lunes, 6 de diciembre de 2010

CONTROL



When routine bites hard,

and ambitions are low,

and resentments ride high,

but emotions won't grow,
and we're changing our ways, taking different roads.
Then love, love will tear us apart again.
love, love will tear us apart again.
You cry out in your sleep,
all my failings exposed.
and there's a taste in my mouth,
as desperation takes hold.
just that something so good just can't function no more.
But love, love will tear us apart again.
love, love will tear us apart again.
love, love will tear us apart again.
love, love will tear us apart again.


Si hacemos caso al testimonio del propio director, "Control" (Anton Corbijn, 2007) no es un biopic, un documental sobre la desdichada existencia de Ian Curtis, el compositor y vocalista del grupo musical Joy Division. Es una dramatización sobre la vida de un artista enfermo, líder de un grupo de culto, introvertido, sensible y melancólico, una suerte de poeta maldito contemporáneo en el sentido de los clásicos franceses Rimbaud o Verlaine. Tampoco rehusó beber de otras fuentes líricas, como el romanticismo de William Wordsworth o la poesía beatnik Allen Ginsberg.


Corbijn, fotógrafo de profesión, era un experto conocedor de la escena musical británica a finales de los 70. Además de sus retratos de Joy Division, trabajó para otras exitosas bandas como U2 o Depeche Mode (dirigiendo también alguno de sus exitosos videos). 




Ian Curtis (1956- 1980)

El guión de la película fue obra de Matt Greenhalgh, que se basó para ello en el libro "Touching from a distance" (1995), el relato autobiográfico escrito por Deborah Curtis, la viuda del malogrado cantante de Manchester, donde relata sus tribulaciones matrimoniales (ambos se casaron con apenas 18 años), sus contínuas separaciones, la infidelidad de Ian con su novia belga Annik Honoré (Alexandra Maria Lara) la trastornada personalidad del artista, víctima constante de la depresión y de ataques epilépticos.



Las caracterizaciones de Ian Curtis (Sam Riley) y de su esposa Debbie (Samantha Morton) son perfectas. El parecido entre el actor y el artista resulta sorprendente. Además, sus interpretaciones de las crisis comiciales son harto convincentes. El protagonista de repente pierde el sentido y se desploma inconsciente, comienza a tener violentos espasmos musculares y convulsiones tónico-clónicas, acompañadas de la emisión de espumarajos por la boca. En el film no llegamos a constatar la pérdida del control de los esfínteres, aunque podría ser probable.
 
Recordemos que Ian Curtis llegó incluso a sufrir algunas crisis sobre los escenarios, tal y como se recrea en la siguiente escena perteneciente a la película "24 Hour Party People" (Michael Winterbottom, 2002). En este film es el actor Sean Harris el encargado de darle vida al lider de Joy Division.



Además de padecer epilepsia (tipo grand mal), algún experto ha etiquetado la patología psiquiátrica de Ian Curtis como un probable trastorno bipolar. Todo ello unido a su angustia vital, a su desesperación, a la deficiente respuesta ante los fármacos antiepilépticos, y al abuso del tabaco y del alcohol terminarían por reforzar unas ideas autolíticas que culminó fatalmente el 18 de mayo de 1980. Previamente ya había intentado quitarse la vida con una sobredosis de fármacos.


Después de contemplar "Stroszek" (Werner Herzog, 1977), la historia de otro perdedor y suicida, un inadaptado músico callejero que trata de recuperarse del alcoholismo junto a una prostituta, y tras escuchar "The Idiot" (1977), el álbum del iconoclasta Iggy Pop, Ian Curtis se ahorcó en la cocina de su propia casa, empleando para ello el cordaje de un tendedero retráctil que pendía del techo... 








LA EPILEPSIA Y EL SUICIDIO


La epilepsia es una enfermedad que puede coexistir con una serie de problemas psiquiátricos que pontenciarían el riesgo de suicidio, como por ejemplo la ansiedad, los trastornos afectivos, la psicosis, los trastornos de la personalidad y el déficit intelectual. Precisamente cuando Ian está siendo atendido en el hospital tras sufrir una crisis, su compañero Hooky (Jon Anderson) confiesa que hasta entonces él pensaba que la epilepsia era cosa de tarados...


La revista Drug Safety publicó en el año 2007 un artículo firmado por Vladimir V. Kalinin en la que al autor realiza una revisión pormenorizada de la relación entre los fármacos antiepilépticos y el suicidio.




En los enfermos epilépticos, la comorbilidad psiquiátrica es un factor de riesgo para el suicidio, sobre todo cuando se padece una epilepsia temporal o cuando las crisis son generalizadas y complejas, como parece ser en el caso que nos ocupa.


En el 50% de los epilépticos presentan trastornos en el lóbulo temporal, que se manifiestan como alteraciones de la función ejecutiva y de la memoria de trabajo. La mitad de estos pacientes cumplirían además criterios de depresión mayor. Cierta disfunción ejecutiva, a modo de indecisión y de toma de decisiones contradictorias, es patente en el personaje de Ian Curtis.






Existe una base neuroquímica común en la patogénesis de la depresión, la ansiedad, los comportamientos obsesivos y violentos, y en el riesgo de suicidio: Se trata de una disfunción del sistema serotoninérgico, pues la serotonina tendría un papel protector de las conductas autolíticas. A su vez, este neurotransmisor también ha sido relacionado con determinados tipos de epilepsia, pues niveles bajos de serotonina disminuyen la neurogénesis.


Respecto al tratamiento farmacológico de la epilepsia, del artículo de Kalinin podemos extraer las siguientes conclusiones:

  • Fenobarbital o fenobarbitona: un barbitúrico comercializado por Bayer en 1912, empleado como sedante e hipnótico hasta que surgieron las benzodiacepinas en los años 50 del pasado siglo XX. Fármaco con una historia siniestra, pues fue elegido por los médicos nazis en sus programas de eugenesia para exterminar a los recién nacidos que nacían enfermos o con malformaciones físicas. Se empleó en la epilepsia al demostrar su efectividad en un amplio número de crisis, siendo además muy barato. Pero tenía importantes efectos negativos sobre las esferas cognitiva y afectiva de los pacientes. Se sospechó que su neurotoxicidad (por el déficit de folatos), potenciada en los tratamientos a largo plazo, podía provocar un incremento en el riesgo de suicidio de los así tratados, especialmente en las mujeres.
  • Fenitoína o difenilhidantoína: descubierta en 1908, aunque comenzó a usarse como anticonvulsivante en 1938. Aunque aparentemente menos nocivo que el fenobarbital, el tratamiento con este fármaco también puede provocar un déficit de folatos, que podría asociarse a la depresión y al mayor riesgo suicida.
  • Carbamazepina: a nivel neuroquímico produce un incremento de la serotonina. Sus propiedades anticonvulsivantes podrían tener un efecto neuroprotector sobre las estructuras cerebrales. Al parecer disminuiría el riesgo de suicidio por sus efectos antidepresivos. Se ha demostrado una correlación inversa entre la dosis media diaria de este fármaco y las tendencias suicidas.
  • Oxcarbazepina: escasos estudios y fármaco no evaluado suficientemente. No existen datos concluyentes.
  • Tiagabina: es un inhibidor de la recaptación del GABA que se utiliza como terapia coadyuvante en la epilepsia parcial refractaria. Su relación con las tendencias suicidas tampoco ha sido ampliamente estudiada, pero se recomienda precaución en su empleo con pacientes con elevado riesgo suicida.
Aquí no entramos a valorar otros fármacos como el valproato, el topiramato, la lamotrigina, la gabapentina, la vigabatrina, el levetiracetam o la zonisamida porque no se mencionan en este film.






Aún considerando que no estamos ante una película autobiográfica, no disponemos de demasiados datos cinematográficos que nos aporten información sobre el tipo de epilepsia que padece nuestro protagonista. 


En su adolescencia constatamos que parece sufrir una ausencia durante una clase de química (el muchacho estaba jugueteando con las letras de su nombre I-A-N hasta convertirlas en I-AM).


Junto a su colega Nick (Matthew McNulty) tiene una extraña costumbre: visitar a las ancianas de la vecindad con la finalidad de hurtarles algunas pastillas de su botiquín, para luego experimentar con los efectos de la medicación. Somos testigos como ambos muchachos ingieren unos comprimidos de "cirazapan", un supuesto fármaco antipsicótico destinado al tratamiento de la esquizofrenia, entre cuyos efectos secundarios destacarían somnolencia, apatía, agitación y visión borrosa. El consumo de determinadas drogas y el abuso alcohólico pueden ser causas que desencadenen una epilepsia en la adolescencia.


Trabajando como orientador laboral en la dura etapa de los gobiernos de Margaret Thatcher, Ian es testigo del ataque epiléptico que sufre una muchacha a la que estaba atendiendo. Impresionado por tan desagradable experiencia escribirá la letra de la canción "She´s lost control"...





Después de sufrir un ataque epiléptico cuando regresaba de una actuación con su grupo, Ian es atendido en las urgencias de un hospital. Allí le prescriben fenobarbitona. Mientras no obtiene una cita con el neurólogo, es atendido por un médico ciertamente escéptico (Paul Arlington) que le instaura un tratamiento contra la epilepsia, un verdadero cóctel de pastillas, y le informa de los posibles efectos desagradables de la medicación:

  • Carbamazepina: sarpullidos, visión doble, somnolencia, mareos, meteorismo...
  • Fenitoína: somnolencia, acné, inflamación de las encías, náuseas, vómitos, confusión y lentitud mentales.
  • Tiagabina: un anacronismo, pues este fármaco fue aprobado por la FDA para el tratamiento de las crisis convulsivas parciales en adultos en 1998. Por lo tanto, resulta poco creíble que Ian Curtis tomase esta medicación a finales de los 70.
  • Oxcarbazepina: fue sintetizada en 1966 y aprobada para usarse como anticonvulsivante en 1990, en Dinamarca. En España se aprobó en 1993, en Portugal en 1997, y en el resto de los países de la UE en 1999. En los EEUU habría que aguardar hasta el 2000. Entre sus efectos secundarios más frecuentes están fatiga, náuseas y vómitos, vértigo, aturdimiento y también la visión borrosa. 
El doctor también le recomienda que evite trasnochar, acostándose temprano, y el consumo de bebidas alcohólicas, condiciones verdaderamente difíciles de cumplir teniendo en cuenta el ritmo de vida y actuaciones que por entonces llevaban los Joy Division.



PARA SABER MÁS...




La imagen de portada de su primer álbum para Factory Records, "Unknown pleasures" (1979) fue idea del bateria Stephen Morris, que la encontró en la Enciclopedia de Astronomía de Cambridge. Se trata de una representación de los púlsar sucesivos del púlsar PSR B1919+21, primero en ser descubierto, en 1967, en la constelación de Vulpécula,  por la astrofísica británica Jocelyn Bell Burnell. El sobrio formato final corrió a cargo del prestigioso diseñador gráfico Peter Saville.






La portada del segundo y último álbum de Joy Division, "Closer" (1980) muestra la fotografía de una hermosa sepultura. Vio la luz poco tiempo después de la muerte de Ian Curtis. La imagen elegida resultó una especie de fatal premonición.





Joy Division tomó su nombre de la novela "The House of Dolls" (1955), escrita por el superviviente del holocausto Yehiel De-Nur (nacido Yehiel Feiner) bajo el original seudónimo de Ka-tzetnick 135633. Así se denominaba al numeroso grupo de prisioneras de los campos de concentración nazis empleadas como esclavas sexuales para satisfacer a las tropas del Tercer Reich.





Ian Curtis era un gran aficionado a la literatura. Sus autores favoritos eran William S. Burroughs, J.G. Ballard y Frank Kafka, que influyeron decisivamente en varias de sus composiciones. También era un lector asiduo de la poesía de Allen Ginsberg. En una de las primeras escenas del film, mientras Ian se encierra en su cuarto para fumar y disfrutar de la música de David Bowie (y más concretamente del Lp "Alladin sane"), la cámara se detiene por unos instantes en una estantería donde reposan libros de JG Ballard ("Crash" y "La exhibición de las atrocidades"), Burroughs ("El almuerzo desnudo"), Norman Mailer ("Los ejércitos de la noche") y  Ginsberg ("Howl", por supuesto)...


UNA ANÉCDOTA: entre los libros de Curtis podemos observar también un ejemplar de "Ah Pook is Here", de William Burroughs, obra en la que empezó a trabajar junto al artista Malcolm McNeill en 1970. Esta historia apareció en una tira cómica de la revista inglesa "Cyclops". Tras la desaparición de la misma, ambos autores pensaron en desarrollar el concepto como un libro entero, una especie de "novela de palabra e imagen", una novela gráfica... ¡Está previsto que "Ah Pook is Here" se publique el próximo año 2011! Por lo tanto,  la aparición de esta obra como tal en la biblioteca de Curtis representaría un completo anacronismo, un típico error de racord...


OTRA MÁS... Siguiendo el testimonio de Deborah Curtis, su joven esposo decidió pintar la salita de estar de su humilde domicilio de Barton Street de color azul celeste... Más tarde, Ian le cuenta a su amante Aimee que su color favorito es precisamente ese azul tan especial, el mismo que luce en su equipación el Manchester City...







La guitarra que porta Ian Curtis en algunos de sus videos y actuaciones (como en el de la afamada "Love Will Tear Us Apart") es una Vox Phantom... Hoy en día una especie de reliquia, más apreciada por su curiosa forma que por su sonido...




Los actores Sam Riley y Alexandra María Lara son pareja en la vida real...




En "Control" también interviene el performance poet inglés John Cooper Clarke, nacido en Salford, dentro del área de influencia de Manchester, que comenzó a hacerse popular por el recitado de sus versos en los conciertos de algunos grupos señeros del movimiento punk británico, como los Sex Pistols, The Fall o los Buzzcocks.


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