miércoles, 2 de marzo de 2011

EL GRAN MOMENTO



Comenzando por el final: "... the incandescent moment he ruined himself for a servant girl and gained immortality..."


"El gran momento" (Preston Sturges, 1944) constituye un clásico que suele ser repuesto en televisión durante los períodos vacacionales, especialmente en Navidades, suponemos que debido al mensaje solidario con el que culmina esta película, en una linea edificante similar a "Capitanes intrépidos" (Victor Fleming, 1937) o a "Qué bello es vivir" (Frank Capra, 1946).

El guión del propio Sturges se basó en la novela "The Triumph Over Pain", de René Füllöp-Miller (1891 - 1963) escritor, sociólogo y profesor norteamericano de origen austro-húngaro. En 1908, Füllöp habría estudiado química en la Universidad de Viena, aplicando más tarde en su relato los conocimientos obtenidos allí sobre el óxido nitroso, el cloroformo, el éter y otros anestésicos.



Sirvan como preámbulo estos breves apuntes históricos. En el siglo XIII, Paracelso y Raimundo Lullio constataron los efectos narcotizantes producidos al mezclar ácido sulfúrico con alcohol caliente. En 1540, Valerius Cordus publicó en su obra "Artificiosis extractionibus" el descubrimiento del éter sulfúrico, al que denominó vitriolo dulce (oleum dulce vitrioli).


Dos siglos más tarde, en 1730, August Siegmund Frobenius bautizó a esta sustancia como éter. En 1772, Joseph Priestley descubrió el óxido nitroso o gas hilarante, y el obstetra escocés James Y. Simpson generalizó el uso del cloroformo a partir de 1842.









Entre medias, el mismísimo Michael Faraday había dejado escrito que al inhalar vapores de éter mezclados con el aire común se producían efectos similares a la aspiración de óxido nitroso.


La acción de esta película gira en torno a las aventuras y desventuras de William Thomas Green Morton (1819 - 1868), el dentista de Boston pionero en la utilización del éter sulfúrico como anestésico en odontología.


Si hacemos caso a la historia, el Dr. Crawford W. Long comenzó a usar el éter como anestésico antes que Morton. Empleando esta sustancia, el 30 de marzo de 1842 operaba de un tumor en el cuello a un paciente llamado William Venable, pero no publicó sus experiencias hasta el año 1849. El 30 de septiembre de 1846, Morton consiguió extraerle un diente sin dolor a su paciente Eben H. Frost. Y así se apuntó el tanto y la fama...




Dr. Crawford Williamson Long


W.T.G. Morton siempre trató de mantener en secreto el método de obtención de su descubrimiento, al que por cierto denominó "Letheon", en honor a las aguas mitológicas del río del olvido; pretendió explotarlo como monopolio, así como la patente del artefacto para la inhalación del gas anestésico. 




El dispositivo para inhalar el Letheon, ante un retrato de W.T.G. Morton

Su hallazgo se había basado en las enseñanzas recibidas por parte del Dr. Charles T. Jackson, eminente médico y profesor de Harvard, que descolló además en los campos de la química, la mineralogía y la geología. 




El profesor Dr. Charles T. Jackson


La mayoría de estos personajes históricos aparecen en este clásico de la Paramount...


El papel de protagonista recayó en el galán Joel McCrea, un gigante (en el sentido figurado y en la realidad - 191 cm -) de los clásicos del western, una figura de la talla de Randolph Scott, por ejemplo, situado en esta ocasión al frente de un elenco de excelentes actores de reparto como William Demarest, encarnando al sufrido y más tarde devoto Eben Frost, o Julius Tannen, transformado en el iracundo y alcoholizado Dr. Charles T. Jackson.


La escena inicial transcurre en el monte de piedad de Boston, durante el crudo invierno de 1868. Un anciano mercader y violinista desempeña un medallón de plata conmemorativo dedicado al "benefactor del género humano, con la gratitud de la humanidad". Aunque de momento no podemos reconocerlo, se trata de Eben Frost, el primer paciente odontológico supuestamente tratado con éxito gracias al éter sulfúrico. Una vez recuperado tan preciado galardón, parte hacia una casa en la campiña nevada, con la intención de devolvérselo a Elizabeth Morton (Betty Field) la viuda del Dr. W.T.G. Morton.




Mientras ella se queja amargamente de la ingratitud y la injusticia padecidas por su esposo, especialmente por parte del estamento médico, el viejo Eben la consuela diciéndole que algún día existirán una calle y un hospital recordando su memoria. Efectivamente, en la actualidad existe en el área metropolitana del gran Boston una Morton Avenue y en Taunton (Massachusetts) un Morton Hospital and Medical Center... 

Existe un precioso monumento en los Jardines Públicos de Boston titulado "Good Samaritan Monument to Ether", en el que una estatua del buen samaritano recogiendo a un joven en su regazo se apoya sobre cuatro columnas repletas de alegorías sobre la derrota y el sometimiento del dolor. Sin embargo no contiene mención alguna sobre el Dr. Morton...



En modo flash-back, conoceremos la historia de William Morton y de su célebre descubrimiento. En realidad, existió una pugna tenaz entre el dentista de Boston y sus rivales por la patente del Letheon, simple éter sulfúrico rectificado que se podría obtener fácilmente en cualquier farmacia especializada, así como por el dispositivo para la inhalación de esta sustancia. A pesar de todo, el Dr. John C. Warren (interpretado por el veterano Harry Carey), el prestigioso cirujano y profesor de Harvard que confió en Morton a la hora de emplear este anestésico en sus intervenciones, le propuso al Congreso norteamericano un especial reconocimiento para su labor. Pero aquellos supuestos 100000 dólares concedidos por el gobierno nunca fueron avalados por el entonces presidente Franklin Pierce, y Morton finalizó sus días en su granja familiar, olvidado y apartado del éxito y la riqueza.

Ni que decir que el pobre Morton tenía todas las de perder. Estamos en los años inmediatamente previos a la terrible Guerra de Secesión. Debía litigar contra los cirujanos militares, que habían encontrado en el éter el anestésico ideal para emplear en las amputaciones que tan frecuentemente debían realizar a los soldados heridos en combate, así como enfrentarse además a la poderosa asociación de médicos americanos (AMA), que no estaba dispuesta a abrirle las puertas al que consideraban un mero dentista, un avaricioso y egoísta sacamuelas de Boston.


Betty Field y Joel McCrea son Lizzy y William Morton

Después de ver desestimadas sus demandas en los tribunales, en una escena repleta de comicidad, el propio Morton arremete contra el industrial que suministra los inhaladores de cristal al gobierno. Vuelan por al aire las botellas y bastón en mano derriba todos los mostradores y las estanterías que encuentra a su paso.

La viuda Morton le cuenta al atento Eben Frost cómo otros reclamaron la paternidad o sus contribuciones al descubrimiento de la anestesia: el Dr. Charles Jackson, el Dr. Horace Wells (Louis Jean Heydt), el Dr. Crawford...

Con su maestría de experimentado cineasta y comediógrafo, Preston Sturges nos cuenta cómo William Morton se pone en contacto con Charles Jackson en una taberna llamada "Costello´s". Días atrás, coincidiendo con una odontalgia que padecía Horace Wells a causa de un descomunal flemón, Jackson les había hablado de unas gotas capaces de adormecer los nervios dentales... El irónico profesor de Harvard le pregunta si ha probado con aceite de clavo. Visiblemente enfadado, Morton le revela haber trabajado con aceite de clavo, alcanfor mentolado... ¡incluso con whisky, brandy o ginebra!...

Respecto al clavo (syzygium aromaticum o eugenia caryophyllata) destacamos que su aceite es rico en eugenol, un derivado fenólico que no es exclusivo de este vegetal, pero que mezclado con óxido de zinc forma el compuesto eugenolato de zinc, utilizado por los dentistas para rellenar las caries y con propiedades analgésicas, anestésicas y desinfectantes (en este último caso tres veces más potente que el fenol).


Eugenia caryophyllata

Por su parte el alcanfor y el mentol, al absorberse a través de la piel y las mucosasaportan una sensación de frialdad que se aprovechó como anestésico local (aunque de intensidad leve y pasajera). Ambos poseen también propiedades antimicrobianas.


Cinnamomum camphora

Jackson le comenta que la única manera de desensibilizar un nervio es mediante el frío, y que esto puede conseguirse con hielo o empleando una sustancia con un bajo punto de ebullición, por ejemplo unas gotas de éter clorhídrico.

El profesor medio borracho remite al avispado Morton a la Farmacia Burnett´s, establecimiento que realmente existió en Boston en la época en la que estamos hablando. 


Para saber mucho más sobre esta imagen de la histórica botica, situada en la misma calle en la que Morton tenía su propia consulta, se recomienda visitar el siguiente enlace:


Una curiosidad. En la película, el viejo Burnett (Jimmy Conlin) le pregunta a Morton si necesita el éter para el tratamiento del asma. Además de su uso lúdico (esotérico y afrodisíaco), las perlas de éter se han empleado en medicina como  antiespasmódico del tubo digestivo (en aerofagia y meteorismo) así como terapia auxiliar en las crisis asmáticas; todavía se comercializan en México, Guatemala y Honduras.

Después de comprar una pinta (algo más de 473 ml) de éter clorhídrico y otra de éter sulfúrico, Morton llega a casa y comienza a estudiar en un tratado de terapéutica los efectos de estas sustancias: "el vapor de éter se inhala en el asma espasmódica, en el catarro crónico, en la tos ferina y en la dispepsia. Hierve a 35ºC, pero su ebullición no avisa..."



El frasco de éter sulfúrico que permanece sobre la mesa próximo al calor del hogar, comienza a calentarse y a borbotear, el tapón de corcho salta y libera liberar un vapor que provoca la somnolencia del estudioso dentista. Cuando su esposa Lizzy lo encuentra tirado sobre el suelo del salón, piensa que Morton ha llegado a casa completamente borracho, mientras él le jura que esos efectos no se deben a la ingesta de alcohol.


Mientras nuestro protagonista descubre que la causa de su estupor se debe a la inhalación de los vapores de éter sulfúrico, el Dr. Horace Wells entra en liza. El dentista de Hartford (Connecticut) acudió a la facultad de Harvard para demostrar los efectos del óxido nitroso como anestésico en odontología. En la película, tal y como había advertido el Dr. Jackson, el experimento resulta ser un rotundo fracaso.



Dr. Horace Wells


Tras ese fallido intento, Wells lo intenta de nuevo en la consulta de Morton, con una paciente que acude allí desesperada por el dolor dental. Tras permanecer varias horas inconsciente, mientras los dos dentistas se temían lo peor, la mujer despierta sin dolor y relata su experiencia como placentera.


Morton conoce el dictamen de Faraday sobre el efecto letárgico que provoca la inhalación de una mezcla de aire con éter sulfúrico, semejantes a los causados por el óxido nitroso. Y es entonces cuando decide probar con "Nig", el pequeño cocker mascota de su mujer. Como el animal se escabulle, se ve obligado a experimentar consigo mismo. Tras inhalar éter, Morton se traspasa una mano con un pincho metálico, sin dolor alguno.


A igual que en el experimento de Wells, la primera aplicación de éter sulfúrico a uno de sus pacientes acaba en un fiasco. Por error, Morton da a inhalar al sufrido Eben Frost una muestra de éter sulfúrico sin rectificar, el mismo empleado como disolvente. El paciente desarrolla una inusitada reacción paradójica, con una repentina e incontenible excitación, enloqueciendo y destrozando todo lo que encuentra a su paso. El Dr. Jackson le indica a Morton que el éter sulfúrico debe ser rectificado, tal y como lo preparan exclusivamente en la farmacia de Burnett. Ese sencillo asesoramiento convertirá a Morton y Jackson en socios en el negocio de la anestesia.





Massachusetts General Hospital


Durante el rodaje de la película se construyó en los estudios de la Paramount (Hollywood - California) una réplica de la fachada de este señero hospital a mediados del siglo XIX, construido gracias a los esfuerzos del Dr. James Jackson (1777 - 1867) y del Dr. John Collins Warren.


Morton y Frost acudieron a dichas instalaciones tratando de convencer precisamente al veterano Dr. Warren sobre las bondades anestésicas del éter sulfúrico. Los quirófanos de aquella época han sido reflejados en multitud de estampas clásicas, meros anfiteatros carentes de asepsia, donde los pacientes eran intervenidos sin ningún tipo de anestesia. Mientras Eben Frost se desmaya durante una de ellas, el Dr. Warren le pide a su asistente sales aromáticas de carbonato de amonio para reanimarlo.


Como colofón, para aquellos que deseen profundizar más en el conocimiento de esta injustamente devaluada obra de Preston Sturges, y sin embargo muy fructífera como recordatorio de la historia de la anestesia, aquí van estos dos estupendos enlaces:


http://thecinema.blogia.com/2009/090401-the-great-moment-1944-preston-sturges-.php



UNA CURIOSIDAD AÑADIDA: UN POCO MÁS DE MEDICINA Y CINE...



El Dr. Hanaoka Seishu (1760-1835) fue un médico y cirujano japonés autor de "A Surgical Casebook", una recopilación de exquisitas pinturas realizadas por él mismo en la que retrata a los pacientes que operó, con detalles sobre sus patologías, fundamentalmente de tumores.

Además de su talento artístico, posee el mérito de haber descubierto y empleado un anestésico por vía oral, de una potencia tal que le permitía extirpar sin dolor hasta tumores profundos. Nacido en la actual prefectura de Wakayama, a los 22 años se trasladó a Kyoto para aprender medicina tradicional china y cirugía basada en las técnicas occidentales. Cumplidos los 25, se vio obligado a regresar a casa para hacerse cargo de los negocios familiares, comenzando a ejercer una suerte de medicina ecléctica que combinaba las dos corrientes terapéuticas.


Un ejemplo del manuscrito de Hanaoka Seishu

Preparó una fórmula magistral que denominó "Mafutsusan" o "Tsusensan", una combinación de plantas de toxicidad elevada como el Asagao coreano - chosen asagao (Datura alba), Aconita japonesa (Aconium japonicum), Angélica china (Angelica dahurica), Angélica noruega (Angelica decursiva), Ligusticum wallichii y  Arisaema japonicum. Sin embargo, esta mezcla no contenía derivados del opio, cuyas propiedades analgésicas empezaban a ser conocidas entonces por los médicos europeos.

Las plantas eran machacadas hasta formar una pasta, se hervían en agua, y se administraban por vía oral a los pacientes que iban a someterse a cirugía. Los efectos narcóticos de este singular anestésico podían durar hasta 24 horas, espacio de tiempo suficiente para disecar muchas clases de tumores hasta entonces inoperables. 

Los efectos anestésicos, narcóticos y paralizantes se debían a la combinación de drogas como la escopolamina (antagonista de la acetilcolina e inhibidora de la neurotransmisión), ciertos alcaloides de la atropina, la aconitina y la toxina de la angélica.


Sobre este personaje, existe una curiosa película titulada "La mujer de Seishu Hanaoka" (Yazuso Masumura, 1967), donde se nos muestra tanto a la esposa como a la madre del médico ofreciéndose como conejillos de indias para sus investigaciones.




2 comentarios:

Francisco Doña dijo...

Magistral lección sobre uno de los más importantes descubrimientos de la historia de la humanidad, Dr. Albeiros; que, junto a la antisepsia de Lister y el control de la hemorragia, permitió el desarrollo de la cirugía, para que pudiera convertirse en lo que hoy es.
No conocía esta película. Intentaré conseguirla.
Muchas gracias y un muy afectuoso saludo.

DOCTOR ALBEIROS dijo...

Muchas gracias Dr. Doña. No encontré esta película en español. Yo conseguí por Internet una versión del DVD en inglés. Un abrazo. Y feliz Carnaval gaditano.