En líneas generales, una persona transgénero es aquella cuya identidad de género es diferente del sexo que le fue asignado al nacer. Según sus propias palabras, cuando apenas contaba 18 años, Lukas Dhont se interesó por la historia real de Nora Monsecour, una bailarina profesional trans belga dedicada a la danza contemporánea, que tras rechazar su oferta para protagonizar un documental, accedió sin embargo a prestarle ayuda para la preparación del guión, con la única condición de no figurar en los créditos del film.
Como comentábamos anteriormente, además de la semblanza de una superación personal, "Girl" aborda, en un ejercicio fílmico intimista, otras cuestiones como el descubrimiento del amor y la amistad durante la adolescencia, en el contexto de la existencia ordinaria de un muchacho que anhela completar su tránsito hacia una identidad de género femenina, con la ayuda de su atribulado padre, Matthias (Arieh Woorthalter), que se gana la vida como taxista, y el soporte profesional de la Dra. Naert (Katelijne Damen) y el psiquiatra Dr. Pascal (Valentijn Dhaenens). Y no va a contar con facilidades, ni siquiera con la condescendencia de sus compañeros de estudios.
Existen algunos expertos que identifican la transexualidad con la forma más extrema de disforia de género, si bien otros especialistas entienden que ese deseo, en determinadas ocasiones, no tiene por qué acarrear connotaciones patológicas. No es éste el caso de la protagonista de "Girl", atormentada psicológicamente y desbordada por su propia situación personal.
A modo de resumen, los especialistas describen una serie de lesiones en las bailarinas y los bailarines, originada por la práctica de una disciplina que exige en muchas ocasiones movimientos vigorosos, enérgicos y forzados.
EL CINE Y LA IDENTIDAD DE GÉNERO
No es nuestra intención profundizar, a modo de una manera estrictamente académica, en el complejo mundo de la identidad sexual, sino más bien destacar algunas de las múltiples aportaciones cinematográficas realizadas al respecto, algunas acertadas, otras no tanto.
Antes de nada, para acotar el terreno en el que nos vamos a situar, consideraremos ciertas cuestiones relacionadas con la concepción social y cultural del género, y la estricta división biológica entre hombre y mujer, un dimorfismo que en absoluto se corresponde con la completa realidad de nuestra sociedad actual.
Generalmente. en el momento del nacimiento somos clasificados dentro de en un género, masculino o femenino, según la apariencia de nuestros órganos reproductores. Pero, lo que en principio pudiera parecer algo sencillo, se complica en los estados intersexuales, donde la intersexualidad está definida por la presencia de caracteres sexuales masculinos y femeninos simultáneamente en la misma persona. En algunos casos éstos resultan muy aparentes, pero en otros pueden pasar desapercibidos.
Pueden coexistir gonadas masculinas y femeninas, y en los genitales externos variedad de opciones: desde la presencia de vulva y vagina en ausencia de útero y ovarios, hasta la constatación de un órgano eréctil de tamaño intermedio entre un clítoris y un pene no desarrollado.
CINEFILIA
En la filmografía argentina descubrimos dos películas muy interesantes a la de hora de reflexionar sobre la visión cinematográfica de los estados intersexuales, con y sin anomalías cromosómicas de por medio.
En "XXY" (Lucía Puenzo, 2007), película revisada en el pasado en este mismo blog, nos convertimos en testigo de las vicisitudes de un muchacho que rechaza su condición masculina deseando convertirse en una mujer.
Inspirada en "Cinismo", relato original de Sergio Bizzio, ciertamente no aborda específicamente la transexualidad juvenil, sino que aprovecha el síndrome de Klineffelter de su protagonista Alex (Inés Efrón) para fortalecer la credibilidad de esta ficción. Estaríamos ante un varón XXY con ginecomastia y lampiño, sin apenas vello facial ni corporal, con una labilidad emocional y una frágil autoestima.
Destacar las intervenciones de Ricardo Darín como Néstor y Valeria Bertucelli como Suli, los padres de Alex, afrontando la problemática de un hijo adolescente con estas características.
Por su parte, en "El último verano de la boyita" (Julia Solomonoff, 2009) descubrimos los cambios fisiológicos del adolescente Mario (Nicolás Treise), probablemente un hermafrodita tardío, su existencia en la apartada Pampa (con sus prejuicios rurales y sus comportamientos instintivos) y la especial relación que entabla con la pequeña Jorgelina (Guadalupe Alonso).
Será precisamente la particular mirada de Jorgelina la que nos guía por este western sentimental e intimista, en palabras de Manu Argüelles en El Espectador Imaginario (julio-agosto 2010), la niñez como alteridad, sin que la directora nos proporciones pistas sobre lo que realmente le ocurre a Mario desde el punto de vista clínico.
A su vez, "El sexo sentido" (José Manuel Armán, 2014), con guión de Concha Inza Romea, es un documental español que retrata la existencia y los sentimiento de algunos niños y niñas transexuales, y cómo afrontan sus familias la denominada disforia de género.
Lo habitual es que los niños y las niñas asimilen a qué sexo pertenecen entre los 2 y 3 años de edad. Pero 1 de cada 10000 varones y 1 de casi 40000 mujeres sentirán pertenecer al sexo contrario al que les fue asignado al nacer.
Continuando con nuestra exposición, y para simplificar, en ausencia de estados de intersexualidad biológica, a medida que una persona evoluciona y adquiere conciencia de ser un individuo único y distinto de los demás, va adquiriendo una identidad sexual y de género. Aquí nos encontramos con el primer problema, pues clasificamos a las personas según sus potenciales características reproductoras, dejando a un lado un componente tan importante y esencial como sus sentimientos, emociones, pensamientos y conductas.
De ahí que cada individuo desarrolle su propio sentido de masculinidad, feminidad, ambos, ninguno de ellos, o diversas combinaciones para definirse a si mismo.
Nadie discute hoy en día que la identidad de género es un derecho fundamental de la persona. Ese ejercicio de libertad conlleva la no discriminación ni la violencia por la orientación o identidad sexual del individuo. Por ello, aprovecharemos un breve repaso por la historia del cine para contemplar qué lejos y qué cerca de la realidad se han ido quedando las propuestas de cineastas y guionistas.
Por cierto, dejando a un lado el cine documental, en muchas ocasiones estas aproximaciones se han realizado desde punto de vista cómicos o violento.
Por supuesto, no debemos confundir identidad de género con orientación sexual, es decir el tipo de personas por las que el sujeto se siente atraído, que vendría a definir otras categorías como heterosexuales, homosexuales, bisexuales o asexuales, por ejemplo.
Con una intención meramente práctica trazaremos unas líneas imaginarias, completamente arbitrarias y criticables, con la intención de clasificar a las películas en tres grandes grupos, según su particular interpretación de la identidad de género de sus protagonistas: transgénero, transexualidad y travestismo.
ANOTACIONES BIOLÓGICAS
En un blog dedicado a las relaciones entre la medicina y el cine, o viceversa, extendernos en estas cuestiones resultaría tedioso para todos, excepto quizás para los más eruditos.
Hemos recogido estas informaciones del libro "S=EX2" (Pere Estupinyá, 2013), un excelente tratado de divulgación sobre la sexualidad, escrito de forma amena y comprensible.
Una de sus afirmaciones es que son las hormonas y no los genes los que dirigen en última instancia el desarrollo de la sexualidad. Así ocurre, por ejemplo, en el síndrome de insensibilidad a los andrógenos (AIS), en el que individuos XY (masculinos) se desarrollan como mujeres. En la hiperplasia suprarrenal congénita (CAH) ocurre lo contrario: individuos cromosómicamente mujeres (XX) en las que por un defecto enzimático sus glándulas suprarrenales producen un exceso de andrógenos, que terminan por provocar su virilización.
Heino Meyer-Bahlburg es uno de los mayores expertos mundiales en intersexualidad. También un firme defensor de la individualización de cada caso. Como por ejemplo el curioso acontecimiento protagonizado en los años 70 por un grupo de jóvenes de Salinas (República Dominicana) y el déficit de 5-alfa reductasa (5-ADR): individuos genéticamente XY que aún produciendo andrógenos, carecen de la enzima que transforma la testosterona en dihidrotestosterona (DHT), que tiene un papel clave en el desarrollo de los genitales durante la etapa embrionaria.
En esa remota aldea dominicana, un grupo de niñas con genitales y comportamiento femeninos empezaba a convertirse en hombres al alcanzar la adolescencia, desarrollando vello y una mayor masa muscular, mientras sus clítoris crecían hasta convertirse en penes. Se han diagnosticado casos similares en Turquía y en Nueva Guinea.
Si bien todos estos casos no eran totalmente claros, la mayoría de estas chicas-chicos dominicanos adquirían una personalidad masculina y terminaban comportándose como hombres convencionales.
Pero, ¿por qué ocurría esto?. Parecer ser que si bien los niveles prenatales de DHT influyen en la diferenciación genital, la testosterona que continúa presente es capaz de determinar la predisposición cerebral masculina.
De todas las maneras, por mucha testosterona que se le inyecte a un adolescente sin un defecto enzimático de este tipo, nunca podremos modificar su identidad sexual.
Los expertos en las causas de la transexualidad defienden la existencia de determinados condicionantes biológicos de la identidad sexual. En 2012, una revisión belga de estudios sobre transexualidad y hermanos gemelos, observó que la correlación de transexuales era mayor entre gemelos idénticos que entre mellizos. También es cierto que esta carga genética tiene una importancia escasa, pues en la mayoría de los transexuales con hermanos gemelos, éstos no fueron también transexuales.
Natalia y Lucia con Lucas y Mateo, gemelos transexuales españoles
Sin embargo, tampoco resulta descabellado pensar que determinados genes asociados a enzimas, receptores o niveles de andrógenos pudieran encontrarse involucrados parcialmente en la predisposición a la transexualidad. Un estudio australiano de 2009 encontró una asociación significativa de la transexualidad con un polimorfismo genético relacionado con los receptores androgénicos.
Por otra parte, en el cerebro de las mujeres y de los hombres hay estructuras dimórficas, como por ejemplo el hipotálamo y ciertos aspectos muy concretos de la conectividad neuronal.
En 1995, un equipo dirigido por el holandés Dick Swabb descubrió la existencia de un área cerebral dimórifca en la superficie del tálamo (BSTc). En los transexuales femeninos era más parecida a la de las mujeres, y en los masculinos a los hombres. Posteriormente se han encontrado correlaciones parecidas en el área INAH3 del hipotálamo, en la conectividad neuronal y en otros aspectos cognitivos, de interpretación más ambigua.
En 2011, el grupo español de Antonio Guillamón analizó la microestructura de la materia blanca, dimórficas en ciertas áreas de los cerebros masculino y femenino, comprobando que estaban masculinizadas en los transexuales masculinos y feminizadas en los transexaules mujeres. En 2012, estos investigadores comprobaron datos idénticos analizando áreas concretas de la parte derecha de la corteza cerebral de personas transexuales.
Existen sospechas de que estas diferencias podrían estar presentes en etapas embrionarias, como consecuencia directa de la exposición a los andrógenos en el desarrollo prenatal.
Para los defensores de la teoría biologicista, una explicación para las diferencias anatómicas detectadas por Swabb y Guillamón podría ser la siguiente: un transexual XX habría comenzado su desarrollo embrionario femenino. A partir de la 6ª semana de gestación, comenzaría a disponer de ovarios, trompas de Falopio, útero y vagina. Semanas más tarde, cuando su cerebro comenzaría a formarse, la exposición a más testosterona de lo normal (por la causa que fuera) podría determinar su masculinización cerebral.
Evitando el determinismo, pues ha habido muchísimas mujeres heterosexuales convencionales expuestas a niveles elevados de andrógenos durante su desarrollo embrionario, la neuroplasticidad cerebral, sobre todo en las primeras semanas de vida, se encuentra determinada por el ambiente y las experiencias. La sobrexposición hormonal embrionaria puede predisponer, pero nunca determinar.
Resulta obvio que las causas biológicas no captan la diversidad particular de las personas transgénero y transexuales. Muchos transexuales emprenderán todas las medidas necesarias para que sus hormonas, genitales y apariencia externa concuerden con su identidad sexuales. Asimismo, habrá quiénes rechacen la cirugía de cambio de sexo y acepten su realidad corporal, sin presentar ningún tipo de disforia a la hora de sentirse como en realidad quieren hacerlo.
CINE TRANSGÉNERO
Dentro de esta condición (emplearemos su abreviatura trans) estarían aquellas películas protagonizadas o relacionadas por personajes cuya identidad de género no se corresponde con el sexo biológico que supuestamente les asignaron al nacer. De manera general, este apartado comprendería también a individuos y grupos con tendencias diferentes a la identidad de género binaria hombre – mujer:
- Andróginos o ginoandros, personas que presentan características de ambos géneros, masculino y femenino. Ejemplos conocidos son las modelos y actrices Andreja Pejic (operada en 2014 para cambiar definitivamente su sexo), Erika Linder o la cantante Conchita Wurst.
- Género neutro, prójimos que suelen suprimir las tradicionales características masculinas o femeninas, a veces solapadas con agénero, null-gender o gender neutral.
- Queer: personas que no se identifican con el género binario, pero tampoco con el discurso y el estilo de vida de las comunidades LGTB (Lesbianas, gays, bisexuales, transgénero).
- Bigénero: se identifican con ambos géneros, masculino y femenino, pudiendo fluctuar entre ambos. En 2012, el neurocientífico Vilayanur Ramachandran publicó en la revista Medical Hypotheses el estudio más detallado sobre el bigendrismo.
- Género fluido: en este caso, la capacidad de variación es todavía mayor que las personas bigénero.
- Poligénero: personas con más de dos identidades de género.
- Muxes mejicanas: personas nacidas con genitales masculinos que asumen roles femeninos en sus ámbitos personales, sociales o sexuales. La cultura zapoteca precolombina los consideraba un tercer sexo, y existían muxes monógamas casadas con hombres, otras que vivían en grupos y otras casadas con mujeres y con hijos. Representan aproximadamente el 6% de la población masculina del istmo de Tehuantepec.
- Hijra de India y Pakistán. Probablemente constituyen el grupo más numeroso en el mundo actual (5-6 millones solamente en la India). Visten ropas femeninas y no se consideran ni hombres ni mujeres. Algunos nacen como estados intersexuales, otros con genitales masculinos, aunque un 8% pueden estar castrados.
- Fa´fafine de Samoa, perfectamente integrados en la sociedad, desempeñan roles distintos de los de los hombres y las mujeres. Se trata de hombres criados como mujeres dentro de la cultura de su país. Realizan tareas domésticas tradicionalmente consideradas femeninas, con una vida sexual variada, ya que algunas de estas personas se relacionan entre si, otras con mujeres o con hombres, e incluso algunos llegan a contraer matrimonios con mujeres. Existen ejemplos similares en otras zonas del Pacífico, como los Mahu de Hawai o los fakaleiti de Tonga.
- Berdache o badea son considerados como personas con dos espíritus (masculino y femenino), pertenecientes a diferentes pueblos indígenas de América del Norte.
- Kathoey de Tailandia, también conocidas como lady boys, tienen la consideración de tercer sexo. Al respecto, “Beautiful Boxer” (Ekachai Uekrongtham, 2004) es una película tailandesa inspirada en la boxeadora kathoey de Mua Thai, Parinya Charoenphol, actriz y modelo, interpretada por el debutante Asanee Suwam, afamado kickboxer masculino.
- Vírgenes juramentadas de los Balcanes: se trata de mujeres que renuncian a las relaciones sexuales y al matrimonio para tomar el papel del cabeza de familia. Para ello deben realizar su juramento delante de los ancianos de la comunidad, y a partir de ese momento son tratadas como un hombre más, pudiendo portar ropa masculina y armas. En la película italiana “Vergine giurata” (Laura Bispuri, 2015), Hana (Alba Rohrwacher) es una niña criada en las montañas de Albania en una cultura arcaica y machista, basada en el honor, donde las mujeres carecen de los derechos más elementales. Para escapar de su destino, jura permanecer virgen, toma el nombre de Mark y se convierte en un hombre. Pero éste no es el único ejemplo de este tipo, pues en la falda del Himalaya, entre los gaddhi, existe una figura similar, la del sadhin, mujeres que renuncian al matrimonio para vestir y trabajar como hombres, pero conservando sus nombres femeninos.
- La etiqueta de género, es decir la realidad de ser niña o niño.
- La estabilidad del género, sintiendo que ésta no va a cambiar con el tiempo.
- La consistencia del género, apreciando que dicha estabilidad es independiente de la apariencia física.
Esta crónica fue recogida por el periodista y escritor de origen canadiense John Colapinto (1958), que en 1998 había publicado en la revista Rolling Stone su artículo "The True Story of John/Joan". Para ello se inspiró en la atribulada existencia de David Reimer, que fuera sometido a un experimento de cambio de sexo durante su infancia, y al fin y al cabo el protagonista de un doloroso y estrepitoso fracaso.
Pues bien, en 1975 John Money desveló a la comunidad científica los resultados de un experimento que él mismo calificó como un éxito. Previamente, en 1953, había patentado el concepto de género, desde entonces crucial en el contexto social y político.
John Money había estudiado Psicología y Educación en la Universidad Victoria de Wellington (Nueva Zelanda). En 1947 emigró a los Estados Unidos para estudiar Psiquiatría en la Universidad de Pittsburg, culminando su doctorado en Harvard en 1952 con una tesis sobre el hermafroditismo.
Un año antes, en 1951, comenzó a trabajar en el centro de estudios intersexuales de la prestigiosa Universidad Johns Hopkins, facultad en la que desarrolló el resto de su carrera profesional impartiendo docencia en Pediatría y Psicología Médica.
En 1955 publicó un artículo junto al matrimonio formado por los psiquiatras Joan y John Hampson sobre las repercusiones emocionales de las personas nacidas con diferentes estados de intersexualidad. Para estos investigadores, el 95% de los niños y adultos intersexuales no llegaron a presentar problemas de tipo psicológico, independientemente de su educación y aprendizaje (varones o hembras), incluso cuando dicha formación no había coincidido con sus respectivos sexos genéticos. Concluyeron afirmando que la identidad sexual depende más de los factores ambientales que de los biológicos, extrapolando también sus deducciones a los niños sin alteraciones intersexuales.
Como la cirugía plástica y reparadora de la época tenía sus limitaciones técnicas, en el caso de los penes insuficientemente desarrollados se recomendaba la reasignación hacia el sexo femenino, aunque el sexo genético fuera XY.
Ohhhh....un artigo inmenso....que traballazo!!!!
ResponderEliminarUna crisis dentro de la crisis: ser mujer transexual en República Dominicana durante la covid-19
ResponderEliminarLa pandemia agrava la precariedad económica y la discriminación del colectivo trans. Tres de sus mujeres se han plantado contra el odio, la pobreza y la estigmatización social por motivos de género en plena crisis sanitaria
https://elpais.com/planeta-futuro/2021-09-01/una-crisis-dentro-de-la-crisis-ser-mujer-transexual-en-republica-dominicana-durante-la-covid-19.html?mid=DM78536&bid=702260510#?sma=newsletter_planeta_futuro20210901
La historia de La Reverte
ResponderEliminarhttps://www.abc.es/archivo/abci-reverte-torero-travestido-engano-espanoles-sexo-durante-20-anos-202109060102_noticia.html