jueves, 4 de diciembre de 2008

4 MESES, 3 SEMANAS, 2 DÍAS

Decían nuestros mayores que lo prometido es deuda. En esta misma bitácora, en reseñas anteriores donde se profundizaba en determinadas obras del cine rumano contemporáneo, me comprometí al abordaje de "4 meses, 3 semanas, 2 días" (Christian Mungiu, 2007). Hoy he decidido a hacerlo, después de valorar las estadísticas sobre la interrupción voluntaria del embarazo en España durante el año 2007, recientemente publicadas por nuestro Ministerio de Sanidad. Se trata de cifras oficiales, aunque la magnitud real de los abortos clandestinos permance oculta en las sombras.

Tal vez parezca una perogrullada decir que en España se ha incrementado el número de abortos porque también ha aumentado el número de mujeres en edad fértil. Este crecimiento se ha realizado fundamentalmente a expensas de la población inmigrante. También conocemos que en nuestro país existe una ley que permite la interrupción voluntaria del embarazo en unos determinados supuestos, normativa inexistente (cuando no punitiva) en muchos de las naciones de origen de las propias mujeres inmigrantes.

Precisamente en una de estas situaciones ilegales, en la Rumanía donde la dictadura comunista de Nikolae Ceaucescu daba sus últimos coletazos, sitúa Christian Mungiu la trama de su galardonada película. Según el propio director, este film formaría parte de un ambicioso proyecto titulado "Relatos de una edad de oro", con el que pretendía contar la vivencia subjetiva del comunismo en su país. La ley rumana que penalizaba el aborto se mantuvo vigente entre 1966 y 1989. A su manera, impulsó el baby boom de aquellos años. Pero, cuando el aborto se despenalizó, alrededor de 500000 mujeres habían fallecido víctimas de interrupciones clandestinas de su gestación. De esta manera, abortar se había convertido también en una suerte de desafío al régimen político totalitario.

Dos muchachas, Otilia (soberbia interpretación a cargo de Anamaria Marinca, capaz de comunicar todavía más con sus miradas y con sus silencios) y Gabita (Laura Vasiliu), comparten un cuarto dentro de una desapacible residencia de estudiantes de Bucarest.

La película se inicia con un plano general de la desordenada habitación de las chicas. En el fondo, una ventana cerrada; tras el cristal podemos observar cómo comienzan a caer algunos copos de nieve. Otilia y Gabita recogen los objetos que hay sobre la mesa. Sacan una especie de mantel plástico que la cubre. Gabita, la muchacha de cabello oscuro, parece enfrascada en los preparativos previos antes de realizar un viaje: hace la maleta, se depila las piernas...; mientras tanto, Otilia, la joven de la rubia cabellera, visita otras habitaciones de la residencia estudiantil en la procura de tabaco y jabón de tocador. El trapicheo es una forma común de ganarse la vida en aquellos predios. Hay un detalle que me llamó la atención: mientras el compañero que vende tabaco le ofrece a Otilia ver "El pájaro espino", ella le pregunta si tiene mejor una copia en video de la mítica "Al Este del Edén" (Elia Kazan, 1955). La vida cotidiana de la mayoría de los habitantes de Rumanía a finales de los años 80, todavía transcurría al Este del anhelado "paraíso económico occidental". La sombra permanente de la temible Securitate y de la policía secreta planeaba sobre ellos.

Algunas veces, simples detalles se transforman en una especie de bálsamo destinado a aliviar el escozor de la cruda realidad. Otilia busca en las estanterías un poco de leche en polvo para regalársela a otra compañera que cuida de dos gatitos huérfanos. Gabita, candorosa, duda entre incluir o no en su parco equipaje los apuntes para preparar un inminente examen.

Ambas amigas están a punto de comenzar un viaje descorazonador, una durísima experiencia que marcará para siempre sus vidas. Gabita está embarazada y ha decidido abortar clandestinamente. A su vez, Otilia se involucra totalmente en el amparo de su desafortunada compañera. Ella será precisamente la encargada de subsanar las mayores dificultades: recaudar el dinero necesario para abortar (unos 3000 lei), alquilar la habitación del hotel, engañar a vigilantes, conserjes, policías, a su propio novio... Mercado negro, cortes de energía, tranvías traqueteantes, contrabando y estraperlo..., todos estos elementos encuadran el trasfondo social mostrado en la película. Otilia también es la encargada de contactar con el Sr. Bebe (Vlad Ivanov), el supuesto abortero que llevará a cabo su intervención en la habitación de un hotel.

En "El séptimo arte", Ramón Balcells escribe una crítica acertada y solvente sobre este film, más centrada en la descripción de "los límites de la amistad y los miedos interiores" que en las cuestiones morales derivadas del controvertido y espinoso tema del aborto.

http://elseptimoarte.wordpress.com/2008/02/10/4-meses-3-semanas-y-2-dias-talento-efimero/





Y precisamente explorando esos imprecisos límites de la amistad y del compromiso con el prójimo, Mungiu nos enfrenta con el dilema que interpreto personalmente como el nudo gordiano de esta película. Como impuesto complementario al coste de la interrupción del embarazo, el Sr. Bebe fuerza a las dos amigas a mantener unas vejatorias relaciones sexuales con él. El problema, hasta ahora exclusivo de Gabita, sobrepasa de largo sus circunstancias vitales para extenderse y afectar, como una ignominiosa mancha de aceite, la propia integridad física y moral de su amiga Otilia.






El brutal Sr. Bebe propone "un trato"...



El método empleado por el abortero resulta sencillo y peligroso: en condiciones de dudosa asepsia, el hombre emplea una sonda que introduce en la vagina de la muchacha, procurando que su extremo interior atraviese el cuello uterino. Una vez superada la barrera cervical, mediante una jeringuilla inyecta el contenido de una ampolla de cristal a través de la sonda. Cuando Gabita le pregunta cuál es el contenido de la misma, el Sr. Bebe tan solo responde lacónicamente: "agua". Antes de marcharse, el abortero advierte a Otilia que vigile la temperatura de de su compañera, le recomienda que le dé aspirina si la temperatura sobrepasa los 38º y le deja un antibiótico (ampicilina), para minorizar el riesgo de un posible aborto séptico.

Paralelamente a la desventurada historia de Gabita, transcurren las truculentas peripecias de Otilia. Tras ser forzada sexualmente por el Sr. Bebe, deja a su amiga en el cuarto del hotel y parte hacia la casa de su novio Ari Radu (Alex Potocean) un estudiante de Química que ignora todo lo ocurrido. Otilia está invitada a la celebración del cumpleaños de la Sra. Radu (Luminita Gheorghiu, la actriz que interpretó a la enfermera Mioara en "La muerte del Sr. Lazarescu"). Cuando Otilia por fín regresa de nuevo al hotel, Gabita ya ha abortado.

Una última prueba de la amistad. En una cruda escena, Otilia recoge las pruebas y angustiada abandona el hotel para deshacerse de ellas. El abortero le había recomendado que no enterrase los restos fetales, sino que los arrojara a un triturador de basuras. En un largo plano secuencia, el cámara con la filmadora al hombro persigue a la joven en la oscuridad de la gélida noche rumana. La banda sonora no existe y el sonido tan sólo nos devuelve la respiración jadeante de Otilia. Todo esto con la finalidad de provocar el desasosiego y la incomodidad en el espectador.

Un hito de esta película se consigue por la forma de abordar las cuestiones relacionadas con el aborto. El film no se posiciona ni a favor ni en contra. De manera realista narra una historia de tristeza, angustia y falta de libertad. No juzga. Tan solo describe y emociona.

Al respecto, escribía el 2 de febrero de 2008 en El Diario Montañés de Santander el crítico Enrique Álvarez: "milagroso es, sin duda, hacer una película así, sin un átomo de manipulación ideológica. Estremecernos como nos estremece, sin halagar ni contrariar lo más mínimo, ni en la intención ni en las formas, nuestra idea preconcebida sobre el problema".


Ari y Otilia haciendo planes


Para finalizar, volvamos al plano inicial de la habitación de las estudiantes; de fondo podemos escuchar el tic tac de un reloj. Es el tiempo que indefectiblemente corre en contra de todos: en contra del hijo que en su seno lleva Gabita y que ella no desea, en contra de la propia Gabita, que deberá poner su salud en manos de un abortero desconocido, y en contra de Otilia, de su amistad por Gabita, de la relación con su novio y de sus ilusiones, cercenadas sin piedad.

Ojalá todos tuviéramos una amiga como Otilia...

Un detalle final: ¿por qué son casi todos los coches que aparecen en este film destartalados modelos del clásico Renault 12?. La respuesta puede estar aquí:


http://es.wikipedia.org/wiki/Renault_12#El_Renault_12_en_Ruman.C3.ADa_.28Dacia_1300.29


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