domingo, 9 de julio de 2023

TESTIGO DE CARGO

- El Conde Flynn... Divino. Debe de ser encantador vivir y trabajar en las sedes de la justicia. Qué suerte tienen ustedes, los abogados. ¡Yo estuve a punto de casarme con uno!. Le asistí cuando le operaron del apéndice y nos hicimos novios en cuanto pudo levantarse... Luego, una peritonitis se lo llevó... Volando...

- Sí que fue un abogado con suerte.

Ms. Plimsoll (Elsa Lanchester) y Sir Wilfrid Robarst (Charles Lauhgton) en "Testigo de cargo" (Billy wilder, 1957)


Una voz en off, al final de "Testigo de cargo (Billy Wilder, 1957) ruega a los espectadores que por favor no desvelen el final de la película a aquellos que todavía no la hayan visto. Spoilers no, por supuesto, que diríamos en la actualidad.

Cuentan que el mismísimo Billy Wilder no le dio a los actores las últimas 10 páginas del guión hasta el mismo momento de su rodaje. Con anterioridad, esta estrategia de misterioso hermetismo había sido adoptada  por Henri-Georges Clouzot en "las diabólicas" (1955), e incluso más tarde por el mismísimo Alfred Hitchcock en "Psicosis" (1960).

Tal y como nos lo cuenta Jaume Ripoll en "Videoclub. Las películas que cambiaron nuestra vida" (2023), el término spoiler alert nació en un foro de Usenet en Estados Unidos, a raíz de la secuela  "Star Treck II: la ira de Kahn" (Nicholas Meyer, 1982). 

Al igual que en "Testigo de cargo", durante las campañas de promoción publicitaria y en las carátulas de muchas películas ambientadas en juicios, cuando se trataba de condenar a los criminales responsables y se podía intuir quiénes eran realmente los culpables, solíamos encontrarnos la advertencia "no desvelar el final".

A pesar de todo, Billy Wilder nunca consideró esta película como una de sus mejores obras, sino más bien un ejercicio de diversión que no debía de tomarse demasiado en serio.

Está inspirada en el relato homónimo original de la archiconocida escritora y dramaturga británica Agatha Christie. La breve historia original, de apenas 23 páginas, fue publicada como "Las manos del traidor" en la edición del 31 de enero de 1925 de Flynn´s Weekly. La autora volvería a publicarlo en 1933 con el título de "Testigo de cargo" como parte de una colección de relatos titulada "El sabueso de la muerte y otras historias".

Inicialmente esta obra no se publicó como tal en el Reino Unido, sino en Estados Unidos en 1948 bajo el nombre "Testigo de cargo y otras historias", editado por Dodd, Mead and Company.

En 1953 Agatha Christie decidió ampliar su historia cambiando el nombre de algunos personajes e introduciendo a Sir Wilfred Robarts como el experto abogado defensor protagonista.


Agatha Christie (1890 - 1976)

En ese mismo año, se estrenó como obra teatral, primero en Londres, y al año siguiente en Broadway. Consecuencia de su éxito, desde Hollywood comenzaron a pujar por sus derechos cinematográficos.

El todopoderosos L.B. Mayer eligió a Clarence Brown para dirigirla, pero el productor Edward Small se hizo con los derechos de adaptación a cambio de 435000 dólares, asociándose para ello con Arthur Hornblow Jr.

Pensaron entonces en Sheldon Reynolds como director, pero sin embargo, en abril de 1956 hablaron con Billy Wilder, que aceptó dirigir y escribir el guión a cambio de 1000 dólares y el 5% de los ingresos brutos en taquilla.

Hoy se asoma a esta bitácora gracias al excelente trabajo de su equipo técnico y artístico, con el inconmensurable Billy Wilder a la cabeza como director y co-guionista, junto al solvente Harry Kurnitz, y su elenco de estrellas formada por Charles Laughton como el cascarrabias abogado penalista Sir Wilfred Robarts, Tyrone Power como el acusado Leonard Vole y la presencia majestuosa de Marlene Dietrich interpretando a Christine, una femme fatal tremendamente hipnótica y atractiva.


Marlen Dietrich es Christine

No podemos olvidarnos de los excelentes actores de reparto como Elsa Lanchester como la contumaz enfermera Miss Plimsoll, John Williams como el letrado Brogan-Moore, Henry Daniel como el procurador MayhewTorin Tatcher como el eficiente fiscal Myers, Ian Wolfe como el solicito ayudante Carter, Norma Varden como la viuda víctima Mrs. Emilly Jane French y Una O´Connor como la repelente vetusta doncella y ama de llaves escocesa Janet MacKenzie.


Charles Laughton es Sir Wilfred Robarts

Y aunque por momentos creamos estar sumergidos en Old Bailey, el Tribunal Penal Central de Inglaterra y Gales en plena metrópoli londinense, lo cierto es que la película fue íntegramente rodada en los icónicos estudios de la Metro-Goldwin-Meyer en Culver City (California - EEUU). Una auténtica obra de arte de la que fue responsable el director artístico Alexander Trauner, uno de los colaboradores más estrechos de Billy Wilder, con el que trabajó también en los decorados de "El apartamento" (1960) e "Irma la dulce" (1963).

Esta historia de intriga judicial con elementos clásicos del cine negro atesore toda la pompa y el boato de la justicia británica, con sus características togas y pelucas, cuya obligatoriedad desapareció de las reglas de vestimenta de la abogacía del Reino Unido en 2007.

Merecedora a la par del éxito del público y los elogios de la crítica especializada, resultó nominada a los premios Óscar en las categorías de mejor película, mejor director, mejor actor principal (Charles Laughton, en una de sus últimas apariciones cinematográficas), mejor actriz de reparto (Elsa Lanchester), mejor sonido (Fred Lau) y mejor montaje (Daniel Mandell).


Tyrone Power es Leonard Vole

Respecto de la estrecha amistad entre director y actor, el cineasta le había reservado un papel en "Irma la dulce" (Billy Wilder, 1963), pero la precaria salud de Charles Laughton impidió dicha colaboración.

Más concretamente, nos estamos refiriendo al papel de Moustache. Wilder visitó al actor cuando ya estaba gravemente afectado por el cáncer, pero tan ilusionado con la propuesta que falleció poco después portando el bigote que se estaba dejando para encarnar al inefable personaje, finalmente interpretado por Lou Jacobi.

Lou Jacobi es Moustache en "Irma la dulce" (Billy Wilder, 1963)

Respecto al óbito de Charles Laughton, sus fuentes biográficas no se ponen de acuerdo: cáncer de vejiga, cáncer de riñón, metástasis óseas...

LA ELECCIÓN DEL ELENCO

Esta tarea resultó harto complicada. Wilder había comenzado a rodar algunos exteriores en Londres, incluso antes de disponer de los actores. Mientras escribía el guión con Harry Kurnitz ya habían pensado en Charles Laughton  para dar vida a Sir Wilfred Robarts.

Para meterse en la piel de su personaje, Laughton se inspiró en un afamado letrado británico, Florance Guedella, famoso por girar constantemente su monóculo mientras interrogaba a sus testigos.

Para encarnar a Leonard Vole, los productores escogieron a Tyrone Power, que todavía conservaba su característica aura personal a pesar de estar atravesando dificultades personales. Otros candidatos barajados habían sido Kirk Douglas, Gene Kelly y el entonces jovencísimo Roger Moore. 


Por si fuera poco, la salud de Power se iba deteriorando a pasos agigantados, hasta el punto de fallecer al año siguiente a causa un infarto agudo de miocardio mientras rodaba en España "Salomón y la Reina de Saba" (King Vidor, 1958). Tenía entonces 44 años, siendo sustituido por Yul Brynner.

Para encarnar a la indescifrable Christine Vole, el propio director escogió a Marlene Dietrich, un papel al que habían aspirado también Ava Gardner y Rita Hayworth, la favorita de los productores.

CINEFILIA

Existen varios remakes teatrales, cinematográficos y televisivos.

Con el título de "Testigo de cargo" (Alan Gibson, 1982) este telefilme británico de 97 minutos nos muestra al insigne abogado Sir Wilfred Robarts (Ralph Richardson), que de vuelta a su despacho tras una larga enfermedad, debe asumir la defensa de Leonard Vole (Beau Bridges) acusado de asesinar a la adinerada viuda Emily French (Patricia Leslie) para adueñarse de su herencia.

Para esta ocasión, el director contó con Deborah Kerr como la enfermera Plimsoll, con Donald Pleaseance como Mr. Mayhew, Wendy Hiller como Janet McKenzie y Diana Rigg como Christine Vole. 

Tres décadas más tarde, basada con fielmente en el relato original de Agatha Christie, se rodó la miniserie televisiva  "Testigo de cargo" (Julian Jarrold, 2016). Consta de dos capítulos, esta coproducción británico-estadounidense consiguió una nominación como mejor serie de TV para los premios BAFTA de 2017.

Ambientada en 1920, un brutal y sangriento asesinato conmociona a la sociedad londinense: la víctima es la sofisticada Emily French (Kim Cattrall), mientras todas las evidencias señalan como posible asesino a Leonard Vole (Billy Howle), el único heredero de su acaudalada fortuna.

Frente a la acusación de asesinato por parte de Janet McIntyre (Monica Dolan), ama de llaves de la difunta, la defensa correrá a cargo de los prestigiosos abogados John Mayhew (Toby Jones) y Sir Charles Carter (David Haig), tarea para la que cuentan como testigo de la enigmática corista Romaine Hellger (Andrea Riseborough), la amiga íntima del acusado.

Asimismo, bajo la dirección de Javier Elorrieta, el elenco de actores formado por Manuel Galiana, Paca Gabaldón, Pablo Martín, Luis Fernando Alvés; Lidia San José, Oscar Zautúa, Jorge San José y Óscar Olmeda han representado este clásico de Agatha Christie sobre el madrileño escenario del Teatro Amaya.

LAS ENFERMEDADES DE SIR WILFRIED

Desde el punto de vista médico, "Testigo de cargo" ha suscitado nuestro interés por el retrato patológico de Sir Wilfrid Robarts, que retorna a su despacho después de haber pasado una temporada hospitalizado por un supuesto infarto de miocardio.

Su obesidad, hipertensión arterial e insuficiencia cardíaca no representan un obstáculo para que el orondo protagonista intente seguir fumando cigarros puros y bebiendo brandy, camuflado en un termo como si fuera una reconfortante bebida de cacao, a pesar de la estricta vigilancia de su enfermera Plimsoll.


Elsa Lanchester es la enfermera Plimsoll

CINEFILIA

Charles Laughton y Elsa Lanchester fueron marido y esposa en la vida real. Conservamos en nuestra retina, entre tantas otras, la interpretación que ella hizo de Mary Wollstonecraft Shelley en "La novia de Frankestein" (James Whale, 1935) con el mítico Boris Karloff como el Monstruo.

En una escena de la película, el veterano abogado es atendido por el médico (Jack Raine), alertándolo sobre el endurecimiento de sus arterias. En la enfermedad que conocemos como arteriosclerosis, se forman placas obstructivas en el interior de los vasos sanguíneos formadas por colesterol, calcio y otros tóxicos sanguíneos, capaces de obstruir el flujo sanguíneo arterial, limitando el aporte de sangre rica en oxígeno a los órganos vitales.

Y aunque durante la película no tenemos acceso a la dieta de Sir Wilfred Robart, ante nosotros se presenta un personaje obeso, seguramente dislipémico y quizás afectado por una diabetes tipo 2.

De hábito sedentario, fumador de cigarros puros y consumidor de alcohol en exceso,  su cardiopatía isquémica es la causa de su probable insuficiencia cardíaca, para cuyo tratamiento los médicos le han prohibido el consumo de tabaco, alcohol y estrés vital, recomendaciones que no hacen mella en el prestigioso abogado criminalista.

Para evitar que se fatigue, sus auxiliares hicieron instalar una silla mecánica destinada a facilitar el acceso e Sir Wilfred a sus habitaciones, ubicadas en el piso superior de su prestigioso despacho.

En más de una ocasión, sobre todo asociado a sus disgustos, contemplamos como el protagonista se lleva la mano al pecho, mientras su fiel ayudante Carter le acerca unas tabletas sublinguales, probablemente una combinación de nitroglicerinanitrato de cafeína, fármacos vasodilatadores coronarios que incrementan el aporte sanguíneo a las arterias coronarias.

INYECCIONES CONTRA LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL

La "enfermedad del pulso duro" se trataba tradicionalmente mediante sangrías, con el objetivo de reducir la cantidad de sangre en el cuerpo. Para ello se practicaban cortes en las venas o se utilizaban sanguijuelas. Estas terapias fueron defendidas, entre otros, por Hipócrates y Galeno

Desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, los médicos experimentaron con diversas opciones terapéuticas, la mayoría poco efectivas y mal toleradas por los pacientes. 

Algunos de aquellos ejemplos fueron la restricción absoluta de sal (la dieta del arroz), la simpatectomía y las inyecciones de sustancias pirógenas, que al provocar fiebre reducían la tensión arterial.

El tiocianato de sodio comenzó a usarse en 1900 como tratamiento de la hipertensión, pero pronto se desechó por sus múltiples y desagradables efectos secundarios.

Pronto se probaron otros medicamentos, como los barbitúricos, el bismuto y los bromuros. Después de la Segunda Guerra Mundial se descubrió la utilidad del cloruro de tetrametilamonio y su derivado hexametonio, comenzando a emplearse también fármacos como la hidralazina y la reserpina (derivada de la planta medicinal sarpagangaRauvolfia serpentina).


Rauvolfia serpentina

Al respecto recuerdo que, durante varias décadas, el tratamiento de la hipertensión arterial padecida por mi abuela materna se llamaba Brinerdina®, en cuya composición figuraban reserpina, clopamida, dihidroergotoxina mesilato, lactosa, sacarosa y aceite de cacahuete.

A partir de la década de los 50 del pasado siglo XX, el tratamiento de esta patología avanzó considerablemente gracias al descubrimiento y tratamiento con diuréticos, de los cuales la clorotiazida fue pionera.

Para ambientarnos en el momento concreto de la historia de la Medicina, simplemente recordar que según el argumento de la película su acción se desarrolla en 1952, tal es la fecha del asesinato de la pobre señorita French (14 de octubre).

INYECCIONES DE CALCIO

En otra escena, la señorita Plimsoll ofrece al estresado Sir Wilfred una inyección de calcio. Se tarta de un elemento íntimamente relacionado con el metabolismo óseo y el adecuado funcionamiento cardíaco.

En forma de gluconato de calcio, se uso es exclusivamente intravenoso, y debe administrarse dentro del ámbito hospitalario bajo estricto control médico, una velocidad de 10 ml/3 minutos.

La inyección intravenosa rápida de sales de calcio provoca vasodilatación, disminución de la presión arterial, bradicardia, arritmias cardíacas (más frecuentes en pacientes digitalizados), síncope y paro cardíaco.

Las inyecciones intramusculares están contraindicadas, por el riesgo de necrosis local y la formación de abscesos.

CINEFILIA

"Testigo de cargo" fue una de las películas favoritas de Alfred Hitchcock, hasta el punto de que muchos espectadores creyeron que realmente se trataba de una obra suya. De la misma manera, el público en general llegó a confundirla con "El proceso Paradine" (Alfred Hitchcock, 1947), film atribuido por error a Billy Wilder por su temática común, un thriller judicial.

Décadas más tarde, las singulares atípicas relaciones entre un abogado defensor y su cliente acusado al más puro estilo "Testigo de cargo" se repetirían en "El inocente" (Brad Furman, 2011), film protagonizado por Matthew McConaughey como Michael Haller, un astuto abogado de Los Ángeles cuyo despacho es un Lincoln Continental, y Ryan Philippe como Louis Roulete, un rico heredero de Beverly Hills acusado de intentar asesinar a una prostituta.

EL MONÓCULO DE SIR WILFRID

Esta lente se convierte en un elemento capital de la película, pues el astuto abogado la emplea como una especie de detector de mentiras, enfocando con su reflejo directamente el rostro de sus interrogados.