martes, 25 de diciembre de 2018

ALLEZ LA FRANCE!!!: SENDEROS DE GLORIA, CAPITAN CONAN Y EL PABELLÓN DE LOS OFICIALES



"Casualmente, Behm fue de los primeros en caer. Recibió una bala en los ojos durante un combate y lo dejamos por muerto. No pudimos recogerle porque debimos retroceder precipitadamente. Por la tarde lo oímos gritar y vimos cómo se arrastraba por el campo. Sólo había perdido el conocimiento. Como no podía ver, zigzagueaba loco de dolor, sin aprovechar ninguna defensa, sin cubrirse. Así le mataron a tiros desde el otro lado, antes que nadie de nosotros hubiera podido salir a buscarlo"...

"Sin novedad en el frente" (1929). Erich Maria Remarque

El 11 de noviembre de 2018 conmemoramos el final de la Primera Guerra Mundial, la Gran Guerra, la primera gran conflagración a nivel planetario, la pionera de las guerras modernas, la primera escabechina a gran escala del siglo XX, donde entraron en escena las armas químicas, los vehículos automotrices y se generalizaron las armas automáticas. Las desastrosas consecuencias hablan por si mismas: entre 9 y 10 millones de soldados muertos y unos 20 millones de heridos, a los que habría que añadir alrededor de 7 millones de víctimas civiles, 5 millones de viudas y 9 millones de huérfanos. Como un ejemplo ilustrativo, durante las primeras horas de la batalla del Somme el ejército británico contabilizó 57000 bajas, de las cuales 19000 fueron mortales.

Precisamente "La trinchera" (William Boyd, 1999), con Daniel Craig en el papel del sargento Telford Winter,  es una película ambientada en tan cruenta batalla y en las terribles condiciones que debían soportar los soldados atrincherados durante semanas y meses.


BélgicaSerbia y el Norte de Francia resultaron zonas especialmente castigadas por un conflicto que había comenzado el 28 de julio de 1914, teniendo como detonante el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa, como consecuencia de los disparos efectuados por el nacionalista serbio-bosnio Gavrilo Princip.


Grosso modo, participaron en ella diferentes países asociados en dos grandes bloques; por un lado las Potencias Centrales: el Imperio Austro-Húngaro, el Imperio Alemán, el Imperio Otomano y el Reino de Bulgaria y por otro los AliadosEstados Unidos, el Reino de Bélgica, el Reino de Serbia, la República Francesa, el Imperio Ruso, el Reino de Italia y el Imperio Británico.

Tan despiadada guerra culminó el 11 de noviembre de 1918, con la firma del armisticio de Compiègne, aunque verdaderamente lo haría de forma oficial, con condiciones especiales, el 18 de junio de 1919, mediante la firma del tratado de Versalles, certificando la victoria de los Aliados y la desaparición de 4 imperios históricos.

La Historia nos detalla que el sargento estadounidense Henry Gunther (1895-1918) fue el último en morir durante la Primera Guerra Mundial, tras caer abatido justo un minuto antes del armisticio de Compiègne que puso punto y final a las hostilidades entre aliados y alemanes en el frente occidental. Como Gunther, a buen seguro cada ejército contabilizó su simbólica última víctima.


Al respecto, en su estupendo libro "La Primera Guerra Mundial en el cine: el refugio de los canallas" (2013), Emilio G. Romero nos cuenta el siguiente detalle: el armisticio se firmó a las 5.30 horas del 11 de noviembre de 1918, aunque no entró en vigor hasta las 11.00 horas. En apenas esas mismas 6 horas, 13000 soldados aliados perecieron intentando conquistar objetivos que a las 11.01 se pudieron ocupar pacíficamente.



Para recordar aquellos luctuosos hechos bélicos, repasaremos tres títulos emblemáticos que tienen en común su ambientación en la época, su mirada particular desde el bando francés y su relación con la sanidad y la medicina. Nos estamos refiriendo, por orden cronológico, a "Senderos de gloria" (Stanley Kubrick, 1957), quizás la mejor película sobre la Primera Guerra Mundial, "Capitán Conan" (Bertrand Tavernier, 1996) y "El pabellón de los oficiales" (François Dupeyron, 2001), sin olvidar que tras la Gran Guerra Francia abandonó el primer puesto como potencia cinematográfica a favor de la potente industria estadounidense.


La huida de las terribles condiciones del frente occidental es la constante de la 4ª temporada (1989) de la comedia de situación británica "La víbora negra", producida para la TV por la BBC, creada por Richard Curtis y Rowan Atkinson, en la que el popular cómico británico interpreta al capitán Blackadder al frente de un grupo de militares que combaten en las trincheras, y que lejos de obedecer las órdenes de sus superiores, intenta en todo momento escapar de las filas de vanguardia.



Tony Robinson, Rowan Atkinson y Hugh Laurie son el soldado Baldrick, el capitán Blackadder y el teniente Colthurst St. Barleigh en la 4ª temporada de "La víbora negra"

SENDEROS DE GLORIA


- ¿Está diciendo que más de la mitad de mis hombres tiene que morir?
- Si. Es un precio terrible, coronel; pero tendremos la Colina de las Hormigas.
- ¿La tendremos señor?
- Yo dependo de usted; ¡toda Francia depende de usted!...

El coronel Dax (Kirk Douglas) recibe las órdenes del General Mireau (George Macready)


Junto a "Remordimiento" (Ernst Lubitsch, 1932), la historia de la obsesión del soldado francés Paul Renard (Phillips Holmes), que anhela profundamente el perdón tras haber matado durante la Gran Guerra al doctor alemán Walter Holderlin (Lionel Barrymore), antiguo compañero de conservatorio, "Senderos de gloria" probablemente represente la película más paradigmática del cine antibélicoEl chauvinismo frente al patriotismo, la irracionalidad impuesta por las órdenes de la jerarquía militar y el desprecio absoluto por la vida humana, todo ello aderezado con la incompetencia más absurda, constituyen los elementos esenciales de este soberbio drama bélico.



El guión, desarrollado por el terceto Stanley Kubrick, Calder Willingham y Jim Thompson, está basado en la novela "Paths of Glory" (1935) del novelista Humphrey Cobb (1899-1944), alistado a los 17 años en el ejército canadiense para combatir en la Primera Guerra Mundial.

CINEFILIA

Podemos descubrir a influencia de la cinta de Kubrick en otro gran clásico del cine antibélico. En "Rey y Patria" (Joseph Losey, 1964), el soldado inglés Arthur James Hamp (Tom Courtenay), tras ser acusado de desertar en el frente de batalla, ha de enfrentarse a un consejo de guerra convocado por sus superiores para dar un castigo ejemplar. El capitán Hargreaves (Dirk Bogarde) será el oficial encargado de su defensa.



CINEFILIA

En "War Brides" (Herbert Brenon, 1916), la joven Joan (Alla Nazimova) contempla apesadumbrada cómo su esposo y sus tres hermanos parten hacia el frente. Estando encinta, recibe la terrible noticia de la muerte de su marido. Desesperada ante su nueva situación, se coloca a la cabeza de un movimiento pacifista que la llevará incluso a enfrentarse con el propio monarca (Alex Shannon). Por su mensaje abiertamente antimilitarista, esta película fue prohibida poco después de su estreno.



MÁS CINEFILIA

Y hablando de gestas inútiles, "La colina de la hamburguesa" (John Irvin, 1987) es una ficción cinematográfica ambientada en la Guerra del Vietnam, más concretamente en la Batalla de la Colina de la Hamburguesa, que tuvo lugar entre el 10 y el 20 de mayo de 1969. Obedeciendo las órdenes recibidas de sus superiores, el teniente coronel Weldon Honeycutt se empeñó en conquistar la colina 937, a pesar de la férrea defensa de las tropas norvietnamitas, el calor sofocante, la persistente lluvia y los molestos enjambres de insectos.


Tras 10 días de encarnizados combates, en los que además por error fueron bombardeados por su propio fuego amigo, después de 2 jornadas de ocupación, los soldados estadounidenses recibieron la orden de abandonar la posición conquistada, llevándose como infausta recompensa los cuerpos de sus compañeros heridos o muertos en combate. Semejante masacre y la sensación de haberlos convertido en una gigantesca masa amorfa de carne picada, llevó a los supervivientes a denominar aquella degollina con tan macabro apelativo.

En "Senderos de gloria", el coronel Dax (Kirk Douglas) recibe una orden tajante del imprudente general Mireau (George Macready): conducir a su regimiento a través de un campo de zanjas y alambradas para conquistar un objetivo imposible, la Colina de las Hormigas. Así lo había decidido el alto mando, personificado en el taimado general George Broulard (Adolphe Menjou), y su mandato era inapelable.

CINEFILIA

Como señal característica, el actor George Macready poseía una profunda cicatriz que surcaba su mejilla derecha, tal vez exagerada mediante el maquillaje en "Senderos de gloria". Dicha marca era el fruto de un accidente de tráfico que había sufrido durante su etapa universitaria, ya que por culpa de la carretera helada, atravesó el parabrisas de un Ford T para estrellarse contra un poste telefónico.

George Macready es el colérico general Mireau


Esta singularidad le supuso una ventaja adicional para encarnar a diferentes personajes en su dilatada carrera profesional, oficiales y militares en diversas ocasiones, como el general Fritz Bayerlein en "Rommel, el zorro del desierto" (Henry Hathaway, 1951).

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El veterano Adolphe Menjou representa una institución dentro de la cinematografía francesa e internacional. Entre sus muchas interpretaciones, lo recordamos como el Rinaldi de "Adios a las armas" (Frank Borzage, 1932), la apasionada historia de amor entre un joven  e idealista soldado (Gary Cooper) y una bella enfermera (Helen Hayes), cuyo guión está basado en el clásico autobiográfico de Ernest Hemingway, así mismo conductor de una ambulancia del ejército italiano y herido en las piernas durante la Gran Guerra.

Adolphe Menjou y Gary Cooper son Rinaldi y Frederic en 
"Adiós a las armas" (Frank Borzage, 1932)


"Company K" (Robert Clem, 2004) es un film inspirado por las novela de William March, en el que un veterano de la Primera Guerra Mundial, el soldado John Delaney (Ari Filakos), escribe el libro que relata sus experiencia como marine norteamericano. Las pesadillas, el recuerdo del compañerismo y la camaradería, la brutalidad de sus superiores y el riesgo constante de morir en combate son las constantes de esta obra.


ARSENAL BÉLICO

En esta película contemplamos una escena ciertamente significativa: una pareja de soldados, la noche antes de entrar en combate, cavilan sobre cuál es la mejor manera de morir: disparos de ametralladora, cuerpo a cuerpo con bayoneta, estallidos de obuses y otros explosivos, gases tóxicos...

Si bien en "Senderos de gloria" la mayoría de las víctimas caen bajo el fuego de las balas y bombas enemigas, el empleo de los gases como arma ofensiva fue una novedad durante la Primera Guerra Mundial.



En agosto de 1914, serían los franceses los primeros en emplear granadas de mano rellenas de gas lacrimógeno (bromuro de xililo). En octubre de ese mismo año, los alemanes lanzaron obuses de fragmentación con gases irritantes contra las posiciones francesas en el frente de Neuve Chapelle (Norte de Francia).


Dr. Edward Bell Krumbhaar (1882 - 1966)

En julio de 1917, en Ypres (Bélgica), el médico estadounidense Edward Krumbhaar (1882 - 1966) atendió a infinidad de soldados supervivientes de los ataques con gases venenosos, a la par que realizaba las autopsias de aquellas víctimas fallecidas por la misma causa. Junto a su esposa Helen Trotter Dixon Krumbhaar (1866 - 1968) detectaron una marcada leucopenia en estos soldados. El descubrimiento fue publicado en su obra "Sangre y médula ósea en envenenamientos por gas mostaza", que fue la base de las investigaciones posteriores sobre los fundamentos de la quimioterapia contra el cáncer.

CINEFILIA

"La batalla de Passchendaele" (Paul Gross, 2008) nos presenta los contratiempos padecidos por los soldados canadienses integrantes de las fuerzas aliadas, que combatieron tenazmente contra las tropas alemanas el 12 de octubre de 1917, en las inmediaciones de la localidad de Ypres, quién sabe si en la realidad atendidos por el Dr. Krumbhaar.



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El escenario bélico de la ciudad de Ypres es también el escenario del telefilm británico "The Wipers Time" (Andy de Emmony, 2013), en el que el ex combatiente Fred Roberts (Ben Chaplin) recuerda cómo en 1916 descubrió en una trinchera una imprenta en pleno funcionamiento. Wiper Times es el título de la revista satírica que hace referencia a la pronunciación con la que los soldados británicos designaban a la ciudad belga.



Sin temor a equivocarnos, podríamos decir que al margen de las batallas a pie de campo, una guerra tanto o más encarnizada se libraba en los laboratorios y los centros tecnológicos de las naciones en conflicto: tanques, buques de guerra, automóviles, motocicletas, lanzallamas, ametralladoras, submarinos... y por supuesto los gases venenosos.



La innovación también llegó al campo de la medicina militar, con el despliegue de los hospitales de campaña, los equipos de radiografía portátiles, las dotaciones de las primitivas ambulancias sanitarias y el empleo generalizado de la morfina como analgésico.

CINEFILIA

En una de las escenas para la historia del cine, el coronel Dax recorre las trincheras mientras sus tropas aguardan la señal de ataque. Bombas y obuses explotan muy cerca, arrojando piedras y tierra sobre los soldados cariacontecidos. Los exteriores de esta película se filmaron en Baviera.

Años más tarde, en "Apocalypse Now" (Francis Ford Coppola, 1979, otra obra culminante del cine bélico, el teniente coronel Kilgore (Robert Duvall), del 7º de Caballería aerotransportada, deambula imperturbable por el campo de batalla mientras las bombas explotaban a su alrededor. Inolvidable aquella victoriosa frase aludiendo al olor del napalm...

Robert Duvall como el teniente coronel Kilgore

CASTIGOS EJEMPLARES

El fracaso de la conquista de la Colina de las Hormigas provocó un consejo de guerra sumarísimo en el que tres chivos expiatorios fueron condenados a penas capitales para dar ejemplo al resto de sus compañeros. El coronel Dax, brillante abogado en la vida civil, intentó defender a unos pobres desdichados condenados de antemano.

Como espectadores somos testigos de la irracionalidad más descabellada: pasar por las armas, atado a una camilla, a un soldado que se encuentra en coma después de haber sufrido un traumatismo craneal letal.

El pelotón de fusilamiento formado delante del Palacio de Schielßheim
de Baviera (Alemania), uno de los exteriores de
"Senderos de gloria"

Llegamos a este punto, la referencia a "Un largo domingo de noviazgo" (Jean-Pierre Jeunet, 2004) resulta preceptiva. Protagonizada por Audrey Tautou, la inolvidable Amélie Poulain, esta vez como la desesperada Mathilde que parte en busca de su novio Manech (Gaspard Ulliel), uno de los 5 soldados franceses condenados a muerte por un consejo de guerra y abandonados a su suerte en la tierra de nadie.



Si bien nada tienen que ver ni la temática ni la ambientación, en "Gangs of New York" (Martin Scorsese, 2002) existe una secuencia en la que los líderes políticos y criminales de Five Points deciden ahorcar al azar a unos pobres miserables como medida ejemplar para el resto de los delincuentes locales. 

CINEFILIA

"Consejo de guerra" (Bruce Beresford, 1979) es una película australiana que si bien no está ambientada en la Primera Guerra Mundial, remueve las entrañas de los juicios militares y sus consecuencias.ésta vez en Sudáfrica, en 1901, durante la Segunda Guerra Boer, cuando tres tenientes australianos, Harry Habord "Breaker" Morant (Edward Woodward), George Witton (Lewis Fitz-Gerald) y Peter Handcock (Bryan Brown), oficiales de los Bushveldt Carabineers, son acusados de la muerte de un sacerdote alemán y varios prisioneros del ejército británico. De su defensa y de las indagaciones en un proceso plagado de irregularidades se encargará el mayor J.F. Thomas (Jack Thompson).


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Entre el excelente reparto de "Senderos de Gloria", dos actores reciben una mención especial. El primero de ellos es el gigantón Timothy Carey (1929-1994), que a lo largo de su carrera interpretó diversos personajes de criminales y trastornados. Su propia vida artística está repleta de excentricidades y comportamientos erráticos, habiendo hecho perder la paciencia a Elia Kazan, Marlon Brando y al mismísimo tándem Stanley Kubrick y Kirk Douglas durante el rodaje de este film.


El soldado Ferol (Timothy Carey) recibe el auxilio espiritual del padre Dupree (Emile Meyer) en presencia del teniente Roget (Wayne Morris) antes de ser fusilado

El segundo es Joe Turkel, que aquí encarna al soldado Pierre Arnaud, otra cabeza de turco arbitrariamente ajusticiada. Un habitual en la filmografía de Kubrick, quizás sus dos actuaciones más recordadas sean la de Lloyd, el barman fantasma de "El resplandor" (Stanley Kubrick, 1980) y el creador de los replicantes, el enigmático doctor Eldon Tyrell, en la mítica "Blade Runner" (Ridley Scott, 1982).


El soldado Arnaud (Joe Turkel) es interrogado 
por el mayor Saint-Auban (Richard Anderson)

Finalmente, destacar que 600 policías alemanes participaron como extras en esta película, encarnando pacientemente las tropas francesas que intentaron el frustrado ataque a la Colina de las Hormigas.

GUERRA DE ESPÍAS

En "Mare Nostrum" (Rex Ingram, 1929), el director, productor, actor y escritor se inspira de nuevo en una de las novelas de Vicente Blasco Ibáñez, para ponerse detrás de las cámaras en esta película muda que nos muestra la reconversión en espía de un marino mercante español, durante la Primera Guerra Mundial. Años más tarde, la misma novela de Blasco Ibañez inspiró el guión de "Alba de sangre" (Rafael Gil, 1948), esta vez ambientada en los albores de la Segunda Guerra Mundial, y con la pareja Fernando Rey y María Félix en los papeles protagonistas del capitán Ulises Ferragut y la inquietante bella Freyra.



Pero si existen personajes fascinantes en las películas de guerra, estos son las espías. Y quién mejor para personificarlas que la legendaria Margaretha Geertruida Zelle, más conocida como Mata Hari, la exótica bailarina acusada de espionaje y ejecutada durante la Primera Guerra Mundial. En 1931, George Fitzmaurice dirigió a Greta Garbo y a Ramón Novarro en una película que años más tarde retomaría en clave de comedia el director Blake Edwards en "Darling Lili" (1970), esta vez con Julie Andrews como protagonista.



En 1985, Curtis Harrington se puso delante de las cámaras para dirigir a la sensual Sylvia Kristel, antaño impulsada al estrellato como protagonista de "Emmanuelle" (Just Jaeckin, 1974), y que en esta ocasión se mete en la piel de la bailarina espía en una nueva adaptación de las aventuras e intrigas de tan popular personaje. 



Hasta ahora, la última revisión del mito corresponde a "Mata Hari" (Elmeri Van Heerden, 2017).

Pero no todas las espías fueron tan exuberantes y enigmáticas como la célebre bailarina exótica de origen holandés. En la coproducción italo - yugoslava "Fräulein Doktor" (Alberto Lattuada, 1969), una doctora alemana (Suzy Kendalldesembarca en Escocia al frente de un grupo de espías con la misión de eliminar al mariscal de campo británico Lord Kitchener, descubrir los planes de defensa aliados y obtener la última fórmula francesa del gas mostaza. Pero, la eficiente, obsesiva y solitaria doctora depende de la morfina.

Respecto a la enfermera británica Edith Cavell (1865 - 1915), destinada en Bélgica y fusilada por los alemanes por su consideración de espía, la cinematografía aliada pronto sacó partido a la vida y muerte de la mujer considerada pionera de la enfermería belga: "El martirio de Miss Edith Cavell" (John Gavin, C. Post Mason, 1916), película muda de producción australiana, "Los funerales de Edith Cavell" (1915), cine mudo belga, y "La enfermera Edith Cavell" (1916).



"Nurse Edith Cavell" (Herbert Wilcox, 1939) es una película estadounidense que nos muestra a la protagonista (Anna Neagle) trabajando como comadrona en un pequeño hospital belga, mientras facilita la huida de soldados franceses, belgas e ingleses hacia sus propias retaguardias. Descubierta por los alemanes, es acusada de espionaje y fusilada.

CAPITAN CONAN


- "Lo mío es pegar fuerte, rápido y sin parar"...
Capitán Conan (Philippe Torreton)


Si bien los libros de Historia suelen adjudicar al comienzo y el final de la Primera Guerra Mundial a unas fechas determinadas, tal y como ocurrió en otros conflictos bélicos las hostilidades no cesaron de una manera tan exacta. Esta circunstancia ha quedado reflejada en diferentes películas, como por ejemplo "Los últimos de Filipinas" (Antonio Román, 1945) y su más reciente homónimo remake (Salvador Calvo, 2016), con la heroica y diezmada guarnición española de Baler (Luzón - Filipinas) negándose a entregar las armas tras el armisticio de 1898.

Como la realidad suele superar a la ficción, el subteniente japonés Hiroo Onoda permaneció 30 años oculto en las selvas filipinas creyendo que la Segunda Guerra Mundial no había terminado, a pesar de conservar entre sus escasas posesiones una octavilla de los aliados fechada en 1945, instando a la rendición a todos los soldados japoneses destacados en el PacíficoOnoda falleció en Tokio en 2014, a la edad de 94 años.

Su caso no fue el único. El soldado Shoiichi Yokoi permaneció 26 años en la selva de Guam sin saber que el conflicto había concluido. Murió en 1997 en Nagoya (Japón), a los 82 años de edad. Era otro más de los zan-ryu hei o rezagados, combatientes japoneses que por sus férreas convicciones no aceptaron el deshonor que suponía la rendición al enemigo o desconocían las órdenes de sus superiores para hacerlo.

"Oba, el último samurai" (Hideyuki Hirayama, 2011) es una película japonesa basada en la novela homónima escrita por el soldado estadounidense Don Jones, donde nos cuenta la historia de un grupo de soldados japoneses rebeldes liderados por el capitán Sakae Oba y que sostuvieron una guerra de guerrillas contra sus enemigos incluso después de la capitulación del ejército imperial.



En "Capitán Conan" (Bertrand Tavernier, 1996), el director francés y el guionista Jean Cosmos, tal y como habían hecho con anterioridad en "La vida y nada más" (Bertrand Tavernier, 1989), aunaron sus esfuerzos para adaptar la novela original de Roger Vercel (1894-1957), ganadora del prestigioso Premio Goncourt en 1934.


Durante la Gran Guerra, Vercel había servido en el frente de Salónica (Grecia), donde trabó amistad con un militar que le inspiró el personaje del Capitán Conan.

La acción de esta película comienza el 10 de septiembre de 1918, remontándose a las últimas semanas de la Primera Guerra Mundial en el frente oriental (Bulgaria) en la que un grupo de soldados franceses, elegidos entre sus propios presos preventivos, combaten fieramente bajo el mando del bravo teniente (más tarde capitán) Conan (Philippe Torreton), mercero de profesión en tiempos de paz, y ahora transformado en un eficaz guerrero especializado en misiones imposibles que sembraron la muerte y el pánico entre las tropas búlgaras y turcas.



Conan y sus tropas disfrutaban luchando a cuerpo a cuerpo, ensangrentados, con cuchillos, pistolas, fusiles, bayonetas y granadas en mano, aniquilando sin piedad a los enemigos de Francia. Incluso en cuestiones de intendencia se movían al margen del resto del ejército francés. En contraposición, el sereno teniente Norbert (Samuel Le Bihan), intenta no perder el sentido común en medio de tanta locura e irracionalidad.

CINEFILIA

Llegados a este punto, imposible olvidarnos de la magnífica "Doce del patíbulo" (Robert Aldrich, 1967), una película en la que el mayor Reisman (Lee Marvin), personaje que comparte audacia y rebeldía con el capitán Conan, recibe el encargo de asaltar una inexpugnable fortaleza nazi, a la cabeza de un insólito grupo formado por 12 presidiarios.


Estudioso del séptimo arte y cinéfilo empedernido, en esta película de Tavernier descubrimos la influencia de elementos relevantes en otras obras maestras del cine bélico, especialmente "La escuadrilla del amanecer" (Howard Hawks, 1930), con sus referencias a la inquebrantable amistad masculina, el compañerismo trabado por las viejas canciones que intentaban compartir las desventuras, la inquebrantable obligación del cumplimiento del deber y la apuesta por el sacrificio personal en aras del bien colectivo. Pero también de "Camino a la gloria" (Howard Hawks, 1936), ambientada en la guerra de trincheras, donde el personaje del teniente Denet (Fredric March) contempla incapaz cómo perecen sus soldados mientras trata de ganarse el amor de la bella enfermera Monique (June Lang) compitiendo con el capitán La Roche (Warner Baxter)

Además de la inspiración de Howard Hawks, recuperado y reivindicado por los cineastas europeos coetáneos de Tavernier, quizás también asimiló el influjo de "Cuatro de infantería - Westfront 1918" (Georg Wilhelm Pabst, 1930), la historia de cuatro soldados germanos que a finales de la Gran Guerra intentan sobrevivir en sus trincheras, resistiendo a duras penas las acometidas del ejército francés.


Por último, finalizada la contienda los desmovilizados regresaron a sus hogares, portando sus condecoraciones, sus traumas y sus cicatrices, debiendo incorporarse de nuevo a sus vidas cotidianas que en nada se parecían al pasado. Algo de esa amargura postbélica que atenaza al capitán Conan, que alejado de sus hazañas bélicas languidece poco a poco enfrentándose a una muerte cercana en su Bretaña natal, se encuentra presente en la recordada "El sargento York" (Howard Hawks, 1941), narración de la verdadera historia del sargento Alvin C. York (1887-1964), uno de los más reconocidos héroes nacionales estadounidenses por su audacia durante la Primera Guerra Mundial, personalizado para la ocasión por el inolvidable Gary Cooper, film donde se reconstruyen de forma realista y espectacular algunas de las más cruentas batallas del frente francés.

Y al igual que el maestro Howard Hawks destacó por sus innovaciones en los albores del cine sonoro, superando la austeridad y el hieratismo del cine mudo, el magistral empleo de la steadicam por Tavernier en "Capitán Conan" consigue sumergirnos como espectadores en el fragor de la batalla, convirtiéndonos en un combatiente más.



EL FRENTE ORIENTAL

Tras los dos primeros años de guerra, el conflicto se había estancado en el frente occidental. Los aliados decidieron abrir una brecha en Europa oriental, intentando que Alemania tuviera que desviar parte de sus efectivos para reforzar el Imperio Turco y sus coligados balcánicos.

Con la intención de asegurar el control de la Triple Entente sobre el Canal de Suez (especialmente por el Reino Unido), la batalla de Galípoli se libró en la península turca homónima, un punto estratégico en el mar Egeo; en el frente de los Dardanelos se desencadenó un enfrentamiento feroz que derivó en una auténtica carnicería, con más de 100000 muertos y medio millón de heridos. Como consecuencia, los eruditos identifican la férrea defensa otomana y la ulterior desaparición del imperio otomano con el nacimiento de la Turquía moderna bajo el liderazgo indiscutible de Mustafa Kemal Atatürk, condecorado militar que al frente de la 19ª División tuvo una destacada participación en la defensa de Galipoli.


Mustafa Kemal Atatürk (1881 - 1938)

CINEFILIA

Para la historia ha quedado la primera participación de Australia en un conflicto internacional, país independiente del imperio británico desde 1901, retratada en la gran pantalla en "Gallipoli" (Peter Weir, 1981), con Mel Gibson como Frank Dunne y Mark Lee como Archy Hamilton, adaptación moderna del clásico mito de Ifigenia en la Guerra de Troya, en el que centenares de jóvenes en lo mejor de sus vidas fueron enviados al matadero para ser sacrificados en los incomprensibles altares de la guerra.




La derrota de Winston Churchill, a la sazón primer Lord del Almirantazgo británico, que orquestó la calamitosa campaña, y de las tropas de la ANZAC (australianos y neozelandeses), dejó tras de sí secuelas cinematográficas de cuestionable éxito como "El maestro del agua" (Russell Crowe, 2014), si bien el enfrentamiento de los Dardanelos sería también objetivo de otros guionistas y directores cinematográficas: "Tell England" (Anthony Asquith, Geoffrey Barcas, 1931), el documental "Gelibolu" (Tolga Örnek, 2005), articulado a partir de los testimonios (cartas, diarios) de soldados turcos, australianos y británicos partícipes en la batalla, y "Çanakkale Yolun Sonu" (Kemal Uzun, Serdar Akar, Ahmet Karaman 2013), visión particular desde el bando turco.



Como curiosidad histórica, unos 400 soldados de origen chino pertenecientes a los Anzacs combatieron contra los turcos en Galípoli. Se trataba de algunos descendientes de aquellos aventureros chinos que llegaron a Australia a finales del siglo XIX, durante la fiebre del oro. Entre todos ellos destacó Billy Sing, un cazador de canguros de Queensland, de padre oriental y madre inglesa, reconvertido en el eficaz francotirador apodado por sus compañeros como "El Asesino". Fue condecorado en varias ocasiones y considerado un auténtico héroe de guerra, el verdadero y único responsable de entre 150 y 200 bajas turcas, liquidando de paso al letal tirador turco "Abdul el Terrible". Combatió posteriormente en el frente occidental, donde fue gaseado y herido en una pierna. Para su desgracia, murió en la pobreza y el olvido en Brisbane, en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial.



William Edward Billy Sing (1886 - 1943)

"Anzacs, la guerra de las antípodas" (Pino Amenta, John Dixon, George Miller, Ray Daley, 1985) es una reputada miniserie televisiva australiana que sigue las vidas de doce soldados de los ejércitos australiano y neozelandés durante la Gran Guerra, desde 1915 y la frustrada ofensiva de Galipoli, pasando por la guerra de trincheras en la batalla del Somme, hasta las triunfos contra los alemanes en 1917 y 1918, que decantaron finalmente el curso de la contienda.




Entre los actores que participaron en esta serie se encontraba el popular cómico Paul Hogan, más conocido para el público en general por sus interpretaciones del aventurero de "Cocodrilo Dundee" (Peter Faiman, 1986)

Finalmente, y dentro del apartado de las múltiples gestas estériles que tuvieron lugar durante la Primera Guerra Mundial, "Chunuk Bair" (Dale G. Bradley, 1992) es una película neozelandesa inspirada en la obra "Once on Chunuk Bair" (1982) del escritor y dramaturgo Maurice Shadbolt (1932 - 2004), el sacrificio del Regimiento Wellington de los Anzacs a la conquista del monte Chunuk, un intento de distracción de las defensas turcas sobre el grueso de la invasión británica en Gallipoli.



Conseguida su pírrica victoria, el destacamento coronel Connolly (Kevin J. Wilson) fue bombardeado con fuego amigo por la propia artillería británica. El resultado de la batalla de Chunuk supuso la pérdida de la mitad de los efectivos aliados (6000 soldados británicos y neozelandeses) y turcos (9200)

EL PABELLÓN DE LOS OFICIALES


- ¿Cómo es su nombre?
- Clémence...
- En la guerra no hay clemencia.


El teniente Fournier (Eric Caravaca) y Clémence (Géraldine Pailhas) en "El pabellón de los oficiales" (François Dupeyron, 2001)

O de cómo pasarse la totalidad de la Gran Guerra herido en un hospital. Más o menos es lo que le ocurrió al protagonista de "El pabellón de los oficiales", que acaparó 2 Premios César en 2001 (mejor actor secundario y mejor fotografía), aspirando a la Palma de Oro del Festival de Cannes como mejor película. 


Corría el mes de agosto de 1914, apenas 4 semanas iniciadas las hostilidades, cuando el joven teniente del cuerpo de ingenieros Adrien Fournier (Éric Caravaca) se incorporaba a la primera línea de combate. La explosión cercana de un obús le provocó graves heridas en el rostro desfigurándolo terriblemente: destrucción parcial del maxilar superior derecho, de la lengua, del paladar y parte de su nariz. Según los médicos que le atendieron en primera instancia, un tapón de barro alojado en su arteria lingual evitó que se desangrara.

Desde el campo de batalla, pasando por varios improvisados hospitales de campaña, el teniente viaja hasta París en unos primitivos transportes sanitarios carentes de cualquier cuidado y soporte sanitario. En tales condiciones, la mortandad entre los heridos es frecuente.

Llegado a su destino, comenzará un penoso peregrinaje durante de 5 largos años por las salas del Hospital Val de Grâce, donde otros militares heridos a duras penas intentan recuperarse física y psíquicamente.

En la posguerra, aproximadamente 6.5 millones de personas tuvieron que enfrentarse al futuro con algún grado de discapacidad, incluyendo aquellas mutiladas al 100%: ciegas, amputadas de una o más extremidades o con grandes cicatrices en el cuerpo y cara.

Eric Caravaca es el teniente Adrien Fournier


Generalmente, los críticos destacan la bella factura de esta película, si bien también le reprochan su apenas disimulado academicismo. Para contarnos las desventuras del teniente Fournier, el propio François Dupeyron escribió el guión de la película inspirándose en la novela homónina del escritor y cineasta francés Marc Dugain.


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Por la soledad, la imposibilidad de comunicarse, el aislamiento, las ideas autolíticas y ciertas imágenes oníricas, durante diversas escenas de la primera mitad de la película, resulta inevitable acordarnos de Joe Bonham (Timothy Bottoms) el soldado estadounidense herido durante la misma Primera Guerra Mundial, el protagonista de "Johnny cogió su fusil" (Dalton Trumbo, 1971), con su propia voz en off enumerándonos sus pensamientos y padecimientos. En esta etapa, el director hábilmente consigue hacernos partícipes de los sufrimientos del teniente desfigurado sin mostrarnos nunca su rostro. En el pabellón de los oficiales tampoco hay espejos.


Escena de "Johnny cogió su fusil" (Dalton Trumbo, 1971)

Solamente cuando el proceso de curación del protagonista se vaya completando podremos hacernos una idea real de la magnitud de sus lesiones. Es entonces cuando surge precisamente la evocación a otra referencia cinematográfica, "El hombre elefante" (David Lynch, 1980), fijando ahora la atención del espectador en todos esos hombres atormentados por sus grotescas apariencias.

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Durante su prolongada estancia hospitalaria, el teniente Fournier entabla una especial relación materno-filial con la enfermera Anäis (Sabine Azéma), que también tiene un hijo luchando en el frente de Las Ardenas. Esta prolífica actriz francesa encarnó a la aristocrática Iréne de Courtil, la protagonista de "La vida y nada más" (Bertrand Tavernier, 1989), así mismo ambientada en la inmediata posguerra mundial y en la que el Mayor Delaplane (Philippe Noiret) tiene el descomunal encargo de identificar a los millares de soldados franceses desaparecidos en combate. Tan solo en la batalla de Verdún fueron más de 160000.


La enfermera Anaïs (Sabine Azéma) despide al teniente Fournier (Eric Caravaca)

Uno de sus episodios más sangrientos de la Gran Guerra se desarrolló entre el 21 de febrero y el 18 de diciembre de 1916. Fue la batalla de Verdún, al noroeste de Francia, en la que chocaron sin piedad los ejércitos francés y alemán en una guerra de desgaste donde las trincheras y la artillería se convirtieron en los verdaderos protagonistas.

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"Verdún, visiones de una guerra" (Leon Poirier, 1928) es una de las primera películas mudas sobre este conflicto armado, una gema cinematográfica que intenta reproducir la famosa batalla, la más larga de la Primera Guerra Mundial, librada en territorio francés entre el 21 de febrero y el 18 de noviembre de 1916. Este drama - documental fue filmado 10 años después del cese de las hostilidades, con muy pocos actores profesionales y sobre los auténticos escenarios naturales (las ruinas de los fuertes Vaux y Douaumont), un verdadero homenaje a todos los soldados caídos, sin importar su nacionalidad.



Dos años más tarde, el propio director francés retomaría la misma batalla en "Verdun, souvenirs d´historie" (Leon Poirier, 1931).



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El abnegado papel cuidador de las enfermeras durante la Primera Guerra Mundial puede constatarse en películas como "Testamento de juventud" (James Kent, 2014), si bien quizás la más popular y recordada sea "El paciente inglés" (Anthony Minghella, 1996), ambientada en la Segunda Guerra Mundial.



"En el amor y en la guerra" (Richard Attenborough, 1996) redunda en este tipo de cuestiones, la historia de amor entre Ernest Ernie Hemingway (Chis O´Donnell) un joven conductor de ambulancias y futuro gran escritor, herido en una pierna durante el conflicto, y la enfermera polaca Agnes von Kurowsky (Sandra Bullock), encargada de su cuidado y rehabilitación.



Sandra Bullock y Chris O´Donnell protagonistas de "En el amor y en la guerra"

precisamente inspiradas por las experiencias bélicas de Hemingway y en su novela "Adiós a las armas" (1929), las dos versiones cinematográficas de (Frank Borzage, 1932) (Charles Vidor, John Huston, 1957), relatan aquella historia de amor entre el conductor de ambulancias y, en este caso, una enfermera inglesa. Gary Cooper y Rock Hudson encarnaron al protagonista Frederic, mientras Helen Hayes y Jennifer Jones lo hicieron con la enfermera Catherine.



DEFORMACIONES FACIALES

A pesar de que las heridas en el rostro (y sus efectos) han sido habituales en todos las conflagraciones, el uso generalizado de armas especialmente destructivas incrementó su incidencia de manera exponencial. Según estimaciones, unos 15000 soldados franceses recibieron graves heridas en el rostro entre 1914 y 1918.



En esta época, el cirujano neozelandés Harold Gillies (1882-1960), especialista en ORL, extendió el uso de la cirugía plástica para reparar las lesiones faciales en el Hospital Militar de Cambridge (a 60 Km de Londres). Después de la sangrienta batalla del Somme (1 de julio al 8 de noviembre de 1916), operó a unos 2000 soldados con mutilaciones faciales y mandibulares.


Harold Delf Gillies (1882-1960)

El Dr. Gillies, que además de la recuperación funcional intentaba corregir la apariencia estética del rostro, empleaba los tejidos propios del paciente para evitar el rechazo orgánico. Previamente se había interesado en las novedosas técnicas de injertos cutáneos que realizaba el afamado cirujano francés Hypolitte Morestin (1869-1919), profesor asociado de Anatomía en la Universidad de París.


Prof Dr. Hypolitte Morestin (1869-1919)

Finalizada la contienda, el Dr. Gillies se estableció en Inglaterra para perfeccionar sus técnicas de cirugía plástica y reconstructiva.



El cirujano militar (André Dussolleir), con su sempiterno lema "respirar bien y comer bien, para luego recuperarse", es el encargado de tratar los desgarros faciales del teniente Fournier y sus compañeros, se revela como un entusiasta de la cirugía plástica y reparadora.

Una de las múltiples intervenciones quirúrgicas a las que se somete el teniente Fournier es un aloinjerto óseo a partir de los huesos de un recién nacido, con la finalidad de recuperar parte de su maxilar destruido.

Dentro de las habilidades del insigne cirujano militar y su equipo, en esta película contemplamos como practica una rinoplastia a la italiana al aviador (Grégori Derangére), desfigurado por las espeluznantes quemaduras en el rostro y cuero cabelludo tras ser derribado por sus rivales alemanes en una escaramuza. 

Esta peculiar técnica se remonta a Gaspare Tagliacozzi (1545-1599). En 1568, dos años antes de finalizar sus estudios en la Universidad de Bolonia, comenzó a practicar con los cadáveres de los reos ejecutados custodiados por la hermandad homónima en el Hospital de la Muerte.


Método indio e italiano para una rinoplastia reconstructiva

Tagliacozzi había aprendido y mejorado la sistemática de los cirujanos sicilianos Gustavo y Antonio Branca, que en el siglo XV utilizaban injertos cutáneos de la parte medial del brazo para sus reconstrucciones nasales. Su obra capital, De Curtorum Chirurgia per Insitionem, fue escrita en 1597. 



Este método, tedioso y doloroso, obligaba al paciente a sostener un brazo con la palma de la mano fijada con vendas a la parte superior de la cabeza y con un colgajo de injerto cutáneo parcialmente descolgado de la cara interna del mismo brazo recubriendo el apéndice nasal reconstruido.

En las salas del pabellón de los oficiales también residen otros desfigurados faciales: el católico bretón Henri (Denis Podalydés), entretenido en tallar una imagen de la Virgen mientras se recupera, el malogrado Louis (Xavier de Guillebon) que se quita la vida después de sentir el rechazo de su propia mujer e hijos, y la enfermera Marguerite (Isabelle Renauld), sorda y herida tras la explosión de un obús en el hospital de campaña donde trabajaba. 

El dolor y las ideas autolíticas están presente en todo momento. La morfina, que escaseaba con demasiada frecuencia, constituía el único analgésico habitual.



Ante las terribles deformaciones de determinados rostros, resulta imposible no acordarnos del abominable Leatherface, protagonista de "La matanza de Texas" (Tobe Hooper, 1974) y sus secuelas.



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El mismo tipo de rinoplastia a la italiana es realizado por el Dr. Thackery (Clive Owen) en uno de los capítulos de "The Knick" (Steven Soderbergh, 2014-2015) para intentar recuperar la estética facial de una antigua amante, la bella Abigail Alford (Jennifer Ferrin), cuya nariz había sido devastada por la sífilis.

LOS MÉDICOS Y LA GUERRA

Así mismo, la Primera Guerra Mundial provocó el auge de la medicina militar. Alemania movilizó al 80% de los 33000 médicos disponibles a principios de 1914. En Francia, en 1915, 18000 galenos habían respondido al llamamiento a filas, mientras que en el Reino Unido, 11000 de 22000 médicos prestaron sus servicios en los campos de batalla a lo largo de tan feroz contienda.



Por su posición estratégica, a una distancia más o menos segura de los frentes de batalla, la isla de Malta quedó convertida en una gran hospital de guerra durante la Primera Guerra Mundial. Conocida entonces como "La enfermera del Mediterráneo", llegó a prestar atención a unos 136000 soldados heridos. Se estima que más de 8000 soldados visitaron el gimnasio de La Valetta convertido entonces en un centro hospitalario de reposo.



En abril de 1917, después del hundimiento de varios barcos hospitales por submarinos alemanes, el refugio maltés comenzó a considerarse inseguro, cerrándose muchos hospitales y trasladándolos a la vecina Grecia.

EL FUTURO DE LOS DESFIGURADOS

El final de la guerra provoca en Adrien Fournier cierta desazón. Finalizan los largos meses de hospitalización (1640 días), pero ahora deberá enfrentarse al resto de su existencia portando sobre su rostro (y en su ánimo) los costurones del conflicto. Ni siquiera la condecoración con la Legión de Honor parece no servirle de consuelo: para ser aceptado por los demás, primero habrá de aceptarse a sí mismo.

En enero de 1919, el primer ministro francés Georges Clemenceau (1841-1929), médico, periodista y político de profesión, se reunió con sus homólogos británico David Lloyd George, italiano Vittorio Emanuele Orlando y el presidente estadounidense Woodrow Wilson, en la Conferencia de Paz de París previa al Tratado de Versalles.

A estas reuniones, el mandatario francés invitó a 5 veteranos con importantes secuelas faciales (gueules casseés o "mandíbulas rotas") para concienciar a todo el mundo de los desastres de la guerra.



En 1927, en Moussy le vieux, en Seine et Marne, culminó un proyecto de acogida destinado a estos veteranos heridos. En esta institución residió el abuelo de Marc Dugain, el autor del libro que inspiró esta película.

Los críticos con este tipo de establecimientos no los entendieron como fraternidades de desfigurados, sino como una cruel manera de exclusión social, financiadas con parte de la recaudación de la lotería nacional francesa.

Centrada en esta temática, existe una novela de la escritora Sophie Delaporte titulada precisamente "Les gueules casseés", así como una asociación específica de afectados, L´Union des Blessés de la Face et de la Tête.


LAS PRÓTESIS FACIALES

Además del desarrollo de prótesis para las extremidades amputadas, en las que los Estados Unidos y Alemania tuvieron un papel preponderante, los ojos de vidrio y demás prótesis faciales permitieron llevar una vida más normal a sus deformados dueños, como por ejemplo una placa de cobre galvanizado y convenientemente decorado para ocultar el espacio vacío donde antes estuvieron una órbita ocular y su vecino hueso maxilar.



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Uno de estos personajes más emblemáticos corresponde a Richard Harrow (Jack Huston), que apareció en varios capítulos de la exitosa televisiva "Broardwalk Empire" (2010-2014), quién sabe si incluso merecedor él mismo de una serie personalizada.



Frío y eficaz asesino, este veterano estadounidense de la Primera Guerra Mundial regresó a casa con una prótesis facial que cubría su rostro ausente de pómulo, boca y ojo izquierdos.

ARVO PÄRT: SPIEGEL IM SPIEGEL

Esta pieza del popular compositor letón se convierte en el fondo musical de diversas escenas de "El pabellón de los oficiales"


LOS UNIFORMES FRANCESES DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

En "La France" (Serge Bozon, 2007), la protagonista es una mujer, Camille (Sylvie Testud), que parte al frente a la búsqueda su marido en el otoño de 1917. Para ello no duda en enfundarse el particular uniforme del ejército francés mientras es acogida como un soldado más por una patrulla de desertores que huyen de los horrores de una guerra cruel, estancada en las trincheras.




Hablando de uniformes, existe una circunstancia particular que nos ha llamado la atención tras analizar con detenimiento "Senderos de gloria", "Capitán Conan" y "El pabellón de los oficiales". Se refiere a la fidelidad histórica con la que los directores, y sus respectivos encargados de vestuario, consiguieron un producto convincente y realista.

En el año 1914, los soldados franceses se equipaban con pantalones rojos y casacas azules, tocados con sus característicos quepis, en este caso rojos con franjas azul oscuro para la infantería, y azules oscuros para la artillería. Durante la Primera Guerra Mundial, los franceses utilizaron el modelo de quepis de 1886.



Tan colorido uniforme, que podemos constatar en varias escenas de "El pabellón de los oficiales", resultó fatídico para las tropas francesas, pues sus posibilidades de camuflaje eran prácticamente nulas. Por este motivo, durante los primeros meses de la conflagración su número de bajas resultó desorbitado. Además el vivo color rojo de los quepis debía ser enmascarado por unas fundas de color gris azulado. En 1915, con la adopción del uniforme gris azulado y el casco Adrian M15, el quepis quedó relegado a gorro cuartelero y de la oficialidad.


El quepis de los spahis, era de color azul claro; eran éstas tropas marroquíes reclutadas en 1914 por el general Hubert Lyautey, y que combatieron en la Primera Batalla del Marne para ser posteriormente destacadas en el frente oriental (PogradecSkumbi, Bosnia, Uskub y el Danubio).

En "Capitán Conan", los uniformes de la tropa son de color mostaza, tal y como correspondían a la infantería colonial. El capitán Conan, tocado con boina, viste el uniforme azul marino correspondiente al cuerpo de cazadores alpinos, con la corneta como identificativo característico bordado en el cuello de su guerrera.



Advertimos también en este mismo film la presencia de soldados senegaleses, probablemente pertenecientes al cuerpo del ejército colonial conocido como tiralleurs. En la Gran Guerra participaron unos 200000 de estos efectivos, más de 135000 en el frente europeo, contabilizando unas 30000 bajas. Regimientos similares se crearon con soldados árabes y bereberes de Argelia y Túnez, así como con soldados de la Indochina francesa (vietnamitas, tonkineses o annamitas), algunos de los cuales aparecen en "La vida y nada más" (Bertrand Tavernier, 1989).

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Fuera del ámbito histórico que nos ocupa, pero relacionado con estas tropas especiales, la cruel represión sufrida por un grupo de tiralleurs senegaleses que retornaban a casa después de haber combatido en la Segunda Guerra Mundial constituye el argumento de "Campo de Thiaroye" (Ousmane Sembene, Thierno Faly Sow, 1987), galardonada con el Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia.



LAS PATOLOGÍAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Tras el repaso pormenorizado de las tres películas, podemos tener una idea aproximada de las patologías más frecuentes que afectaron a los combatientes de uno y otro bando.

Haciendo un aparte de todas aquellas heridas y lesiones traumáticas provocadas por disparos, explosiones y nubes de gases venenosos, también nos hemos encontrado con:

1.- NEUROSIS DE COMBATE: conocida por otros diversos nombres (corazón del soldado, shock de las trincheras o fatiga de la batalla), si bien no fue una novedad ni una exclusiva de este conflicto, la magnitud y brutalidad del mismo provocó tal cantidad de víctimas como para reclamar una atención especial sobre esta patología psiquiátrica.

En "Senderos de gloria" podemos contemplar uno de estos casos, el de un soldado bloqueado por el pánico que apenas consigue responder coherentemente a las preguntas que le plantea su general. Otros casos similares aparecen en "Capitán Conan", combatientes que se quedan paralizados en el campo de batalla, incapaces de avanzar o retroceder, atenazados por el miedo a morir, a quedar lisiado por el efecto devastador de armas hasta entonces poco conocidas, y deseando huir de la zona de combate. 



Muchos de estos síntomas (incapacidad para razonar, dormir, caminar o hablar),  fueron atribuidos erróneamente al efecto de las explosiones y los bombardeos, si bien una mayoría de estos casos terminaron acusados, degradados e incluso ejecutados, cumpliendo las sentencias de los consejos de guerra, siendo estrictamente juzgados por cobardía y desobediencia de sus superiores.

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El guión de "Regeneration" (Gilles MacKinnon, 1997) está basado en la novela homónima de la escritora británica Patricia Barker, escrita en 1991, y que forma parte de su particular trilogía dedicada al médico Williams Rivers y a intervención durante la Primera Guerra Mundial.



Esta película nos conduce por las historias de varios soldados británicos internados en hospitales por sus problemas emocionales; dos de ellos, los tenientes Wilfred Owen (Stuart Bunce) y Siegfried Sassoon (James Wilby) fueron dos de los poetas británicos más famosos de la época. El papel del capitán Rivers corre a cargo del veterano actor galés Jonathan Pryce.

"War Requiem" (Derek Jarman, 1989) es una película sin diálogos, que sigue la música y las letras del War Requiem del compositor y director de orquesta Benjamin Britten (1913 - 1976), y que incluye precisamente varios poemas escritos por Wilfred Owen en los que describe los horrores vividos como combatiente durante la Primera Guerra Mundial.



2.- PALUDISMO: en el frente oriental, el número de bajas por enfermedades superó a las provocadas por heridas. En "Capitán Conán" contemplamos como un soldado se estremece ostensiblemente debido la fiebre palúdica. En otra escena, un mando le pregunta a sus soldados si se han tomado la quinina, el fármaco antipalúdico más eficiente en aquellos momentos, si bien no fue sintetizada con éxito hasta 1918.

3.- DISENTERÍA Y CÓLERA: en una descriptiva escena de "Capitán Conan", varios soldados en formación van abandonando sigilosamente sus filas para defecar detrás de un muro en una zanja. El propio oficial finge que su hueste padece cólera para ser aislados en un hospital y disfrutar de mayor libertad de movimientos.

En realidad, el primer gran brote de cólera afectó a los soldados de infantería del X Cuerpo del ejército italiano en 1915. En un mes aproximadamente, la enfermedad se extendió por el frente, detrás de las líneas y entre la población civil. Finalizó en 1916, infectando a más de 16500 prójimos y llevándose por delante la vida de 4500 de ellos.

Respecto a la disentería, en 1915 el capitán William Broughton-Alcock, de la Armada Real Británica, trabajaba como médico en el Grand Hotel de Wimereux, convertido en un hospital militar en la costa francesa. Después de atender a varios soldados afectados por disentería, aisló la bacteria Shigella flexneri en muestras de los enfermos.

En "Capitán Conan" se culpa de la propagación de la disentería entre las tropas francesas destacadas en el frente búlgaro al suministro de carne de conejo australiano. Al respecto, existe un tipo específico de tularemia tifoidea, una forma grave y poco frecuente de la enfermedad causada por la bacteria Francisella tularensis, que puede infectar a los roedores y conejos (entre otros animales), y que cursa con fiebre elevada, cansancio extremo, neumonía, vómitos y diarrea. El remedio que el Capitán Conan propone a sus compañeros con diarrea es el Pernod, una marca especial de anís francés.

Años más tarde, durante la Segunda Guerra Mundial, los rusos utilizaron la tularemia como arma de guerra contra el ejército alemán durante la batalla de Stalingrado, empleando ratas enfermas asustadas con fuego como vehículo de transmisión de esta enfermedad.

4.- PIE DE TRINCHERA: en el frente occidental sobre todo, mientras los soldados debían pasar largos períodos de tiempo atrincherados, la lluvia, la suciedad, el frío, las ratas y los restos cadavéricos en descomposición infectaban el suelo anegado de agua y fango. Conocido también como pie de inmersión, el calzado de las tropas, ya de por sí desnutridas, se mantenía permanentemente empapado.



Los pies rojos, edematizados, incluso cianóticos en estados más avanzados, se cubrían de lacerantes ampollas y focos supurativos y necróticos. Estas infecciones podían derivar en una gangrena del miembro afectado, que ineludiblemente terminaba siendo amputado en aquellos precarios hospitales de campaña.




En "Senderos de gloria" apreciamos como varios tramos de las trincheras cuentan con un piso de madera, colocado como recreación histórica para evitar precisamente los suelos encenagados. Esta circunstancia no se objetiva en "Capitán Conan".

5.- FIEBRE DE TRINCHERA: junto a las ratas, las plagas más odiadas por los soldados en las trincheras eran los piojos. Esta patología está causada por la bacteria Bartonella quintana, actuando como vector el insecto (Pediculus humanus corporis).



Tras un periodo de incubación de 2 semanas, los síntomas más frecuentes eran fiebre elevada, de unos 5 días de duración, cefaleadolores en las piernas que obligaban a retirar al combatiente del frente para tratarlo en el hospital de campaña.

Para tratar la infestación por piojos, los soldados se aplicaban cresoles, compuestos químicos muy irritantes para la piel, y que en la actualidad son componentes de desodorantes, desinfectantes y plaquicidas.

6.- FIEBRE TIFOIDEA: a comienzos del siglo XX, la vacuna contra esta enfermedad todavía se encontraba en fase de investigación. El ejército británico conocía muy bien las consecuencias del tifus en la Segunda Guerra Anglo-Boer (1899-1902), implantó un programa pionero de vacunación de sus tropas, reduciendo espectacularmente su incidencia a 1 afectado de cada 1000 soldados. Sin embargo los franceses, que tardaron casi un año en implantar esta vacunación, entre 1914 y 1915 contabilizaron más de 100000 casos y 14500 fallecidos.

7.- SÍFILIS Y OTRAS ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL (ETS): la mejor prevención era la continencia sexual, algo muy difícil de exigir a unos soldados sometidos a la crudeza de la guerra. En "Capitán Conan" vemos cómo los protagonistas presumen de sus conquistas, especialmente entre las mujeres griegas y rumanas. Los sacerdotes militares, como el Pére Dubreuil (Claude Brosset) en "Capitán Conan", también intentarían hacer su trabajo preventivo.



En realidad, la ausencia de antibióticos representó un problema fundamental para el tratamiento de todas las enfermedades infecciosas. En el caso de las ETS, muchos soldados prefirieron sufrir en secreto sus síntomas, pues los tratamientos de la época eran penosos: inyecciones diarias de arsénico, mercurio o ambas durante 50 días para la sífilis, o irrigaciones uretrales con permanganato potásico dos veces al día durante 6 semanas para la gonorrea.



Algunas estimaciones refieren que tan sólo el ejército estadounidense perdió el equivalente a 8 millones de jornadas porque el 10% de los ingresados en sus hospitales lo fueron por la sífilis.

8.- LA GRIPE: la epidemia de gripe de 1918 está considerada como la pandemia más devastadora en la historia de la humanidad; se contagiaron 500 millones de personas, de las cuales, fallecieron entre 40 y 100 millones.



La historia determina que el caso cero de esta pandemia fue el soldado de cocina Alfred Gitchell, que el 4 de marzo de 1918 comenzó a sentirse mal en su acuartelamiento de Fort Riley (Kansas). Esa misma noche se registraron 107 casos más, y al final de la semana, eran ya 552 los afectados.

Originada en los campamentos militares estadounidenses en marzo de 1918, en agosto se trasladaría a Europa por el puerto de Brest, la principal puerta de entrada de estas tropas norteamericanas en el Viejo Continente. La rápida propagación de la gripe por los campamentos militares consiguió poner en un segundo plano las demás cuestiones bélicas.



En "Capitan Conan", el protagonista intenta convencer a un oficial médico para que declare a su tropa en cuarentena debido a la gripe, en otro intento de evadirse del control general del ejército francés.

LA SANIDAD DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y SUS INFLUENCIAS

El frente occidental, que se extendió entre las frontera suiza y las orillas del Canal de la Mancha, incluyendo Bélgica, estaba tachonado de trincheras y zanjas situadas en lo que antaño fueron terrenos agrícolas abonados con abundante estiércol, una fuente abundante de bacterias causantes de la gangrena húmeda. La primera vacuna eficaz contra el tétanos data de 1914.

Ante la ausencia de antibióticos, ya que la penicilina no sería descubierta hasta 1928, la solución de Carrel - Dakin o líquido de Dakin (solución acuosa tamponada de hipoclorito sódico diluida al 0.45 - 0.5% y ácido bórico al 4%)) constituía el antiséptico más usado en la época para la limpieza de las heridas de guerra. El cloro es un potente agente germicida.



Los doctores Henry Dakin (1889 - 1952) y Alexis Carrel (1873 -1944)

De todas maneras, la tosquedad de aquellos primeros antisépticos químicos solía provocar irritaciones y complicaciones en las curas, pues dañaban las propias defensas del organismo frente a las infecciones. Para reducir estos indeseables efecto secundarios, la solución de Carrel - Dakin se modificó reduciendo la concentración de hipoclorito por debajo del 0.25% y se mezcló con bicarbonato de sodio al 5% o con ácido bórico. En "Capitán Conan" un médico militar francés intenta averiguar qué tipo de antiséptico emplea un colega suyo del ejército británico.




Rodilla de un soldado estadounidense herido durante la Primera Guerra Mundial
tratada con una irrigación de la solución de Dakin - Carrel

El riesgo de gangrena, junto a los destrozos vasculares y nerviosos causados por las heridas y fracturas anfractuosas, obligaban a las amputaciones precoces de los miembros afectados.



Y como comentábamos anteriormente respecto a las prótesis faciales, la investigación y desarrollo en la fabricación de prótesis para piernas y brazos resultó una industria muy productiva durante la propia Gran Guerra y la inmediata posguerra.



El profesor doctor Luis Agote (1868 - 1954)

Respecto a las transfusiones, en 1914 el médico argentino Luis Agote y el analista Luis Imaz fueron los primeros en realizar transfusiones de sangre indirectas, evitando que la sangre se coagulara en el recipiente que la contenía. Para ello emplearon el citrato de sodio, que evitaba la formación de coágulos, sustancia inocua para el organismo. Con anterioridad a este hallazgo y a la posibilidad de transfundir sangre a los soldados heridos, se empleaba una solución salina para evitar los daños del shock hipovolémico.

Complementariamente, se fueron creando bancos de sangre y plasma para facilitar las transfusiones incluso en el mismo frente. Sería el capitán Oswald Robertson (1866 - 1966), nacido en el Reino Unido y emigrado a los EEEUU junto a su familia, el creador del primer banco de sangre en el frente occidental.



EL CINE DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL 

Sin demasiadas discusiones, la creación del denominado cine bélico pudo ser una sustancial consecuencia artística de la Primera Guerra Mundial, con la consagración de esa serie de elementos persistentes en nuestro cine contemporáneo, bien es cierto que en la mayoría de los casos impuestos por el gusto de Hollywood: orígenes novelescos, amores rotos por el conflicto, maltrato de civiles, y sobre todo consagración del espectáculo al recrear los episodios bélicos más destacados.

La producción cinematográfica inspirada por tan magno conflicto bélico resulta menor si la comparamos, por ejemplo, con la Segunda Guerra Mundial y quizás incluso con la Guerra del Vietnam. Aún así, ni siquiera la Nouvelle Vague fue capaz de mantenerse ajena al influjo inspirador de la Gran Guerra. En "Jules y Jim" (François Truffaut, 1962) dos  jóvenes amigos, el francés Jim (Henri Serre) y el austríaco Jules (Oskar Werner), comparten el amor por la misma mujer, Catherine (Jeanne Moreau) en un drama sentimental desarrollado antes, durante y después de la Primera Guerra Mundial.



Superada esta premisa, hagamos un repaso pormenorizado por este catálogo de cintas entre las más interesantes y representativas:

"Corazones del mundo" (David W. Griffith, 1918) fue filmada con la intención de apoyar la participación estadounidense en la Primera Guerra Mundial. Excesivamente simple y convencional, destaca sobre todo la presencia de Erich von Stroheim encarnado uno de sus característicos oficiales prusianos.



"Armas al hombro" (Charles Chaplin, 1918), mediometraje estadounidense protagonizado por el propio director y ambientado en el frente francés y la guerra de trincheras. Exitosa comedia muda antimilitarista, censura las mentiras de la guerra. Fue sonorizada entre 1930 y 1940.



Durante la filmación, el propio Chaplin participó activamente en la campaña para recaudar fondos bélicos estadounidenses. La consideración que su película tuvo también como sátira de las "películas de hunos", que tan en boga estuvieron en el cine francés prebélico, le acarreó serios problemas de distribución, especialmente en Alemania; de hecho consiguió exhibirse en la República Federal de Alemania a principios de los años 70 del pasado siglo XX.

"Yo acuso" (Abel Gance, 1919) representa otro encendido alegato antibelicista. El magistral cineasta francés retomó esta misma fábula 20 años después en un remake sonoro que no alcanzó las altas cotas de la primera película




Romuald Joubé y Sévrin-Mars con Jean Díaz y François Laurin 
en "Yo acuso" (Abel Gance, 1919)

En la primera versión, algunas escenas provocaron un gran descontento entre los espectadores, a los que no les gustó contemplar cómo los soldados franceses muertos se levantaban de sus tumbas mientras el mítico héroe galo Vercingetorix visitaba las trincheras para arengarlos. En la segunda versión de 1922, el guión fue modificado y culminó con una gran victoria final de los franceses (Faulstich W, Korte H. Cien años de cine. Una historia del cine en cien películas. Volumen I. 1895 - 1924. Desde los orígenes hasta su establecimiento como medio, página 366, Siglo XXI de España Editores, S.A. 1997)

"Los cuatro jinetes del apocalipsis" (Rex Ingram, 1921) constituyó un éxito rotundo en las pantallas cinematográficas. Inspirada en la novela homónima que en 1916 había publicado el escritor español Vicente Blanco Ibáñez, nos presenta la historia de dos familias originadas en la misma rama y su enfrentamiento fratricida durante la Primera Guerra Mundial. La versión de la novela traducida al inglés fue el libro más vendido en 1919 en los EEUU, de ahí su interés despertado para la industria cinematográfica.



Existe una adaptación posterior con el mismo título (Vicente Minelli, 1962), protagonizada por Glenn Ford, Ingrid Thulin y Charles Boyer.



"El gran desfile (The Big Parade)" (King Vidor, 1925) es otra película muda considerada una de las cumbres del cine bélico, desbordante de humanismo y lirismo y donde unos muchachos se alistan para combatir en una guerra brutal completamente alejada de sus ideales juveniles.



"Alas" (William A. Wellman, 1927) es un drama bélico mudo que constituye un homenaje a la aviación, quizás la innovación bélica más decisiva en la Gran Guerra (junto a los submarinos). Respecto a los combates subacuáticos, en "El espía negro" (Michael Powell, 1939), el capitán Hardt (Conrad Veidt), comandante de submarinos alemanes, es enviado por sus superiores al archipiélago de las Orcadas (Norte de Escocia) para atacar la flota británica fondeada en Scapa Flow. Años más tarde, "U-47 Comandante Prien" (Harald Reinl, 1958) es un film germano occidental que nos muestra las hostilidades entre el navío de guerra británico Royal Oak y el submarino alemán U-47, comandado por el capitán Günther Prien (Dieter Eppler), durante la Segunda Guerra Mundial.



Retomando al intrépido cineasta William A. Wellman, para explotar el recurso de la historia de amor truncada una vez más por la guerra, la Paramount encargó la dirección de "Alas" al único cineasta de Hollywood con experiencia militar durante la Primera Guerra Mundial, primero como conductor de ambulancias en la Legión Extranjera y más tarde como piloto de combate en la famosa Escuadrilla Lafayette. Probablemente aprovechó su paso por la Legión Extranjera para dirigir en 1939 la primera de las tres versiones de "Beau Geste", protagonizada por Gary Cooper, Ray Milland y Robert Preston.



Por cierto, dos actores del elenco de "Wings", Richard Arlen y John Monk Saunders, también habían prestado servicio como aviadores militares durante la Gran Guerra.



"Wings" fue el primer film galardonado con el Óscar a la mejor película, que comenzó a otorgarse en 1929, así como la primera película de la historia del cine en la que aparecen dos hombres besándose y una de las pioneras en presentar desnudos en la gran pantalla.

"La escuadrilla Lafayette" (William A. Wellman, 1958) retomó las aventuras de los jóvenes aviadores estadounidenses alistados en las Fuerzas Aéreas Francesas, esta vez protagonizada por Tab Hunter como el piloto Thad Walker.



Precisamente las aventuras de la intrépida Escuadrilla Lafayette fueron de nuevo llevadas a la pantalla cinematográfica en "Flyboys: Héroes del aire" (Tony Bill, 2006) con James Franco encarnando al protagonista, el joven piloto Blaine Rawlings.



En 1930, el enigmático e insólito Howard Hughes invirtió más de 3 años de trabajo y unos 4 millones de dólares en el rodaje de "Los ángeles del infierno", un singular y taquillero cóctel cinematográfico de aventuras bélicas y dramas amorosos, con ese especial triángulo formado por los hermanos Rutledge, Monte (Ben Lyon) y Roy (James Hall), que dejaron la placidez de Oxford para alistarse durante la Gran Guerra en el Cuerpo Aéreo Británico, junto a la carismática Jean Harlow en el papel de la deseada Helen.



Como apunte cinéfilo, "El aviador" (Martin Scorsese, 2004) contiene, entre otras muchas virtudes, escenas la génesis de "Los ángeles del infierno".

No podemos olvidarnos de "La patrulla del amanecer - The Dawn Patrol" (Edmund Goulding, 1938), un remake del clásico homónimo dirigido en 1930 por Howard Hawks, y protagonizado en esta ocasión por Errol Flynn, Basil Rathbone y David Niven como miembros de la aviación británica durante la gran conflagración.


  
Si bien la filmografía bélica aérea ocuparía seguramente todo un capítulo aparte, destacaremos aquí varios títulos, varios relacionados con la figura histórica de Manfred von Richthofen (1892-1918), indiscutible as de ases de la aviación alemana, alistado primero en la caballería y más tarde piloto de observación en el frente oriental, y que consiguió derribar 80 aparatos enemigos antes de caer abatido el 21 de abril de 1918 en las inmediaciones de Vaux-sur-Somme, al norte de Francia.

"El barón rojo" (Roger Corman, 1971) está protagonizada por el espigado actor estadounidense John Phillip Law, mientras que Don Stroud encarnó al capitán Roy Brown, el supuesto causante de su derribo. En realidad, todavía se debate si el as alemán fue realmente abatido por el capitán canadiense, o si más bien fue derribado desde tierra por los disparos de un humilde soldado de infantería australiano, William John "Snowy" Evans, fallecido en 1925 sin llegar nunca a saber el alcance de su hazaña.



Con el mismo argumento y protagonista, "Der rote Baron" (Nikolai Müllerschoen, 2008) es un film germano concentrado en las hazañas bélicas de un héroe tan especial, y que recibió su apodo por la costumbre de pintar de rojo sus aeroplanos, para ser reconocido y temido por sus enemigos. En esta ocasión, el papel protagonista corrió a cargo del popular actor alemán Matthias Schweighöfer



Pero no todos los aviadores alemanes provenían de la aristocracia, como el Barón Rojo. En "Las águilas azules" (John Guillermin, 1966), el teniente Bruno Stachel (George Peppard) consigue convertirse en un as de la aviación a pesar de su humilde extracción, y conquistar el Águila Azul, la máxima condecoración aérea alemana. Completan el elenco de esta película James Mason como el general Conde von Klugermann y Ursula Andrews como su escultural esposa Kaeti, los otros 2 vértices de un particular triángulos amoroso.



A lo largo de su carrera cinematográfica, John Guillermin dirigió otros filmes bélicos como "Cañones en Batasi" (1964), una aventura colonial británica, o "El puente de Remagen" (1969), encuadrada en la Segunda Guerra Mundial.

Frente a los experimentados aviadores alemanes, en muchas ocasiones los aliados tuvieron que echar mano de pilotos más bisoños. Así, en "Ases del cielo" (Jack Gold,1976), el joven oficial Gresham (Malcolm McDowell) es destinado al frente occidental recién salido de la Academia Militar, para enfrentarse a la aviación alemana, con escasas posibilidades de supervivencia.



En analogía, "El aguila y el halcón" (Stuart Walker, 1933), es una película protagonizada por el estimado Cary Grant junto a Fredric March y Jack Oakie, tres novatos que se ofrecen para combatir durante la Primera Guerra Mundial al lado de los aviadores británicos de la Royal Air Force.



Pero los ases del cielo no son siempre tan ejemplares. En "La gran ruta hacia China" (Brian G. Hutton, 1986), Patrick O´Malley (Tom Selleck), un veterano piloto de biplanos durante la Primera Guerra Mundial con serios problemas con la bebida, afronta el encargo de encontrar en Asia a un empresario, inventor y aventurero desaparecido sin dejar rastro.




Bess Armstrong y Tom Selleck protagonizan "La gran ruta hacia China"

No solo aviones surcaron los cielos de la Primera Guerra Mundial. En "Zeppelin" (Etienne Perier,1971) el oficial escocés Geoffrey Ritcher-Douglas (Michael York) se debate en 1915 entre su lealtad a la corona británica y el afecto por sus ancestros bávaros maternos. A bordo del viaje inaugural de un poderoso dirigible alemán, se verá envuelto en una peligrosa misión de guerra rumbo a Escocia. Una espléndida Elke Sommer encarnó a Erika Altschul, la protagonista femenina.



Descendiendo a pie de tierra, "Sin novedad en el frente" (Lewis Milestone, 1930), un excepcional catálogo de secuencia inolvidables, fue así mismo galardonada con varios premios Óscar: al mejor director y a la mejor película. Basada en la famosa novela de Erich María Remarque, representa otro hito del cine bélico por su acentuada crítica antibelicista, plasmada en la degradación progresiva que un grupo de jóvenes soldados alemanes va experimentando durante el desarrollo del conflicto bélico en el frente occidental.



La novela fue escrita desde la perspectiva alemana, y la película está protagonizada por Lew Ayres como Paul Bäumer, Louis Woilheim como Stanislaus Katczinsky y John Wray como Himmelstoss.

En 1979, el director Delbert Mann realizó un remake para la TV con guión de Paul Monash, protagonizado por Richard Thomas como Paul, Ernest Borgnine como Katcsinsky e Ian Holm como Himmelstoss.




El escritor alemán Erich Maria Remarque (18989 - 1970) durante la Gran Guerra

"La tierra de nadie (Niemandsland)" (Victor Trivas, 1931) posee la originalidad de contarnos las historias de 5 soldados procedentes de 5 ejércitos diferentes y que se encuentran en la misma trinchera, en tierra de nadie, debatiendo sobre lo absurdo de las guerras: un carpintero berlinés, un mecánico parisino, un oficial inglés, un sastre sordomudo judío y un bailarín de color, el único que entiende las lenguas de los demás.



"Die andere Seite (The other site)" (Heinz Paul, 1931) es una película alemana que detalla las tribulaciones del capitán Stanhope (Conrad Veidt), comandante de una compañía británica que combate contra los alemanes, y su particular relación con el joven teniente Raleigh (Wolfgang Liebeneiner), mientras trata de mantener su dignidad como soldado ejemplar luchando contra los traumas del alcoholismo y la desesperación.



En realidad, esta película germana es la versión de "Journey´s End" (James Whale, 1930), ambientada en Francia en 1917 y centrada en las preocupaciones del alcohólico capitán Denis Stanhope (Colin Clive). Existe un remake (Saul Dibb, 2017), ambientado en 1918 en las trincheras ocupadas por el ejército británico en el departamento francés de Aisne, donde presenciamos cómo el oficial Stanhope se va desintegrando psicológicamente a la espera de un nuevo destino.



"Suburbios (Okraina)" (Boris Barnet, 1933) es un drama bélico soviético, una de las piezas maestras de su cine sonoro, cuyo argumento transcurre en un pequeño pueblo entre 1914 y 1917. A lo largo de su metraje descubrimos diversos sentimientos y emociones, desde el amor patriótico, pasando por el nacionalismo, hasta el horror de los soldados destacados en el frente. Cabe recordar que la entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial como aliada de la Triple Entente contra los imperios centrales, supuso un duro golpe para un ejército mal pertrechado y organizado, que sucumbió a múltiples derrotas a manos de los alemanes, con dolorosas pérdidas materiales y territoriales, y que hubo de movilizar 15 millones de soldados, de los cuales un tercio acabó pereciendo.



"Tannenberg" (Heinz Paul, 1932) es una coproducción germano - helvética protagonizada por Hans Stüwe, Käthe Haak y Jutta Sauer basada en la famosa batalla que enfrentó a los ejércitos ruso y alemán en agosto de 1914. El descalabro ruso y sus posteriores derrotas dejaron a su ejército en una situación extremadamente delicada hasta la primavera de 1915. Si bien el enfrentamiento tuvo lugar a unos 30 kilómetros del actual emplazamiento polaco, los mandos militares alemanes le dieron ese nombre propagandístico para contrarrestar el infausto recuerdo de aquella otra batalla homónima, sucedida en 1410, y donde los caballeros de la Orden Teutónica fueron derrotados por una coalición polaco-lituana. Mientras los alemanes, comandados por el mariscal de campo Paul Von Hindenburg (1847-1934), sufrieron alrededor de 12000 bajas y heridos, los rusos perdieron cerca de 150000 hombres. Esta deshonrosa derrota supuso además el suicidio del general Aleksandr Samsónov (1859-1914), incapaz de enfrentarse a la reprobación del Zar Nicolás II.



Estrenada en agosto de 1932, representó todo un símbolo para el régimen nazi, y la antítesis de la antibelicista "Westfront 1918" (Georg Wilhem Pabst, 1930). En 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, una nueva batalla tendría lugar en el entorno de Tannenberg. "1944" (Elmo Nüganen, 2006) es el título de un film donde soldados estonios alistados con el ejército rojo se ven obligados a combatir contra sus propios compatriotas, pertenecientes a las tropas de las SS nazis.



De todas las maneras, no todo fueron derrotas para los rusos. La batalla de Sarikamis supuso una de sus más sonadas victorias frente al ejército otomano. Fue la primera y la mayor batalla de la denominada Guerra del Cáucaso: 35000 bajas rusas de 100000 efectivos y 77000 muertos entre los 90000 turcos. En este momento histórico está ambientada la película turca "120" (Özhan Eren, Murat Saraçoglu, 2008), donde los desastres de la guerra en la retaguardia, el reclutamiento juvenil y el conflicto entre Turquía y Armenia se encuentran presentes.



Una año antes, "Son Osmanli Yamdim Ali - The Last Ottoman:Knockout Ali" (Mustafa Sevki Dogan, 2007) nos remite a la ocupación aliada de Estambul en la inmediata posguerra mundial. Yamdim Ali (Kenan Imirzalioglu), un pícaro ex combatiente turco conoce a Mustafa Kemal Ataturk (Alican Yücesoy), dispuesto a liderar la resistencia contra las tropas invasoras desde Anatolia.




 Kenan Imirzalioglu es Yamdim Ali

Hemos visto como los límites de la Gran Guerra rebasaron ampliamente las fronteras europeas. La gran conflagración se vivió también en el continente africano, y el cine lo ha reflejado en películas como la inolvidable "La reina de África" (John Huston, 1951), con el peculiar capitán Charlie Allnut (Humphrey Bogart) y la tenaz misionera Rose Sayer (Catherine Hepburn) huyendo de alemanes a bordo de un destartalado cascarón de madera, "Los fusileros reales de África" (Lesley Selander, 1953), en la que un cargamento de ametralladoras es robado al ejército británico en Mombasa (Kenia) mientras el protagonista (Louis Hayward) trata de evitar que caigan en manos del ejército alemán, "Gritar al diablo" (Peter Hunt, 1976), las aventuras del coronel irlandés O´Flynn (Lee Marvin) y un estirado aristócrata británico, Sebastian Oldsmith (Roger Moore), a la procura del comercio de marfil en una colonia alemana de África Oriental.



Con la vertiginosa ascensión de los regímenes políticos totalitarios en Europa, durante la década de los años 30 el interés por la Gran Guerra fue decayendo progresivamente, aunque el cine se fijó de nuevo en ella para producir otra obra excepcional como "La gran ilusión" (Jean Renoir, 1937), las vivencias de un grupo de prisioneros franceses en un campo de concentración alemán. Fue protagonizada por Jean Gabin como el teniente Maréchal, Pierre Fresnay como el capitán de Boeldieu y el inolvidable Erich von Stroheim como el capitán von Rauffenstein.



Este film goza del privilegio de haber sido declarado enemigo cinematográfico nº1 por el ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels.

Retomando la filmografía soviética, "El Don apacible" (Sergei Gerasimov, 1957) es una epopeya bélica de 6 horas de duración en el corte original del director, basada en la novela del escritor Mijail Shólojov, sobre la vida de los cosacos del Don entre 1912 y 1922. El personaje principal es Grigori Melekhov (Pyotr Glebov), debatiéndose entre los dos grandes amores de su vida, mientras se suceden la Primera Guerra Mundial, la Revolución soviética y la subsiguiente guerra civil.



Rusia y el amor, dos temas que conforman el núcleo de la oscarizada "Doctor Zhivago" (David Lean, 1965), un drama romántico que destaca entre las películas más taquilleras en la historia del cine. Con un guión basado en la novela homónima publicada por Boris Pasternak en 1957, de la mano de los protagonistas, el doctor Yuri Zhivago (Omar Sharif) y su amada Lara Antipova (Julie Christie) recorremos ese convulso período histórico que va desde la guerra civil rusa, el derrocamiento del Zar Nicolás II y la Revolución Soviética, incluyendo por supuesto la Primera Guerra Mundial. 

Existe un remake homónimo de 2002, una mini serie para la TV dirigida por Giacomo Campiotti protagonizada por Hans Matheson y Keira Knightley como la inolvidable pareja de amantes.



"Lawrence de Arabia" (David Lean, 1962) simboliza otra de las grandes obras maestras del séptimo arte, 3 horas y 35 minutos de historia, épica y aventuras, ganadora de  7 premios Oscar, y que consagró a un reparto excepcional entre el que destacamos a Peter O´Toole como el protagonista teniente T.H. Lawrence, oficial de la inteligencia británica destacado en la península arábiga para captar a los beduinos y aglutinar sus fuerzas para combaten al Imperio turco. Inolvidables también las interpretaciones de Omar Shariff (Sherif Ali), Sir Alec Guinnes (Príncipe Faisal) y Anthony Quinn (Auda Abu Tayi).




Los combates librados en Oriente Medio durante la Primera Guerra Mundial inspiraron también "Jinetes de leyenda" (Simon Wincer, 1987). Mientras el ejército británico intentaba avanzar por Palestina en 1917, enfrentándose a la firme resistencia de las fuerzas turcas, un grupo heroico de jinetes australianos interviene en apoyo de las fuerzas aliadas.



A pesar de la Gran Guerra, la industria cinematográfica italiana continuó produciendo películas como "En el hogar extranjero" (Baldassarre Negroni, 1914), "Italia despierta" (Giulio Antamoro, 1915), "Siempre adelante, Saboya" (Giulio Antamoro, 1915) y "Maciste alpino contra los austríacos" (Giovanni Pastrone, 1916), con los curiosos efectos especiales del español Segundo de Chomón. Sin embargo, al entrar en guerra en 1915, el apogeo inicial derivó en un hundimiento de esta industria por la fuga de capitales y la emigración de los profesionales al extranjero.




Bartolomeo Pagano es el fornido Maciste

Por otra parte, el cine bélico acumula varios títulos sobre la intervención del ejército italiano en la Primera Guerra Mundial. Una de ellas se titula precisamente "La gran guerra" (Mario Monicelli, 1959), protagonizada por Vittorio Gassman y Alberto Sordi, dos jóvenes reclutas italianos que terminan sus peripecias fusilados por los austríacos.



"Hombres contra la guerra" (Francesco Rosi, 1970) es otra película italiana inspirada en una novela del escritor Emilio Lussu (1890 - 1975), que nos muestra los avatares de las tropas italianas en la frontera del entonces imperio austro-húngaro. Una estrepitosa derrota devendrá en un motín. Protagonizada por Mark Frechette como el subteniente Sassu, Alain Cuny como el general Leone y Gian Maria Volontè como el teniente Ottolenghi.



"Moonsund" (Alexander Muratov, 1987) toma su nombre de la novela escrita por el escritor Valentin Pikol y del archipiélago occidental de Estonia, en el que se libró una batalla naval contra los alemanes en la procura su control estratégico durante la Primera Guerra Mundial. Una vez más una historia de amor, en este caso entre el capitán de navío Sergei Artenev (Oleg Mesnhikov) y la seductora espía Klara (Lyudmila Nilskaya) se encuentra condicionada por los avatares bélicos.

Pero si tuviéramos que elegir un melodrama representativo de los amores truncados por la guerra probablemente nos quedaríamos con "El puente de Waterloo" (Mervyn Leroy, 1940), con un anciano Roy Cronin (Robert Taylor) evocando su malogrado amor de juventud con la bella bailarina Myra Lester (Vivien Leigh) cuando la Gran Guerra separó sus destinos.



"El batallón perdido" (Russell Mulcahy, 2001) en un telefilme que relata las peripecias de un batallón de unos 500 soldados norteamericanos atrapado detrás de las líneas enemigas en el bosque de Argonne en octubre de 1918, cuando la Gran Guerra está dando sus últimos estertores. Se trata de un remake de "The Lost Battalion" (Burton L. King, 1919), sobre el mismo episodio histórico. "Deadwacht" (M.J. Bassett, 2002), combinando elementos del género bélico y del de terror, retoma el argumento de los combatientes extraviados detrás de las líneas enemigas. En esta ocasión son 9 soldados británicos refugiados en una compleja red de trincheras alemanas y que poco a poco irán descubriendo que no están tan solos como se pensaban.



Verdaderamente, 8 unidades norteamericanas de la 77ª División, al mando del mayor Charles White Whittlesey, quedaron aisladas por los alemanes después de la Ofensiva de de Meuse - Argonne (26 de septiembre - 11 de noviembre de 1918), en la que fue la mayor operación victoriosa del ejército estadounidense durante la Primera Guerra Mundial. 

De los aproximadamente 554 soldados atrapados, 197 perecieron en combate, 150 fueron dados por desaparecidos y 194 fueron rescatados. Atacados y diezmados por su propio fuego amigo, serían salvados gracias a la heroica acción de la última de sus palomas mensajeras, Cher Ami, capaz de volar herida 25 kilómetros hasta la retaguardia, en poco más de una hora, evitando un final todavía más trágico para los soldados estadounidenses.



En realidad, existió un verdadero batallón perdido, desaparecido en extrañas circunstancias todavía por resolver. Se trata del 1º batallón del 5º Regimiento de Norfolk, unidad británica que se esfumó sin dejar rastro el 12 de agosto 1915 mientras atacaban las posiciones turcas en Anafarta, durante la ofensiva de Galipoli, y que se cobró las vidas de 250 soldados y 17 oficiales. Lo más probable es que el grueso del batallón fuera abatido por las ametralladoras turcas, siendo los supervivientes pasados a cuchillo. Esta alternativa siempre ha sido negada por el ejército turco.

Esta misteriosa acción de guerra fue llevada a la pantalla televisiva por la BBC en "All the King´s Men" (Julian Jarrold, 1999), la Compañía Sandringham, comandada por el capitán Frank Bess (David Jason) y desaparecida en combate en !915 en Galipoli.



El asunto de un grupo de soldados retenidos tras las líneas enemigas durante la Primera Guerra Mundial también aparece en "Forbidden Ground" (John Earl, Adrian Powers, 2013), en este caso 3 soldados británicos perdidos en tierra de nadie después de una ofensiva contra las trincheras alemanas en Francia, en 1916.



"Baruto no gakuen" (Masanobu Deme, 2008) es una de las aportaciones  japonesas al cine bélico ambientado en la Gran Guerra, en esta ocasión con la historia de los prisioneros alemanes trasladados a un campo de concentración en territorio japonés. Naciones enfrentadas durante la Primera Guerra Mundial, más tarde aliadas durante la segunda gran conflagración mundial.


De ese mismo año data "El almirante" (Andrey Kravchuk, 2008), un biopic sobre el vicealmirante Alexander Kolchak (Konstantin Khabenskiy), que se mantuvo fiel en su juramento al Zar luchando contra el gobierno bolchevique después de la revolución soviética. Los guionistas no desperdiciaron el particular triángulo amoroso entre el oficial, su esposa Sofya (Anna Kovalchuk) y la poetisa Anna Timiryova (Elizabeta Boyarskaya).



Los choques navales  de la Gran Guerra habían sido así mismo recreados en "The Battles of Coronel and Falkland Islands" (Walter Summers , 1927), el primero de ellos una derrota británica a manos del vicealmirante alemán Maximiliam von Spee, y el segundo una revancha de la armada británica capitaneada por el almirante Sturdee.



"Beneath Hill 60" (Jeremy Sims, 2010) es un film que relata las actividades de una compañía australiana de excavadores que construye un entramado laberíntico de túneles por debajo de las posiciones alemanas, para llenarlos de explosivos e intentar así cambiar el curso de la guerra. Inspirada en la historia real de Oliver Woodward (Brendan Cowell), que en 1916 abandonó su hogar y su amor para descender a los infiernos de las trincheras en el frente occidental.



Podemos constatar la construcción de túneles con explosivos como táctica de guerra en algunas escenas trascendentales en "Cold Mountain" (Anthony Minghella, 2003) así como en "Alatriste" (Agustín Díaz Yanes, 2006), ambientadas en otros conflictos bélicos de otros tiempos. 

"Caballo de guerra" (Steven Spielberg, 2011) supuso la aproximación del galardonado cineasta de Hollywood a la Gran Guerra, en esta ocasión aprovechando la especial relación entre un joven Albert Narracott (Jeremy Irvine), alistado para combatir en la Primera Guerra Mundial, y su precioso caballo Joey, inmerso por casualidad en los avatares de la caballería británica en la contienda.



Para el escritor Arthur Conan Doyle, la conocida como Tregua de Navidad fue el único episodio de humanidad en un conflicto tan encarnizado y atroz como la Primera Guerra Mundial. "Feliz Navidad" (Christian Caron, 2005) refleja esa tregua oficiosa que tuvo lugar el 24 de diciembre de 1914 entre las tropas británicas, francesas y alemanas atrincheradas a un lado y a otro de la tierra de nadie, en los alrededores de la ciudad de Ypres, cercana a la frontera sur -occidental entre Bélgica y Francia, y que incluso culminó con un improvisado partido de fútbol que ganaron los alemanes por 3 a 2.



Y continuando con asuntos quizás más agradables, "Por mi chica y por mi" (Busby Berkeley, 1942) es un musical en el que dos artistas de variedades ven truncada su relación tras la abrupta irrupción en sus vidas de la Primera Guerra Mundial. Los papeles estelares corrieron a cargo de Judy Garland y George Murphy.


Más música. "¡Oh, qué guerra tan bonita!" (Richard Attenborough, 1969) es una sátira musical que acompaña a varios miembros de la familia Smith durante diversos episodios de la Primera Guerra Mundial, incluyendo la famosa tregua de Navidad. Destacamos de esta opera prima del afamado director británico su fina ironía, la banda sonora y la proliferación de solventes estrellas, casi todas ellas en modestos papeles.

No todo en la cinematografía de la Gran Guerra fueron terribles dramas bélicos. "This is the Army" (Michael Curtiz, 1943) es una comedia musical estadounidense ganadora de un Óscar, la adaptación para el cine del exitoso musical de Broadway original de Irving Berlin (1942), la historia del cantante y bailarín Jerry Jones (George Murphy), reclutado por el ejército para el recreo de sus compañeros y que se verá inmerso junto a otros soldados de su compañía en la feroz guerra de trincheras en Francia.


El entretenimiento continúa. "Rey de corazones" (Philippe de Broca, 1966) es una comedia ambientada en la retirada del ejército alemán de la Francia ocupada. Un descuido accidental pone en libertad a los pacientes hasta entonces retenidos en un asilo psiquiátrico, que terminan por adueñarse de la situación y coronar como surrealista Rey de Corazones al soldado escocés Charles Plumpick (Alan Bates), el encargado de desactivar las bombas dejadas por los alemanes tras su huida.


Cartel italiano de "Rey de corazones"

En realidad, todos los estados contendientes prohibieron filmar sus operaciones en el frente hasta bien entrado el conflicto. Para conmemorar el centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial, el proyecto europeo EFG1914 digitalizó 740 horas de películas y casi 300 títulos, un trascendental patrimonio cinematográfico europeo que se puede ver en Internet, y que recopila filmaciones de diferentes orígenes concentradas en el desarrollo de la guerra, sus devastadores efectos y la vida cotidiana en la retaguardia. 


13 comentarios:

  1. "El collar rojo" (Jean Becker, 2018)es la última aproximación cinematográfica a la Primera Guerra Mundial, en este caso entrelazando en el Valle del Loira las historias de un perro con un collar rojo que no para de ladrar, su dueño, el soldado Morlac (Nicolas Duvauchelle), arrestado y pendiente de un consejo de guerra que podría colocarlo ante un pelotón de fusilamiento (a pesar de haber sido condecorado con la Legión de Honor) y el oficial instructor Lantier (François Cluzet) que ha de juzgarlo por un supuesto "ultraje a la nación".

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  2. "Los violentos años viente" (Raoul Walsh, 1939) comienzan con el regreso a casa de los soldados estadounidenses que combatieron en el frente francés durante la Primera Guerra Mundial. Habiéndose conocido en una trinchera, las vidas de Eddie Bartlett (James Cagney), George Hally (Humphrey Bogart) y Lloyd Hart (Jeffrey Linn) tomarán diferentes derroteros. La desesperanza y el paro empujarán a los dos primeros hacia la delincuencia que prosperó con la Ley Seca y el contrabando de licores.

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  3. "La promesa" (Terry George, 2018) está ambientada en los últimos años del Imperio Otomano, más concretamente en la etapa conocida como el Genocidio Armenio, que se extendió desde 1915 hasta 1923, ocupando el período transcurrido durante la Primera Guerra Mundial, y con referencias a este magno conflicto desde el punto de vista del subyugado pueblo armenio.

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  4. EL PAPEL DE LAS ENFERMERAS EN LOS HOSPITALES DE CAMPAÑA
    VINDICACIÓN DE LOS ÁNGELES BLANCOS

    Yolanda Guerrero traza en "Mariela"un gran fresco histórico que recuerda el papel de las enfermeras en los hospitales de campaña durante la Primera Guerra Mundial

    https://enfeps.blogspot.com/2019/08/mariela.html

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  5. La relación entre guerra e innovación científica es un tema controvertido. Se ha dicho que los conflictos bélicos estimulan el desarrollo científico (P. Ruiz-Castell, 2016); otros (L. van Bergen, 2007), en cambio, consideran que las guerras no favorecen el progreso científico sino sus aplicaciones. El descubrimiento de la penicilina por A. Fleming el 1929 y la producción masiva a partir de 1944 seria paradigmático. Sin embargo, desde la perspectiva de la tecnociencia contemporánea no tiene sentido hacer una distinción drástica entre ciencia pura y ciencia aplicada. Es el ‘régimen de saberes’ en un tiempo y un espacio concretos lo que hace posible la innovación (D. Pestre, X. Roqué, 2008).

    Parece innegable, no obstante, que durante la Guerra Civil Española se produjeron avances notables en el dominio de la cirugía, en concreto, la transfusión sanguínea indirecta mediante frascos herméticamente cerrados y el tratamiento de las fracturas abiertas mediante la cura oclusiva con yeso. En ambos casos el escenario principal sería Barcelona y su área de influencia. En cuanto a la transfusión la historiografía –y la hagiografía– apunta inevitablemente hacia la figura de Frederic Duran Jordà (1905-1957); y, en cuanto a la cura oclusiva, hacia la de Josep Trueta (1897-1977). Sin embargo, las atribuciones de paternidad y las disputas de prioridad en ciencia suelen ignorar las figuras de segunda línea, cuyas contribuciones a menudo fueron decisivas.

    Ciertamente, la Guerra Civil Española fue un auténtico laboratorio a cielo abierto no sólo para las modernas armas fabricadas por los alemanes y los italianos, sino también en el campo de las tecnologías médicas. La transfusión indirecta fue probada con éxito no sólo por Duran Jordà sino también por Norman Bethune y Reg Saxton en la zona republicana y por Carlos Elósegui en la zona franquista (L. Palfreeman, 2015). Y, con respecto a la cura oclusiva, habría que diferenciar dos ámbitos: el civil y el militar. El primero tendría como referencia obligada del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona (Josep Trueta); y, el segundo, tendría como epicentro el nuevo Hospital de Vallcarca (Joaquín de Harcourt, Albert Folch, Jaume Bofill) y el Hospital de la Sabinosa (Francisco Jimeno Vidal). Previamente, la técnica había sido desarrollada por Manuel Bastos Ansart raíz la Guerra de Marruecos. Todo parece apuntar que durante la Guerra Civil, en la zona insurgente, Rafael Argüelles la utilizó también sistemáticamente.

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  6. 1917 (Sam Mendes, 2019). Una obra maestra para gran parte de la crítica especializada

    En lo más crudo de la Primera Guerra Mundial, dos jóvenes soldados británicos, Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman) reciben una misión aparentemente imposible. En una carrera contrarreloj, deberán atravesar el territorio enemigo para entregar un mensaje que evitará un mortífero ataque contra cientos de soldados, entre ellos el propio hermano de Blake.

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  7. «¡Escríbelo, Kisch!», el diario en la Gran Guerra del gran periodista praguense Egon Erwin Kisch

    El escritor fue cabo y cronista del ejército austrohúngaro entre julio de 1914 y marzo del 2015, en los frentes serbio y ruso, hasta que fue gravemente herido.

    https://www.lavozdegalicia.es/noticia/cultura/2020/01/10/escribelo-kisch/0003_202001G10P29993.htm

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  8. La cruel verdad histórica tras la película más famosa de Kirk Douglas: brutalidad en la Primera Guerra Mundial

    «Senderos de gloria» aborda una de las grandes vergüenzas galas en la Gran Guerra: el ajusticiamiento de un millar de combatientes por desertar

    https://www.abc.es/historia/abci-kirk-douglas-aniquilar-propios-soldados-barbarie-gala-inspiro-senderos-gloria-202002061330_noticia.html

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  9. El coronel José Manuel Fernández López, autor de 'Con las botas puestas', analiza los errores de la recreación de Sam Mendes del frente de la Primera Guerra Mundial

    https://elpais.com/cultura/2020/02/07/actualidad/1581071839_349236.html#?sma=newsletter_cine20200214m

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  10. "Nos vemos allá arriba" (Albert Dupontel, 2017) es una estupenda película francesa ambientada en Francia tras la Primera Guerra Mundial, en la que contemplamos las peripecias de dos ex-soldados franceses, uno de ellos, Edouard Péricourt (Nahuel Pérez Biscayart), padeciendo las secuelas de una terrible mutilación facial sufrida tras la explosión de un obús a su lado, y con unas escenas iniciales en las trincheras que se nos antojan un homenaje a otras muy parecidas en "Senderos de gloria".

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  11. LAS ENFERMERAS EN LA I Y II GUERRA MUNDIAL

    EL CUERPO DE ENFERMERAS ALIADO

    “Las enfermeras eran las responsables del tratamiento, cuidado y bienestar de los heridos en combate, además de atender a los pacientes enfermos, eran necesarias”

    https://enfeps.blogspot.com/2021/02/las-enfermeras-en-la-i-y-ii-guerra.html

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  12. El pabellón de oficiales (2001)
    Heridas faciales en la primera guerra mundia
    l
    Emilio Pintor Holguín
    Nieves Martínez Alsina
    Maria Rosa García Villalobos
    Carmen Martín Carreras-Presas
    Benjamín Herreros Ruiz-Valdepeñas
    https://doi.org/10.14201/rmc.28596

    https://revistas.usal.es/cinco/index.php/medicina_y_cine/article/view/28596

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  13. El cine de la Primera Guerra Mundial que he visto (Parte II)

    https://todosobremicinebelico.blogspot.com/2024/01/el-cine-de-la-primera-guerra-mundial_030687265.html

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