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Angrid (Avaz Latif) y Satélite (Soran Ebrahim) en "Las tortugas también vuelan" (Bahman Ghobadi, 2004)
Desde "Cafarnaúm" (Nadine Labaki, 2018), no habíamos contemplado una obra de arte tan terriblemente bella como desgarradora, otro impactante drama social protagonizado por niños y adolescentes que sufren la brutalidad de sus mayores, en este caso los supervivientes kurdos refugiados de los inhóspitos campamentos de la agreste, escarpada y conflictiva frontera que separa Turquía de Irak.
Y todo ello fruto de una casualidad, de esas que los expertos califican como insólita o extraordinaria. Para explicar los detalles recordaremos la siguiente anécdota cinéfila. Cuentan que cuando el célebre actor Anthony Hopkins iba a participar en el rodaje de "La chica de Petrovka" (Robert Ellis Miller, 1974), antes quiso leer la novela original de George Feifer, pero fue incapaz de hallarla en ninguna librería. De regreso a casa, en la parada de metro de Leicester Square, se fijó en un libro medio abierto de aspecto deteriorado y subrayado, abandonado en un asiento de la estación. Se trataba de un ejemplar de dicha novela, extraviado personalmente por su mismísimo autor.
Pues bien, repasando el estupendo libro "La ceguera en el cine: Análisis crítico de 125 películas sobre personajes invidentes" (Marcos Serrano Galindo, 2016), descubrimos una reseña de "Las tortugas también vuelan" (Bahman Ghobadi, 2004), muy recomendable y con una calificación excelente. Ese mismo día, explorando los estantes de una tienda de segunda mano, nos topamos con un DVD de dicha película. Inmediatamente adquirida, partimos raudos hacia casa para disfrutar de ella.
Premiada con la Concha de Oro como la mejor película del Festival de San Sebastián (España) en 2004, colecciona alabanzas de la crítica especializada, tanto o más que otras dos notables cintas de este cineasta kurdo iraní, como "Un tiempo para caballos borrachos" (2000), Cámara de Oro en Cannes y Premio de la Crítica Internacional, y "Nadie sabe nada de gatos persas" (2009), Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes, en la sección Un Certain Regard.
CINEFILIA
De manera semejante a "Las tortugas también vuelan", "Un tiempo para caballos borrachos" es dura y emotiva. Asimismo, su acción transcurre en el montañoso Kurdistán (esta vez en la frontera entre Irán e Iraq), con un grupo de niños que intentan sobrevivir gracias al contrabando, en un entorno gélido y desapacible, y donde los grandes espacios resultan igualmente imponentes para el espectador.
El Kurdistán, o país de los kurdos, constituye un vasto espacio geográfico en Asia Menor, entre Oriente Medio y el Cáucaso, históricamente reivindicado por este pueblo, ampliamente disputado a lo largo de los siglos, y que en la actualidad se encuentra repartido entre Turquía, Irak, Irán y Siria.
"Las tortugas también vuelan" está ambientada en un período de tiempo muy concreto, durante la Guerra de Irak, una invasión liderada por Estados Unidos que culminó con la rápida derrota de las fuerzas iraquíes y el derrocamiento de Sadam Hussein en 2003. De hecho, se trata de la primera película filmada en Irak tras la caída del infausto dictador.
Tradicionalmente, los kurdos han sido y son perseguidos por turcos, iraquíes, iraníes y sirios. Se han enfrentado a todos estos ejércitos incluyendo las facciones de otras organizaciones como Al Qaeda o el ISIS. Ejemplo de estas tropas son los conocidos permeshgas kurdos.
El conflicto con Turquía se genera por las pretensiones independentistas kurdas, que demandan una mayor autonomía y el reconocimiento de sus derechos culturales y políticos por parte de Ankara. El principal grupo rebelde es el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) y su brazo armado, las Fuerzas de Defensa Popular, considerados organizaciones terroristas por el gobierno turco.
Soran Ebrahim es Satélite
En la película contemplamos cómo Satélite (excelente Soran Ebrahim) y sus compañeros se burlan de las tropas turcas que vigilan el campamento de refugiados kurdos desde sus baluartes al otro lado de las alambradas. Restos de tanques y carros de combate son aprovechados como improvisados refugios. La comunidad encarga a Satélite la instalación de una antena parabólica, el único nexo para conocer qué está ocurriendo en el mundo desde aquel lugar remoto.
Satélite es el líder de los huérfanos que a duras penas subsisten en el campamento gracias a los beneficios que les proporcionan las minas antipersonas que los chicos desentierran de los campos de batalla.
Agrid (Avaz Latif) carga con un cesto de minas sin explotar
En Irak viven alrededor de 4.2 millones de kurdos, casi el 20% de la población kurda en total y el 20% de la población iraquí. La década de los 90 fue testigo de una confrontación civil entre los partidarios del UPK (Unión Patriótica del Kurdistán), de tendencia nacionalista y socialdemócrata, y los del PDK (Partido Demócrata del Kurdistán), que llegó a combatir también contra el PKK turco, y solicitó la ayuda del ejército iraquí para luchar contra sus facciones enemigas dentro de los propios kurdos.
La represión baazista por parte del ejército iraquí en la etapa de Sadam Hussein queda reflejada en "Las tortugas también vuelan" durante el asalto de la aldea de Agrin (Avaz Latif) y Hengov (Hiresh Feysal Rahman), y la posterior masacre de sus habitantes.
Fruto de una brutal violación colectiva por parte de soldados iraquíes, la traumatizada joven Agrid concibió al pequeño invidente Riga (Abdol Rahman Karim). Sólo ella y su hermano Hengov, mutilado sin brazos por la explosión de una mina, conocen la verdad, pues todos en el campamento piensan que el pequeño es su hermano.
La tristemente conocida como Operación al-Anfal fue una campaña genocida contra los kurdos y otras poblaciones no árabes del norte de Irak (asirios, shabks, yazidíes, judíos, mandeos y turcomanos) por el régimen de Sadam Hussein, dirigido por Ali Hassan al-Mayid (Alí el Químico) a finales de la guerra entre Irán e Irak (1980-1988), en la que se estima perecieron entre 50000 y 182000 personas, bombardeadas y gaseadas por el ejército iraquí.
Precisamente algunas escenas de esta película reflejan el reparto de máscaras antigás entre los refugiados kurdos.
El separatismo kurdo en Irán representa un conflicto de larga duración, que comenzó a finales de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo en 1946 el abogado nacionalista y líder religioso kurdo Qazim Muhammad proclamó la República independiente de Mahabad, que gozó de unos meses de fugaz independencia, hasta que fue sometida por las tropas de Teherán.
CEGUERA INFANTIL
En términos generales, las causas de esta patología son múltiples y variables, algunas de ellas dependientes del nivel socioeconómico de las poblaciones infantiles. En zonas de elevados ingresos, en la mayoría de las ocasiones se trata de lesiones del nervio óptico, mientras que en zonas más deprimidas predominan las lesiones corneales por sarampión, la deficiencia de vitamina A, las cataratas por rubeola o las secuelas provocadas por determinadas practicas de curanderismo.
Más comunes son las enfermedades congénitas como cataratas, glaucoma y distrofias hereditarias de la retina.
CINEFILIA
Todos los actores infantiles que intervinieron en esta película eran realmente refugiados kurdos. La referencia a los peces de color rojo es un simbolismo, pues se trata de 1 de los 7 signos del Nowruz, el Año Nuevo Iraní, significando "vida dentro de la propia vida".
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