- "No se encontrará, por decirlo así, del todo cómoda con su nueva identidad hasta que no tenga los papeles pertinentes; o sea, en su caso, el carnet de identidad adecuado..."
Profesor Dr. Stanislaw Dulko a Marianna Klapczynska en "Call me Marianna" (Karolina Bielawska, 2015)
En palabras del prestigioso cineasta Andrzej Wajda (1926-2016), galardonado con un Óscar honorífico por su prolífica carrera: "la protagonista de la película libró una amarga lucha contra el mundo y, a pesar de todas las dificultades, venció. El film de Karolina Bielawska es un documental enérgico no solo por su temática, sino también porque nos muestra el relato extremadamente profundo de la protagonista. "Call me Marianna" representa la imagen de máxima sensibilidad y respeto por el ser humano. Es maravilloso que los jóvenes cineastas puedan crear películas tan maduras y animadas".
Para nosotros también es un placer retornar al cine polaco, que en los últimos tiempos nos ha aportado gratísimas sorpresas.
"Call Me Marianna" (Karolina Bielawzka, 2015) es el primer largometraje documental de esta directora y guionista, una obra bella, sincera y sensible. Dada su nacionalidad y temática sanitaria nos ha traído a la memoria otras cintas polacas prácticamente contemporáneas, comentadas previamente en este mismo blog: "Dioses (Bogowie)" (Lukasz Palkowski, 2014) y "Life feels good (La vida sienta bien)" (Maciej Piepzyca, 2014).
Sus fotogramas nos han devuelto a aquellos gélidos patios de vecinos, con sus monótonos bloques de apartamentos de la etapa comunista, ínfimos y desangelados espacios vitales, junto a las habitaciones y los pasillos de los hospitales por los que un buen día deambularon el Dr. Religa y sus colegas.
Marianna Klapczynska protagoniza una historial real que el cine ha abordado en otras ocasiones, la de una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre, como en "Girl" (Lukas Dhont, 2018), solo que esta vez el escenario es un país de profundas convicciones católicas y tabúes colectivos, donde cualquier individuo que desee someterse a una operación de reasignación de sexo, una suerte de marginado social, deberá obtener inexcusablemente el permiso de sus progenitores, aún siendo mayor de edad.
Bajo la velada amenaza de sus progenitores, el ingreso en una institución psiquiátrica, la protagonista deberá ganarse en los tribunales el derecho a vivir acorde con su identidad sexual.
La película está estructurada en dos tiempos y escenarios diferentes. Por un lado se encuentran Wojtek (Mariusz Bonaszewski) y Kasia (Jovita Budnick), los actores de un drama teatral que repasan el guión donde se recrean las tribulaciones de la protagonista, anteriormente un controlador de tráfico ferroviario felizmente casado y padre de familia, tras 25 años de matrimonio transcurridos antes de determinar el cambio tan radical de su existencia.
Por otra parte, la cámara sigue a Marianna mientras se prepara la intervención de cambio de sexo. Habita un anónimo apartamento con la única compañía de su gato y una cacatúa ninfa.
Bajo supervisión médica, está realizando el tratamiento hormonal necesario. Contemplamos su vida cotidiana, sus debates con su esposa Kasia (que evita su contacto, al igual que sus propias hijas, la mayor Ewelina a punto de casarse) y con su madre, que tampoco acepta su decisión y continúa llamándola por su nombre masculino (Wojciech), su litigio en los tribunales, haciéndose cargo de todos los gastos legales, con la finalidad de conseguir lo que más desea el mundo: ser mujer.
Karolina Bielawzka
A destacar en este película que su directora y guionista en ningún momento rebate la homofobia existente en la sociedad polaca, auspiciada por el actual gobierno presidido por Andrzej Duda, del partido Ley y Justicia, de ideología católica, ultraconservadora y proteccionista. De hecho, en Polonia existen más de 100 municipios autodenominados zonas libres de ideología LGTB, una clara amenaza para los derechos de este colectivo.
Queda claro que su objetivo nunca es polemizar ni reivindicar, sino entonar un canto a la libertad de las personas, independientemente de su identidad y tendencia sexuales.
Dentro de la política más reciente de Polonia, resulta obligatorio recordar a Anna Grodzka, nacida en 1954 como Krzysztof Bogdan Begowski, sometida a un proceso de reasignación sexual en 2010.
Con una dilatada experiencia profesional como empresaria editorial y cinematográfica, resultó elegida miembro del parlamento de su país en 2011, militando en las filas del partido Ruch Palikota, el Movimiento de Palikot, liderado por Janusz Palikot, de corte libertario, liberal, anticlerical, populista y de izquierdas.
LA FUGACIDAD DEL AMOR Y LA FELICIDAD
Retornando a la película, Marianna conoce a un hombre, que la acepta realmente tal y como es. Desde entonces compartirán afecto y complicidad: entrañables imágenes las de esta mujer alta y esbelta, deslizándose sobre el hielo de la mano de su compañero, al que rebasa por una cabeza.
GANSOS SALVAJES
Con este apelativo Marianna Klapczynska titula su libro para denominar a las personas transexuales que no convergen con su sexo biológico.
En este caso Paula, el personaje principal, describe sus problemas en la procura de una identidad propia. Superando las trabas económicas y legales, además deberá enfrentarse especialmente a los problemas emocionales. Su existencia cotidiana es una lucha constante contra la incomprensión familiar, laboral y social.
Y a pesar de ello, la protagonista resulta indulgente con ese círculo familiar que la trata con tan injusta incomprensión.
La publicación del libro coincidió con el debate sobre la Ley de Reconciliación de Género, vetada por el presidente polaco, y finalmente aprobada por el Parlamento. Esta medida legislativa pretendía simplificar el procedimiento de reasignación de género, introduciéndolo en el acta de nacimiento del solicitante, en caso de no corresponder con el género realmente percibido. Por supuesto, la norma sólo se ocupa de cuestiones legales, no de las médicas.
VAGINOPLASTIA
Con 47 años de edad, el momento de la cirugía llega por fin: en el Hospital Universitario de Gdansk firma el correspondiente consentimiento informado asumiendo que se trata de una intervención irreversible. Ya no caben las dudas ni el arrepentimiento. Marianna está feliz. El especialista le comunica que primero habrán de eliminar sus genitales masculinos, para a continuación recomponer una neovagina a partir de la propia piel de su pene y escroto extirpados (y no de un fragmento intestinal - colon sigmoide - técnica con mayores complicaciones y secuelas patológicas).
Este tipo de intervención se denomina vaginoplastia por inversión peneana. De esta manera los cirujanos plásticos consiguen crear un tejido capaz de tapizar el neocanal vaginal, para evitar que éste termine colapsando por el proceso de cicatrización natural.
Estas intervenciones, bajo anestesia general, suelen durar alrededor de 4 - 5 horas.
Posteriormente, tal y como vemos en la película, la paciente operada deberá continuar de manera permanente con un proceso de dilatación vaginal, por supuesto, antes de mantener un coito, para evitar que el nuevo órgano formado colapse con el tiempo.
TERAPIA HORMONAL COMBINADA Y RIESGO DE ICTUS
A medida que la película avanza comprobamos que Marianna se encuentra discapacitada en una silla de ruedas. Son las secuelas de un accidente cerebral vascular hemisférico derecho, que la ha dejado con una hemiplejía izquierda. La causa de dicha patología estuvo al parecer relacionada con un exceso de hormonas en su tratamiento.
La mayoría de las mujeres transexuales, durante su etapa de transición y previamente a la cirugía de reasignación de sexo, reciben tratamientos hormonales combinados, fundamentalmente estrógenos, antiandrógenos y progestágenos, con el objetivo de mantener los niveles fisiológicos de estrógenos, necesarios para desarrollar las características sexuales secundarias femeninas, como para bloquear las hormonas sexuales masculinas y así minimizar las características sexuales secundarias masculinas.
En el caso de Marianna, por sus visitas al especialista, deducimos que su tratamiento consiste en parches de estadiol (estrógeno), que se aplica 2 veces por semana, combinados con comprimidos de acetato de ciproterona (antiandrógenos) y tal vez también medroxiprogesterona (progestágeno).
En este último caso, si bien no existen suficientes datos basados en la evidencia de que la terapia con progesterona consiga una mayor feminización física en las mujeres transgénero, muchas pacientes aceptan este tratamiento porque comprueban mejoría en el desarrollo de sus senos, un estado anímico más estable y una estimulación de su libido.
La terapia estrogénica tiene importantes efectos sobre el metabolismo de los lípidos, pudiendo incrementar las concentraciones sanguíneas de triglicéridos, colesterol total y colesterol ligado a llpoproteínas de alta (HLC) y baja (LDL) densidad.
El impacto de alteración lipémica depende de la dosis y vía de administración. En comparación con la administración oral de estrógenos, la terapia trasndérmica tiene poco o ningún impacto sobre el colesterol, al evitar el primer paso de su metabolización hepática. Además, esta vía de administración disminuye los niveles sanguíneos de triglicéridos.
Respecto a la tensión arterial, diversos estudios con mujeres transgénero han demostrado que los tratamientos hormonales pueden ser beneficiosos al reducir la presión arterial sistólica y diastólica, probablemente más por el efecto de los antiandrógenos más que por los estrógenos. Algunos investigadores defienden que este beneficio puede estar también relacionado con el mayor bienestar y la menor ansiedad de las pacientes a medida que van progresando en su transición y se acerca el momento de la cirugía de reasignación de sexo.
En Europa, hasta 2003, el etinilestradiol y los estrógenos equinos conjugados se emplearon ampliamente en la terapia hormonal combinada. Pero, debido a cuestiones de seguridad relacionada con su mayor riesgo protrombótico, los tratamientos actuales se basan en estradiol oral y transdérmico (o valerato de estradiol parenteral).
Existen diversos estudios que han detectado un mayor riesgo de eventos tromboembólicos en las mujeres transgénero con terapia hormonal cruzada, relacionado probablemente con determinados estrógenos.
En los créditos finales de esta cinta figuran las menciones a prestigiosos especialistas y profesores de Medicina, como el sexólogo Dr. Stanislaw Dulko, el urólogo Dr. Kazimierz Krajka, el cirujano plástico Dr. Wojciech Piaskowski y la neuróloga rehabilitadora Dra. Marta Gierasimiuk-Rogowska, junto a las referencias del Hospital Público Independiente Prof. W. Orlowski de Varsovia y el Hospital Clínico Universitario de Gdansk.
LA DURA REALIDAD
A pesar del idílico epílogo de la película, con el fondo sonoro de la música de Antony and The Johnsons y la apacible pareja reposando en una playa del Mar Báltico, Marianna Klapczynska continúa actualmente hemipléjica y confinada en una silla de ruedas, aquejada de problemas renales crónicos y glaucoma.
Sin poder trabajar, apenas subsiste con una modesta pensión, mientras trata de luchar para recuperar algún día su salud. Vive sola, en un humilde apartamento situado en un tercer piso, sin ascensor.
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