miércoles, 12 de noviembre de 2025

DELIVER ME FROM NOWHERE

“Nebraska empezó como una meditación inconsciente sobre mi infancia y sus misterios. No tenía una agenda política consciente ni una temática social. Buscaba un sentimiento, un tono en el que me sintiera como en el mundo que había conocido y que seguía llevando en mi interior”.

Bruce Springsteen, a propósito de su álbum "Nebraska" (1982)

Hasta hace relativamente poco tiempo no era muy habitual que un artista famoso, en este caso una de las estrellas más rutilantes del firmamento del Rock & Roll, reconociese públicamente el padecimiento de una enfermedad mental. Nos estamos refiriendo a Bruce Springsteen y a su trastorno depresivo crónico.

Porque precisamente una parte de "Deliver Me From Nowhere" (Scott Cooper, 2025) nos muestra en carne viva todo el sufrimiento y los más íntimos sentimientos de este cantautor, condicionados por su deteriorado estado de ánimo, y de cómo fue capaz de reorientar su exitosa carrera en tan delicados momentos de tribulación con la ayuda de los especialistas y el incuestionable apoyo constante deL su entonces manager John Landau (Jeremy Strong)


El propio The Boss, así conocido desde el inicio de su carrera debido a su costumbre de recaudar y repartir los honorarios de sus músicos, intervino personalmente como asesor en esta película. 

De él partió precisamente la idea de escoger a Jeremy Allen White para encarnarlo en la pantalla, tras haber alabado su trabajo en la aclamada serie de TV "El oso" (2002), porque a su juicio este actor y ningún otro más presentaba la actitud necesaria y convincente para transformarse en un verdadero astro del rock, cantando y tocando además la armónica en todas las escenas musicales de este film.

CINEFILIA

Jeremy Allen White encarnó al malogrado luchador Kerry Von Erich, popularmente conocido en España como Tornado Texas, en "El clan de hierro" (Sean Durkin, 2023), inspirada en la "maldición Von Erich", la trágica historia de la saga familiar que intentó triunfar sin éxito en el competitivo mundo de lucha libre estadounidense en los años 80.

El verdadero clan Von Erich y sus personajes en "El clan de hierro"

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"Corazón rebelde" (Scott Cooper, 2009) es una galardona película independiente que narra la historia de redención de Bad Blake (Jeff Bridges), un veterano cantante de country en sus horas más bajas y amargas mientras ahoga sus frustraciones en el alcohol, y por la que su protagonista recibió merecidamente el Oscar al mejor actor principal en 2010.


Basada en el libro homónimo de Warren Zanes"Deliver Me From Nowhere" se construye sobre tres líneas argumentales: la primera, la gestación del sexto álbum de la carrera de Springsteen, "Nebraska" (1982), sin lugar a dudas su obra más intimista; la segunda: el exorcismo de sus fantasmas familiares, frente a los atribulados recuerdos de su infancia y juventud en Randolph Street, una más entre tantas calles de Freehold Borough (Nueva Jersey) lidiando con un padre (Stephen Graham), en la película un brutal conductor de autobuses esquizofrénico paranoide y alcohólico, que indefectiblemente marcaría la existencia del futuro ídolo musical. 

Y la tercera, su particular lucha contra la depresión que estuvo a punto de apartarlo de los escenarios y los estudios de grabación, truncando una imparable trayectoria ascendente desde la publicación en 1980 del aclamado "The River".


A comienzos de los 80, Springsteen tenía 32 años. Atravesaba un delicado momento de fragilidad emocional, posiblemente relacionado con el agotamiento que le provocaban sus agotadoras y triunfales giras por los escenarios.

Encerrado en una casa en Colts Neck (Nueva Jersey), durante un período que él mismo calificó como una etapa de oscuridad marcada por la soledad y la desconexión, anhelaba encontrar un amor estable, personalizado en la película en el personaje ficticio de Faye Romano (Odessa Young) y su pequeña hija Halley (Vienna y Vivienne Barrus), así como reconciliarse con los recuerdos más sombríos de su infancia en el entorno de la ciudad costera de Long Branch (Nueva Jersey)


Los únicos lugares donde parecía encontrarse a gusto eran sobre el escenario de The Stone Pony, y disfrutando de las decadentes atracciones de Asbury Park, un lugar que inspiró el nombre de su opera prima "Greetings from Asbury Park, N.Y" (1972)


En la casa alquilada en Colts Neck se encerró con la única compañía de sus guitarras, su armónica, su mandolina, una primitiva grabadora de cuatro pistas, los cuentos completos de la escritora Flannery O´Connor (1925-1964), la inspiración del cantautor folk Woody Guthrie, las conmovedoras escenas de "Malas Tierras" (Terrence Malick, 1973) y el homónimo disco de debut de Suicide (1977), la inquietante banda de música electrónica formada por Alan Vega y Martin Rev, del que en la banda sonora podemos escuchar el hipnótico "Frankie Teardrop", la breve historia de un joven en paro que termina asesinando a su pareja y a su bebé de apenas 6 meses.



CINEFILIA

"Malas tierras" (1973) es el primer largometraje de Terrence Malick, una road movie inspirada en la breve carrera criminal del joven asesino en serie Charles Starweather y su novia adolescente Caril Ann Fugate, que en 1958 dejaron 11 cadáveres y un reguero de sangre por las tierras baldías del estado de Dakota, en un letal recorrido entre Nebraska y Wyoming.


Estos personajes están interpretados por
Martin Sheen, como e rebelde Kit Carruthers, y Sissy Spasek como la adolescente Holly Sargis.

En el momento del rodaje Martin Sheen, con un destacado parecido al atormentado Jim Stark (James Dean) de "Rebelde sin causa" (Nicholas Ray, 1955), tenía 32 años de edad, pero su físico juvenil encajó perfectamente en el papel protagonista.

BRUCE SPRINGSTEEN Y LA DEPRESIÓN

En sus memorias, el artista recuerda que la enfermedad mental estudo muy presente en su familia desde su infancia: su padre, varias tías y primos. Todos ellos enfrentados al sufrimiento en una momento en el cual no podían acceder a medicamentos ni a terapias psicológicas.

Bruce nació en 1949. Simplemente recordar que los primeros fármacos antidepresivos aparecieron en la década de los 50, siendo los pioneros la iproniazida (un IMAO - inhibidor de la MAO - originalmente ideado para el tratamiento de la tuberculosis) y la imipramina (un tricíclico). Su uso clinico se generalizó en torno a 1957.


Ambos medicamentos supusieron la introducción de nuevos métodos para la evaluación antidepresiva de diversas sustancias, permitiendo avanzar en el conocimiento de la etiopatogenia de los trastornos de los trastornos afectivos:
la hipótesis monoaminérgica de las depresiones, que ya en los años 60 planteaba:
  • Imipramina: una deficiencia funcional de la neurotransmisión noradrenérgica y/o serotoninérgica con base en el efecto bloqueador de la recaptación sináptica de estas aminas.
  • Iproniazida: la inhibición de la monoaminoxidasa (MAO)


Sobre estas primeras hipótesis neurobiológicas del origen de las enfermedades mentales, se fue construyendo paulatinamente lo que hoy conocemos como psiquiatría biológica.


Durante años, Springsteen se disfrazaba para ir a la conducta del psiquiatra, debido a un sentimiento de profunda vergüenza. Así lo reconoce en sus memorias "Born to Run" (2016), donde relata su lucha contra prolongados episodios de tristeza y ansiedad, sobre todo durante la década de los 90.

A pesar de todo, a lo largo de su vida siempre se ha manifestado dispuesto a recibir terapia psicológica y medicación, cuando ha padecido alguna recaída en su trastorno crónico de estado de ánimo depresivo.

Paralelamente, la música, el ejercicio físico y el trabajo constante han formado parte de su tratamiento cotidiano, entendiendo su salud mental como un proceso de mantenimiento continuo, que nada tiene que ver con el concepto clásico de curación.


Su segunda esposa,
Patti Scialfa, ha jugado un papel determinante apoyándole en los momentos más oscuros y ayudándole a buscar la ayuda médica necesaria.

CINEFILIA

Fruto de su etapa introspectiva durante los años 90, su galardonada "Streets of Philadelphia" (1993), obtuvo el Óscar a la mejor Canción Original junto a 4 Grammy.


Forma parte de la banda sonora de
"Philadelphia" (Jonathan Demme, 1993), protagonizada por Tom Hanks como Andrew Beckett, un joven y prometedor abogado que debe enfrentarse al estigma del padecimiento de la infección por VIH/SIDA cuando esta enfermedad todavía se contemplaba como una plaga específica de los homosexuales masculinos.


La letra de esta canción, con la voz calmada y triste del artista quizás afligido por su propios trastorno emocional, comienza así:

I was bruised and battered, I couldn't tell what I felt: Estaba magullado y golpeado, no podía decir lo que sentía.
I was unrecognizable to myself: Era irreconocible para mí mismo / Estaba irreconocible a mi mismo.
Saw my reflection in a window and didn't know my own face: Vi mi reflejo en una ventana y no conocí mi propia cara / Vi mi reflejo en una ventana y no reconocí mi propia cara.

LA LINEA DEL TIEMPO: LA DEPRESIÓN EN EL ROCK Y EL POP

Desde los años 60, cuando la depresión apenas se sugería en algunos temas como "The Sound of Silence" de Simon & Garfunkel o "Lilac Wine" de Nina Simone, donde el dolor se disfrazaba de romanticismo y se refugiaba en el alcohol, hasta la actualidad, estos trastornos no hacen distinciones entre géneros musicales y éxito de los artistas. Cada uno de ellos ha intentado transformar su sufrimiento en arte.


El reconocimiento público de sus patologías han contribuido al mayor conocimiento y comprensión de estas enfermedades, hasta el punto de hoy en día ya no resulta un tabú hablar de salud mental en las canciones, sino más bien una forma de conexión y supervivencia.

En los años 70 destaca la figura del cantautor introspectivo y atormentado, dispuesto a desnudar su malestar interior, como por ejemplo el malogrado Nick Drake en "Black Eyed Dog" (1974), mientras los trastornos depresivos continúan formando parte de la sensibilidad artística del genio torturado.


Los 80 interrumpen de manera arrolladora, con sus producciones brillantes, su estética artificial, el sonido de los sintetizadores y las percusiones electrónicas. Prototipo del artista desesperanzado es Ian Curtis, líder de Joy Division con su icónica "Love Will Tear Us Apart" (1980), que también terminó suicidándose.


Precisamente de 1987 es "Tunnel of Love", de Bruce Springsteen, una elegía a la depresión emocional mediante el amor, la melancolía y la culpa.

A partir de los años 90, la depresión se convierte en un grito de auxilio dentro del lenguaje artístico. Algunos se han ido dejando la vida por el camino, como por ejemplo Kurt Cobain, líder de "Nirvana" e icono del Grunge, con temas como "Lithium" o "Something in the Way", claros reflejos de su inestabilidad emocional. Diagnosticado de un trastorno depresivo severo, su fallecimiento en 1994 generó una mayor conciencia sobre la salud mental en la jungla del rock.


Otros casos similares son los de Chris Cornell de "Soundgarden" y Chester Bennington de "Linkin Park", que se suicidaron en 2017 tras una carrera plagada de ansiedad, depresión y adicción a las drogas.

Y es que a partir del 2010, surge una nueva corriente artística en la que destaca la visibilidad emocional, donde las redes sociales y los documentales se convierten en espacios de confesión pública. De esta etapa es "Western Stars" (2019) de Bruce Springsteen, la madurez emocional y la aceptación de una patología que viene y va, una nueva canción intimista que bien podría haber formado parte del mítico "Nebraska"

La música se ha convertido en una herramienta de consuelo y activismo emocional, destacando el documental "My Mind & Me" (2022) de Selena Gómez, sobre la depresión y la bipolaridad.