domingo, 3 de enero de 2010

LIFE FOR A CHILD

Fotogramas con los protagonistas de "Life for a child"



Alguno podría pensar que estoy poseído por un febril espíritu navideño y que de repente me ha dado por colgar en este blog entradas de documentales que tratan sobre diferentes enfermedades de la infancia. Pudiera ser...

Pero ya sea por razones tan loables, solidarias, o más bien por determinadas casualidades de la vida, lo cierto es que en estos días acabo de recibir en mi correo una copia de "Life for a Child" (Edward Lachman, 2008) que amablemente me ha enviado Olivier Jacqmain desde la International Diabetes Federation, con sede en Bruselas.

Lachman carga sobre sus espaldas una dilatada carrera como director de fotografía. De manera anecdótica destacamos aquí que en 2003 dirigió "Aerobic Striptease", un documental protagonizado por la explosiva Carmen Electra, en el que la diva desplegaba sus encantos y habilidades como monitora de fitness y danza basándose en los ejercicios de las bailarinas de variedades...

Mucho más edificante ha resultado su trabajo en esta película, encargada de mostrarnos cómo viven en realidad su enfermedad diabética unos niños en Nepal. El film cuenta además con el patrocinio de Laboratorios Lilly, líderes mundiales en el tratamiento de la diabetes mellitus.

Un video clip con el trailer del documental puede verse en:




Charles Best y Frederick Banting con uno de los perros que posibilitaron el descubrimiento de la insulina


La historia de la medicina nos cuenta cómo en 1921 Frederick Banting y Charles Best descubrieron la insulina. La patente de semejante descubrimiento fue entonces donada al gobierno canadiense por la módica cantidad de 1 dólar. Un muchacho diabético de 14 años llamado Leonard Thompson, que había ingresado en el Hospital de Toronto habiendo adelgazado algo más de 25 Kg, con glucemias que rondaban los 500 mg/dl y con una poliuria de 3 a 5 litros diarios de orina, sería el primer paciente en recibir una inyección de insulina como tratamiento. Su calidad de vida mejoró espectacularmente. Pero Thompson moriría a los 27 años, víctima de una neumonía...


Leonard Thompson



"Life for a child" comienza con unas hermosas imágenes de las montañas y valles del Nepal. De fondo, escuchamos el recitado de "I", como una salmodia, unos versos originales de Laxmi Prasad Devkota, el poeta nepalí que llegó a ser ministro de educación de su país.

La cámara de desplaza desde la verde paz del mundo rural hasta el bullicio colorista de Kathmandú, la capital del país. Nos introducimos en el interior del Hospital de Patan, con las salas de espera atestadas de pacientes. La Dra. Shrijana Shrestha se convertirá en nuestra improvisada guía. Nos contará las dificultades que tienen los pequeños diabéticos para conseguir un control y un tratamiento adecuados: los medicamentos son costosos, los medios de diagnóstico además de caros resultan escasos, la monitorización difícil y los pacientes casi siempre están obligados a recorrer largas distancias, cada vez que deban desplazarse hasta las consultas.

Vamos a conocer tres historias, tres experiencias diferentes de la enfermedad en aquellas apartadas regiones.

La primera es la de la joven pareja formada por Sushila y Bishnu Ghimire. Son los padres de Agni Prasad, un pequeño todavía lactante al que se le diagnosticó diabetes apenas 2 años antes. La familia se vio obligada a abandonar su aldea para irse a vivir a la ciudad para estar más cerca del hospital. Los primeros síntomas de la enfermedad en el bebé consistieron en un llanto permanente y dificultades para comer. Durante 2 largas horas, el matrimonio viajó con su hijo enfermo hasta el hospital. Allí, el niño permaneció ingresado durante mes y medio.

Sushila fue adiestrada para inyectar la insulina a su hijo. El problema más grave que ahora presenta el niño son las frecuentes hipoglucemias. Para ayudarles en sus cuidados, un hermano del padre y su familia se fueron a vivir al humilde hogar de los Ghimire. La vida en la urbe es penosa. Fueron contratados en una granja como cuidadores de los búfalos de agua del propietario. Resulta especialmente duro y conmovedor ver a Bishnu limpiando los excrementos de las cuadras con sus propias manos... Mientras tanto, los demás abrevan el ganado y lustran la piel de los bóvidos en las aguas mansas de un arroyo.

Extremadamente pobres, mantienen vivas sus esperanzas gracias a la ayuda del hospital; desean que su hijo crezca sano para que pueda estudiar y apoyar a sus padres en la vejez, circunstancia que yo me temo que será para ellos desafortunadamente prematura...

La segunda historia es la de Chandra Dhimal, que vive con su familia en el campo, en el distrito de Sindhuli. Los caminos son escarpados, con pendientes elevadas. Chandra tiene una hija que se llama Anupa, diagnosticada de diabetes hace 6 años. La enfermedad debutó con una polidipsia y un importante adelgazamiento. La madre de Anupa se intranquiliza por el futuro de su hija. Si todo va bien, la niña ha de acudir al hospital de Patan para su correspondiente control mensual en la consulta de la Dra. Shrestha. Padre e hija sortean de la mano los charcos que jalonan las calles de la urbe. Desde su casa, Anupa y Chandra deberán caminar unas 4 horas hasta la parada del autobús que los lleve a Kathmandú. Si la niña no se encuentra bien, la caminata puede retrasarse hasta 6 horas... El paseo hasta la escuela dura también 4 horas. Y para regresar a casa, otro tanto.

En un principio, cuando Anupa comenzó a encontrarse mal, sus padres la llevaron a un curandero, que prometió sanarla. Chandra vendió todas sus tierras para pagarle..., pero la niña nunca mejoró y el desaprensivo desapareció. Anupa nos cuenta como debe guardar una dieta especial, incluso cuando a veces su familia no tiene nada para comer, y lo duro que le supone el tratamiento con insulina; vemos como ella misma se pincha cuidadosamente en el muslo, a pesar de las condiciones insalubres en las que transcurre su existencia. La niña, heredera de la dulzura y la belleza caracterísicas de las mujeres indúes, sueña con llegar a ser enfermera algún día...

La tercera historia está protagonizada por Ashok KC, un muchacho de 16 años al que le diagnosticaron diabetes cuando tenía apenas 12. Hace poco ingresaron el hospital a un compañero de clase de mi hija pequeña. Tiene también 12 años, y se pasaba el día bebiendo agua y orinando. Estuvo varios días ingresado, mientras le practicaban pruebas. Le enseñaron a pincharse insulina 4 veces al día. Cuando lo visitamos, andaba por los pasillos medio despistado, como no sabiendo bien qué le estaba ocurriendo. Me imagino lo que tendría que pasar Ashok, en un entorno subdesarrollado...



Ashok y sus padres, en los alrededores de su casa


Cada mes, para llegar al hospital de Patan, este adolescente deberá viajar en autobús durante 2 horas. Aunque debe pincharse 2 veces al día, no puede llevarse a casa demasiada insulina, pues no dispone de las condiciones adecuadas para su almacenamiento y la medicina correría el riesgo de estropearse. Observamos también las dificultades que tiene para mantener su dieta, por la escasez de alimentos. Cuando no estudia, ayuda a sus padres en las tareas del campo. Desgrana el maíz que se acumula en pilas al lado de su lecho. Ashok se sienta en la cocina para inyectarse la insulina necesaria en el muslo. Lo que más siente es la falta de libertad, pues no puede ir siempre a donde quiere debido a la insulinodependencia. Los padres nos cuentan las dificultades materiales que deben superar para que su hijo pueda recibir tratamiento y asistir a la escuela... Cuando sea mayor, Ashok sueña con convertirse en maestro...

Esta película ha participado exitosamente en los festivales cinematográficos de Tribeca (2008), Viena (2008), Heartland (2008) y Nouveau Cinema de Montreal (2009).

1 comentario:

  1. Un excelente artículo que mira tal cual las necesidades de quien padece esta enfermedad, una mirada realista que merece la pena leer.
    Me gusta.
    Un saludo cordial.

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