En 1983, cuando en la Facultad de Medicina comentaron los experimentos realizados en Yale por Stanley Milgram apenas 20 años antes, yo no estaba en clase. Y probablemente tampoco cuando describieron el llamado Experimento de la cárcel de Stanford. Entre otras cosas, y para aprobar en septiembre, pagué semejante osadía aquel caluroso verano estudiando la asignatura completa de Psicología Médica, considerada entonces una maría, imposible de suspender. Pero yo lo hice, y probablemente aquellas ausencias no estuvieron motivadas por falta de salud. A la universidad se iba a aprender, pero no solamente medicina. Existían entonces en Santiago de Compostela hermosas muchachas, surtidas bibliotecas, inmensas librerías, modestas canchas deportivas, confortables cafés y maravillosas salas de cine...
Ya fuera por los desajustes de aquel viejo plan de estudios, por la impericia pedagógica de determinados profesores, o por la propia apatía como alumno, lo cierto es que algunos comenzamos a aprender medicina al abandonar aquellas aulas académicas; en muchas ocasiones un buen libro suplió a un mediocre maestro. Y así ocurrió con "Cuerdos entre locos. Grandes experimentos psicológicos del siglo XX" de la Dra. Lauren Slater, cuya lectura despertó años más tarde un desbordado interés por trabajos tan controvertidos como los de B. F. Skinner, Stanley Milgram, David Rosenhan, Leon Festinger, Harry Harlow y demás "investigadores".
Dentro de la psicología social, los experimentos de Milgram representaron un punto de inflexión en el estudio del comportamiento humano al entrar en colisión conceptos como autoridad y obediencia. La influencia de su obra en el cine ha inspirado una serie de interesantes opiniones.
"El experimento" ("Das experiment", en su versión original) (Oliver Hirschbiegel, 2001) es un drama de suspense basado en "Black Box" (1999), la novela de Mario Giordano, que además colaboró como guionista en la película. Este escritor alemán estudió psicología y filosofía en la Universidad de Düsseldorf, siendo por lo tanto buen conocedor del experimento de la cárcel de Stanford, realizado en agosto de 1971 por un equipo de investigadores a cuyo frente estaba el profesor de psicología Philip Zimbardo.
Los detalles de este experimento son ampliamente conocidos. Desde la prestigiosa universidad californiana fueron reclutados un grupo de voluntarios, 24 estudiantes sanos pertenecientes a universidades vecinas. Después de ser valorados, fueron repartidos en dos grupos de 9: unos fueron a parar al de los prisioneros y otro al de los guardianes. Después de 6 días, el experimento tuvo que ser interrumpido.
Poco a poco iremos conociendo al protagonista, Tarek Fachd (interpretado por el atractivo Moritz Bleibtreu) que se gana la vida como taxista. Mediante un anuncio en la prensa se entera de que están reclutando voluntarios para un experimento penitenciario virtual. Los 4000 marcos ofertados por 14 días de trabajo resultan harto apetecibles. A la vez, Tarek ofrece sus servicios a un periódico sensacionalista. A cambio de 10000 marcos adicionales, se compromete con el redactor a grabar todo lo que ocurra dentro de aquella cárcel tan particular, empleando para ello unas sofisticadas gafas especiales.
Un accidente de trafico aparentemente fortuito será el inicio del romance con Dora (Maren Eggert), una joven taciturna que acaba de enterrar a su padre. Rebelde e inconformista, escuchamos cómo Tarek le cuenta a la muchacha los frecuentes enfrentamientos que tenía con su progenitor, fotógrafo de profesión. A la edad de 8 años, tras una de tantas trifulcas domésticas, fue castigado y encerrado en la cámara oscura de revelado. El miedo y la angustia desencadenados por aquel episodio le acompañarán desde entonces.
Tras las correspondientes valoraciones físicas y psicológicas de los aspirantes, los grupos quedan definidos, aparentemente por azar: 12 prisioneros y 8 guardianes. Los primeros incluso han de aceptar la renuncia a sus derechos más elementales. Mientras los guardas reciben uniformes y equipamiento completo, los presos son despojados de su vestimenta y deberán cubrir sus cuerpos desnudos con una especie de camisón en forma de saco. Nada de ropa interior. El que renuncie, pierde su recompensa. Los guardianes, al finalizar sus turnos, regresan a sus actividades cotidianas, tal y como ocurría con sus homólogos en el experimento de la cárcel de Stanford.
Los primeros días de experiencia parecen transcurrir tranquilos, tanto que Tarek, convertido ahora en el prisionero nº 77, aprovecha el ingenio de sus provocaciones para animar la acción. Las cámaras graban ininterrumpidamente todo lo que ocurre en las instalaciones, bajo la mirada escrutadora del Prof. Dr. Klaus Thon (Edgar Selge), la Dra. Jutta Grimm (Andrea Sawatzki) y el resto del equipo investigador. Queda claro que cualquier acto de violencia provocaría la suspensión inmediata del experimento. Pero en la prisión existen zonas oscuras, libres del campo de actuación de las cámaras...
A diferencia de lo ocurrido durante el experimento real, en la película se inserta como aliciente un personaje particular. Se trata de Steinhoff (Christian Berkel), el prisionero nº 38, cuya identidad oculta a un mayor del ejército infiltrado en el experimento para observar desde dentro sus posibles consecuencias. Gracias a su experiencia, ayudará a superar a Tarek una aguda crisis de pánico.
Ya fuera por los desajustes de aquel viejo plan de estudios, por la impericia pedagógica de determinados profesores, o por la propia apatía como alumno, lo cierto es que algunos comenzamos a aprender medicina al abandonar aquellas aulas académicas; en muchas ocasiones un buen libro suplió a un mediocre maestro. Y así ocurrió con "Cuerdos entre locos. Grandes experimentos psicológicos del siglo XX" de la Dra. Lauren Slater, cuya lectura despertó años más tarde un desbordado interés por trabajos tan controvertidos como los de B. F. Skinner, Stanley Milgram, David Rosenhan, Leon Festinger, Harry Harlow y demás "investigadores".
Dentro de la psicología social, los experimentos de Milgram representaron un punto de inflexión en el estudio del comportamiento humano al entrar en colisión conceptos como autoridad y obediencia. La influencia de su obra en el cine ha inspirado una serie de interesantes opiniones.
"El experimento" ("Das experiment", en su versión original) (Oliver Hirschbiegel, 2001) es un drama de suspense basado en "Black Box" (1999), la novela de Mario Giordano, que además colaboró como guionista en la película. Este escritor alemán estudió psicología y filosofía en la Universidad de Düsseldorf, siendo por lo tanto buen conocedor del experimento de la cárcel de Stanford, realizado en agosto de 1971 por un equipo de investigadores a cuyo frente estaba el profesor de psicología Philip Zimbardo.
Zimbardo con un grupo de voluntarios...
Los detalles de este experimento son ampliamente conocidos. Desde la prestigiosa universidad californiana fueron reclutados un grupo de voluntarios, 24 estudiantes sanos pertenecientes a universidades vecinas. Después de ser valorados, fueron repartidos en dos grupos de 9: unos fueron a parar al de los prisioneros y otro al de los guardianes. Después de 6 días, el experimento tuvo que ser interrumpido.
Poco a poco iremos conociendo al protagonista, Tarek Fachd (interpretado por el atractivo Moritz Bleibtreu) que se gana la vida como taxista. Mediante un anuncio en la prensa se entera de que están reclutando voluntarios para un experimento penitenciario virtual. Los 4000 marcos ofertados por 14 días de trabajo resultan harto apetecibles. A la vez, Tarek ofrece sus servicios a un periódico sensacionalista. A cambio de 10000 marcos adicionales, se compromete con el redactor a grabar todo lo que ocurra dentro de aquella cárcel tan particular, empleando para ello unas sofisticadas gafas especiales.
Moritz Bleibtreu es Tarek
Un accidente de trafico aparentemente fortuito será el inicio del romance con Dora (Maren Eggert), una joven taciturna que acaba de enterrar a su padre. Rebelde e inconformista, escuchamos cómo Tarek le cuenta a la muchacha los frecuentes enfrentamientos que tenía con su progenitor, fotógrafo de profesión. A la edad de 8 años, tras una de tantas trifulcas domésticas, fue castigado y encerrado en la cámara oscura de revelado. El miedo y la angustia desencadenados por aquel episodio le acompañarán desde entonces.
Tras las correspondientes valoraciones físicas y psicológicas de los aspirantes, los grupos quedan definidos, aparentemente por azar: 12 prisioneros y 8 guardianes. Los primeros incluso han de aceptar la renuncia a sus derechos más elementales. Mientras los guardas reciben uniformes y equipamiento completo, los presos son despojados de su vestimenta y deberán cubrir sus cuerpos desnudos con una especie de camisón en forma de saco. Nada de ropa interior. El que renuncie, pierde su recompensa. Los guardianes, al finalizar sus turnos, regresan a sus actividades cotidianas, tal y como ocurría con sus homólogos en el experimento de la cárcel de Stanford.
Los primeros días de experiencia parecen transcurrir tranquilos, tanto que Tarek, convertido ahora en el prisionero nº 77, aprovecha el ingenio de sus provocaciones para animar la acción. Las cámaras graban ininterrumpidamente todo lo que ocurre en las instalaciones, bajo la mirada escrutadora del Prof. Dr. Klaus Thon (Edgar Selge), la Dra. Jutta Grimm (Andrea Sawatzki) y el resto del equipo investigador. Queda claro que cualquier acto de violencia provocaría la suspensión inmediata del experimento. Pero en la prisión existen zonas oscuras, libres del campo de actuación de las cámaras...
Edgar Selge y Andrea Sawatzki son los investigadores
A diferencia de lo ocurrido durante el experimento real, en la película se inserta como aliciente un personaje particular. Se trata de Steinhoff (Christian Berkel), el prisionero nº 38, cuya identidad oculta a un mayor del ejército infiltrado en el experimento para observar desde dentro sus posibles consecuencias. Gracias a su experiencia, ayudará a superar a Tarek una aguda crisis de pánico.
Christian Berkel es Steinhoff
CONSIDERACIONES ÉTICAS SOBRE LA EXPERIMENTACIÓN CON SERES HUMANOS.
Esta película resulta muy interesante porque reclama nuestra atención sobre cuestiones relacionadas con la Psicología Social y con la Psicología Conductual; también puede completar aquel material didáctico necesario para el aprendizaje de los alumnos de Medicina y otras ciencias de la salud, sobre todo a la hora de reflexionar sobre la ética que debe regir cualquier experimento con seres humanos. En este mismo blog abordábamos las funestas consecuencias de experimentos tan cuestionables como el de Tuskegee o el de Willowbrook.
CINEFILIA
Respecto a este último caso, el cine y la televisión se aproximaron a las barbaridades cometidas con los niños discapacitados en la escuela estatal de Willowbrook en los años 60, cuando fueron infectados intencionadamente de hepatitis para comprobar los efectos de la inmunización con gamma globulina en el tratamiento de esta enfermedad:
- "Willowbrook: The Last Great Disgrace" (Geraldo Rivera, 1972).
- "Unforgotten: Twenty-Five Years After Willowbrook (Jack Fisher, 1996).
- "Willowbrook" (Ross Cohen, 2012).
Las investigaciones de Milgram surgieron después del Juicio de Nuremberg y del proceso contra Adolf Eichmann en Israel, un intento de explicación de la barbarie consentida por todos aquellos alemanes buenos que no compartían la ideología nazi y que en cierto modo ignoraron la tragedia y la locura que se había desatado a su alrededor.
Siendo conocedor de las experiencias de Milgram, de la utilidad del ensayo llevado a cabo por Zimbardo en Stanford caben demasiadas dudas, por lo menos desde los puntos de vista técnico, científico y social.
A pesar de todo lo negativo, siempre nos quedará la duda si individuos aparentemente normales como el anodino auxiliar de vuelo Berus (Justus von Dohnányi) pueden llegar a desarrollar en determinadas circunstancias unos niveles de sadismo y crueldad como los demostrados por este personaje en la película. Para muchos otros tal incertidumbre no existe, pues la realidad se empeña tozuda en demostrarnos toda la inhumanidad implícita en muchas novatadas de cuarteles y colegios universitarios, en las condiciones de vida de algunas prisiones, donde el caso Guantánamo es un ejemplo que todavía pervive, el terror cotidiano de los campos de trabajo y los gulags comunistas, la limpieza étnica en la Guerra de los Balcanes o las crueles vejaciones soportadas por los prisioneros iraquíes a manos de tropas británicas y norteamericanas durante las guerras del Golfo.
Justus von Dohnányi es el despiadado Berus
CINEFILIA.
1.- Dora repasa las anotaciones en un ejemplar de "El arpa de hierba" (Truman Capote, 1951) que ella misma le había regalado su padre: "alimento para la mente paterna", reza en la dedicatoria... "El arpa de hierba" (Charles Matthau, 1995) es una película homónima inspirada en dicha novela. Sirvió para reunir una vez más a los protagonistas de "La extraña pareja" (Gene Saks, 1968): Walther Mattau en el papel del inefable Juez Charlie Cool y Jack Lemmon en el del pérfido Dr. Morris Ritz.
2.- En una escena de la película escuchamos a todo volumen el fondo musical de "Wouldn´t it be nice", uno de los éxitos recogidos en el afamado "Pet Sounds", undécimo álbum de estudio de los legendarios "The Beach Boys", y una de mis canciones favoritas... De esta manera los carceleros trataban de evitar ser escuchados por los observadores del estudio mientras tramaban sus agresiones sobre los prisioneros. No deja de ser una cruel paradoja esta elección, intencionada o no, de una canción con un mensaje altamente positivo...
4.- Existe un remake de esta película, "The experiment" (Paul Scheuring, 2010), que a pesar de contar con las estrellas Adrien Brody y Forest Whitaker entre su reparto nunca podrá superar a este film alemán.
6.- El guardián Eckert (Timo Dierkes), patético imitador de Elvis Presley capaz de arruinar la extraordinaria "Are You Lonesome Tonight", será una de las víctimas mortales de "Ell experimento", al igual que el cándido y vulnerable Schütte (Oliver Stokowski), al que ni siquiera pudo salvar la amistad y la camaradería de Tarek y Steinhoff... En la vida real, Stokowski padece claustrofobia, una patología que sin duda hubo de servirle de valiosa ayuda en su magnífica caracterización del prisionero nº 82...
Oliver Stokowski es Schütte
7.- Los que tengan la oportunidad de ver esta recomendable película entenderán el por qué del título original de la novela de Mario Giordano, fuente de inspiración de su guión...
8.- Si bien no hubo víctimas en el experimento original de Stanford, éste hubo de suspenderse transcurridos 6 días de los 12 previstos por los investigadores, al presentar algunos miembros del grupo de los prisioneros alteraciones patológicas por el trato degradante sufrido. Algunas escenas de la película recrean alguna de las situaciones que ocurrieron realmente, como las que muestran el ataque con extintores o la limpieza de las letrinas.
Probablemente este sea el comentario más irrelevante que te hayan dejado nunca, pero, casualidades de la vida, estudio Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, Psicología Médica sigue siendo una asignatura que se disfraza de "maría" y yo he acabado aquí a estas horas porque tengo que escribir un comentario crítico para esta asignatura sobre esa misma película y necesito algo que ponga a trabajar mis ideas a estas horas.
ResponderEliminarPor cierto, gran blog! Felicidades!
Han pasado 7 años desde el ultimo comentario... y bueno, yo también andaba en busca de inspiración, porque tengo exactamente el mismo trabajo que el amigo de arriba, se ve que las cosas no cambian mucho... por cierto muy buenos los comentarios de la peli,gracias, saludos!!
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