martes, 17 de noviembre de 2009

EL TERCER HOMBRE



- "En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que terror, guerras y matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco".

Harry Lime (Orson Wells) a Holly Martins (Joseph Cotten)

Cuando uno decide ponerse al frente de un blog personal deberá esmerarse espantando determinados fantasmas personales y las propias predilecciones. Y máxime cuando se trata de relacionar mundos tan complejos y fascinantes como la medicina y el cine.


Orson Wells es el enigmático Harry Lime, en "El Tercer Hombre"


Cinefilia: en Viena, delante del cine en el que proyectaban "El Tercer Hombre"

Me confieso un profundo admirador de "El Tercer Hombre" (Carol Reed, 1949). Mis razones son múltiples: el guión original de Graham Greene, la magistral fotografía en blanco y negro, la sordidez de la mayoría de sus personajes, el cinismo absolutamente contemporáneo del traficante Harry Lime (Orson Wells, formidable por enésima vez), la contenida belleza clásica de Anna Schmidt (Alida Valli), la reciedumbre de Holly Martins (colosal Joseph Cotten), tratando de mantener una equidistancia imposible entre el deber moral y la amistad, la fracturada Viena de la posguerra, la melodía de Anton Karas tocada con su cítara...



Pero todos estos merecimientos no servirían de nada a la hora de incluir esta laureada película en nuestra particular bitácora, de no ser por el contrabando ilegal de penicilina que se erige en el leitmotiv de este emocionante thriller.

Joseph Cotten es Holly Martins, ante la famosa noria del Prater vienés

Alida Valli en el pleno apogeo de su beldad

Coincidencias del tiempo, tal día como hoy, el 17 de noviembre de 1956, el diario ABC publicaba en la página 23 de su edición de Andalucía el descubrimiento de un importante alijo de penicilina de contrabando en España. Miembros de la Brigada Móvil del Servicio Especial de Vigilancia Fiscal del ministerio de Hacienda aprehendieron 155 mil millones de unidades de penicilina de origen francés.

Pero ¿qué representa realmente una unidad de penicilina?

Datos aportados por Mabel Valsecia, del Grupo Argentino para el Uso Racional de los Medicamentos, revelan que la unidad de Penicilina G o benzilpenicilina es la unidad Oxford, en la que un miligramo de penicilina equivale a 1667 unidades; es decir una unidad son 0.6 µg del preparado estándar internacional. 

Los preparados comerciales de penicilina deben tener una potencia de al menos 1500 unidades por miligramo.




Trevor Howard es el Mayor Calloway

Viajando desde la realidad a la ficción, en la capital austríaca de la posguerra mundial una red de traficantes operaba de manera similar. Al igual que en Berlín, patrullas internacionales de la policía militar aliada estaban encargadas de mantener la ley y el orden. Cada una de ellas contaba con 4 efectivos: un agente francés, uno soviético, un norteamericano y otro británico. Precisamente por haberle sido sustraída al ejército inglés una partida de penicilina será el Mayor Calloway (un juvenil y espigado Trevor Howard) el encargado de descubrir y capturar a Harry Lime, el cabecilla de los estraperlistas.

Para incrementar sus beneficios, los desalmados delincuentes adulteraban tan preciado medicamento, provocando terribles secuelas en los pacientes tratados con el antibiótico, la mayoría de ellos niños, como muestran unas conmovedoras escenas en el interior de un hospital vienés. 

Recordemos que nos encontramos en los albores de la antibioterapia, la gran esperanza para la curación de muchas enfermedades infecciosas cuyo padecimiento era frecuentemente mortal para los desdichados enfermos.


Retornando al mundo real, nuevamente recogemos una noticia publicada el 15 de abril de 1954 en la página 22 de la edición para Andalucía del diario ABC. Mostraba la inquietud de la Dirección General de Sanidad ante el recrudecimiento del contrabando de penicilina en España. Recomendaba la adquisición del antibiótico controlado desde el punto de vista sanitario. Asimismo, la empresa FARMIBERIA S.A (representante en nuestro país de la norteamericana MERCK & CO) alertaba del riesgo inherente de toda aquella penicilina no importada por las vías reglamentarias y legales. Tan solo mencionar aquí la importancia de la industria farmacéutica norteamericana en la fabricación del antibiótico, debido a las carencias productivas de un viejo continente inmerso de lleno en la Segunda Guerra Mundial.


En aquellos tiempos de escasez, toda la penicilina MERCK comercializada con garantía de calidad en el mercado farmacéutico español era fabricada por la Compañía Española de Penicilinas y Antibióticos S.A (CEPA). La patente y el procedimiento de producción eran norteamericanos... Algunas malas lenguas y leyendas urbanas de Madrid sostienen que incuso el afamado coctelero Perico Chicote se dedicaba desde su local al contrabando de penicilina, durante y después de la Guerra Civil española...

Por su enorme valor estratégico, la fabricación de la penicilina supuso una auténtica guerra farmacéutica durante la Segunda Guerra Mundial.

El tráfico de penicilina no solamente formó parte del pasado. En la amplia frontera que separa Méjico de los EEUU, actualmente siguen operando modernos Harry Lime en cárteles que trafican, además de con drogas ilegales, con todo tipo de fármacos analgésicos y antibióticos (penicilina y derivados).


3 comentarios:

Anónimo dijo...

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Manuel Sánchez dijo...

Hola

Muy interesante, pero creo que tienes una errata en el cálculo de unidades. Has puesto "microgramos" y luego "µg" como si fuera algo diferente cuando son lo mismo. Supongo que el primero es "miligramos"

Un saludo

DOCTOR ALBEIROS dijo...

Muchas gracias, Manuel Sánchez: errata corregida.