Refuge, un hospital destinado a la atención de emigrantes pobres y enfermos, convirtiéndose durante la década de 1850 en el nosocomio más grande del mundo.

Algunas instalaciones adicionales formaron parte del Blackwell´s Island Lunatic Asylum, que comenzó a funcionar en 1863.

Entre 1860 y 1892, fecha de la apertura de Ellis Island, albergó la estación receptora de los emigrantes que llegaban a Nueva York.



En 1863, el New York Asylum for the Insane abrió allí también sus puertas. A partir de 1899, el Departamento de Salud Mental de Nueva York se hizo cargo de todos los edificios de inmigración y asilo, inaugurando el Hospital Estatal de Manhattan, convirtiéndose de nuevo en el mayor centro hospitalario del mundo, con 4400 pacientes, para convertirse más tarde en el Manhattan Psychiatric Center.

Entre sus más ilustres pacientes figura el ilustre compositor Scott Joplin, que ingresó allí en 1916 a causa de una demencia sifilítica, falleciendo en 1917.




1 comentario:

DOCTOR ALBEIROS dijo...

"Efectos Secundarios". El sabotaje del director. Pablo Sánchez Blasco.

http://cinedivergente.com/criticas/largometrajes/efectos-secundarios